Europa

Asap: el nuevo paso del Parlamento Europeo hacia la beligerancia activa

Por Sergio Cararo* –
El Parlamento de Estrasburgo se ha convertido en una asamblea de belicistas, expresión coherente con una Unión Europea de signo claramente reaccionario.

Se llama Asap (Act in Support of Ammunition Production) la resolución con la que el Parlamento Europeo dio luz verde al plan de destinar 1.000 millones de euros a acelerar la producción por parte de las industrias militares europeas de munición para enviar a la guerra de Ucrania.

El documento que profundiza en la implicación de la UE en la guerra fue aprobado por una abrumadora y decididamente inquietante mayoría: 446 votos a favor, 67 en contra y 112 abstenciones. Para el PD de Elly Schlein fue otro mal día.

En un torpe intento de mantener los dos pies en los dos bandos de siempre (sí al envío de armas a Ucrania, pero no a través de los fondos europeos de cohesión social), las enmiendas presentadas por socialistas y demócratas, apoyadas por la delegación del Partido Demócrata, que pedían la exclusión tanto del PNR como de los fondos de cohesión social a efectos del programa, fueron rechazadas por la mayoría del Parlamento

Los eurodiputados italianos que votaron en contra de un documento que ratifica una nueva maniobra belicista de la UE fueron los del Movimiento 5 Estrellas, pero también Massimiliano Smeriglio (elegido como independiente en las filas del PD, y no miembro del partido) y las verdes Rosa D’Amato y Piernicola Pedicini.

En cambio, los eurodiputados del PD Pietro Bartolo, Camilla Laureti, Achille Variati y Franco Roberti se abstuvieron. Al final, el PD liderado por Elly Schlein, tras el rechazo de sus enmiendas, dijo sin embargo sí a la medida global. El eurodiputado Sergio Berlato, de Fratelli d’Italia, y el eurodiputado independiente Dino Giarrusso también se abstuvieron.

Según el plan presentado el 3 de mayo por la Comisión Europea, la mitad de los recursos disponibles para la producción de munición procederán directamente de las arcas de Bruselas, mientras que los 500 millones restantes serán asignados por los distintos Estados de la UE, que también podrán recurrir al Fondo de Recuperación y, por tanto, a los fondos del PNR.

El Asap (Act in Support of Ammunition Production), forma parte del plan de apoyo militar a Ucrania, elaborado por el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Joseph Borrell.

El plan pretende suministrar urgentemente munición y misiles a Ucrania y ayudar a los Estados miembros a reponer y aumentar sus arsenales de armas. Los fondos se utilizarán principalmente para aumentar la capacidad de producción de las industrias militares, financiar el reacondicionamiento de municiones antiguas y dar prioridad a los envíos militares a Ucrania frente a los contratos ya firmados con otros países.

El Parlamento de Estrasburgo se ha convertido en una asamblea de belicistas, expresión coherente con una Unión Europea de signo claramente reaccionario.

Lluvia de dinero para las industrias militares europeas, con el pretexto de Ucrania

Publicado el 26 de mayo 2023 en Contropiano.

Las industrias militares europeas están ganando dinero a manos llenas y hay más en camino. Hasta ahora, la UE ya ha suministrado a Ucrania 220.000 cartuchos de diversos calibres y 1.300 misiles procedentes de los arsenales de los Estados miembros como parte del plan lanzado el pasado marzo para satisfacer las demandas de armamento de Kiev.

Dicho plan permite reembolsar a los Estados que suministren municiones a Ucrania a través del llamado EPF o «Fondo Europeo para la Paz» (nunca una contradicción fue más evidente, ed.), y prevé el suministro de un millón de proyectiles de artillería al año. De los mil millones asignados hasta la fecha, ya se han gastado 800 millones.

Las cifras fueron facilitadas por el Alto Representante de Política Exterior de la UE, el belicista Josep Borrell, en la reunión con los ministros de Defensa de la UE, quien se mostró «confiado» en alcanzar el objetivo de reembolso de mil millones de euros antes de la fecha límite del 31 de mayo.

Pero para financiar la guerra en Ucrania, la UE también ha asignado ahora otros mil millones de euros a través de una segunda vía, la compra conjunta de municiones.

El Parlamento Europeo de Estrasburgo aprobó el 9 de mayo por amplia mayoría un procedimiento acelerado para sacar adelante el texto antes de junio. La aceleración contó con el apoyo tanto de los partidos de derechas como del Grupo Socialista Europeo. La mitad de esta financiación extraordinaria saldrá directamente de las arcas de Bruselas, mientras que los 500 millones de euros restantes serán asignados por cada Estado miembro. En su propuesta, la Comisión Europea «aconseja» a los gobiernos que utilicen fondos de los PNR y de la política de cohesión social.

Borrell explicó que con estos fondos: «Se solicitará a la industria europea la compra de munición por valor de mil millones de euros, pero esta vez específicamente en calibre 155 milímetros. El proyecto será dirigido por la Agencia Europea de Defensa».

Funcionarios de la UE, que hablaron bajo condición de anonimato, dijeron que Borrell había pedido a los gobiernos de la UE que aumentaran el alcance del Fondo Europeo para la Paz (FEP), un fondo que ya ha destinado unos 4.600 millones de euros en ayuda militar a Ucrania. El EPF es independiente del presupuesto de la UE, que no está autorizado a financiar operaciones militares, pero la decisión de los Estados miembros de converger para comprar armas y municiones para Ucrania ha anulado todos los procedimientos.

Pero incluso aquí, el frenesí bélico y la economía de guerra tendrán que tener en cuenta todas las apetencias de la industria militar. De hecho, ocho países han confirmado su intención de participar en la solicitud conjunta dirigida por la Agencia Europea, mientras que hay otros dos proyectos separados, uno dirigido por Francia y el tercero por Alemania.

La economía de guerra y los intereses del complejo militar-industrial europeo empiezan a destacar como uno de los vectores de crecimiento en tiempos de recesión. De hecho, según Borrell, «los 3.600 millones de euros asignados hasta ahora para reembolsos han generado suministros por valor de más de 10.000 millones de euros por parte de los Estados miembros».

En otras palabras, el patrón que siempre ha adoptado el complejo militar-industrial estadounidense, según el cual un dólar invertido en gasto militar genera tres dólares en la economía general, está empezando a aparecer con fuerza también en Europa.

Conviene recordar, sin embargo, que la última vez que la industria militar impulsó la economía en Europa fue en la década de 1930, durante la época nazi en Alemania. Y no sólo se enriquecieron los industriales alemanes, sino también los estadounidenses. Ya sabemos cómo acabó eso……

Según fuentes de Bruselas, la UE también querría asignar un octavo tramo de ayuda militar por valor de 500 millones de euros, pero Hungría lo ha bloqueado. El Gobierno húngaro ha hecho saber que no dará su luz verde hasta que Kiev retire al OTP Magyar Bank, principal banco comercial de Hungría, de su lista negra de organizaciones prorrusas.

En este furor belicista europeo, también está el problema del aumento de la dotación total del Fondo Europeo para la Paz (FEP) en otros 3.500 millones de euros, de los cuales uno se destina a Ucrania y 2,5 a otras misiones militares europeas en el mundo. El FEP contaba inicialmente con 5.700 millones de euros, pero a ellos se añadió un primer aumento de 2.000 millones para financiar precisamente las municiones para Ucrania.

El Secretario General, Jens Stoltenberg, que asistió a la Cumbre de Ministros de Defensa de la UE, pidió «una cooperación aún más estrecha entre la Alianza Atlántica y la UE para aumentar la producción de municiones y equipos de defensa, tanto para apoyar a Ucrania como para reponer existencias», anunciando que la OTAN celebrará un acto informal con directivos de la industria militar al margen de la próxima reunión de Ministros de Defensa en Bruselas los días 15 y 16 de junio, al que invitó a Borrell, al Comisario de Mercado Interior de la UE, Thierry Breton, y por supuesto a representantes del gobierno ucraniano.

Stoltenberg reiteró el papel central de la OTAN a la hora de establecer los mismos estándares bélicos para todos los aliados. Pero esto va a plantear un problema: el de los estándares tecnológicos de armamento.

En la OTAN es de hecho Estados Unidos, pero el complejo militar-industrial europeo hace ahora sus reclamaciones. Las industrias militares del Viejo Continente también quieren beneficiarse de esta lluvia de dinero.

*Sergio Cararo, director de Contropiano.

Artículo publicado originalmente en L’Antidiplomatico.

Foto de portada: extraída de L’Anticiplomatico.

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