Todos los miércoles estos adultos mayores, muchos de ellos con problemas físicos, son agredidos por la policía de la ciudad y la policía federal, al tratar de imponer un protocolo creado por la ministra de seguridad Patricia Bullrich para tratar de impedir la protesta y amedrentar a quienes la realicen.
Producto de esta constante represión, los jubilados han logrado la adhesión y acompañamiento de distintos sectores sociales, pero este miércoles, simpatizantes de distintos clubes de futbol salieron a acompañarlos para evitar que se repitiera la sistemática agresión policial
Barras Bravas
Cuando la prensa y el gobierno utilizan el término “Barra Brava” es para estigmatizar a un grupo de personas calificándolas de violentas, y en el caso de esta marcha, para construir ese relato, mandaron a algunos policías a “sembrar” armas de fuego y armas blancas y a quemar patrulleros y vehículos policiales, como bien se puede apreciar en una importante cantidad de registros fílmicos y fotográficos, que hemos reproducido en nuestras redes sociales y que acompañan esta nota.
De igual manera los medios y el gobierno utilizan el término “infiltrado”, y justamente no es para referirse a los policías de civil, sin ningún tipo de identificación que se meten dentro de las movilizaciones para generar disturbios y justificar la represión. Se refieren a alguien ajeno a la protesta, pero que política o ideológicamente está identificado con los manifestantes opositores y que pretende generar el caos.

Bueno, en el caso de ayer, quedó demostrado que las fuerzas represivas trataron brutalmente de impedir que la protesta se diera, y no lo lograron porque la participación fue mayor a la que ellos esperaban y se vieron superados, de ahí su desesperación y la saña con la que actuaron. Subestimaron la solidaridad de la gente y las cosas se les fueron de las manos, a tal punto que después de la injustificada y desproporcionada represión, las manifestaciones se multiplicaron en distintos barrios y entrada la noche confluyeron hacia la Plaza de Mayo.
En esa solidaridad multiplicada, mucho tuvo que ver la indignación que provocó en la gente, la despiadada cacería que se montó sobre el transeúnte ciudadano, la cual no tuvo contemplación ni racionalidad en sus actos; niños salidos de la escuela, trabajadores que salían de sus labores, amas de casa, etc. fueron víctimas del terror fascista a nombre de la “libertad”.
No pudieron invisibilizar la brutal represión, no pudieron impedir la protesta de los jubilados y no pudieron evitar que el mundo viera su verdadero rostro, miles de evidencias fueron propagadas en videos y fotos desde los mismos asistentes. Uno de ellos, el fotorreportero Pablo Grillo fue gravemente herido por una granada de gas lacrimógeno y está peleando por su vida en el Hospital Ramos Mejía, también hay otra persona que se encuentra en estado crítico.
Por el momento se habla de dos heridos graves y decenas de personas heridas que huían indefensas de las balas de goma, gases lacrimógenos y de los camiones hidrantes que arremetían contra los manifestantes.
Las palabras clave de la ministra Bullrich: violentos piqueteros – agrupaciones políticas – barras bravas – organizaciones criminales – izquierda – kirchneristas – voltear al Gobierno – Matar.
La ministra de seguridad Patricia Bullrich calificó a las personas detenidas en la marcha de la siguiente manera: «Los violentos detenidos hoy muestran lo peor de la decadencia que estamos dejando en el pasado. Detuvimos un centenar de violentos piqueteros, militantes de agrupaciones políticas y barras bravas, que son integrantes de organizaciones criminales que operan con total impunidad desde hace años. Con la nueva Ley Antimafia, los más de 100 detenidos enfrentan penas de hasta 20 años de prisión. Se terminó el tiempo de los aprietes, la extorsión y el negocio del miedo. Vamos a desmantelar estas estructuras delictivas. En Argentina manda la ley, no los barras, ni la izquierda»
Y para continuar su relato provocador insistió en generar confusión utilizando el término “barras bravas” para referirse a los ciudadanos que fueron a la marcha con las remeras de sus equipos de futbol, «Muchas de las personas que vinieron a esta marcha eran barrabravas, de agrupaciones de izquierda y kirchneristas. Gente que se nuclea políticamente para voltear al Gobierno. Vinieron preparados para matar«. «Hicieron no solo desmanes, sino que también secuestramos armas de fuego, armas blancas y miguelitos para pinchar gomas».
A todo esto, la jueza interviniente, Karina Andrade, respondió ordenando liberar a, por lo menos, 114 de los detenidos durante la represión en la marcha de los jubilados, ya que “se encuentra en juego”, según explicó, “el derecho a la protesta, a manifestarse en democracia y a la libertad de expresión”.
Ahora la ministra habla de intervenir al Poder judicial y desconocer lo actuado por la jueza, en una muestra más de que aquellos planteos de Milei sobre la destrucción del Estado, eran contestes con la destrucción del Estado de Derecho y la imposición del pensamiento único e irreprochable, o sea, estamos hablando de un gobierno autoritario que avanza sobre la democracia formal hacia una concentración del poder a cualquier costo.
Dicho esto, no sería extraño que si las encuestas le dieran como perdedor a Milei es probable que se suspendieran las elecciones de octubre o en caso de realizarse y perder, al mejor estilo Bukele o Fujimori cerraran o intervinieran el poder legislativo como se pretende intervenir el Poder Judicial.
Este gobierno no tolera el disenso y no tolera el fracaso, quiere que la sociedad baile la música que él pone y eso ocurre porque en realidad el nivel de alienación del ejecutivo con la política y la sociedad es grave, tan grave como la megalomanía del inquilino de la Casa Rosada.
La brutal represión policial del miércoles 12 de marzo trató de invisibilizar el justo reclamo de los jubilados imponiendo un accionar fascista amedrentador para que la lucha y los reclamos populares pierdan fuerza y para que las víctimas de esta política de saqueo y ajuste no se revelen como en el 2001 o como en el Cordobazo.
El gobierno tiene miedo, le teme al pueblo al que le mintió, le teme al pueblo al que saqueó y endeudó y le teme al pueblo que reprimió, porque sabe que cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento.
Oscar Rotundo* Analista político internacional, editor de PIA Global
Foto de portada: Facebook