“El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. A.G.
La realidad económica, política y social en la que nos encontramos se halla en una profunda crisis sistémica y nuestro país no está exento. Ante poderes económicos cada vez más concentrados y centralizados, la política está cada vez más fragmentada. Resulta urgente que las organizaciones libres del pueblo podamos llevar adelante un programa que nos devuelva nuestra dignidad y nuestra potencia creativa revolucionaria para construir un mundo de libertad.
Moralmente enojados
El domingo 13 de agosto se llevaron adelante en nuestro país las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO 2023), dando por resultado una elección de tercios entre la Libertad Avanza (30,02%), Juntos por el Cambio (28,27%) y Unión por la Patria (27,16%). Javier Milei, el cuestionado candidato neoconservador y actual Diputado Nacional, se impuso como el gran canalizador del descontento y la necesidad de cambio de un pueblo al que el gobierno peronista no logró resolver los grandes problemas creados por las políticas neoliberales de Mauricio Macri.
Antes de analizar lo económico, nos preguntamos cuáles son los factores emocionales que predominan al momento de ir a votar. La realidad económica que atraviesa al país, signada por más de 100% de inflación interanual y pérdida del poder adquisitivo, genera como correlato emocional altos grados de incertidumbre y frustración. En este contexto, la sociedad en su conjunto responsabiliza a la dirigencia política por dicho deterioro de las condiciones materiales y toma decisiones en un clima social caracterizado por la primacía de sentimientos negativos.
Según Reyes-Filadoro, la Consultora de Comunicación Estratégica, en su informe
“Encuesta Nacional – Coyuntura socio política” este clima social se caracteriza por:
– Un clima social pesimista. El 62% de los consultados expresa sentimientos negativos como frustración o enojo. 6 de cada 10 personas indican que no llegan a fin de mes.
– Las perspectivas de que mejore la economía tampoco son alentadoras ya que el 68% opina que la situación va a empeorar en los próximos 12 meses y el 71% desconfía en que Sergio Massa logre corregir el rumbo de la economía.
– El informe, además detalla que entre quienes no llegan a fin de mes con sus cuentas, el 76% expresa tener sentimientos negativos.
Además, el estudio concluye en que resulta evidente pensar que en este contexto de crisis e inestabilidad económica, se priorice la elección de candidatos que apelan a las emociones y sentimientos negativos como la frustración y el enojo, tales como Javier Milei y Patricia Bullrich, en detrimento de los candidatos que priorizan argumentos lógicos u optimistas, tales como Horacio Rodríguez Larreta y Sergio Massa.
Pero si lo que se pretende es hacer un análisis objetivo, sabemos que las emociones no se dan en el aire o no surgen de argumentos racionales, ni de ataques de rabia en televisión, sino que tienen un correlato material, son subjetivaciones de un estado social material. Por ello, para ir al fondo, es necesario evaluar en primer lugar, la dimensión económica en la que vivimos.
Materialmente empobrecidos
Si bien la caída de salarios y la concentración de la riqueza constituyen fenómenos globales característicos de esta nueva fase de la economía capitalista digitalizada, en Argentina, tienen aspectos particulares. No pretendemos hacer en este apartado un análisis económico profundo que excedería en mucho la extensión de una nota, pero sí dejar planteados algunos indicadores que dan cuenta a las claras del proceso de proletarización y pauperización de la clase trabajadora en Argentina.
Según un estudio de Oxfam Intermón, la ONG Internacional, en 2022 los salarios de la clase trabajadora registraron un recorte del 3,2% en el mundo, mientras que los salarios de los directores ejecutivos aumentaron un 9% y las ganancias de los accionistas registraron un aumento del 10%. El informe detalla que las y los trabajadores “regalaron” un promedio de seis días trabajados [1]. En Argentina, el nivel general de salarios tuvo una pérdida real de 2,2% en 2022, un promedio que esconde una contracción del 15,1% en los salarios no registrados, una caída menor de 0,5 % en el sector privado registrado y una recuperación de 2,4 % real en el sector público, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
Una de las características particulares de la economía argentina es su alto nivel de inflación, que mes a mes, va socavando sin tregua el salario de las y los trabajadores. Y aunque la inflación es un fenómeno recurrente de los últimos 20 años, la caída de los salarios solo la podemos evaluar a partir del gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Para analizar mejor el poder adquisitivo del salario proponemos comparar la evolución de al menos dos indicadores importantes: la inflación y los salarios en los últimos 20 años.
En los gráficos que se muestran a continuación veremos con mayor claridad como en el período 2003-2015, los salarios crecieron muy por encima de la inflación permitiendo aumentar la capacidad de compra de los mismos, y como, en el período 2015-2023, la inflación superó ampliamente los sucesivos aumentos salariales en detrimento de las condiciones materiales de las y los trabajadores.
¿Cómo es posible que en una economía que creció durante los últimos años a un ritmo histórico, haya aumentado la pobreza hasta incluso tocar a un porcentaje de asalariados formales? Los precios internacionales altos en alimentos y las exportaciones récord que se registraron durante los años de gestión de Alberto Fernández posibilitaron, según datos del Banco Central, que en el período diciembre 2019-febrero 2023 la balanza comercial arrojara un saldo positivo de U$S 48.490 millones (monto superior al préstamo del FMI a Macri). La mayor parte de esos dólares, U$S 40.000 millones, lejos de impulsar el desarrollo económico o la recuperación salarial, se utilizaron en pago de deuda, tanto de intereses como de capital.
Durante el período 2018-2022, se desmoronó la participación de los asalariados en el ingreso: la transferencia de ingresos del trabajo al capital alcanzó aproximadamente los 87.800 millones de dólares al tipo de cambio oficial. Medida en términos del tipo de cambio paralelo, esa transferencia se reduce a 46.800 millones de dólares. Puesto que el diferencial entre el salario y la productividad ocurrió en un contexto de crecimiento económico, en 2021 y 2022 se registraron las mayores transferencias de ingresos. Considerando el tipo de cambio oficial las mismas alcanzaron a 48.400 millones en tanto que medidas con el tipo paralelo fueron 25.800 millones. (Basualdo, 2023)
Para finalizar, queremos remarcar que otro elemento importante de la economía de las y los trabajadores es el nivel de endeudamiento que padecen los hogares argentinos. En términos generales, 4.091.097 de hogares tienen deuda con una entidad bancaria y representan el 41,3% de los hogares endeudados. El monto de dicha deuda es de $361.686 por hogar. Las deudas bancarias incluyen: préstamos a sola firma, préstamos hipotecarios, préstamos prendarios, préstamos personales, préstamos en tarjeta de crédito y adelantos.
Además, el estudio realizado por Focus Market en mayo de 2023, relevó que el endeudamiento no bancario también es significativo. El 23,3% representa préstamos personales, el 23,1% representa deuda con comercios de cercanía, con un promedio de deuda de hogar por $320.619 y $274.194 respectivamente, siendo 1,2 millones de hogares los contemplados en esta categoría. Otros métodos que las familias eligieron para financiarse son: no pagando servicios como luz, agua, internet, etc. (3,2%), no pagando impuestos (11,9%), con préstamos de familiares y amigos (9,3%), no abonando expensas (6,9%), no abonando cuotas de educación (5,7%) o bien vendieron seguros que tenían o planes de auto (10,6%). En todos los casos los montos de deuda oscilan entre $81.000 y $195.000[2].
Potencialmente libres
Es en este contexto moral y material que nuestro pueblo acudió a las urnas para expresar su descontento y su necesidad de cambiar esta realidad que lo explota y lo angustia. El sistema capitalista se encuentra en una nueva fase de producción y dominación caracterizada por la digitalización de la economía y del conjunto de relaciones sociales, la democracia participativa como forma de organización política está en una crisis letal. Nuestro pueblo tiene muchas necesidades materiales y espirituales que dicha democracia representativa no va a poder resolver hoy, mañana ni nunca.
Como ya hemos expresado[3], el nudo gordiano de nuestro análisis, tiene que estar en la potencia creativa, desde ahí podremos desentrañar las contradicciones que emergen de esta nueva fase, y por qué no, del germen de un nuevo sistema, sea de dominación o liberación humana. Solo la disputa por nuestra potencia creativa nos hará potencialmente libres.
Los pueblos trabajadores tenemos la necesidad de construir formas de organización más participativas, organizar redes de cooperación colectiva donde podamos producir las respuestas a nuestras necesidades materiales y espirituales. Tenemos la necesidad de liberar nuestra potencia creativa para poner a la humanidad en el centro, para volver a ser humanos y dejar de ser cosas. En la organización y la lucha permanente podemos encontrar la respuesta, y no en la delegación de las mismas. El pueblo quiere ser protagonista de su propio destino y es lo que está expresando.
Los resultados electorales pueden analizarse en esta clave. El pueblo argentino utilizó sus márgenes de libertad para expresarse en las urnas, en una democracia que pierde su potencia al obturar los canales de participación. Dio un mensaje y se hizo escuchar ante un sistema político institucional que no tuvo en cuenta sus necesidades a la hora de comandar los rumbos del país, sino que atendió intereses de un sector minoritario que se sigue enriqueciendo a costa del trabajo de millones de argentinos y argentinas, y que no tiene escrúpulos a la hora de decidir implosionar el mismo sistema de organización social que edificó para administrar las riquezas a favor del capital. Las mayorías son poseedoras de un conocimiento histórico, que recorre su ADN y evalúa y pone a prueba diariamente, en su lucha por sobrevivir, y en su objetivo de vivir con dignidad.
Las clases trabajadoras saben reconocer a sus dirigentes cuando respetan el mandato popular que los ubica en los lugares para tomar decisiones. Se vuelve central la voluntad política de hacer realidad efectiva la justicia social, de dar soluciones concretas a un pueblo al que se le pide que espere demasiado, mientras otros lucran con su sufrimiento cotidiano. Los días que restan hasta las elecciones generales de octubre serán centrales para demostrar que la política se reconfigura a partir del mensaje que surgió de las urnas en estas PASO.
Lucas Aguilera* es Magíster en Políticas Públicas y Desarrollo (FLACSO) y Analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
Este artículo fue publicado en estrategia.la
Foto de portada: diagonales.com
Referencias:
[1] Oxfam realizó su investigación en base a los datos de la Organización Internacional del Trabajo y organismos gubernamentales de estadística. Los datos son comparativos con el 2021 y están ajustados por la inflación. [2] Los datos surgen de un análisis de Focus Market sobre 3.550 hogares proyectados en mayo de 2023 en que buscaron determinar el nivel de endeudamiento de las familias argentinas, discriminando el stock de deuda en bancaria y no bancaria. Para el caso de las deudas bancarias utilizaron datos del BCRA. [3] Aguilera, L. (2023) “La creatividad como Potencia Revolucionaria”. Disponible en: https://www.nodal.am/2023/08/la-creatividad-como-potencia-revolucionaria-por-lucas-aguilera/