Colaboraciones Nuestra América

Argentina: balance electoral y proyecciones

Por Denis Warrior*. – Aliviados de la amenaza ultraliberal y autoritaria de Milei; el alineamiento con la política exterior norteamericana y la reproducción del esquema fondomonetarista no está en discusión.

Las tesis presentadas por el embajador norteamericano Marc Stanley en el Council of Américas, cuando desfachatadamente les planteó a Massa y Larreta (segundo líder del PRO); “Tienen que trabajar en acuerdos desde ahora, no esperen a las elecciones de 2023″, va consolidándose sobre todo de cara al balotaje y al eventual cogobierno o gobierno de “unidad nacional” que se propone y que es la gestión de la crisis en unidad por agentes de las estructuras tradicionales de la política. Un partido único de la fondomonetarización.

«Quiero reiterar algo que vengo planteando desde el primer día que decidí ser  candidato: voy a convocar a un gobierno de unidad cuando sea presidente. Un gobierno de unidad nacional construido sobre la base de convocar a los mejores, sin importar su fuerza política».

La Unidad Nacional que empieza a amasarse es la consolidación de una expresión de centroderecha (habíamos hablado de puntofijismo [1] y de Partido único de Ajuste) que encabezará Massa y que se desarrollará en el marco del polo occidental en la consolidación del neocolonialismo blando. No será muy distinto que lo actual salvo en la esclerosis de las potencialidades industrialistas, la cristalización de amplios sectores en la pobreza, y la atrofia estructural. Eso puede convivir con una cosmética de valores progresistas a la vez que acometer re-primarización económica, enajenación de soberanía y ajuste.

El radicalismo como partido histórico ha recuperado el gobierno de cinco provincias y posicionamiento legislativo por lo cual logra suficiente fortaleza para romper con su actual alianza con el PRO de Macri y construir la co-gobernabilidad con Massa.

Probablemente tenga alguna reconfiguración interna con los nuevos gobernadores y la guardia que fue de cambiemos sea relegada, aunque hay actores que tiene peso más allá de lo político partidario en los negocios comunes.

Es evidente que el PRO sufrirá fracturas hacia el massismo (Larreta y el radicalismo y peronismo del PRO) para cogobernar, y hacia la derecha de Milei (Macri-Bullrich) tratando de reencauzar una oposición de derecha más competitiva.

El gran movimiento de Macri fue que la identidad Cambiemos o JxC se diluyó, no así su imagen como exponente de la derecha empresaria. Probablemente vaya menguando la propia referencia de Milei, creciendo otras más nítidas serias e ideológicas (Villarroel la negacionista) que con Macri como articulador vuelvan a potenciar una derecha conservadora como oposición a la centroderecha de unión nacional que encabezará Massa.

La izquierda electoral que es exclusivamente trotskista parlamentarista hizo una muy mala elección con un 2,7 % de los votos. Es importante señalar que la izquierda, de corte parlamentarista con una estrategia evolutivista de crecimiento vegetativo en lo electoral, nunca logra ser referencia popular ante las crisis, no obstante, su muy importante presencia en la lucha social; el pueblo no vota esas propuestas.

El escuálido caudal electoral que claramente no es cautivo de estos dirigentes es una masa crítica a considerar en la articulación de cualquier alianza centro izquierdista si pudiera pensarse en semejante posibilidad, tendrán una presencia legislativa menor pero atendible.

El candidato Massa es el ministro de economía de un país con 140% de inflación anual, el 40% de la población se encuentra por debajo de la línea de la pobreza, el dólar trepa cerca de los 1.000 pesos y la economía cae 3,3% anual, hace un mes operó una devaluación del peso de 25%, , los proveedores desabastecen y faltan precios de referencia, en ese país de una debacle económica evidente y palpable, el ministro de economía logra presentarse como el hombre capaz de resolver los problemas que hoy mismo no puede resolver. Se convierte en el actor político de mayor densidad hoy.

Allí, en ese punto, es donde entran las valoraciones de adhesión electoral de tipo ideológica o de adhesión electoral de tipo política con la que muchos analistas pretenden vestir este resultado electoral. La verdad es que probablemente haya habido un voto espantado ante el nihilismo de Milei y un repliegue a “lo conocido”. No creemos que haya voto programático.

Lo que probablemente operó en mucho electorado es la conciencia de que el peronismo expresa lo popular más allá de los discursos y de la realidad. (esto igual es algo incomprobable), cuando fue el cierre de listas ya dijimos que había una vacancia de representación de proyectos nacionales y populares.

Votó bastante menos gente que en cualquier elección presidencial y algo más que en las PASO, esos que no votaron en las PASO y votaron ahora, votaron por Massa.

El kichnerismo que hasta aquí venía hegemonizando la referencia y producción política del sector nacional popular acentúa su difuminación dejando una vacancia que probablemente ocupe el gobernador bonaerense reelecto Axel Kicillof, quien demostró que sus decisiones autónomas respecto de los deseos del núcleo del kirchnerismo (declinar su candidatura presidencial que le querían imponer para quedarse con la provincia, o reservarse la candidatura de la vice gobernación) fueron acertadas y a quien el resultado electoral ha fortalecido en cuanto a figura propia. Es probable que sea la expresión del nuevo peronismo del conurbano y de un kirchnerismo residual. Probablemente ocupe el escenario centroizquierdista en cuanto a imaginario y que pueda convivir con la centroderecha de la Unidad Nacional.

No puede ni debe pensarse a la Argentina en el pelotón de los países progresistas, por dos razones; porque no hay tal cosa en América Latina, pero además lo único progresista que se expresa en las perspectivas de nuevo gobierno es haber derrotado una propuesta nihilista como la de Milei.

El alineamiento con la política exterior norteamericana y la reproducción del esquema fondomonetarista no está en discusión.

Denis Warrior* Periodista y analista internacional

Foto de portada:radiok.com.ar/

Referencias:

[1] El Pacto de Puntofijo fue un acuerdo de gobernabilidad entre los partidos políticos venezolanos AD, Copei y URD, firmado el 31 de octubre de 1958 para una vida democrática pocos meses después del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez y antes de las elecciones de diciembre de ese mismo año

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