Argelia ha suspendido “de manera inmediata” el acuerdo de amistad, buena vecindad y cooperación suscrito con España el 8 de octubre de 2002, como consecuencia del “giro injustificable” del gobierno que encabeza Pedro Sánchez con respecto al conflicto en el Sáhara Occidental, alineado con las tesis de Marruecos, según señala un comunicado de la presidencia argelina difundido por la agencia oficial APS.
La ruptura del tratado se produce horas después de que Sánchez ratificase en el Parlamento su cambio de postura respecto al tema del Sáhara Occidental y la autodeterminación del pueblo saharaui, y calificase la postura de Rabat como “la más seria, creíble y realista”. El escrito de la presidencia argelina señala que el Ejecutivo español ha dado su “pleno apoyo” a la fórmula “ilegal e ilegítima” de autonomía preconizada por la “potencia ocupante”, en referencia a Marruecos.
Tras el comunicado de la presidencia argelina, la Asociación de Bancos y Establecimientos Financieros (Abef) anunció la congelación a partir de este jueves de las domiciliaciones bancarias en operaciones provenientes y destinadas a España, según publicó el medio digital TSA. Esta decisión ha sido adoptada después de que lleven más de dos meses bloqueados en las fronteras productos españoles dependientes de la autorización del ministerio de Agricultura argelino, según informó una fuente conocedora de la situación. Se trata sobre todo de animales, carne de vacuno, fertilizantes, plantas y frutos. “Todo es verbal”, indica la citada fuente. “Apenas hay órdenes escritas. Pero a algunos socios argelinos de empresarios españoles les han dicho que se vayan buscando otros proveedores porque de España no va a entrar nada. Y en dos meses solo dejaron pasar un cargamento de pollitos que apenas tenían un mes de vida. No sé si lo hicieron porque les daba pena de que se murieran”.
El ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, ha “lamentado” este miércoles la decisión argelina, ha reiterado la adhesión del Gobierno español a los principios que inspiran el tratado del que ha renegado Argelia y ha expresado su voluntad de mantener buenas relaciones con Argelia, “igual que con todos nuestros vecinos, basadas en el respeto mutuo y la coperación mutuamente beneficiosa”. Albares ha asegurado no temer represalias en el suministro de gas y ha subrayado que este país es un “socio fiable” que ha dado “garantías al máximo nivel” de que cumplirá sus compromisos.
El comunicado argelino hace referencia a “los anuncios del 18 de marzo de 2022″, día en el que el palacio real de Marruecos publicó parte de la carta en la que Sánchez apoyaba la propuesta marroquí de autonomía para el territorio en disputa como la “la base más seria, realista y creíble” para la resolución del conflicto. La declaración argelina subraya: “Las autoridades españolas han emprendido una campaña para justificar la posición que han adoptado sobre el Sáhara Occidental, una violación de sus obligaciones legales, morales y políticas como poder administrador del territorio que pesan sobre el Reino de España”.
“Esta actitud del Gobierno español”, sostiene el comunicado, “viola la legalidad internacional que le impone su estatuto de potencia administradora”. Y añade que la actitud de las autoridades españolas “contribuye directamente a la degradación de la situación en el Sáhara Occidental y en la región”. Pese a todo, el Gobierno de España considera a Argelia un país “vecino y amigo” y reitera su plena disponibilidad para seguir manteniendo y desarrollando las especiales relaciones de cooperación entre los dos países, en beneficio de ambos pueblos, según han remarcado las fuentes diplomáticas españolas antes citadas.
El comercio entre ambos países afectado
El directivo de una empresa española que mantiene contratos firmados con Argelia, y que prefiere mantenerse en el anonimato, indicó: “La ruptura por parte de Argelia del acuerdo de amistad es un grado más en una escalada motivada por una decisión [del Gobierno español] que no acabamos de entender nadie”. La misma fuente indicó que esta ruptura es una “prueba fehaciente” de que Argelia “deja muy claro que la situación con España es tensa. Y que no va a poner nada de su parte para cambiar la situación”. Respecto al plano económico, la citada fuente indicó: “Dudo que Argelia vaya a romper los contratos a largo plazo que tiene suscrito con empresas españolas de energía. Porque eso lanzaría un mensaje muy peligroso de país nada confiable. Pero lo que sí puede hacer es dificultar las importaciones a las empresas españolas”.
En los más de dos meses transcurridos desde que se abrió la crisis con Argel, el Gobierno español se ha afanado en subrayar que Argelia es un “socio sólido y fiable” y en poner de relieve que siempre ha cumplido sus contratos internacionales en materia energética, cuestionando así que la crisis diplomática pueda tener un impacto en el suministro de gas a España.
En una respuesta parlamentaria fechada el 1 de junio y a la que ha tenido acceso Europa Press, el Gobierno sostenía que “con la situación a día de hoy y con las reservas de slots [ventanas temporales de descarga de buques de gas natural licuado] y capacidad ya realizada por los comercializadores, no hay indicios objetivos de una situación de falta de suministro gasista en los próximos meses”. Este mismo miércoles, Pedro Sánchez ha explicado en el Congreso el cambio histórico en la posición española sobre el Sáhara Occidental, casi dos meses después de que el Ejecutivo lo hiciera público. Ese giro implicó que España tomase abiertamente partido por Rabat al considerar su propuesta de autonomía como “la base más seria, realista y creíble para la resolución del contencioso” en la excolonia española, una frase que el presidente ha repetido de manera exacta en la Cámara. Sánchez ha subrayado que la nueva relación con Marruecos deja “fuera de toda duda” la soberanía española de Ceuta y Melilla, ciudades donde espera que en breve se abra una “frontera aduanera normal, con comercio regular y regulado, como la mejor manera de que no regrese el comercio atípico”.
Una ruptura que no debiera sorprender
En un primer momento, Argelia llamó a consultas a su embajador en Madrid para posteriormente deplorar el giro histórico en política internacional dado por el Gobierno de Sánchez. Ahora, Argelia ha dado un paso más y ha suspendido el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, veinte años después de su firma el 8 de octubre de 2002.
Este tratado, que hasta ahora ha regido el desarrollo de las relaciones entre los dos países, contempla entre sus principios generales que ambos estados respeten la legalidad internacional, la soberanía mutua y no intervengan en asuntos internos del otro, o acuerdos económicos para favorecer la inversión energética o de pesca que ahora se ven en suspenso. De hecho, Argelia es el primer proveedor de gas de nuestro país.
Acuerdo firmado entre Aznar y Bouteflika
El texto consta de ocho principios generales, entre los que se encuentran el respeto a la legalidad internacional, la igualdad soberana, la no intervención en asuntos internos, la abstención de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza, el arreglo pacífico de controversias, la cooperación al desarrollo, el respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de las personas o el diálogo y comprensión entre culturas y civilizaciones.
En el acuerdo, firmado entre José María Aznar y el ya fallecido presidente argelino Abdelaziz Bouteflika, ambos países se comprometen a abstenerse de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza, de acuerdo con la Carta de Naciones Unidas, contra la integridad territorial o la independencia política de la otra Parte, o de cualquier otro acto incompatible con los fines y objetivos de las Naciones Unidas.
«En consecuencia, no podrá invocarse ninguna consideración que justifique el recurso a la amenaza de la fuerza o al uso directo o indirecto de la misma», señala el Tratado en el que las partes también se comprometen al arreglo pacífico de controversias que puedan surgir entre ellas «de manera que no se pongan en peligro la paz y la seguridad internacionales».
Ambos países se comprometen a cumplir de «buena fe» las obligaciones que hayan contraído de acuerdo con los principios y normas del Derecho Internacional con los Tratados u otros acuerdos, conformes al Derecho Internacional, en los que son parte.
Y en este contexto, recuerdan que el necesario respeto, en toda circunstancia, de la legalidad internacional, constituye un «factor esencial del mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo y de la promoción de las relaciones de confianza y de cooperación entre los Estados».
Reuniones anuales de alto nivel
Precisamente, para Argelia estos puntos habrían sido quebrantados por España al apoyar a Marruecos y echar por tierra cualquier posibilidad de independencia del Sáhara Occidental. Argelia es un socio y aliado del Frente Polisario, que reclama la autodeterminación del Sáhara, tal y como establece la ONU en la resolución 690 del 29 de abril de 1991.
Los dos países también acordaron respetar los derechos humanos y las libertades y a desarrollar un diálogo y comprensión entre culturas y civilizaciones, inspirándose en sus tradiciones, vínculos históricos y humanos y en su pertenencia a una misma cultura mediterránea.
Para lograr los objetivos, el acuerdo establece una reunión de alto nivel entre los Jefes de Gobierno de ambos países una vez año, un encuentro ministerial anual de los Ministros de Exteriores, consultas regulares entre los Secretarios de Estado, Secretarios generales y Directores generales de los Departamentos de Asuntos Exteriores y consultas, si son necesarias, entre otros departamentos ministeriales e instituciones del estado de ambos países «con el fin de promover la concertación y la cooperación en todos los campos de actividad».
Gas, migración y economía
Gracias al acuerdo se logró una cooperación económica mediante el impulso de inversiones recíprocas. Entre los ámbitos de cooperación económica se precisó con especial atención el de los proyectos de infraestructura, particularmente en los campos de la energía, obras públicas y viviendas, transportes y comunicaciones, pesca marítima, protección del medio ambiente y gestión de recursos naturales.
«La parte española facilitará su asistencia a la argelina en materia de modernización industrial, institucional y normativa, tanto en el plano bilateral como en el marco más global del Acuerdo de Asociación entre Argelia y la Unión Europea», precisa el acuerdo.
El país argelino mantiene malas relaciones diplomáticas con su vecino marroquí, país con el que considera que España se ha alineado desde el mes de marzo. Desde que España reconoció la propuesta de Mohamed VI para el Sáhara, Argelia ha amenazado con revisar al alza el precio del gas que suministra a nuestro país o incluso cortarlo, aunque desde el Gobierno han afirmado este miércoles que tiene garantías al «máximo nivel» de que el suministro está garantizado.
Otro de los aspectos pactado fue la profundización, la cooperación en materia de control de los flujos migratorios y de lucha contra el tráfico de seres humanos, así como la cooperación en la lucha contra el terrorismo, el crimen organizado y el tráfico de estupefacientes.
Y en materia de Defensa, el Tratado contempla promover la cooperación entre sus Fuerzas Armadas, prestando especial atención a los intercambios de delegaciones, a la realización de cursos de formación y perfeccionamiento y a la organización de ejercicios conjuntos.