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ARGELIA, FRANCIA Y EL VIEJO DILEMA DE LA HISTORIA

Por Luis Rivas* – Argelia y Francia siguen enfrentadas seis décadas después del fin de la cruenta guerra que desembocó en la independencia del país africano.

Emmanuel Macron, el presidente de Francia - Sputnik Mundo, 1920, 06.04.2021

Francia y Argelia mantienen abiertas heridas que datan de lo que Argel denomina «gloriosa guerra de liberación»; un conflicto armado que duró de 1954 a 1962 y que ha dejado a ambos lados del Mediterráneo traumas que unos no pueden borrar de sus pesadillas y a otros no les conviene normalizar.

Entonces candidato, en visita a Argelia en 2017 Macron calificó la colonización francesa en ese país como «crimen contra la humanidad». Ya después, como jefe del Estado electo, prefirió evitar declaraciones similares que levantaran la crítica y el escándalo entre buena parte de sus compatriotas, ciertos historiadores franceses y, en especial, entre los argelinos de origen europeo que debieron salir del país tras la independencia y los descendientes de los «harkis», los soldados argelinos enrolados en el ejército francés de la época.

Macron ha ido dando pasos hacia la reconciliación de las memorias. El más reciente, hace poco más de un mes, el reconocimiento de la tortura y asesinato por parte del ejército francés del líder nacionalista argelino, Alí Boumendjel, durante la Batalla de Argel, en 1957. En su momento, la muerte fue camuflada como suicidio. Pero fuentes del Elíseo son claros, no habrá más disculpas («verdaderas disculpas», dice Argel) : «el arrepentimiento es vanidad; el reconocimiento es verdad y la verdad son los actos».

 

UNA «GUÍA DE DESAPARECIDOS»

El caso Boumendjel es un ejemplo de las iniciativas propuestas por el historiador francés de origen argelino, Benjamin Stora, al que Macron encargó un informe sobre el acercamiento memorial entre los dos países. En ese trabajo Stora propone, entre otros puntos, abrir los archivos a investigadores franceses y argelinos; reforzar la enseñanza sobre el pasado colonial y la guerra de liberación; homenajes, conmemoraciones y creación de estatuas a personajes que lucharon por la independencia de la antigua colonia, y una «guía de desaparecidos» que ayude a desenterrar los restos de argelinos, tanto «musulmanes» como de origen europeo, asesinados en matanzas durante los 8 años de guerra.

Poner de acuerdo a una expotencia colonial con su otrora colonia en un relato común es una tarea difícil para los historiadores. Francia ocupó Argelia en 1830, cuando ese territorio —en teoría dependiente del declinante imperio otomano— estaba regido por Hussein Pachá y apoyado por 10.000 tropas turcas.

Desde entonces, el ejército francés tuvo que hacer frente a continuas revueltas que fueron reprimidas de forma brutal. Años más tarde, argelinos de todos los orígenes, musulmanes autóctonos, argelinos de origen europeo y de la comunidad judía sefardí del país fueron alistados, muchos voluntariamente, en el ejército francés que combatió en las dos grandes guerras sobre territorio europeo.

 

MATANZAS POR AMBOS LADOS
El 1 de noviembre de 1954 la guerrilla independentista del Frente de Liberación Nacional (FLN) inició su actividad armada con una serie de atentados. Esa fecha marca el inicio de una guerra salpicada de cruentas matanzas por ambos contendientes. El Ejército francés deberá hacer frente también a múltiples acusaciones por tortura y desaparición, no solo de guerrilleros musulmanes, sino de militantes de la izquierda local que apoyaban la independencia.
El informe Stora ha sido criticado no solo en Argelia, que lo considera solo «un asunto franco-francés», es decir, sin valor alguno para Argel. También ha recibido los ataques de historiadores franceses que estiman que no pone de relieve las acciones terroristas contra civiles, obra del FLN, como las matanzas de argelinos de origen europeo ocurridas entre el cese el fuego en marzo de 1962 y la fecha de la independencia real, el 5 de julio del mismo año.

El trabajo de Benjamin Stora, a quien la prensa conservadora recuerda su pasado trotskista y su justificación de la lucha armada del FLN, es atacado también con dureza por dos colectivos argelinos. Por una parte, los Harkis y sus descendientes.

Los harkis son los antiguos soldados argelinos que formaron parte del ejército francés y lucharon contra la guerrilla independentista. El ejército de Charles De Gaulle les dejó abandonados en su retirada y regreso a Francia. Decenas de miles fueron masacrados por «traidores». Los que escaparon de su país, gracias a la dignidad de algunos militares franceses que desobedecieron al mando, vivieron en barracones durante décadas, olvidados o humillados en el país por el que lucharon. Aún hoy mantienen vivas sus reivindicaciones de reconocimiento.

 

OLVIDADOS Y HUMILLADOS POR FRANCIA

El otro colectivo argelino que no ha podido cerrar sus heridas son los llamados «pieds noirs» y sus descendientes, es decir los argelinos de origen europeo, nacidos o emigrados al entonces territorio francés. Italianos, malteses, y decenas de miles de españoles buscaron un futuro mejor en la Argelia francesa desde finales del siglo XIX. Ellos rompen el cliché del «colono rico». Miles de familias que se instalaron en ese territorio y que durante décadas se construyeron una vida a base de esfuerzo y trabajo.

Tras la independencia, el mensaje que recibieron de los triunfadores fue diáfano: «la valija o el ataúd». Más de un millón y medio de personas abandonaron sus casas y pertenencias en pocos días para «emigrar» a Francia, donde fueron también menospreciados como «extranjeros».

*Luis Rivas, periodista independiente. Vive en Francia desde hace más de 20 años.

Artículo publicado en Sputnik News.