Escenario político alemán de cara a próximas elecciones
El escenario de elecciones generales en Alemania para elegir al nuevo canciller el 26 de septiembre de 2021, estará influenciado por la pandemia Covid-19, una Unión Demócrata Cristiana (CDU) que se encuentra dividida entre una corriente de centro, partidaria de la continuidad, y una vertiente que presenta un giro hacia la derecha. A ello se suma la huella de Angela Merkel, con 15 años en el gobierno de ese país.
El centrista Armin Laschet es el candidato a la Cancillería en las próximas elecciones generales por el bloque conservador CDU/CSU de la era post Angela Merkel. Sin embargo, las diferencia entre el líder del partido CDU y Unión Socialcristiana de Baviera (CSU)radican en el escape de votos para el derechista Markus Söder de la CDU, que en popularidad superaba a Laschet. Se trata de uno de los políticos mejor valorados del país, en parte debido a su gestión frente a la pandemia en Baviera. Los sondeos estiman un 5% de ventaja por encima de los Verdes.
Por su parte, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), en la actualidad socios minoritarios en la coalición con Merkel, no logran despegar: en los sondeos la intención de voto oscila entre el 16 y 17%. La propuesta del candidato a la cancillería, es el actual ministro de Finanzas, Olaf Scholz, quien asume una postura moderada. El SPD, según las encuestas no da margen para la continuidad de esta alianza por las pérdidas de votos que se pronostican para estos dos partidos en próximas elecciones generales.
A pesar de la crítica de Lars Klingbeil, secretario general del SPD, este ha señalado que existe una ruptura y un vacío de contenido con la alianza entre la CDU/CSU. Es necesario un cambio cultural para Alemania donde los conservadores no tengan más responsabilidades, necesitamos políticos jóvenes, afirmaba (Negrete, 2021).
Scholz, cuenta con un programa para las elecciones de septiembre: el fortalecimiento de la infraestructura de transporte público, una neutralidad climática con respecto al desarrollo de la industria, la digitalización y un sistema sanitario reforzado.
La socialdemocracia se deslizó hacia el centro político, persiguiendo una política muy en línea con el modelo neoliberal, conectar con su votante histórico la clase obrera, sigue enfocado en el cosmopolitivismo y su relación directa con los trabajadores y sus problemas no se refleja en el programa.
“Levanténemos” es un nuevo partido político, que surge del acercamiento de los miembros de tres partidos alemanes de izquierda: El Partido Socialdemócrata, Los Verdes y La Izquierda (Die Linke) con Sahra Wagenknecht. En este escenario se trata de un partido marginal pero puede afectar el voto socialdemócrata. Este movimiento pretende convertirse en una plataforma de los partidos de izquierda para llegar a aquellos votantes agotados de las promesas de los partidos clásicos, busca ser una alternativa ante la crisis de la democracia en Alemania en la que muchos ciudadanos reconocen la falta de representación, se sienten rechazados, decepcionados y descontentos. Expresiones como esta se dan en toda Europa, demostrando que estos movimientos pueden contribuir a dividir todavía más a los electores en lugar de juntar los votos de izquierda.
Las posibles alianzas de Scholz para llevar a cabo “una alianza para el progreso”, debe realizar una coalición con el partido de Die Linke, en conjunto con Los Verdes, según las encuestas sería posible. Vale señalar que hasta ahora el SPD siempre se ha negado.
En tal sentido, se abre una oportunidad para los partidarios ecologistas, más conocido por Los Verdes, de Annalena Baerbock con su ecopacifismo, para sus rivales disfrazado con un populismo verde. Con casi el 20% de la intención de voto, se han convertido en socios imprescindibles en el panorama político alemán, participando en once de los dieciséis gobiernos regionales, compartiendo el poder con la izquierda o la derecha.
De momento, Los Verdes no han cerrado la posibilidad de una coalición con los conservadores a nivel nacional. Dicha coalición estuvo a punto de suceder en el 2017 pero fracasó ante la falta de un acuerdo con los liberales, por entonces el tercer socio necesario para lograr la mayoría. Para el 2018, quedaron en el segundo puesto en Baviera. Este año electoral 2021 podría conquistar la alcaldía de Berlín, que coincidirán con las generales de septiembre.
En estos momentos, Los Verdes tienen un virtual electorado de un 60%. Eso no significa que puedan alcanzar ese resultado, clave que puede llevar a Baerbock al poder. Se trata de un partido identificado con un voto ambicioso, pero moderado, que puede cambiar la Historia si logra reemplazar la alternancia clásica entre conservadores y socialdemócratas.
Es importante tener en cuenta, que Los Verdes, surgen en la década de los 80 del siglo pasado como movimiento de protesta contra el cambio climático, esencialmente cuentan con el voto de los jóvenes. Su electorado más constante envejeció con el partido para las elecciones del 2017, la media de edad de sus votantes era de 48 años. En esta ocasión tienen que ser capaces de atraer a los jóvenes entre 20 a 45 años. De ahí que Los Verdes representan un espectro amplio, se pueden alejar del votante común si proponen propuestas alejadas de los postulados del partido.
Desde la llamada «crisis de los refugiados» de 2015, Alternativa para Alemania (AfD), es el partido que logró en elecciones federales de septiembre de 2017 ingresar al Bundestag, primera vez que ocurre dese la Segunda Guerra Mundial que un partido de extrema derecha entra de nuevo al juego político, convirtiéndose en la principal fuerza de la oposición al Gobierno de Gran Coalición de Angela Merkel y su impacto en la política alemana es preocupante. Se han convertido en la segunda fuerza política en los estados de Sajonia, Brandeburgo y en Turingia. (Rodríguez, 2020).
Con la llegada del coronavirus AfD desaparece del debate público. Se estima que, en comparación con los datos de hace un año, el impacto de los mensajes de AfD en redes sociales, canal de comunicación de los ultraderechistas, se redujo a la mitad desde mediados de marzo a principios de abril.
Este panorama se debe a que el AfD ha perdido espacio en el ámbito digital, que anteriormente replicaba sus mensajes hasta convertirlos en temas que los políticos no podían eludir. En este espacio, los mensajes se centraban más en difundir teorías de la conspiración que en proponer los fundamentos de AfD, que no acaban de encontrar una agenda común. Cabe señalar que cuenta con un programa entre el neoliberalismo económico y la identidad nacionalista en el plano político.
Esa propagación de fakenews y la subcultura de la banalidad de varios canales mediáticos y de las redes sociales con los bulos han permitido la presencia de la extrema derecha en la práctica política en casi todos los países miembros de la UE.
En estos momentos el AfD se encuentra en una crisis interna. Una parte del partido se siente inseguro debido a la decisión de la Oficina para la Protección de la Constitución de fijarse en las posturas asumidas por el grupo más radical conocido como Der Flügel (el Ala) de Alternativa para Alemania, encabezado Björn Höcke, líder del grupo parlamentario del partido en Turingia, uno de los Estados donde los ultraderechistas tienen mayor apoyo.
Además de su posible división, la AfD no tiene ningún programa eficaz para esta crisis. Hasta ahora ninguno de sus “enemigos” construidos en sus relatos, como el Gobierno, los refugiados o la postura de la UE ante la crisis del coronavirus, pueden ser considerados responsables del virus. Esta manera de construir enemigos ha sido la base de la política de la AfD.
El desencanto y la indignación de aquellos que se vean más afectados pueden traducirse en una pérdida progresiva de confianza de la Gran Coalición a favor de un partido como AfD, que intenta seguir presentándose como alternativa al sistema(Rodríguez, 2020).
“Populismo pandémico” o la manipulación simbólica de Sophie Scholl en tiempos de “nueva normalidad”.
En general, la experiencia europea ha demostrado que la irrupción de partidos de nueva extrema derecha, tiene un fuerte impacto social y político. Estos partidos son capaces de atraer a una amplia y heterogénea base lectoral. Así de ser actores marginados, a través del voto, muchos de estos partidos se han situado en el centro del escenario político. Además del apoyo electoral recibido, estos partidos han tenido un gran impacto y una influencia en el debate y la agenda política de sus respectivos países y del conjunto de Europa, a pesar de su imagen de “radicalidad”. (Rodríguez, 2020)
De manera que puede considerarse que el auge de la nueva extrema derecha se produce como consecuencia de una demanda nacionalista de ciertos sectores de la sociedad que los partidos tradicionales parecen no poder satisfacer, y no solo como una muestra de descontento que es lo que, en gran medida, argumenta la tesis del “voto de protesta”. El caso de Alemania es un referente importante en ese sentido.
A partir de la “nueva normalidad” se ha organizado un “populismo pandémico” (DW, 2020), donde los movimiento antimáscaras y antivacunas llamados Querdenken en Alemania, están en contra de las restricciones y las vacunas anticovid, vinculados con la extrema derecha. Los mismos intentan apropiarse de la imagen de Sophie Scholl, una estudiante de bilogía alemana asesinada por los nazis, quien fue juzgada por el delito de haber lanzado en la universidad de Múnich volantes contra el régimen nazi.
En este contexto de crisis, la clase política recurre a la simbología de resistencia contra el nazismo, con la intención de marcar el camino tan complejo que se vive en la actualidad en Alemania. La candidata del partido de los verdes Annalena Baerbock, una de las candidatas para la sucesión de Angela Merkel a la cancillería, afirmó que entre sus «heroínas» estaba Sophie Scholl por luchar contra la xenofobia y el extremismo (El Mundo, 2021).
Otro grupo que intenta apropiarse de su imagen es el movimiento antimáscaras, que utiliza sin respeto los símbolos del nazismo. Entre sus manifestaciones muestran las estrellas amarillas con las palabras «no vacunado». De otra parte, van vestidos con uniformes de prisioneros de campos de concentración, con carteles «La vacunación hace libre», haciendo alusión a la frase «El trabajo hace libre» a la entrada de Auschwitz.
En esta guerra de símbolos, Sophie Scholl es la figura que más espacio ha ganado entre los jóvenes. Todo partió de la publicación de un vídeo, que se hizo viral, de una manifestante, en noviembre del 2020 en cuidad de Hannover, expresando que ella era «como Sophie Scholl» por resistir durante meses a las restricciones anticovid (El Mundo, 2021).
En Alemania, a partir del 2020, se observa el aumento de los crímenes y delitos xenófobos y antisemitas. De ahí que el terrorismo de extrema derecha se convirtió en una amenaza para la seguridad nacional. Se trata de un fenómeno que ha buscado apropiarse y reescribir la Historia en sentido contrario, lo cual es muestra de la pérdida de conciencia histórica de una parte de los alemanes.
El movimiento negacionista surgió en el verano del 2020. Se comunican y atraen a sus seguidores a través de las redes sociales, con una presencia en Telegram, donde su canal principal tiene 65 mil suscriptores. Incluso han logrado reclutar a varios niños en un grupo privado en línea. Este grupo afirma no tener afiliación política a ningún partido, aunque varios de sus líderes tienen conexiones con la extrema derecha.
En tal sentido, la nueva extrema derecha ha disfrazado su mensaje en un discurso populista, utilizando la música, el arte y lamoda para llegar cada vez a un mayor número de personas para transmitir sus ideas de derecha o conservadora.
Detrás de este movimiento, existen grupos violentos, como los Freie Kameradschaften (camaradas libres), que son manifiestamente neonazis. Una agrupación que no cuenta con una organización jerárquica y estructurada, sino que son más bien un grupo de personas conectadas con la idea común de que la élite de poder actual no les ofrece una alternativa eficaz y atractiva para lograr el cambio que ellos desean. De ahí que coordinen acciones, pero de manera espontánea y menos vertical, es decir sin institucionalizarse. En parte, así funciona la nueva extrema derecha de manera general.
Además, en sus manifestaciones utilizan símbolos como la esvástica, la cruz celta, entre otras. Entre sus códigos lingüísticos, está el uso del número 88, que significa la frase Heil Hitler! También con frecuencia usan el código 18NS (que representa “Adolf Hitler National Sozialistisch”). Entre sus propagandas hacen referencia a la del supremacista blanco David Lane: “debemos asegurar la existencia de nuestra raza y un futuro para nuestros niños blancos”(Rivera, 2021).
Asimismo, la música ha jugado un papel más eficaz para atraer a los jóvenes a la ideología neonazi. El mensaje, conjuntamente a un ritmo de música violento, puede generar actitudes violentas potenciando una cultura de violencia hacia el otro “el inmigrante”. Por ejemplo, algunas de las letras dicen: “La Alemania de antaño ya no existe, razas llegadas de todas partes han venido a invadirla. Despiértate, Alemania” (Commando-Pernod)”yotra “Mastican ajo y llegan a Alemania. Ensucian todo lo que tocan. Hay que golpearles, hay que matarlos: Mándalos a los campos” (Endsieg).Es importante señalar que la distribución de estos discos se realiza de forma clandestina, por correo postal o vía Internet (Rivera, 2021).
Por tanto, las actitudes de extrema derecha y la desvalorización de varios grupos sociales agrupados por la extrema derecha parecen sufrir una especie de normalización en Alemania. Ello también influye en el voto y en los crímenes de odio.
De ahí, que la CDU de Angela Merkel no puede hablar de una coalición con la extrema derecha, mensaje dirigido a los ciudadanos, en especial al ala más derechista de la CDU porque ello significaría que pudiera existir un “diálogo” con AfD.
En general, este es un tema sumamente amplio y una tendencia en plena evolución que, sin dudas, ha influido en el espectro político alemán y continuará haciéndolo. Sin ánimo de aventurar escenarios o pretender cerrar el tema en cuestión, valdría la pena sólo apuntar que, a pesar de que existen los cordones sanitarios para evitar la llegada al poder del nacional populismo, estas fuerzas están resistiendo en Europa. La protesta social contra los confinamientos, estimulada en gran parte por los ultraderechistas, pueden provocar las alianzas de conservadores y liberales con movimientos neofascistas. El reto ciudadano es si va a canalizar o no esta voluntad de expresión de protesta en las próximas elecciones generales.
Ante estas complejidades no puede forzarse la historia e intentar presentar una sola tendencia de triunfo. La constante inestabilidad política al interior de las principales fuerzas, así como los desafíos de los nuevos tiempos, abren un camino incierto sobre quien será el próximo canciller alemán, sin embargo aventuran muchos de los desafíos que este enfrentará, sea quien fuere.
Referencia bibliográfica
DW (2020). Populismo pandémico en tiempos de coronavirus. Disponible en:https://www.dw.com/es/populismo-pand%C3%A9mico-en-tiempos-de-coronavirus/a-53236830
El Mundo (2021).Antimáscaras alemanes se apropian de la imagen de Sophie Scholl, ícono de la resistencia antinazi. Disponible en: https://www.elmundo.es/internacional/2021/05/08/609655fafdddff43978bfd7a.html
Negrete, Carmela (2021). La socialdemocracia alemana lucha por evitar caer en la irrelevancia política. Disponible en:https://www.larazon.es/internacional/20210509/xmw34ofek5bc3nx3sijzis6jke.html
Rivera, Jonathan (2021). El neonazismo y su peligro disfraz. Disponible en: https://hjck.com/reportajes/el-neoazismo-y-su-peligroso-disfraz/
Rodríguez Soler, Angel (2020). La extrema derecha europea en tiempos del COVID‐19. Disponible en:http://www.cipi.cu/articulola-extrema-derecha-europea-en-tiempos-del-covid-19
…(2020). La extrema derecha europea en tiempos del COVID‐19. Disponible en:https://www.alainet.org/es/articulo/206312
… (2020).Europa “Extrema” en tiempos de COVID‐19. Disponible en: http://rpi.isri.cu/es/node/93
*MSc Ángel Rodríguez Soler, licenciado en Historia por la Universidad de La Habana, máster en Historia Contemporánea y relaciones internacionales en el 2011 en la Universidad de La Habana, investigador del Centro de Investigación de Política Internacional (CIPI).
Artículo publicado en Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI).