Análisis del equipo de PIA Global Asia Occidental

Cómo la influencia yemení despierta frustración en Occidente

Escrito Por Gianna Rosciolesi

Por Gianna Rosciolesi*- Los hutíes resisten los ataques de la coalición occidental y sostienen su apoyo a Gaza pese al asedio. Mientras Washington intensifica su ofensiva sobre Yemen, el movimiento yemení consolida su lugar en la resistencia regional contra la ocupación y el imperialismo.

El movimiento popular yemení Ansarallah, conocido como el grupo hutí, surgió en la década de 1990 como un grupo político militar. La lucha de la resistencia armada frente al imperialismo y la ocupación extranjera se afianzó en la última década del siglo XX con el surgimiento de instituciones como Hezbollah, Hamas y el mencionado Hutí. 

Sin embargo, la importancia del grupo aumentó hace poco más de 10 años, cuando en el 2014 Ansarallah derrocó al gobierno yemení y tomó el control de su capital, Saná. 

En la Guerra Civil Yemení, Estados Unidos pudo coaccionar fácilmente a los saudíes para que lideraran la intervención contra los hutíes, ya que las fuerzas estadounidenses desempeñaron un papel logístico, de asesoramiento, de operaciones especiales y ataques aéreos en la guerra.
Por su parte, Ansarallah comenzó a ser apoyado por la República Islámica de Irán, lo que atrajo la atención de saudíes y emiratíes, que buscaban contener el poder iraní y expandir el suyo en la región. Este interés se alinea directamente con los objetivos estadounidenses, que desde hace tiempo buscan eliminar a los iraníes, y así es como esta guerra civil en Yemen se convirtió esencialmente en un conflicto regional por poderes dentro de una guerra por poderes más amplia entre Estados Unidos e Irán.

Asimismo, a medida que las relaciones de Rusia con Irán se ampliaron en los últimos años, Moscú se ha vinculado cada vez más con el “Eje de la Resistencia”, articulada, entre otros actores, por la República Islámica. 

La cercanía de las potencias oponentes al régimen occidental con los Hutíes le vale al grupo la catalogación de terroristas y lo vuelven un blanco directo de la operación atlantista. 

Ataques poco condenados a Yemen 

Ansarallah dirigió la resistencia del Mar Rojo desde el comienzo del asedio sionista en Gaza. El grupo decidió realizar un bloqueo naval en las aguas índicas, obstaculizando y frenando el paso de los buques comerciales que tuvieran relaciones con Israel, Estados Unidos o Gran Bretaña. 

Washington inició extensas ofensivas militares contra Yemen desde mediados de marzo de 2025, sin ninguna base legal, excepto su respaldo militar y político a Israel en su guerra genocida contra el pueblo de Gaza. 

En la tarde del jueves 17 de abril de 2025, siguiendo órdenes del presidente estadounidense Donald Trump, se lanzaron una serie de aproximadamente 14 ataques aéreos sobre el puerto de Ras Isa, con costas al Mar Rojo en el distrito de Al-Salif de la ciudad de Hodeidah, Yemen.

Los ataques aéreos directos causaron la muerte y lesiones a decenas de trabajadores de las instalaciones, empleados de compañías de gas, camioneros y personal de socorro, incluyendo paramédicos y personal de protección civil, que intentaban brindar asistencia en la zona atacada. 

El ataque a las instalaciones de Ras Issa no solo dañó las instalaciones en sí, sino que también afectó a varios sectores vitales anulando el suministro eléctrico hacia las viviendas y hospitales y contaminando el agua. 

Atacar instalaciones vitales constituye un crimen de guerra según la definición de crímenes de guerra del Estatuto de Roma, así como de los artículos 3, 4, 5, 6, 7 y 8 del Cuarto Convenio de Ginebra de 1949.

Bombardeos en el puerto Ras Isa / ARA

Estas ofensivas concluyeron con un alto al fuego mediado por el Reino de Omán el 6 de mayo de 2025.

Sin embargo, Israel también comenzó a bombardear y asediar a la población yemení, asegurando que sus ataques se dirigen hacia los militantes, mas son los civiles árabes quienes son asesinados y heridos por los ataques. 

Los hutíes han respondido con ataques hacia el sur del territorio palestino ocupado, especialmente la zona de Eilat, aunque algunos fueron dirigidos hacia áreas más centrales, como Tel Aviv y el aeropuerto Ben Gurión.

¿Con quién se vinculan los Hutíes?

Ali al-Qahoum, miembro del consejo político del movimiento popular yemení Ansarallah, aseguró que entre Yemen, Rusia, China y los Estados BRICS existe una constante cooperación y desarrollo de las relaciones, así como un intercambio de conocimientos y experiencias en diversas áreas.

Irán ha sabido mantener al margen su presencia en la resistencia hutí. Si bien, la República Islámica mantiene un vínculo con la organización con quienes profesan los mismos intereses y le aporta conocimientos tácticos, Ansarallah se deslinda de Teherán conformando su presencia en Asia a través de sus propias decisiones, vínculos y organización. La lucha armada de Yemen se diferencia de la del levante, y el pueblo de Saná concibe la resistencia como una prioridad política, tanto, que se ha movilizado masivamente decenas de veces reafirmando su apoyo a Gaza y a la acción hutí. 

Desde que estalló y se extendió la guerra de Gaza, Rusia ha acogido a varias delegaciones hutíes y se cree que les ha proporcionado datos para permitirles apuntar mejor al transporte marítimo comercial en el Mar Rojo.

También hay informes de que Moscú les suministra armas y misiles antibuque. 

Para los hutíes, estrechar lazos con Moscú les otorga mayor prestigio internacional. Los vínculos con Rusia implican reconocimiento internacional y, lo que es más importante, les abren nuevas fuentes de apoyo militar y de inteligencia.

Para Rusia, la ampliación de los vínculos con el Eje de la Resistencia (Hezbollah, Hamás y los Hutíes) es un paso hacia la formación de un sistema internacional más multipolar.

Respecto a China, la inteligencia estadounidense ha alegado que el grupo utiliza armas de fabricación china, a pesar de que la República Popular ha desestimado estas acusaciones. Pekín sí mantiene relaciones oficiales con el gobierno derrocado yemení, apoyado por Estados Unidos y Arabia Saudita. 

Fuente: AP

La operación estadounidense de atacar Yemen es una respuesta a la declinación de su hegemonía: la región deja de actuar dependiente de Washington y comienza a afianzar vínculos que le permiten construir posiciones en sus propios territorios. 

La condena internacional sin embargo ha respondido al hegemón y ha repudiado la acción hutí como acto terrorista, a pesar de que su target es la acción militar ocupante sionista y sus aliados. Esto responde a las lógicas dominantes, y representa el lugar que le toca a cualquier grupo o movimiento que busque detener el imperialismo occidental en sus tierras.

Aún así, Ansarallah se mantuvo firme y no detuvo su bloqueo ni su defensa a Gaza. 

Respecto al tratado de Paz en la Franja, el miembro del Buró Político del movimiento popular yemení, Hazem al-Asad, ha declaró en una entrevista que “si Israel se mantiene comprometido con el acuerdo de alto el fuego en Gaza, nosotros detendremos los ataques, pero si Tel Aviv incumple el acuerdo, nuestra respuesta será más dura y decisiva”.

Esto representa la consistencia y la firmeza de un grupo que busca la libertad, el detenimiento del asedio y la soberanía de sus tierras y las de sus vecinos. Por eso incomoda a Occidente. Por eso se han convertido en un blanco central de su ofensiva política y militar.

*Gianna Rosciolesi Técnica en Comunicación Social, Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, Miembro de la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo UNLP, Integrante del equipo de Investigaciones de PIA Global.

Foto de portada: AP

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Gianna Rosciolesi

Técnica en Comunicación Social, Técnica en Relaciones Públicas y Ceremonial, Miembro de la Cátedra de Relaciones Internacionales de la Facultad de Periodismo UNLP, Integrante del equipo de Investigaciones de PIA Global.

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