Asia Occidental Palestina

Repercusiones regionales frente al plan de 20 puntos de Trump

Por PIA Global*– La aceptación parcial de Hamás del acuerdo estadounidense abre la puerta a negociaciones, pero los principales actores regionales advierten riesgos y cuestionan la soberanía palestina, poniendo en duda un alto el fuego sostenible.

El plan de 20 puntos presentado por el presidente Donald Trump para Gaza, con promesas de alto el fuego, liberación de rehenes y reconstrucción, generó reacciones encontradas en Medio Oriente.

En Líbano, el secretario general de Hezbolá, jeque Naim Qassem, calificó el plan estadounidense como “lleno de riesgos” y alineado con los intereses de Israel, al tiempo que resaltó que la rendición “no es una opción para el pueblo palestino que ha ofrecido sacrificios”. Qassem subrayó que la propuesta busca desarmar a la resistencia y consolidar un modelo de administración internacional sobre Gaza, en línea con el proyecto del “Gran Israel”, con el respaldo pleno de Estados Unidos. Según el líder de Hezbolá, este esquema reproduce un patrón histórico de tutela internacional que prioriza la seguridad y el control sobre la justicia y la soberanía, y advirtió que el Líbano también se encuentra en riesgo frente a la agresión israelí.

Desde Türkiye, el presidente Recep Tayyip Erdoğan adoptó un tono más conciliador pero igualmente crítico. Saludó la disposición de Hamás a aceptar parcialmente el plan y resaltó la importancia de detener los ataques israelíes para garantizar la entrega de ayuda humanitaria y avanzar hacia una solución de dos Estados. Erdoğan subrayó que Türkiye continuará contribuyendo a la visión de paz global y velando porque las negociaciones produzcan “el resultado más beneficioso para el pueblo palestino”.

La República Islámica de Irán, por su parte, expresó profundas reservas. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Esmail Baqaei, advirtió que el plan estadounidense podría debilitar los derechos del pueblo palestino y que la decisión sobre el destino de Palestina debe ser tomada por los propios palestinos, sin presiones ni intervenciones de actores pro-israelíes. La advertencia refleja la desconfianza histórica de Teherán hacia iniciativas promovidas por Washington, a quienes perciben como un mediador parcial con capacidad y voluntad de imponer medidas coercitivas.

En Egipto, donde se llevan a cabo las negociaciones indirectas en Sharm El-Sheikh, el ministro de Asuntos Exteriores destacó que la respuesta de Hamás representa un compromiso con la protección de los civiles y la responsabilidad política de la organización. Subrayó, no obstante, que “hay muchos detalles que deben abordarse mediante negociaciones” y que la solución definitiva requiere la creación de un Estado palestino como parte de la implementación de la solución de dos Estados.

La reacción de Hamás es la de una aceptación parcial: respalda lo sustancial del plan, incluyendo el alto el fuego, la retirada gradual de Israel, la liberación de rehenes y el inicio de la reconstrucción, pero condiciona la entrega de armas al cese de la ocupación y a la existencia de una autoridad palestina legítima. Esta posición refleja la tensión entre la necesidad de alivio humanitario y la preservación de capacidad de negociación y soberanía política.

El panorama regional sugiere que, si bien la iniciativa estadounidense podría producir resultados inmediatos, los riesgos estructurales permanecen. La gobernanza tecnocrática supervisada por actores externos, la condicionalidad del desarme y la limitada soberanía palestina son vistos por actores como Hezbolá e Irán como mecanismos que perpetúan la dependencia y refuerzan la influencia de Estados Unidos e Israel en la región.

El plan de Trump se enfrenta a un dilema: lograr avances visibles en la diplomacia mientras convive con la desconfianza de los actores clave y la presión de grupos de resistencia que exigen garantías de justicia y restitución de derechos.

Foto de portada: Al Jazeera

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