A los tuits de Trump se suman las afirmaciones contundentes de Scott Bessent, secretario del Tesoro (ministro de Economía de los EEUU), sobre que no dejarán caer a Milei.
La oficina de Bessent afirma que: “El Tesoro está actualmente en negociaciones con funcionarios argentinos para una línea de swap de 20 mil millones de dólares con el Banco Central (…) Además, los Estados Unidos está listo para comprar deuda gubernamental secundaria o primaria y estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a la exención impositiva temporal para los productores de commodities que liquidan divisas”.
Como se puede apreciar, el gobierno de los EEUU directamente debe intervenir en un momento que se parecía a varios de años anteriores, donde programas como el “libertario” entraron en su fase de colapso. Y lo hace directamente, ya que el FMI agotó sus mecanismos y las “inversiones extranjeras” que den liquidez al Banco Central brillan por su ausencia. Más claro que va todo mal… echale lavandina.
Algunos comparan estas declaraciones, y especialmente otra de Luis “ladri” Caputo, con las de Mario Draghi sobre el salvataje de la Unión Europea. Caputo señaló que haría lo necesario, sea lo que fuere, para sostener los acuerdos con el Fondo y la banda cambiaria. Draghi, en la crisis europea, había señalado que harían lo que fuera necesario para sostener al Euro.
Olvidan que Caputo dista mucho de ser Draghi y que Argentina dista mucho de ser Europa, que el Peso dista mucho de ser el Euro. Políticas o declaraciones, “salvatajes” parecidos en condiciones y estructuras distintas sin dudas tienen resultados distintos.
Aunque no se puede negar que Europa hace años retrocede, lo que el mismo Draghi señaló en otro informe de hace un año, en las condiciones de la estructura económica argentina estas declaraciones, “ayudas”, etc. son una señal de colapso dentro de una economía con años y años de debilitamiento. Debemos tener en cuenta que una caída de la producción y las condiciones de vida en España o Italia (para mencionar los más débiles de los grandes) es eso: una caída hacia un piso más bajo. En Argentina, con años de desestructuración y debilitamiento económico, social, etc., es miseria y destrucción productiva irreversible.

Quizás el respirador artificial de Trump, o lo que se materialice como ayuda, salve de la muerte a Milei. Porque los países no mueren, o solo lo hacen en plazos muy largos. Y hay muchos países que existen en condiciones mucho peores que la nuestra. Pero, suponiendo que la “ayuda” de Trump no se consuma en un “periquete” como la previa a Macri, seguiremos en la pendiente ondulada que estamos desde hace cinco décadas.
Y con esto señalamos que, más allá del cambio político que pueda suceder, estamos en una línea que, cuando se normaliza en los gráficos, muestra que en un plazo medido en décadas, con ondulaciones de alzas y bajas, la línea normalizada es de una pendiente sin alteración.
Es paradójico, porque con el caos político de los 50, 60 y 70, a los ponchazos el país mejoraba. Era cada vez más sólido y desarrollado en industria y tecnología, socialmente más integrado y culturalmente de cierto nivel.
Sin embargo, ahora, con la estabilidad política democrática, el país no deja de caer, con una sociedad más pobre y bruta, desintegrada y sin expectativa colectiva. Recordamos que si se data la inauguración efectiva de un modelo llamado “neoliberal” (preferimos hablar de “modo de acumulación”, ya que eso es lo que no cambió) se data con las políticas de Martínez de Hoz durante una dictadura. Ciertamente, desde 1983, más de 40 años el régimen político es el mismo sin cuestionamientos.
Sorprendente. Porque la estabilidad democrática, o de un sistema estable de este tipo que llaman democracia y que está consensuado, debería dar un escenario para una evolución mejor. Bueno, hay que tener en cuenta los cambios de época a nivel mundial.
Ciertamente Argentina los ha vivido muy mal: fue más neoliberal que el resto de sus equivalentes. Y es evidente que no vemos la nueva época de oportunidades que se está abriendo con el cambio de orden mundial, más abierto, más diverso, “multipolar”, como lo llaman.
Quizás suene vulgar, pero creo que como categoría sociológica grupos de “infradotados” para analizar a nuestra elite dirigente es válida. Su emergente y consolidación a la cabeza de las instituciones es un signo de que no mejoraremos estratégicamente.
Sin dudas no lo haremos careciendo de una élite con grandeza y proyecto nacional. Con esas carencias no hay nada que aprovechar del tiempo histórico que vivimos. O quizás haya un “proyecto nacional” y sea éste: hacer de nuestro país un espacio de negocios más o menos regulado, con más o menos contención social. Veremos.
¿Por qué este esfuerzo yanqui cuando los proyectos parecen tan distintos en lo clave? Trump y lo que llaman nueva derecha o “fascismo” (en forma muy libre y con ánimo de confundir sobre los problemas centrales a enfrentar) es más bien nacionalista en lo económico, financiero y cultural. Busca recuperar algo del poder nacional de sus estados ante una globalización que terminó afectando mucho sus sociedades. Se puede ver hasta en los temas remarcados en el reciente discurso de una de sus exponentes, la “moderada” Giorgia Meloni.

El salvataje de Trump es “geopolítico”. Argentina le sirve en RRII, discurso anti woke, etc., cuestiones también claves del “neoliberalismo” y el “globalismo”. Lo demás, como es lógico para un “realista”, no le importa mucho (nos referimos a una concepción de las RRII que se basa en intereses y relaciones de fuerza).
Argentina puede ser neoliberal y libre para el saqueo, mejor. Mientras las cuestiones de geopolítica y abastecimiento de insumos estratégicos estén en manos de EEUU. Defensa, minerales raros o algunos otros insumos para las cadenas logísticas que el nacionalismo yanqui busca recuperar, cosas así. O algunas otras cuestiones que la Argentina actual ha heredado de cuando había un proyecto de país: ya la Agencia Espacial está asociada a la NASA, pero aún otros nichos como el INVAP o el Balseiro podrían ser interesantes para estructurar en el sistema yanqui del “hemisferio occidental” (y fueron visitados recientemente por funcionarios de los EEUU).
En un mundo multipolar, los EEUU necesitan asegurarse sus espacios: cada imperio o potencia emergente, su zona de influencia y disputa, una base material para su independencia. Obvio, los competidores estratégicos fuera de aquí, limitados.
El gobierno que nos dimos nos puede parecer asqueroso, y lo es. Pero es útil, o puede parecerle útil a los yanquis, y lo es. Veamos los desastres de la política internacional de Milei: desastre para nosotros, pero no para otros. ¿Inviable? No sé. Espero que sí, pero no lo aseguro. De hecho, la política menemista fue “exitosa”: alteró nuestra ubicación en el mundo en forma de difícil reversión.
Los que comparan Argentina y Europa se equivocan. Nos hemos ido alejando en todos los planos. Si bien las leyes económicas valen en general, operan sobre realidades muy, muy distintas. Somos “más latinoamericanos”: “Tenemos más lustrabotas, desocupados y más ebrios”, como decían Los Violadores, proféticamente.
Guillermo Martín Caviasca* Doctor en Historia UBA / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa. Miembro del equipo de PIA Global
*Foto de la portada: AFP

