Mientras Gaza lleva más de dieciocho meses sufriendo una guerra genocida, se está produciendo un cambio discreto en África: un despertar diplomático sobre la causa palestina. En enero de 2024, la Corte Internacional de Justicia ( CIJ ) reconoció la verosimilitud del genocidio en Gaza, tras la denuncia presentada por Sudáfrica. Este compromiso es histórico, si bien no ha logrado poner fin a la violencia israelí. A raíz de esto, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos adoptó una resolución que condena el apartheid israelí y exige responsabilidades a los Estados africanos.
Sin embargo, la solidaridad con Palestina sigue fragmentada. Está impulsada por países como Sudáfrica, Argelia, Namibia y Senegal. Camerún y Eritrea aún se niegan a reconocer el Estado de Palestina. Ruanda, a pesar de estar marcada por el genocidio tutsi de 1994, sigue siendo aliada de Tel Aviv. Marruecos, a pesar de las protestas masivas contra la normalización de sus relaciones con Israel, mantiene su cooperación en materia de seguridad y tecnología.
¿Cómo se explican estas discrepancias? ¿Qué papel juegan los cálculos diplomáticos, las alianzas en materia de seguridad o la creciente influencia de las iglesias evangélicas proisraelíes? ¿Qué puede hacer el continente por Palestina? Abdal Karim Ewaida, embajador de Palestina en Costa de Marfil y embajador no residente en Chad, Níger, Burkina Faso y la República del Congo, responde a estas preguntas en una entrevista con Afrique XXI , donde analiza las batallas políticas dentro de la Unión Africana ( UA ) y llama al continente africano a transformar su memoria histórica en fuerza diplomática.
“ES UNA DIPLOMACIA PACIENTE, METÓDICA Y CONFUSA”
Raouf Farrah: En 2020, Israel intentó obtener la condición de observador en la Unión Africana ( UA ). Esto desencadenó una intensa batalla diplomática que culminó en su exclusión en 2023. No era la primera vez: Israel lleva dos décadas cortejando a la UA . ¿Qué revela esta secuencia, en su opinión?
Abdal Karim Ewaida: Este intento no fue insignificante. Israel buscó redefinir los equilibrios diplomáticos del continente en su beneficio, aprovechando las divisiones internas de la Unión Africana. Desde 2002, ha intensificado sus esfuerzos para obtener un estatus oficial que le permita influir en las decisiones colectivas africanas desde dentro. Esta ofensiva ha revelado una división entre los Estados que priorizan las alianzas estratégicas inmediatas, la seguridad, la agricultura y la tecnología, y aquellos que se mantienen fieles a los principios fundadores de la Unión Africana: autodeterminación, derechos humanos y solidaridad con los pueblos oprimidos.
Otorgarle a Israel este estatus habría representado una importante ruptura simbólica: habría debilitado el compromiso colectivo de África con Palestina y socavado su credibilidad en el escenario internacional. Afortunadamente, países como Sudáfrica, Argelia y Namibia se movilizaron para bloquearlo.
Pero esta negativa no puso fin a la estrategia israelí. Esta estrategia continúa de otras formas más discretas: el fortalecimiento de las relaciones bilaterales, especialmente con países influyentes como Etiopía, la sede de la UA y Kenia. Es una diplomacia paciente, metódica y confusa. A menos que se vea compensada por una mayor presencia palestina, podría debilitar gradualmente el apoyo panafricano a nuestra causa.
Raouf Farrah: ¿Diría usted que Israel está explotando las vulnerabilidades de África para fortalecer su influencia y debilitar el apoyo africano a Palestina?
Abdal Karim Ewaida: La expansión de la presencia israelí en África forma parte de una estrategia deliberada: fortalecer su influencia diplomática, forjar alianzas estratégicas y reestructurar los equilibrios regionales a su favor. Israel está invirtiendo en sectores clave —seguridad, agricultura e innovación—, lo cual responde a las necesidades inmediatas de muchos Estados africanos que se enfrentan al terrorismo, la inseguridad alimentaria o los desafíos climáticos. Varios gobiernos consideran esta cooperación como una herramienta para la modernización.
En 2017, Benjamin Netanyahu se convirtió en el primer jefe de estado no africano en dirigirse a la Comunidad Económica de Estados de África Occidental ( CEDEAO ). Desde entonces, las interacciones entre líderes africanos y funcionarios israelíes se han intensificado. Pero tras esta cooperación técnica se esconde una estrategia política. Al fortalecer sus alianzas económicas y militares, Israel también busca debilitar el apoyo africano a Palestina en foros internacionales, en particular en las Naciones Unidas. Están surgiendo patrones de dependencia, lo que hace que algunas capitales duden en criticar por temor a perder apoyo o inversión.
“ LOS COMBATIENTES DE LA OLP FUERON ENTRENADOS EN VARIOS PAÍSES AFRICANOS”
Raouf Farrah: También existen dinámicas ideológicas y religiosas detrás del apoyo a Israel en el continente. ¿Cómo influye el auge del sionismo cristiano en la causa palestina en África?
Abdal Karim Ewaida: El sionismo cristiano en África tiene sus raíces en el legado de las misiones cristianas occidentales, que han moldeado a muchas comunidades evangélicas en todo el continente. Hoy en día, muchas de estas iglesias, influenciadas por las redes estadounidenses, consideran el apoyo a Israel como un deber religioso vinculado al cumplimiento de las profecías bíblicas. Esta perspectiva contribuye a un fuerte predominio de narrativas proisraelíes que a menudo marginan, o incluso niegan por completo, el sufrimiento palestino.
En algunos contextos, esta influencia incluso alimenta una retórica abiertamente hostil hacia los palestinos. Sin embargo, es importante destacar que el sionismo cristiano no representa la totalidad de las voces religiosas africanas. Numerosas organizaciones, intelectuales y líderes espirituales, especialmente en África Occidental y Sudáfrica, continúan apoyando activamente la causa palestina. Dicho esto, afrontar el creciente impacto del sionismo cristiano requiere mucho más que declaraciones de principios. La concienciación es crucial: integrar debates sobre derechos humanos, historia colonial y las realidades sobre el terreno en las comunidades religiosas puede ayudar a deconstruir narrativas sesgadas y fomentar una comprensión más equilibrada y empática de la lucha palestina.
Raouf Farrah: Casi todos los países africanos, excepto Camerún y Eritrea, reconocen oficialmente el Estado de Palestina. ¿Se ha traducido este reconocimiento político en un apoyo genuino?
Abdal Karim Ewaida: Para muchos países africanos, la causa palestina no se considera un asunto ajeno, sino una extensión natural de sus propias luchas por la libertad, la emancipación y la dignidad. Cabe recordar que el Estado de Palestina se proclamó en 1988 en Argel, en suelo africano, un símbolo poderoso. Incluso antes, en 1974, se concedió a la Organización para la Liberación de Palestina ( OLP ) el estatus de observador en la Organización de la Unidad Africana ( OUA ), predecesora de la Unión Africana ( UA ). Se trata de gestos políticos profundamente significativos que afirmaron una profunda conexión histórica compartida. Pero este vínculo no se limitó a la retórica; también adoptó formas muy concretas sobre el terreno. Los combatientes de la OLP se entrenaron en varios países africanos, en particular en Argelia, Angola, Mozambique y Tanzania. Existía una solidaridad militar y revolucionaria entre los movimientos de liberación.
Los vínculos entre la OLP y el Congreso Nacional Africano ( CNA ) de Sudáfrica son un ejemplo contundente: compartían redes, sistemas de apoyo y estrategias de resistencia. Durante muchos años, la base de retaguardia de la OLP en Túnez también sirvió como centro clave de coordinación política y diplomática, acogiendo regularmente a delegaciones africanas e internacionales.
Esta solidaridad también se manifestó en el ámbito internacional. En las décadas de 1970 y 1980, África desempeñó un papel clave en los principales foros multilaterales —ya sea en las Naciones Unidas, en el Movimiento de Países No Alineados o a través de la extinta OUA— para defender el derecho de los palestinos a la soberanía y la autodeterminación. Se trata de una alianza histórica forjada a través de luchas compartidas contra el colonialismo, el apartheid y la opresión sistémica.
Países como Sudáfrica, Namibia, Nigeria y Argelia mantienen hoy un firme compromiso con Palestina. Sin embargo, para preservar esta solidaridad, Palestina debe fortalecer su presencia en el continente, no solo diplomática, sino también cultural, económica y popularmente. El apoyo de las sociedades civiles africanas es esencial para contrarrestar la influencia israelí y revitalizar un vínculo que históricamente se ha arraigado en luchas de liberación compartidas.
El reconocimiento diplomático ha sido mucho más que un simple símbolo. Se ha cimentado en profundos vínculos históricos, políticos y humanos. La verdadera pregunta hoy es cómo reavivar esta solidaridad en un mundo que ha cambiado profundamente.
“ESTA RESOLUCIÓN REVITALIZA LA PARTICIPACIÓN AFRICANA EN LA DEFENSA DE LOS DERECHOS HUMANOS”
Raouf Farrah: Otra señal contundente provino de la Unión Africana. Tras más de dos décadas de relativo silencio, la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos adoptó una resolución en 2024 condenando el apartheid israelí. ¿Marca esta postura una nueva etapa?
Abdal Karim Ewaida: Sí. La adopción de la Resolución 611 marca un punto de inflexión en el compromiso de la institución africana con la causa palestina, tras un período de relativa inacción interrumpido únicamente por declaraciones de solidaridad.
Esta resolución revitaliza la participación africana en los debates sobre derechos humanos en Palestina, pero África no puede detenerse ahí; este texto debe ser el punto de partida para una participación más concreta y mejor estructurada. Por ejemplo, el establecimiento de un mecanismo permanente de monitoreo de la situación en Palestina permitiría documentar sistemáticamente las violaciones, incluyendo expulsiones forzadas, ataques militares, detenciones arbitrarias y restricciones de libertades. Estos datos serían invaluables para futuras acciones diplomáticas y legales.
La publicación de informes que incorporen testimonios y análisis jurídicos aumentaría la presión sobre los Estados africanos para que adopten posiciones claras sobre Palestina y sus vínculos con Israel. La Comisión también puede alentar a los gobiernos africanos a traducir las resoluciones en acciones concretas, en particular en materia de ayuda humanitaria y cooperación económica con Palestina.
Al mismo tiempo, una mayor colaboración entre las ONG africanas y palestinas de derechos humanos contribuiría a fortalecer estos compromisos. De hecho, estas voces desempeñaron un papel clave en la adopción de la Resolución 611. Por lo tanto, si bien esta resolución representa un avance, debe propiciar una defensa activa, políticas concretas y una movilización sostenida.
Raouf Farrah: La acción de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia contra Israel no ha detenido la guerra genocida que se libra en Gaza y Cisjordania. Más allá de los procedimientos legales, ¿qué importancia tiene esta acción para los palestinos?
Abdal Karim Ewaida: Esta acción marca un importante punto de inflexión legal y político en la historia del Sur Global, ya que un país africano reafirma la validez de la Convención sobre el Genocidio de 1948 y utiliza el derecho internacional como herramienta contra la impunidad israelí. El 26 de enero de 2024, tras la iniciativa de Sudáfrica, la CIJ emitió una orden que reconocía la verosimilitud de las acusaciones de genocidio e instruyó a Israel a tomar medidas inmediatas para prevenir cualquier acto genocida y facilitar el acceso de la ayuda humanitaria a los palestinos en Gaza. Ninguna de estas medidas se ha implementado.
Al llevar el caso ante la CIJ , Sudáfrica envía un mensaje claro al mundo: la violencia sistemática y generalizada infligida a los palestinos de Gaza no puede quedar impune. Otros países, entre ellos varias naciones africanas, así como la Unión Africana, se han unido desde entonces a esta iniciativa, reforzando su legitimidad y demostrando un creciente consenso internacional sobre la necesidad de justicia.
Más allá de su dimensión legal, este procedimiento tiene un peso político significativo. Al obligar a la comunidad internacional a examinar legalmente las acciones de Israel, Sudáfrica y sus aliados contribuyen a ampliar la conciencia mundial sobre la crisis actual en Gaza. Esta iniciativa podría aumentar la presión sobre Israel y fomentar debates más amplios sobre los derechos humanos y la aplicación del derecho internacional humanitario. El apoyo de otros países a esta acción legal refleja una solidaridad diplomática que va más allá de la retórica y se traduce en medidas concretas, como la formación del Grupo de La Haya, una coalición de Estados del Sur Global que respalda la denuncia de Sudáfrica.
Si la CIJ fallara a favor de Sudáfrica, sentaría un precedente importante que podría utilizarse en otros casos relacionados con graves violaciones de derechos humanos y crímenes internacionales. Una sentencia de este tipo no solo afectaría a Israel, sino que también enviaría un mensaje contundente a todos los Estados que ejercen una opresión sistemática.
“SE PERPETRARON ATROCIDADES EN NOMBRE DE LA LLAMADA MISIÓN CIVILIZADORA”
Raouf Farrah: Usted mencionó la importancia de movilizar la memoria colectiva y las experiencias históricas compartidas entre África y Palestina. ¿De qué manera las experiencias de los palestinos resuenan con los crímenes coloniales sufridos por los africanos?
Abdal Karim Ewaida: Las masacres cometidas por las antiguas potencias coloniales en África guardan profundas similitudes con la situación actual en Palestina. En todo el continente, se perpetraron atrocidades en Namibia, Argelia, Congo y Camerún, por nombrar solo algunos, en nombre de la supuesta misión civilizadora y justificadas por una ideología racista que deshumanizó a los pueblos colonizados.
Esta lógica racista, cuyo objetivo es borrar la identidad de los pueblos indígenas, se refleja en las narrativas que legitiman la ocupación israelí, negando a los palestinos su humanidad y sus aspiraciones. Prácticas coloniales como los desplazamientos forzados, las masacres y la destrucción de los medios de vida encuentran hoy un eco preocupante en los territorios palestinos, en particular en Gaza y Cisjordania.
Otro paralelo sorprendente es la inacción internacional. Al igual que con el genocidio africano, la comunidad internacional permanece paralizada por los intereses geopolíticos de ciertos países, lo que fomenta un clima de total impunidad.
Raouf Farrah: A pesar de estos paralelismos históricos, algunos países africanos guardan silencio sobre el genocidio en Palestina. En particular, Ruanda, marcada por su propio genocidio, y Camerún, afectado por una sangrienta guerra de liberación. ¿Cómo se explican estas distancias?
Abdal Karim Ewaida: Este es un asunto complejo. La reticencia de algunos países africanos a apoyar a Palestina no se debe necesariamente a un desacuerdo fundamental, sino más bien a prioridades políticas internas: estabilidad, desarrollo económico y seguridad nacional.
Abdal Karim Ewaida: En algunos casos, también se trata de diplomacia estratégica. Estos Estados evitan adoptar posturas internacionales consideradas sensibles, sobre todo para no poner en peligro sus relaciones con Israel o con socios occidentales influyentes. Es importante comprender que algunas personas en el poder adoptan una postura cautelosa, justificada con el pretexto del pragmatismo. A veces, se prefiere el silencio a una postura que podría percibirse como arriesgada.
Dicho esto, esta cautela institucional contrasta marcadamente con una opinión pública africana que suele ser mucho más comprensiva con la causa palestina: una opinión moldeada por narrativas de colonización, resistencia y una fuerte identificación con el sufrimiento del pueblo palestino. Esta brecha entre los gobiernos y sus poblaciones pone de relieve las tensiones que afectan actualmente a las políticas exteriores de varios países africanos: por un lado, los intereses estatales y los equilibrios geopolíticos; por otro, una expectativa moral e histórica de coherencia. Es precisamente en este contexto donde también se juega la credibilidad del continente en el escenario internacional.
“PARA ENRIQUECER LA SOLIDARIDAD ENTRE PALESTINA Y ÁFRICA”
Raouf Farrah: El panorama mediático africano, al igual que el ámbito religioso, está actualmente marcado por narrativas contrapuestas sobre Palestina. En su opinión, ¿los medios africanos aún permiten que se escuche la voz palestina?
Abdal Karim Ewaida: Sinceramente, la cobertura es muy desigual. En algunos países, la cuestión palestina aparece con frecuencia en periódicos o debates televisados. Pero en otros, está ausente. Esta disparidad se explica por varios factores: en primer lugar, el peso de las alianzas políticas y las presiones gubernamentales. Donde los gobiernos mantienen estrechos vínculos con Israel o sus aliados occidentales, los medios de comunicación tienden a autocensurarse. El simple hecho de abordar la cuestión palestina puede volverse políticamente delicado, incluso arriesgado.
Muchos países africanos atraviesan graves crisis: conflictos internos, inestabilidad económica y tensiones sociales. En este contexto, las redacciones priorizan naturalmente las emergencias locales. Esto no siempre se debe a una decisión política. A veces, se trata simplemente de cubrir lo que capta la atención del público.
Pero también hay otro aspecto que a menudo se pasa por alto: la propiedad de los medios de comunicación y las influencias ideológicas. Algunos evitan posicionarse para no ofender a grupos políticos o religiosos influyentes. Otros, a menudo financiados desde el extranjero, adoptan narrativas proisraelíes, a veces implícitamente.
Los medios de comunicación desempeñan un papel esencial. No basta con informar sobre las noticias de Gaza o Cisjordania durante los brotes de violencia. Debemos ir más allá: producir periodismo de investigación, compartir testimonios de primera mano, analizar las raíces del conflicto y conectarlas con las experiencias africanas de colonialismo, resistencia y lucha por la dignidad. No se trata solo de contrarrestar la influencia de Israel; se trata de enriquecer la solidaridad política, cultural y humana que siempre ha existido entre Palestina y África.
*Raouf Farrah es investigador geopolítico y activista. Es cofundador del medio argelino
Twala y miembro de la Red Panafricana de Solidaridad con Palestina.
Artículo publicado originalmente en Afriqué XXI


