Este lunes, durante el Foro Europeo de la cadena de televisión WDR, el nuevo canciller alemán Friedrich Merz afirmó que «ya no hay ningún tipo de limitaciones de rango de alcance en las armas que se le suministran a Ucrania, ni de parte de los británicos, ni de los franceses, ni de nosotros, de los estadounidenses tampoco».
Dos días más tarde, Merz anunció que junto a Zelensky firmaron una declaración de intenciones que permitirá a Ucrania fabricar armas de largo alcance para ser utilizados tanto dentro del país como para atacar territorio ruso.
El canciller alemán ya prometió frente al Bundestag que convertirá a las fuerzas armadas de Alemania en el ejército más fuerte de Europa. “El Gobierno proporcionará todos los medios financieros que las Fuerzas Armadas necesitan para convertirse de manera convencional en las Fuerzas Armadas más fuertes de Europa”, dijo Merz.
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, criticó la decisión de Merz y aseguró que esto posiciona a Alemania en una participación directa en la guerra. “Alemania se desliza por la misma pendiente resbaladiza que ya recorrió un par de veces durante el siglo pasado: hacia su propio colapso», añadió el funcionario ruso.
Por su parte, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, aseguró que la decisión de Merz “contradice totalmente nuestras aspiraciones de una solución política y los esfuerzos que se están realizando actualmente para lograr un acuerdo”. Peskov calificó tales decisiones como “bastantes peligrosas”.
El portavoz incluso criticó a los funcionarios europeos afirmando que “todavía sueñan con que pueden lograr algo de Rusia mediante la presión y no mediante la voluntad de escuchar las preocupaciones del país”.
La decisión de Merz no causa sorpresa, profundiza la línea de Scholz y se ubica dentro de la maquinaria de boicot a los acuerdos de paz del bloque globalista atlantista, a la vez que disputa el liderazgo del proyecto europeo belicista.
La decisión de permitir el uso de armamento de largo alcance de fabricación alemana contra territorio ruso marca un punto de inflexión en la participación de Alemania en el conflicto. Si bien hasta ahora su intervención se limitaba al financiamiento y la provisión de equipamiento, inteligencia y logística, la operatividad de este tipo de armamento implica, en la práctica, la participación directa de personal militar alemán. Esto se debe a que los sistemas de armas de alta complejidad suelen requerir el manejo, supervisión o asistencia técnica de personal especializado del país fabricante, lo que podría interpretarse como una forma de involucramiento directo en las acciones bélicas.
Rusia ha advertido reiteradas veces a estos países sobre su participación en la guerra, en especial al momento de brindar información con tecnología de la OTAN para permitir a Kiev llevar a cabo ataques de largo alcance en territorio ruso.
De hecho, a raíz del anuncio de Reino Unido, Francia y EEUU a finales del 2024 que permitía a Ucrania utilizar su armamento de largo alcance contra territorio ruso, Moscú actualizó su doctrina militar nuclear. Allí, Putin amplió la lista de condiciones que podrían desencadenar una respuesta nuclear para incluir escenarios en los que la agresión de un Estado no nuclear o de un grupo de estados apoyados por un estado nuclear podría ser vista como un “ataque conjunto”.
En ese momento, Peskov explicó que la actualización de la doctrina militar nuclear era una respuesta directa a las “acciones imprudentes” de Occidente que, en el momento de la saliente administración de Biden, fomentaron deliberadamente las operaciones para escalar el conflicto.
Los anuncios de Merz, se dan también en un contexto en donde Ucrania ha aumentado tanto en frecuencia como en alcance el uso de drones contra territorio ruso, especialmente dirigidos contra infraestructuras civiles o volando hacia ciudades como Moscú.
Pero particularmente, se da en el momento en donde se ha comenzado a trazar una línea en las negociaciones entre Ucrania y Rusia. Incluso cuando Zelensky hace todo lo posible por sabotearlas, las delegaciones de ambos países llegaron a un acuerdo sobre el intercambio de prisioneros, que de hecho ya cumplió una primera etapa en donde se liberaron más de 300 prisioneros por cada país, y se encuentran en el momento de la redacción de los memorándum sobre el camino para un acuerdo de paz que se espera se presenten en el próximo encuentro de negociaciones.
No obstante, la decisión de Merz no hace más que afirmar el análisis sobre cómo las élites belicistas europeas se encuentran encaminadas a, no sólo boicotear cualquier intento de paz sobre Ucrania, sino a escalar el conflicto a nivel regional.
La semana pasada, analizamos cómo el bloque globalista atlantista europeo necesita mantener encendida la retórica antirusa, asegurarse los gobierno de Polonia, Rumania y Moldavia, a la vez que consolidan la militarización, el plan de rearme y endeudamiento sobre el resto de la región, mantienen el foco activo en Ucrania boicoteando las negociaciones y prometiendo a Zelensky su apoyo incondicional, mientras trabajan sobre la desestabilización en otras zonas como los Balcanes y Bálticos, todos ejes necesarios para sostener el proyecto globalista atlantista.
Las políticas de rearme como herramientas para sostener el poder
Esta semana, las instituciones europeas continuaron con su parte del proyecto belicista acordando y ratificando la adopción definitiva del Marco de Apoyo a la Producción de Municiones y Armamento, un acuerdo que facilita las compras conjuntas de armas.
“Readiness 2030”, también conocido como el “Plan ReArm Europe” es una iniciativa de la Comisión Europea (CE) para la militarización de la región a través del endeudamiento permitiendo la centralización de las decisiones en las instituciones europeas.
Readiness 2030, “describe mecanismos jurídicos y financieros concretos para apoyar las inversiones en defensa de los Estados miembros. Se trata de un ambicioso paquete de medidas de defensa que proporciona mecanismos financieros a disposición inmediata de los Estados miembros de la UE para aumentar de forma rápida y significativa la inversión y las capacidades de defensa, se explica en el sitio web de la CE.
Los pilares del plan están diseñados para movilizar hasta 800 mil millones de euros para inversiones en defensa. Persigue el objetivo de liberar el uso de la financiación pública en defensa a nivel nacional, inversiones urgentes y masivas en defensa mediante adquisiciones comunes y movilizar capital privado acelerando la Unión de Ahorros e Inversiones.
En otras palabras, esta iniciativa se sostiene a partir de inversiones en defensa a través de mecanismos como la activación de la cláusula de escape nacional del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), la implementación del Instrumento de Acción por la Seguridad de Europa (SAFE), y la ampliación de los préstamos del Banco Europeo de Inversiones.
La activación de la cláusula de escape nacional del Pacto de Estabilidad y Crecimiento permite a los Estados miembros de la Unión Europea desviarse de sus objetivos fiscales, especialmente para aumentar el gasto en defensa, sin que se considere una infracción de las reglas fiscales. Estos préstamos buscan estimular la producción bélica integrada a escala europea.
El programa de inversiones en defensa denominado SAFE consiste en un nuevo instrumento financiero de la UE que proporcionará a los Estados miembros hasta 150 mil millones de euros en préstamos respaldados por el presupuesto de la UE.
“La compra conjunta garantizará la interoperabilidad de las fuerzas armadas de los Estados miembros y la previsibilidad de la industria de defensa europea , reducirá costes y creará la escala necesaria para fortalecer la base industrial de defensa europea”, se explica en el sitio de la CE.
Los países que deseen recibir préstamos del SAFE, deberán presentar a la CE un Plan Europeo de Inversiones en la Industria de Defensa. Dicho plan debe incluir diversas descripciones, gastos, productos, pero en específico, aclara la CE en su sitio web, “y, en su caso, la participación prevista de Ucrania en las actividades planificadas”.
En el anuncio del Consejo Europeo del 27 de mayo, se especifica que el SAFE permitirá que la UE siga apoyando a Ucrania, al vincular la industria de defensa del país al instrumento desde el principio.
Es decir, mientras que algunos actores intentan desarrollar conversaciones y negociaciones para trazar un camino hacia el fin de la guerra, las instituciones de Bruselas no se sientan a discutir cómo contribuir a ese proceso, sino que crean instrumentos que permitan sostener la guerra.
Además, el SAFE permite la cooperación con terceros países. “Ucrania y los países AELC del EEE recibirán el mismo trato que los Estados miembros. Permitirá que los países adherentes, los países candidatos, los candidatos potenciales y los países que hayan celebrado asociaciones en materia de seguridad y defensa con la UE, como el Reino Unido, participen en adquisiciones en común”, explica el Consejo Europeo.
“Nuestras dos prioridades son la seguridad y la desregulación. Hoy, en el Consejo, hemos cumplido ambos objetivos. Hemos adoptado SAFE, primer programa de inversión en defensa a gran escala en el ámbito de la UE, que moviliza 150 000 millones de euros para impulsar nuestras capacidades de defensa. También hemos acordado la posición del Consejo sobre el primer paquete de simplificación del MAFC. Esto reducirá la carga administrativa y ayudará a las empresas de la UE” declaró Adam Szłapka, ministro de Asuntos de la Unión Europea de Polonia.
A esto hay que sumarle el anuncio del 20 de mayo sobre el comienzo operativo de la Capacidad de Despliegue Rápido de la UE (EU RDC).
“El RDC de la UE proporciona un instrumento militar robusto, flexible y escalable de hasta 5.000 efectivos que puede desplegarse con rapidez, lo que permite a la UE responder a diferentes escenarios de crisis. El RDC de la UE está diseñado para diversas misiones, como estabilización; rescate y evacuación; asistencia humanitaria y socorro en caso de catástrofe; mantenimiento de la paz; así como prevención de conflictos y desarrollo de capacidades. El uso del RDC de la UE está sujeto a la decisión unánime de los Estados miembros de la UE”.
El periodista, Alessandro Avvisato, explica que “los países europeos tienen que aprobar el despliegue de la RDC caso por caso, lo que obviamente es un proceso complejo y engorroso. Pero no deja de ser un salto cualitativo importante en la capacidad de proyección militar de Bruselas, sobre todo teniendo en cuenta la facilidad con la que, en la narrativa occidental, las «crisis», las «catástrofes» y las «misiones humanitarias» se convierten en ocasiones para una intervención armada arbitraria”.
El politólogo español, Manolo Monereo, ha resumido adecuadamente las acciones del bloque belicista europeo: “la Unión Europea ha hecho del miedo a Rusia un instrumento para superar su propia crisis y para propiciar una nueva centralización del poder en torno a Bruselas, en torno a la creciente autonomización de la Comisión Europea”.
*Micaela Constantini, periodista y parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Foto publicada por la Agencia Europea de Defensa muestra a un grupo de las fuerzas armadas europeas (sin especificar el lugar y la fecha).