Análisis del equipo de PIA Global Asia - Asia Pacifico

La respuesta China a las amenazas de Trump

Escrito Por Tadeo Casteglione

Por Tadeo Casteglione* Las recientes declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, han vuelto a generar tensión en el escenario global.

Esta vez con sus reiteradas amenazas directas contra el BRICS, la coalición económica del mundo emergente que poco a poco opaca al occidente colectivo y deja mostrar que un mundo más grande y soberano existe.

Trump ha advertido en reiteradas ocasiones que impondrá un arancel del 100 % a todos los países que intenten crear una alternativa al dólar estadounidense, lo que representa un claro intento de frenar el proceso de desdolarización impulsado por el bloque. En respuesta, China ha reafirmado su compromiso con la cooperación dentro del BRICS y ha advertido sobre las consecuencias de una guerra comercial a gran escala.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Guo Jiakun, enfatizó que Pekín continuará trabajando con sus socios del BRICS para garantizar un crecimiento estable de la economía global, subrayando que el bloque promueve la apertura, la inclusión y la cooperación en beneficio mutuo.

Según el vocero, los países miembros no buscan enfrentamientos ni perjudicar a terceros, sino fomentar el desarrollo común y la prosperidad compartida. Esta postura refleja la visión estratégica de China, que ha sido uno de los principales impulsores del BRICS como una alternativa al dominio económico de Occidente.

Trump, sin embargo, ha insistido en que el BRICS es una amenaza para los intereses de EE.UU. y ha asegurado que el bloque «está muerto» tras sus declaraciones. «Tienen miedo de hablar de ello, porque les he dicho que, si quieren jugar con el dólar, les impondré un arancel del 100 %. El BRICS está muerto desde que lo mencioné. El BRICS murió en el momento en que dije eso», afirmó Trump en un discurso reciente.

Esta postura agresiva deja en claro que Washington no permitirá fácilmente que el dólar pierda su hegemonía en el comercio mundial mientras que Donald Trump con su ya clásica actitud brabucona se mofa de deslegitimar y bajar el precio de una organización que verdaderamente está poniendo en jaque las estructurales financieras globales.

Las amenazas de Trump no son solo retóricas. Durante su primer mandato, el presidente utilizó la guerra comercial como una herramienta para presionar a China, imponiendo aranceles a sus productos y desatando represalias por parte de Pekín.

Ahora, con el inicio de su segundo mandato en la Casa Blanca, Trump busca reactivar esa estrategia y aplicarla contra todos los países del BRICS, lo que podría tener graves consecuencias para la economía global. China, ya erigida como la mayor economía del mundo, es el actor más relevante en este conflicto y ha dejado claro que no cederá ante las presiones de Washington.

Foto: Ministerio de Exteriores de China
La respuesta china a las amenazas de Trump

Ante las amenazas de Trump de imponer aranceles del 100 % a los países que busquen crear una alternativa al dólar, la respuesta de China ha sido contundente. Pekín ha dejado claro que no se someterá a presiones de Washington y que seguirá fortaleciendo la cooperación dentro del BRICS.

Guo Jiakun, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, reafirmó el compromiso del gigante asiático con la estabilidad económica global y el comercio basado en la cooperación, en contraposición a la política de confrontación que impulsa Trump.

China entiende que las amenazas arancelarias de EE.UU. no son solo una estrategia comercial, sino un intento directo de frenar la creciente influencia del BRICS en la economía global. Sin embargo, el gigante asiático tiene varias herramientas para resistir y contrarrestar estas presiones.

Una de las principales es su vasto mercado interno, que le permite amortiguar el impacto de las restricciones comerciales impuestas por Washington. Además, la diversificación de sus socios comerciales en Asia, África y América Latina ha reducido significativamente su dependencia del comercio con EE.UU.

Uno de los puntos clave en la respuesta china es la desdolarización. En los últimos años, China ha impulsado acuerdos bilaterales en yuanes con varios países, incluyendo miembros del BRICS como Rusia y Brasil.

Este movimiento ha sido una respuesta directa a las sanciones financieras de EE.UU. y a la creciente inestabilidad del sistema basado en el dólar. La creación de mecanismos alternativos de pago y la promoción del yuan como moneda de reserva son estrategias que buscan reducir la vulnerabilidad de China y sus aliados ante las presiones económicas de Washington.

Además, China ha intensificado su participación en el comercio de materias primas sin depender del dólar. Un ejemplo de ello es el comercio de petróleo con Arabia Saudita y Rusia, donde cada vez más transacciones se realizan en yuanes en lugar de dólares. Esto representa un desafío directo a la hegemonía del dólar en los mercados energéticos y una posible ruta para que otros países del BRICS sigan el mismo camino.

En el ámbito diplomático, Pekín ha adoptado un enfoque de resistencia estratégica, evitando responder con la misma agresividad de Trump pero fortaleciendo sus lazos con otras economías emergentes.

La reciente expansión del BRICS con la incorporación de nuevos países es una señal clara de que el bloque sigue creciendo a pesar de las amenazas de EE.UU. Este crecimiento también refuerza la influencia de China dentro de la coalición, consolidándola como el principal contrapeso a la política económica estadounidense.

Otro factor que juega a favor de China es la creciente fragmentación del poder global. Mientras EE.UU. busca reforzar su control sobre el comercio mundial a través de medidas punitivas, China ha promovido la cooperación a través de iniciativas como la Franja y la Ruta, que conecta a países de Asia, África y Europa en una red de infraestructura y comercio. Esta estrategia concebida desde lo más profundo del seno del PCCh no solo fortalece la posición de China en la economía global, sino que también crea nuevas alianzas que pueden servir como un escudo contra la presión de Washington.

Pekín también ha aprendido de las guerras comerciales anteriores. Durante el mandato de Trump, China respondió con medidas de represalia selectivas, imponiendo aranceles a productos agrícolas estadounidenses, lo que afectó a sectores clave de la economía de EE.UU. Si Trump insiste en una nueva guerra arancelaria, es probable que China utilice tácticas similares, golpeando sectores estratégicos donde EE.UU. es más vulnerable.

A la misma vez la respuesta de China a las amenazas de Trump no se limita a la retórica, sino que se basa en una estrategia de largo plazo para reducir su dependencia del dólar y fortalecer su posición en la economía global. Pekín no solo está dispuesto a resistir las presiones de Washington, sino que está trabajando activamente para crear un nuevo sistema financiero internacional donde EE.UU. ya no tenga el control absoluto.

Una advertencia y un consejo

El gobierno chino ha reiterado que las guerras comerciales no tienen ganadores y que la imposición de aranceles adicionales solo perjudicará a los intereses de todos los países involucrados.

Pekín ha adoptado una postura firme frente a la hostilidad de EE.UU. y ha reforzado sus lazos comerciales con otras economías emergentes, promoviendo acuerdos en monedas locales y consolidando el yuan como una alternativa al dólar en el comercio internacional.

Esta estrategia es respaldada por Rusia, que tras las sanciones occidentales ha acelerado el proceso de desdolarización de su economía, fortaleciendo la cooperación con China e India dentro del BRICS.

El enfrentamiento entre EE.UU. y el BRICS tiene un trasfondo geopolítico evidente. La expansión del bloque y su apuesta por un sistema financiero alternativo amenazan la arquitectura económica diseñada por Washington y sus aliados desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Con el declive del poder estadounidense y el auge de nuevas potencias, la multipolaridad se ha convertido en una realidad inevitable. Ante este escenario, Trump busca frenar ese proceso mediante medidas coercitivas que garanticen la primacía del dólar y el control de EE.UU. sobre el comercio global.

Sin embargo, las acciones de Washington podrían resultar contraproducentes. La imposición de aranceles generalizados contra los países del BRICS podría acelerar aún más el proceso de integración económica entre los miembros del bloque y sus aliados.

China, Rusia, India y Brasil han intensificado sus esfuerzos para comerciar en monedas locales y reducir su dependencia del dólar, lo que debilita la capacidad de EE.UU. para imponer sanciones económicas.

Al mismo tiempo, la agresividad de Trump podría generar mayor rechazo hacia la política exterior estadounidense y reforzar la narrativa de que Washington utiliza la economía como un arma geopolítica.

A pesar de las amenazas de Trump, el BRICS ha seguido avanzando en su objetivo de crear un orden económico más equilibrado. La reciente ampliación del bloque con la incorporación de nuevos países y los acuerdos para desarrollar un sistema de pagos alternativo al SWIFT reflejan la determinación de sus miembros para consolidar su independencia financiera.

China, en particular, ha impulsado iniciativas como la Franja y la Ruta, que refuerzan los lazos comerciales con el Sur Global y reducen la influencia de EE.UU. en sectores estratégicos.

En este contexto, la respuesta de China a las amenazas de Trump es clave para entender el futuro de la guerra comercial global. Pekín ha demostrado que no cederá a la presión de Washington y que seguirá promoviendo la cooperación dentro del BRICS como una alternativa viable al sistema financiero occidental.

La apuesta de China no es solo económica, sino también geopolítica: al fortalecer sus alianzas con otros países emergentes, desafía la hegemonía de EE.UU. y construye un nuevo orden basado en el multipolarismo.

Una crisis en ciernes

La guerra comercial entre EE.UU. y el BRICS está lejos de resolverse y dependerá en gran medida de la evolución de la economía global y del resultado del éxito o fracaso de la política interior y exterior que trata de imponer Trump.

Si Trump adopta finalmente medidas aún más agresivas contra el bloque, intensificando las tensiones comerciales y financieras, el BRICS deberá nuevamente demostrar resiliencia y capacidad de adaptación, para lograr que las amenazas de Washington no sean suficientes para frenar su ascenso.

China, por su parte, seguirá desempeñando un papel central en esta disputa. Su estrategia de cooperación con otros países emergentes y su apuesta por la desdolarización podrían consolidar una nueva realidad económica donde EE.UU. ya no tenga el mismo control sobre el sistema financiero global. Mientras tanto, el mundo observa atentamente cómo se desarrolla esta confrontación, en un momento en el que la multipolaridad parece cada vez más inevitable.

Por Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.

*Foto de la portada: South China Morning Post

Acerca del autor

Tadeo Casteglione

Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales.

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