Del 28 al 31 de julio la Primera Ministra de Italia, Giorgia Meloni, visitó la República Popular China por primera vez desde que asumió su liderazgo en el país mediterráneo. Se celebró el vigésimo aniversario de la Asociación Estratégica Global, un acuerdo de cooperación bilateral entre China e Italia con un objetivo más amplio de relación entre Beijing y la Unión Europea.
El objetivo de la visita fue reactivar las relaciones bilaterales entre Italia y China, en especial en sectores estratégicos de comercio e industria. Para ello, Meloni participó en la séptima edición del Foro Empresarial Italia-China en Beijing, que contó con la participación de más de 100 empresas y asociaciones comerciales italianas y chinas, y el primer ministro del Consejo de Estado de la República Popular China, Li Qiang.
Durante su discurso, Meloni mencionó “la agresión rusa y en el daño a Ucrania, la crisis en Oriente Medio, las tensiones en el Mar Rojo, la creciente inestabilidad en África”, como “crisis que, al poner en tela de juicio el orden internacional basado en normas, inevitablemente también tienen repercusiones en la seguridad y la integración económica global”.
“El aumento de las tensiones geopolíticas va claramente acompañado de una tendencia a la fragmentación geoeconómica y este escenario ya complejo se ve impactado por la aparición de tecnologías disruptivas”.
Por su parte, el Primer Ministro Li Qiang, aprovechó durante las conversaciones en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, a decirle a Meloni que “el proteccionismo no puede proteger la competitividad, y sólo la apertura y la cooperación pueden aportar beneficios mutuos y resultados beneficiosos para todos. Espero que la UE considere el desarrollo de China objetiva y racionalmente, se adhiera a su orientación de asociación, profundice el diálogo y la cooperación, promueva el desarrollo estable y saludable de las relaciones China-UE y afronte conjuntamente los desafíos globales”.
Al día siguiente, Meloni participó y brindó un discurso en la inauguración de la exposición «El viaje del conocimiento. El millón de Marco Polo y su legado entre Oriente y Occidente», en el Museo de Arte Mundial de Pekín.
Posterior a la exposición, Meloni se reunió con el presidente de la República Popular China, Xi Jinping. Y durante la última jornada se encontró con el secretario del Partido Comunista Chino del Municipio de Shanghai, Chen Jining.
El fruto de esta primera visita se titula “Plan de Acción de la República Popular China y la República Italiana para el Fortalecimiento de la Asociación Estratégica Integral (2024-2027)”, o como algunos expertos lo denominan “la reinvención de la Ruta de la Seda”, tema del que hablaremos más adelante. También se firmaron 6 acuerdos que abarcan la colaboración industrial, la protección de las indicaciones geográficas, la seguridad alimentaria, el medio ambiente y la educación.
Durante la reunión entre Meloni y Xi Jinping, el mandatario chino hizo constante alusión al espíritu de la Ruta de la Seda y la importancia de Italia en este proyecto.
Señaló que “China e Italia se encuentran en los dos extremos de la antigua Ruta de la Seda, los dos países tienen una larga historia de intercambios amistosos han hecho importantes contribuciones a los intercambios y la comprensión mutua entre las civilizaciones orientales y occidentales”.
“China e Italia deben mantener y llevar adelante el espíritu de la Ruta de la Seda, considerar y desarrollar las relaciones bilaterales desde una perspectiva histórica, estratégica y a largo plazo, y promover que las relaciones China-Italia avancen con paso firme”, dijo Xi.
Además, aseguró que en la Tercera Sesión Plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), se concluyó que “China seguirá promoviendo la apertura de alto nivel al exterior, inyectando un fuerte impulso a la modernización al estilo chino y brindando nuevas oportunidades para ampliar la cooperación con Italia y otros países”.
Xi dio la bienvenida a las empresas italianas y dijo que espera que la “parte italiana también proporcione un entorno empresarial justo, transparente, seguro y no discriminatorio para que las empresas chinas vayan a Italia a desarrollarse”.
De acuerdo al comunicado emitido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular de China, la parte italiana dijo que “Italia se adhiere a la política de una sola China y espera fortalecer el diálogo y la cooperación con China, aprovechar más el potencial, profundizar la cooperación entre los dos países en áreas como la economía, el comercio y la inversión, los vehículos eléctricos, la inteligencia artificial, etc., y cooperar estrechamente en los intercambios humanísticos, a fin de promover la entrada de más productos italianos en el mercado chino. Italia se opone a la «desvinculación y ruptura de la cadena» y al proteccionismo, y está dispuesta a desempeñar un papel activo en la promoción de unas relaciones más profundas y prácticas entre la UE y China”.
El gobierno italiano dijo que, “los dos líderes abordaron los temas prioritarios de la agenda internacional, desde la guerra en Ucrania hasta los riesgos de un mayor empeoramiento de la situación en Oriente Medio. También discutieron las crecientes tensiones en el Indo-Pacífico”.
Meloni aseguró que “el mundo que nos rodea está cambiando, el sistema internacional basado en normas está siendo cuestionado (…) hay una creciente inseguridad a nivel internacional y creo que China es inevitablemente un interlocutor muy importante para tratar todas estas dinámicas”.
¿Es este acercamiento de Meloni a China una respuesta a EEUU, la OTAN y la élite de la UE?
Hace exactamente un año, Italia se retiró de la Iniciativa de la Franja y Ruta China (BRI). El gobierno de Giorgia Meloni decidió cancelar en agosto del 2023 la renovación del acuerdo que había firmado el entonces primer ministro italiano del Movimiento 5 Estrellas, Giuseppe Conte, en 2019. El Memorando de la Ruta de la Seda convirtió a Italia en el primer y único país miembro del G7 en formar parte del proyecto de la Franja y la Ruta.
El Memorando estipulaba un período de cinco años, tras los cuales Italia ingresaría definitivamente al proyecto, siendo marzo de 2024 la fecha límite para la adhesión formal. Desde estos años, el acuerdo debió atravesar distintos altibajos que dificultaron el proceso del proyecto como la pandemia por Covid, las crisis políticas y cambios de gobiernos italianos y en el especial la influencia de Washington que no sólo es el principal competidor de China, sino que se ha dedicado exclusivamente a desterrar la BRI de Europa.
La decisión de Meloni de salirse de la BRI no sorprendió. Por un lado, porque ya lo había anticipado en su campaña electoral y luego durante su gestión.
En el momento de campaña electoral, desde PIA Global analizábamos cómo Meloni proponía, sin salirse del bloque imperial, un enfoque que implicara el fortalecimiento nacional de las fuerzas armadas; jugar de manera más estratégica su posicionamiento geopolítico en el mediterráneo; poner en debate modificaciones claves al interior de la Unión Europea que van desde el sistema de integración y valores, políticas comunes de defensa de la UE, una “columna europea” dentro de la OTAN buscando cierta “independencia” al interior de la Alianza, hasta la revisión de políticas económicas de la Comunidad.
Desde que asumió, la propuesta y posición en política exterior de Meloni apuntó al fortalecimiento de sus relaciones con EEUU, en especial por sus ambiciones en busca de sacar provecho de la posición geopolítica y geoestratégica de Italia sobre el Mediterráneo en un contexto geoeconómico mundial en transformación, de hundimiento del eje franco-alemán y de necesidad energética europea.
De hecho, a fines de julio de 2023, Meloni viajó a EEUU y se reunió con el presidente Joe Biden en donde abordaron como principales ejes la renovación de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) entre Italia y China, las proyecciones sobre el Mediterráneo en política energética y de seguridad y, la presidencia italiana del G7 en el 2024. Aunque no hubo ningún tipo de confirmación respecto a una línea en común entre ambos países sobre estas temáticas, ya se especulaba que Italia decidiera suspender la membresía de la BRI si obtenía el apoyo de EEUU en el Mediterráneo.
Desde que asumió como primera ministra, y en especial, tras las elecciones al Parlamento Europeo, en las que su grupo político, ECR, logró un avance muy significativo, la líder italiana ha tomado gran protagonismo en la escena europea, y le ha sacado provecho.
Úrsula von der Leyen estuvo intentando seducir a Meloni durante su campaña para la reelección como Presidenta de la Comisión Europea, ante la cual la líder italiana buscó acceder a puestos claves de comisarios en la institución europea; paralelo se sucedía la Cumbre de la OTAN en Washington en donde Meloni buscó puestos claves dentro de la Alianza Atlántica que ubiquen a Italia como referente del sur europeo y mediterráneo, objetivo estratégico clave de la agente en política exterior de Meloni.
Al parecer, la mandataria italiana, aún no es del círculo de confianza, tampoco socio o aliado, ni de la élite europea de von der Leyen, ni de la OTAN, porque Meloni no logró posicionar a nadie en la Comisión Europea, ni obtuvo la función de jefe del flanco sur de la Alianza.
Meloni se opuso al acuerdo sobre los altos cargos de la UE, se abstuvo en la votación para la reelección de Ursula von der Leyen y se negó a la elección de Kaja Kallas como Alta representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y a António Costa como Presidente del Consejo Europeo. Es decir, la deja en una posición de poca representación a nivel europeo.
Mientras Italia busca ubicar al Mediterráneo como zona geoestratégica clave, intentó seducir a Washington y a la OTAN desde los anteojos de la seguridad y defensa; y cancelando el acuerdo BRI con China en 2023. No obstante, tampoco resultó como lo deseó.
El secretario general saliente de la OTAN, Jens Stoltenberg, decidió confiar a España y no a Italia la función de jefe del flanco sur de la alianza, nombrando al español Javier Colomina como adjunto.
Las relaciones entre Meloni y la OTAN no son las mejores, de hecho, para la mandataria italiana “el principal eje de descontento italiano sobre la OTAN recae en que para Italia la estabilidad y la seguridad en el Mediterráneo ampliado son de vital importancia mientras que para la Alianza Atlántica se trata de un “área secundaria en la coyuntura actual”, según el informe titulado “La seguridad europea ante las crisis multidimensionales perspectivas de futuro y posición de Italia”.
Según el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, el secretario general de la OTAN, Stoltenberg no quería nombrar un representante para el Sur, pero tuvo que incluirlo en la resolución «porque Italia lo quería y así se vengó dándole el papel a un español». Italia, señaló finalmente Crosetto, no tiene ningún problema con la OTAN, sino sólo con Stoltenberg. Él es el único responsable, eligió a la persona para ese papel, basándose en criterios opacos y en una lógica burocrática interna, sin consultar con los aliados, quizás porque se guió por la lógica de la afiliación política, faltando a la primera de sus responsabilidades: ser super partes», subrayó Crosetto en la entrevista, según relata Federico Rucco en su análisis.
Según el ministro italiano, Stoltenberg cometió «una traición a un principio: fue Italia la que luchó por introducir el papel de enviado para el Frente Sur. Y en la cumbre de Washington, 32 dirigentes nos dieron la razón. Dentro de veinte años, los dos mil quinientos millones de habitantes de África serán el principal problema de la Alianza Atlántica, porque se convertirán en un ejército en manos de los países que ya han empezado a ocupar el continente en los últimos años: Rusia y China», señaló Crosetto.
En el plan de ambiciones geopolíticas de Meloni, el Mediterráneo es su gran apuesta desde un enfoque de la seguridad y la defensa pero en especial desde el objetivo de convertirse en un hub energético. Pero el objetivo de Meloni de “convertir a Italia en un verdadero polo energético euromediterráneo” puede chocar con los intereses de Washington de consolidar la dependencia energética europea hacia EEUU.
Este acercamiento directo de Meloni con Xi Jingping, con gran significancia, no restableció concretamente el acuerdo de la Ruta de la Seda, pero, como explica Lorenzo Lamperti, “lo que antes se llamó Cinturón y Ruta, ahora Plan de Acción Italia-China. Cambian los nombres, pero no el sueño del Palazzo Chigi, lo habite quien lo habite: aumentar las exportaciones al mercado chino y atraer más inversiones chinas a Italia”.
Por su parte, Italia mantiene abierto el canal del diálogo y cooperación, entendiendo el rol importante que posee China en el comercio y producción internacional, incluyendo el creciente aumento de influencia china sobre África. Se espera una visita del presidente italiano, Sergio Mattarella, a China en noviembre para continuar afianzando los vínculos sino-italianos.
Por su parte, China sigue en juego en el tablero europeo, a pesar de los intentos estadounidenses y otanistas de frenar su avance.
*Micaela Constantini, Periodista y parte del Equipo de PIA Global.
Foto de portada: Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Popular de China.