El evento, denominado “Debate sobre la Soberanía Nacional en el Siglo XXI”, se desarrolló en el ámbito de la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional del Congreso, y fue organizado a pedido del Diputado Luiz Philippe de Orleans y Bragança.
El debate, realizado en el marco de esta comisión, una de las más importantes del Congreso brasileño (ya que se ocupa precisamente de cuestiones fundamentales de Estado), contó con la participación de destacados especialistas en temas militares e inteligencia, como el Comandante Robinson Farinazzo, oficial de la Marina de Brasil, el analista de defensa Albert Caballé, el profesor Ricardo Cabral, ex-profesor de la Escuela de Guerra Naval, entre otros.
Recogiendo declaraciones de ex-oficiales de la OTAN, presidentes y primeros ministros de varios países vinculados a la Alianza Atlántica, por ejemplo, Farinazzo resaltó el hecho de que el destino de territorios brasileños, especialmente el de la Amazonía, se discute en cumbres que se realizan fuera de Brasil, sin la representación de los intereses brasileños.
A modo de ejemplo, Farinazzo recordó un proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, datado de 2021, que buscaba categorizar cuestiones climáticas en general como “amenazas de seguridad” que podrían ser discutidas, supervisadas y gestionadas en el ámbito del Consejo de Seguridad. El proyecto en cuestión fue vetado por Rusia e India, no contando tampoco con el apoyo de China, que se abstuvo.
Aunque el proyecto no mencionara específicamente a la Amazonía o a Brasil, es imposible olvidar la cantidad de menciones a la “internacionalización de la Amazonía”, vista como “patrimonio de la humanidad”, en el contexto de la radicalización de los discursos ecoglobalistas producidos en los centros de producción de conocimiento y de políticas públicas del Occidente atlántico.
Como dijo el jurista Carl Schmitt, “quien invoque a la humanidad está queriendo engañar”. Es detrás del discurso humanitario donde se esconden todos los proyectos más brutales y nihilistas de las élites liberales de Occidente. Para comprobar esto, basta con ver cómo las narrativas de la “intervención humanitaria” se han utilizado en Libia, Irak y los Balcanes en los últimos 30 años.
De hecho, en agosto de 2019, el politólogo estadounidense Stephen Walt publicó en el ámbito del Centro Belfer de Ciencia y Asuntos Internacionales, un artículo en el que especula sobre la posibilidad de acciones militares legitimadas por el discurso ambientalista de defensa de la “humanidad”. Según Walt, en el futuro, grandes potencias podrían intentar poner fin a situaciones de degradación ambiental mediante intervenciones armadas en países más débiles, y menciona específicamente a Brasil como ejemplo.
Menos de un mes después, The Guardian publicó un artículo de un autor llamado Lawrence Douglas, en el que defiende que la misma lógica que se aplica a las intervenciones humanitarias, como la de la “Responsabilidad de Proteger”, un concepto de carácter globalista, consagrado en la ONU en 2005, y que sirve para legitimar con un barniz humanitario el uso de la fuerza contra los enemigos geopolíticos del Occidente atlántico.
De hecho, en el evento que se celebró en el Congreso brasileño, se mencionó precisamente el artículo de Stephen Walt y muchas otras evidencias. Es necesario recordar, como hizo Farinazzo, que James Stavridis, ex-Comandante Supremo Aliado de la OTAN y ex-Comandante del SOUTHCOM, alegó que los incendios en la Selva Amazónica representaban un riesgo de seguridad para los EE.UU., y legitimaban su intervención en Brasil. Emmanuel Macron (que hace unos meses fue recibido con los brazos abiertos por Lula en la Amazonía) y Boris Johnson, ex-Prime Minister del Reino Unido, también se han pronunciado públicamente sobre la Amazonía como no perteneciente a Brasil, sino como un “bien común” de la llamada “humanidad”. David Milliband, Secretario de Medio Ambiente en el gobierno de Tony Blair, llegó a defender la privatización de la Selva Amazónica en 2006.
Todo esto fue presentado a la Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa Nacional del Congreso Brasileño con abundante evidencia y fuentes.
Si el tema de los incendios en la Amazonía era el más instrumentalizado contra Brasil en la época del gobierno de Bolsonaro, ahora el tema que más genera reacciones furiosas de ONG ambientalistas en Brasil, así como comentarios “preocupados” de burócratas extranjeros, es el de la explotación de petróleo en el Margen Ecuatorial, como fue señalado por el profesor Ricardo Cabral en el Congreso.
Este es un tema que se vincula, como él señaló, con toda la historia de esfuerzos para impedir o dificultar la explotación de los recursos minerales y energéticos brasileños por el Estado, usualmente bajo alegaciones de “daños al medio ambiente” o “violaciones de los derechos de los pueblos indígenas” – narrativas que presionan por la desoberanización de partes del territorio brasileño, que deberían estar bajo “tutela internacional”, en una versión más refinada y posmoderna de las viejas propuestas británicas de privatización.
El problema, como señaló el analista Albert Caballé, sin embargo, es que la industria de defensa brasileña está en crisis; una crisis que ya dura varios años.
Si hasta aproximadamente los años 80 las empresas brasileñas del sector bélico no solo abastecían la mayoría de las necesidades militares nacionales, sino que también eran exportadoras, especialmente para el Medio Oriente y África, la avalancha neoliberal de los años 90 en un contexto de pos-Guerra Fría llevó a un gradual deterioro del sector y a una desnacionalización, con varias de las principales empresas brasileñas de defensa, como Ares y otras, pasando al control de empresas multinacionales – casi siempre de los mismos países atlánticos que demuestran interés por la “internacionalización” de la Amazonía.
El escenario hipotético discutido en el Congreso brasileño para una acción intervencionista contra Brasil, tal como fue presentado por Farinazzo, menciona la posibilidad de un bloqueo de los principales puertos brasileños por las fuerzas navales atlánticas, en una especie de “estrategia anaconda” (táctica que forma parte del manual del Almirante Mahan, padre de la geopolítica estadounidense).
La preocupación de los especialistas y de los diputados brasileños especializados en asuntos de defensa y relaciones internacionales, por lo tanto, es que la codicia occidental en una era de transición y de crisis geopolítica se vuelva contra Brasil – y que Brasil, si no despierta rápidamente ante los riesgos y peligros contemporáneos, tal vez no esté preparado para enfrentar este desafío.
Raphael Machado* Licenciado en Derecho por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Presidente de la Associação Nova Resistência, geopolitólogo y politólogo, traductor de la Editora Ars Regia, colaborador de RT, Sputnik y TeleSur.
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