Senegal se encuentra inmerso en una crisis política marcada por el aplazamiento de las elecciones previstas para el 25 de febrero y las acusaciones de la oposición de «golpe de Estado institucional». Las protestas han tomado las calles en muchos puntos del país. Dentro y fuera del continente africano, cada vez más países e instituciones siguen con preocupación la situación que atraviesa Senegal, a la vez que piden que se vuelva a fijar, lo antes posible, una fecha para que los senegaleses acudan a las urnas. Este mismo martes, estaba prevista una gran manifestación en la capital, Dakar, pero el Gobierno la ha prohibido por el «riesgo de perturbar gravemente» la circulación.
Estas son las claves de las turbulencias políticas que está sacudiendo a este país de África occidental:
- El aplazamiento electoral
El sábado 3 de febrero, el presidente Macky Sall apareció en la televisión para anunciar que las elecciones previstas para finales de mes quedaban aplazadas sine die. Un mensaje que coincidió prácticamente con el que tenía que ser el arranque de la campaña. Sall reiteró que no pretendía volverse a presentar, como ya anunció en el pasado, y justificó su decisión de posponer los comicios por las acusaciones de irregularidades que algunas formaciones políticas habían lanzado contra el Consejo Constitucional, el organismo responsable de revisar y aprobar todas las candidaturas. «Iniciaré un diálogo nacional abierto para crear las condiciones para unas elecciones libres, transparentes e inclusivas», defendió Sall.
Este anuncio provocó que la oposición saliera a denunciar lo que definió como «golpe de Estado institucional» y una maniobra del presidente para ganar tiempo al frente del país. Fue el detonante de una oleada de protestas y acusaciones contra el presidente del país, aunque no era la primera vez que las protestas lo señalaban. En el pasado, la tensión política ya se había instalado en la clase política ante la posibilidad de Sall decidiera presentarse a un tercer mandato, algo que descartó a principios de julio tras meses de incertidumbre.
- Crisis política
El mandato del actual presidente finaliza el 2 de abril, fecha en la que no está previsto que las urnas dictaminen quién va a relevarlo en la presidencia de la República senegalesa. El lunes 5 de febrero se llevó a cabo en el Parlamento una polémica sesión en la que se decidió retrasar los comicios hasta mediados de diciembre y alargar así el mandato de Sall. Un pleno que dejó una imagen insólita: la policía entró en el hemiciclo para sacar a varios diputados de la oposición contrarios a esta decisión y que querían impedir que se votase.
Ese mismo día, las autoridades del país cortaron internet y prohibieron la circulación de motos en Dakar durante el día, también suspendieron la emisión de una televisión privada, Walf TV, que estaba retransmitiendo las protestas que se estaban produciendo mientras la Cámara baja estaba reunida.
- Los candidatos rechazados
La aprobación de los candidatos a las elecciones por parte del Consejo Constitucional estuvo envuelto de polémica. De los 93 candidatos, solo 20 pasaron el filtro de este organismo. Uno de los que se quedó fuera de la carrera presidencial fue Karim Wade, hijo del expresidente de Abdoulaye Wade y una de las figuras de peso del panorama político. Según el Consejo Constitucional, tenía la doble nacionalidad y no renunció a tiempo al pasaporte francés. La Constitución del país determina que los candidatos solo pueden tener en exclusiva la nacionalidad senegalesa.
Este político, y su formación, reclamaron al Parlamento una investigación para esclarecer como se habían elaborado las listas de candidatos. Wade ha sido uno de los que ha acusado de «corrupción» a este órgano y pidió que se aplazaran las elecciones para «corregir las graves deficiencias de nuestro sistema electoral», expresó en su momento.
- La oposición rupturista
Otra de las grandes figuras de la política senegalesa cuya candidatura ha sido rechaza es Ousmane Sonko, que se encuentra encarcelado desde el pasado verano por varios procesos judiciales abiertos y acusaciones como «corromper a la juventud» o por instigar las protestas del pasado mes de junio en Dakar. Su condena y encarcelamiento, durante el verano pasado, provocó una oleada de fuertes protestas, Las manifestaciones se saldaron con unas 50 personas muertas.
Sonko es uno de los políticos que ha marcado un antes y un después en el panorama político, por su discurso rupturista y anticolonialista que se aleja del que la población está acostumbrada a escuchar en las elites políticas. Su partido ha sido de los más críticos con el aplazamiento electoral y defiende que el candidato alternativo que habían nombrado para los comicios, Doumaye Faye, tenía posibilidades de ganar.
- Enfado en la calle y represión policial
Alzando y hondeando la bandera tricolor senegalesa y al grito de «Macky Sall dictador», miles de personas han salido a las calles desde que el presidente anunció que se aplazaban los comicios. El malestar ha ido en aumento, a la vez que el importante despliegue policial ha incrementado la represión de las protestas con gases lacrimógenos.
Durante el pasado fin de semana, tres jóvenes murieron en las manifestaciones. Uno en Saint Louis, un estudiante de 22 años. Otro en Dakar, de 23 años, y un tercero de 19 en Ziguinchor, una población en sur del país. Sobre la muerte de este último, el responsable de un hospital de la ciudad, declaró a AFP que “recibió un proyectil en la cabeza y murió de sus heridas en cuidados intensivos».
- Preocupación internacional
Dentro y fuera del continente se han alzado las voces para pedir que se resuelva el impás político. Organismos como la Unión Africana han mostrado su preocupación y reclaman que se fije lo antes posible una nueva fecha para los comicios. El Consejo de la Unión Europea, en un comunicado, expresó hace pocos días que «se corre el riesgo de que esta decisión empañe la larga tradición democrática de Senegal y abra, de este modo, un periodo de gran incertidumbre para el país». Este país es clave en la ruta migratoria hacia las Islas Canarias. Las anteriores crisis políticas en Senegal han ido acompañadas de un aumento de salidas, especialmente de jóvenes que, frustrados por la falta de expectativas que le ofrece su país, se juegan la vida para llegar a Europa.