NI SENCILLA NI INEVITABLE.
Tampoco es que los Estados Unidos sean tontos. En un panorama general que da cuenta de su decadencia, el espacio que enlaza al gran poder financiero con sus operadores en el gobierno, ha trazado algunos planes de interés que vale la pena abordar.
La curiosa irrupción en nuestras Fuentes Seguras de una indagatoria cuyos resultados -ya lo verá, lector- indican que alguna inteligencia subyace al interior del Norte, se basa en una observación preocupada: varios de los especialistas internacionales más respetados, al garabatear la ecuación global, están suponiendo que la victoria multipolar será sencilla, e inevitable.
Estas consideraciones, asentadas en datos certeros, colisionan a gran velocidad con el mentir de tantos medios occidentales. Así, surgen a la vista de los interesados como determinaciones absolutas, a las cuales solo basta sazonar adecuadamente para ofrecer un mapa prístino del futuro. La saga, entonces, evalúa necesario ratificar el horizonte, pero atemperar las expectativas. La confianza, elemento importante para consolidar la tarea propia, no debería extenderse al punto de ignorar dificultades.
Nadie se retira del gran escenario sin intentar un zarpazo que le prodigue la pervivencia.
Este periodista percibe que, debido a la fortaleza de la Federación de Rusia en el conflicto ucraniano, la solidez del andar de la República Popular China dentro y fuera de sus fronteras, la ampliación del BRICS+, el vigor de la Organización de Cooperación de Shanghái, el realineamiento de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental, el desarrollo iraní, se entiende que la historia ha modificado su orientación. Eso es verdad.
Lo explicamos aquí, semana a semana. Vale ratificar el texto previo, titulado Pobre Occidente. Sin embargo, la descripción de una tendencia inocultable puede llevar a estimar un score a priori como si el Ayer no tuviera sus herramientas, sus ventajas, sus proyectos. Las costureras y los obreros del vidrio saben que, se diga lo que se diga, no es fácil coser y bordar, ni soplar y hacer botellas. La geopolítica tampoco es sencilla y no basta con estar creciendo para seguir haciéndolo.
En octubre pasado se advirtió aquí que el Diluvio de Al Aqsa contenía derivaciones de compleja predicción. Aunque los derechos del pueblo palestino resulten innegables, lo cierto es que existe un punto en el decurso de los acontecimientos en el cual se unifica la causa justa con el ansia bélica del atlantismo y su guía, las corporaciones financieras. Puede sentirse esa aseveración cual una herejía, pero a la hora de redactar este artículo, ya son diez las naciones involucradas en la contienda de Medio Oriente.
Aunque muchos emergentes estén afrontando los conflictos con inteligencia, equilibrio y cuidado, el incendio no es ajeno a los anhelos de los Estados Unidos y por añadidura de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Si esos poderes en baja generaron la corrosión o si, una vez puesta en marcha, la usufructuaron, amerita una investigación para el Pulitzer, pero no afecta la perceptible evolución de los acontecimientos.
Entonces ¿Qué quiere el imperio en Asia Occidental? Venga.
EL PLAN ATLANTISTA.
La torpe, pero aún existente diplomacia norteamericana está intentando delinear acuerdos renovados con Arabia Saudita. La idea es aprovechar un eventual pacto sobre los rehenes en la Franja de Gaza para construir un nuevo gobierno en Israel que aliviane la imagen de la gestión demócrata rumbo a los comicios de noviembre. A partir de allí, admitir la gestación de un Estado Palestino (desarmado) con autoridades que entreguen factores esenciales para Israel, como los combustibles fósiles en la zona. De tal modo, argumentando que los acuerdos de seguridad implementados por China, Rusia, Turquía e Irán han fracasado, los Estados Unidos, con obvio respaldo británico, se posicionarían como garantes de la misma.
Para ello los norteamericanos están trabajando en el establecimiento de una sintonía con sectores internos críticos del premier Benjamín Netanyahu con la intención de mostrar al mundo una mejor imagen que la presente, cruel e invasiva. El repudio de Europa a la nueva guerra, -un repudio humanitario, pero en especial económico- tras la debacle en Ucrania, no logra ser acallado con un nuevo disciplinamiento de la Unión Europea (UE). En línea, los negociadores del Norte están activando sus contactos en Egipto, Qatar, Bahrein, Jordania para convencerlos del rediseño.
Uno de los tentadores objetivos presentado a esos y otros países es la reducción de la influencia de la República Islámica de Irán en la zona y, por ende, del control indirecto ejercido por los dos grandes de Eurasia. También, limitar el juego a dos bandas que ha permitido a Turquía gravitar recostándose en las potencias crecientes, para situarlo nuevamente en la órbita occidental. La parte complicada de esta propuesta estadounidense relativamente razonable es que su concreción implica generar confianza en el aspecto económico.
Mientras las inversiones, el comercio y los corredores son garantizados por el bloque multipolar, el descenso de todos los miembros de la OTAN -de su moneda cada vez menos universal, además- permite inferir a los protagonistas regionales que la iniciativa bideniana (boltoniana, digamos) tiene mucho de armamentística y poco de lucrativa. Demasiada “seguridad” para tan escueta rentabilidad. Esa realidad es la que viene llevando al realineamiento de los productores de petróleo y al fracaso de otras búsquedas anglosajonas previas.
En esa dirección, cabe puntuar los elementos que, desde muy distinto origen, confluyen en escollos para la plasmación del sueño americano. Por un lado, Netanyahu no quiere saber nada con palestinos vivos. Como lo anunció en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pretende extender su dominio sobre la totalidad del territorio que abarcan Gaza y Cisjordania, territorio intermedio incluido. El otro elemento, muy complejo, es que las bandas terroristas diseminadas por el atlantismo en Asia Occidental -el caso Irak es buen ejemplo, mas no el único- son utilizadas por numerosos financistas y no resultan fáciles de vertebrar en una dirección unificada.
Otro obstáculo es el desarrollo económico mundial, que ha llevado a la OPEP+ a imbricarse, contradictoria pero fructíferamente, con los BRICS+. Esa gran victoria del eje multipolar no logra desandarse pese a los vaivenes saudíes y las oscuridades qataríes. En tanto, Asia Occidental y Asia Pacífico progresan en la utilización de monedas duales para la comercialización de productos. Restringen el uso del dólar y generan un volumen con dos características básicas: la transformación de las monedas de reserva, y el empleo del yuan como soporte.
Los Estados Unidos -el gobierno demócrata para ser más precisos- cuentan con regenerar su imagen y proponerse como violento garante de la Seguridad -qué paradoja- en toda la región. Saben que, pese a lo antedicho, los pueblos están clamando paz porque la vida se escurre como arena entre los dedos y porque sin ese factor no hay negocios. Saben además que pueden mostrar armamentos extremos para sostener su auto promoción. De allí que, en los meses recientes, la difusión rusa y de soslayo también la china, hayan hecho hincapié en la presentación en sociedad de nuevos misiles de extraordinaria potencia.
Sigamos. Como si las trabas señaladas fueran pocas, es pertinente subrayar que la Resistencia articulada entre la República Islámica, el Líbano -Hezbollah-, Yemen -Ansrallah-, Siria y numerosas organizaciones políticas con fuerte despliegue combativo, se ha afirmado en los meses recientes. Es inocultable que esas vertientes poseen anclaje sólido con los intereses geoeconómicos de los pueblos que las hicieron emerger, mientras el atlantismo no logra canalizar las aspiraciones de la región.
La administración Biden, en acuerdo con las grandes empresas financieras, infiere necesario reproducir la fórmula que facilitó el crecimiento del bloque euroasiático: imponer la paz para promover los negocios. El problema es su rasgo esencial de acumulación: el escorpión es un orden de artrópodos arácnidos depredadores conocidos comúnmente como escorpiones o alacranes. Se caracterizan por contar con un par de pinzas de agarre y una cola estrecha y segmentada, que forman una reconocible curva hacia delante sobre la espalda y siempre rematada con un aguijón.
¿Y eso? El capital financiero puede prometer la paz a través de la hipocresía demócrata, pero no garantizarla, pues su existencia misma está ligada al litigio bélico. Por eso se aceleran las gestiones: la iniciativa en curso no fue elaborada para cumplirse, sino para llegar a las elecciones en los Estados Unidos con posibilidades. Después, sus referentes seguirán quemando todo lo que se pueda quemar. Claro que muchos saben esto, pero los vínculos sembrados por Occidente en los estados árabes, sobreviven en sus intersticios. Mucho más allá de la propaganda habitual, la verdad fue narrada aquí en El eje de la guerra.
PACIFISTAS DECLAMATIVOS.
Aunque oculto para la opinión pública en Occidente, el presidente Vladimir Putin pronunció, días atrás, su primer discurso ante ambas Cámaras del Parlamento en casi dos años. Allí abordó, con precisión, varios de los asuntos que integran esta secuencia. Y puso las cosas en su lugar al diferenciar las iniciativas pacíficas auténticas de las borroneadas para mostrar intenciones que no se hilvanan con las acciones. Por qué no conocerlo.
El jefe de Estado ratificó que Rusia ha intentado resolver el conflicto en el Donbás de forma pacífica. “Hemos hecho absolutamente todo, todo lo posible para resolver este problema pacíficamente. Negociaciones muy pacientes y minuciosas para poner fin a esta situación tan difícil”. “Pero se ha desatado un nuevo escenario, y las iniciativas de paz han sido completamente subvertidas por la mentira, la hipocresía, y Occidente ha cerrado los ojos ante la hipocresía y el régimen asesino en Kiev, y la actividad terrorista que se ha desatado en el Donbás”.
Añadió que “Han estado suministrando armas a los terroristas, e incluso antes de la operación militar especial, habían estado recibiendo artillería. Occidente ha estado preparando a Ucrania para esa campaña, y en realidad han hablado descaradamente y abiertamente sobre eso, no ocultan este hecho”. Luego insistió: “Quiero repetir: fueron ellos quienes desencadenaron la guerra. Y usamos y seguimos usando la fuerza para detenerla”.
Afirmó que la presencia en Ucrania fue necesaria para defender a Rusia, pues Occidente se estaba preparando para convertir a Ucrania en una plataforma de lanzamiento repleta de armas para atacar a su país, lo que significaba que Moscú tenía que actuar antes de poder hacerlo. “No nos dejaron otra opción para defender a Rusia y a nuestro pueblo”. Y dijo que “En estas circunstancias, tuvimos que tomar medidas audaces e inmediatas. Las repúblicas populares de Donbas pidieron ayuda a Rusia”.
Putin también ratificó que Ucrania venía presionando para que se le proporcionaran armas nucleares, e insistió en su presentación de la acción especial como preventiva y defensiva. En línea, aseguró que Rusia se vio “obligada a alejar la amenaza de sus fronteras” mientras “sistemas de armas occidentales de mayor alcance” fueron llegando a Ucrania.
“Me gustaría agradecer a todos, al pueblo ruso por su coraje y gracias a nuestros héroes en las fuerzas armadas a las fuerzas fronterizas y a todos los servicios de seguridad, en particular a sus escuadrones de Donetsk y Lugansk”, agregó Putin en su discurso ante la Asamblea. También se dirigió a los ciudadanos de las cuatro regiones que Rusia ha protegido y dijo: “No ha habido nada más fuerte que su determinación de estar con Rusia, con su patria”. Los presentes le prodigaron una ovación, de pie.
En panorama, reiteró sus críticas a la expansión de la alianza militar de la OTAN. “Hemos sido abiertos, francos y sinceros al querer un diálogo abierto con Occidente y hemos dicho muchas veces que el mundo necesita una seguridad indivisible e invitamos a todos los países del mundo a hablar sobre eso”, enfatizó. “Pero como respuesta, todo lo que recibimos es hipócrita e incomprensible, así como acciones concretas bastante sustantivas: la expansión de la OTAN, y la continuidad de los ataques contra nuestro país y otras zonas del planeta”.
Según encuestas aportadas por colegas especializados en la interioridad rusa, la popularidad del presidente supera, por estas horas, el 75 por ciento.
ALAMBRE DE PÚA.
Ahora que el ex presidente Donald Trump afirma su liderazgo en el seno del Partido Republicano y encabeza los sondeos de opinión rumbo a las generales de noviembre, y mientras el actual mandatario, Joseph Biden, se esfuerza por maquillar su imagen de infanticida en Medio Oriente y promete que tomará en cuenta la industria local, Texas irrumpe y embarulla el panorama. Si se recorre la historia, el asunto puede aprehenderse.
Para ello es preciso evocar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o North American Free Trade Agreement (NAFTA), que estableció una zona de libre comercio entre Canadá, los Estados Unidos y México con el presunto objetivo de reducir costos para promover el intercambio de bienes entre los tres países; fue suscripto en 1992 y aplicado desde 1994. Mereció la rúbrica de George W. Bush, Brian Mulroney (primer ministro canadiense) y Carlos Salinas de Gortari. En la práctica y por encima de las declamaciones hundió a la economía azteca y sus consecuencias se palpan hoy.
El nivel de pobreza extrema de México subió rápidamente desde la implantación del acuerdo: pasó de un 16 % a un 28 % solo en los primeros cinco años. Cinco millones de campesinos abandonaron sus tierras, elevando el desempleo urbano en México y aumentando la migración hacia el Norte, generando tensiones en ambos lados de la frontera. El menemismo de Salinas de Gortari no halló herramientas para revertir la situación y recién en 2018 Andrés Manuel López Obrador intentó modificaciones estructurales. Pero el proceso estaba muy avanzado.
De entrada, AMLO comprendió el eje: “El problema no es la migración, lo que necesitamos es que nuestros jóvenes puedan trabajar aquí”. A medida que América latina mejoraba lentamente a través de la instauración de gobiernos populares, y los emergentes multipolares ofrecían inversiones y compras voluminosas, la economía mexicana evidenció un repunte significativo, sin por ello descender en el índice de concentración. Por eso, el vigor de la producción no alcanza para sus 131 millones de habitantes y muchos buscan el horizonte laboral en el vecino hostil.
Pero como vimos antes, la financierización de la economía norteamericana no da para retener a la propia mano de obra, la crisis humanitaria interna ha explotado y la absorción de migrantes se torna inviable con los parámetros presentes. En ese marco, el gobernador de Texas, Greg Abbott, resolvió instalar una gran alambrada con púas para disuadir a los mexicanos que intentan adentrarse en su estado. Biden contrastó al jefe texano y la Corte Suprema le otorgó razón mediante un fallo que habilita cortar el obstáculo. Rápidamente Trump respaldó a Abbott, miembro del Partido Republicano.
El problema es que no solo se pronunció el rubio aspirante a una nueva presidencia. La postura del distrito inmortalizado en la tele por la serie Dallas, es apoyada por 25 gobernaciones: Alabama, Alaska, Arkansas, Carolina del Sur, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Florida, Georgia, Iowa, Idaho, Indiana, Luisiana, Misisipi, Misuri, Montana, Nebraska, Nevada, Nuevo Hampshire, Ohio, Oklahoma, Tennessee, Utah, Virginia, Virginia Occidental y Wyoming. El quiebre es manifiesto.
Ahora se ha empezado a analizar si se trata de la chispa interna que canalizará el conjunto del malestar social. Son varias las voces que hablan de guerra civil; otras, estiman que por lo menos agudizará la fractura con vistas a los comicios. El conflicto interior tiene varios factores: el globalismo atlantista se hizo del gobierno en las muy polémicas elecciones de noviembre de 2020, y se lanzó a reorientar las energías estatales en una política internacional guerrerista y harto costosa. El denominado continentalismo encarnado por el sector republicano de Trump, insiste en la necesidad de limitar las intervenciones externas y priorizar la producción estadounidense.
Dentro de cada espacio hay más litigios, pues no todas las compañías involucradas en la tensión se comportan agrupadamente y porque el sistema financiero unificado ha obturado la posibilidad de encauzar los recursos hacia la elaboración de bienes de producción y consumo. Quien maneja el crédito, maneja la economía, indicó en su momento Arturo Jauretche. Esta situación viene inmovilizando grandes zonas productivas y originando la mudanza de numerosas empresas hacia territorios más dinámicos. Vale repasar la discusión de fondo en Sistema financiero: el quiebre interior, pues allí se encuentran algunas claves del dilema norteamericano.
Texas es la segunda economía más importante de los Estados Unidos (detrás de California, gobernada por el demócrata Gavin Newsom), con un PBI nominal de 2,5 billones de dólares; si fuera país sería la octava economía del mundo. Allí, los mexicanos ya son mayoría (como lo son desde hace tiempo en California). Según Abbott, el Gobierno federal “ha roto la cohesión entre los Estados Unidos y los estados debido a la laxitud de la política migratoria”. Algunos historiadores han realzado que esa frase posee un sutil aroma a las postuladas por los sureños en los albores de la Guerra de Secesión. Pero quizás sea solo una impresión.
(Vale añadir que, con esta movida, el gobernador texano pasó a integrar la lista de posibles pre candidatos a vicepresidente para acompañar a Trump. Y cabe inquietarse: los recursos que el núcleo financiero descripto viene utilizando para frenar al vociferante no están dando resultados. ¿Qué otros métodos pueden utilizar? Al cierre, un video sobre la cuestión.)
Con el tono zumbón que la caracteriza, la vocera del ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación de Rusia, María Zajárova, expresó: “Es hora de que el presidente estadounidense, según las mejores tradiciones de su predecesor Barack Obama, diga Texas must go, y forme una coalición internacional para liberar a sus habitantes en nombre de la democracia”. En tanto, el portal de la República Popular China, Global Times deslizó: “conforme EEUU entra en su año electoral, la disputa migratoria se ha vuelto un campo de batalla principal” que visibiliza las “enraizadas contradicciones y crisis en una sociedad que ha entrado a una nueva fase en la historia”.
Como observará, lector, el sendero de Occidente parece difícil de torcer. Sin embargo, el arranque de este texto tiene un sentido.
Nada termina hasta que termina.
En especial cuando se cuenta con aliados ocultos y poder de fuego.
La precaución es, también, un factor decisivo para la Defensa.
Gabriel Fernández * Área Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Este artículo fue publicado en el portal radiografica.org.ar
Foto de portada: ASSOCIATED PRESS