Europa

La llegada del lobby de la guerra y la futura política exterior de la UE

Por Alessandra Ciattini** y Federico Giusti* –
Los Fratelli d’Italia deseaban desde hace tiempo revisar las normas relativas a las autorizaciones de venta de armas en el extranjero, normas juzgadas demasiado restrictivas por las empresas armamentísticas.

El gobierno italiano propone modificar la ley sobre exportación de armas, permitiendo la venta de armamento financiado por la UE sin autorización ministerial. La revisión está vinculada a la estrategia europea de defensa y al objetivo de autonomía, pero los críticos sostienen que podría ser un engaño para justificar una mayor subordinación a los intereses estadounidenses.

En la coalición gubernamental, los partidos mayoritarios compiten por defender los intereses industriales y militares, de ahí las enmiendas a la Ley 185/90 sobre exportación de armas (DDL S. 855).

Los Fratelli d’Italia deseaban desde hace tiempo revisar las normas relativas a las autorizaciones de venta de armas en el extranjero, normas juzgadas demasiado restrictivas por las empresas armamentísticas. Pronto será posible, con una modificación del proyecto de ley aprobado en el Consejo de Ministros del 3 de agosto, vender armas en el extranjero sin control ni autorización del Ministerio de Asuntos Exteriores, siempre que se produzcan total o parcialmente con financiación de la UE. Este proyecto de ley ya preveía que Palazzo Chigi (el Comité Interministerial para el Intercambio de Material Armamentístico, cuyo jefe es Meloni) decidiera, transformando el organismo (Unidad de Autorización de Material Armamentístico, UAMA) que hasta ahora se encargaba de este delicado sector en una simple oficina técnica.

Si nos fijamos en las intervenciones del Parlamento para bloquear la venta de armas, no vemos trabas burocráticas ni restricciones de ningún tipo a las exportaciones; sólo en el caso de las ventas a Emiratos Árabes y Arabia Saudí, implicados en el conflicto de Yemen, hubo presiones para frenar (como entonces ocurrió) la venta de armas a estos dos países directamente implicados en la guerra. Pero a lo largo de los años también se han autorizado innumerables exportaciones a naciones en guerra y culpables de amenazar los derechos humanos (como Israel), lo que confirma que los obstáculos insalvables denunciados por los lobbies de las empresas armamentísticas nunca han existido.

Como ya se ha mencionado, el proyecto de ley estipulaba que sería el ejecutivo, cuyo refuerzo es cada vez más estricto, el que decidiría qué armas importar y cuáles exportar, al tiempo que simplificaba los trámites necesarios para la venta de armas y excluía de toda autorización la transferencia de armas a países de la UE.

Así, se han eliminado los controles y autorizaciones, salvo la del citado comité, para la venta de armas si se financian en parte o en su totalidad con fondos de la UE, ya no será necesaria la autorización del Ministerio de Asuntos Exteriores, y también se eliminará la comprobación de que se respetan las normas de la antigua ley 185 de protección de los derechos humanos. En el futuro, se exigirá financiación europea para vender armas a cualquiera, los derechos humanos, incluso en términos formales y genéricos, no serán vinculantes para las exportaciones, sólo predominarán los asuntos económicos, como siempre.

El fracaso de la exportación de armas a los EAU y Arabia ha desencadenado una persistente campaña de empresas armamentísticas, parlamentarios e industriales, todos juntos para revisar una ley que es ciertamente contradictoria pero que se ha guiado, desde su promulgación, por ciertos principios éticos y morales que ahora pueden descartarse en nombre del negocio no sólo para Italia sino también para la UE.

Por lo tanto, se despoja a la UAMA de la tarea de examinar «de manera rigurosa y articulada» las licencias de exportación de material de armamento, es decir, se suprime este procedimiento tan antiguo considerado hostil a las empresas y a las exportaciones, y de hecho la guerra de Ucrania, el rearme de la OTAN y la guerra global promovida por el Congreso estadounidense (sin olvidar el documento de estrategia de la UE llamado la Brújula Europea) han favorecido esta profunda revisión de las normas de exportación de material de armamento.

Leemos textualmente de la página web ministerial:

Autoridad Nacional – UAMA (Unidad de Autorización de Material de Armamento) – Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación Internacional

La evaluación de las posibles autorizaciones a países no pertenecientes a la UE-OTAN implica previamente a varios Ministerios y Organismos italianos: a) en el análisis de los méritos de la operación individual, ya desde la comunicación corporativa sobre el inicio de las negociaciones comerciales dirigida no sólo al Ministerio de Asuntos Exteriores, sino también al Ministerio de Defensa: b) con los dictámenes previos a la autorización definitiva de exportación/importación, tras la fase de negociación con la firma del contrato, presentados al Comité Consultivo Interministerial compuesto por los Ministerios de Asuntos Exteriores, Defensa, Interior, Desarrollo Económico, Economía y Hacienda – Agencia de Aduanas y Monopolios, y Medio Ambiente. La Autoridad también cuenta con los dictámenes vinculantes, en presencia de información clasificada, de la Presidencia del Consejo – Departamento de Información para la Seguridad/DIS – Oficina Central para el Secreto/UCSe…..

La autoridad nacional – UAMA expide autorizaciones para la exportación, la transferencia, el corretaje, la asistencia técnica y el tránsito de productos de doble uso; expide autorizaciones para el comercio de productos sujetos al reglamento contra la tortura; expide autorizaciones para el comercio directo e indirecto de productos enumerados en las medidas restrictivas de la Unión.

Por débiles que sean estas normas, a partir de mañana ya no existirán y los traficantes de armas, los belicistas y las empresas «estratégicas» tendrán vía libre en el comercio de la muerte.

Ya hemos hablado antes de la Brújula Estratégica, un documento estratégico aprobado el 21 de marzo de 2022 por el Consejo de la Unión Europea y adoptado el 25 de marzo por los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países que forman parte de ella, pero quizá sea mejor profundizar en él. Según los defensores de la UE, un enano político y militar precisamente por el dominio de la OTAN sobre el continente, este documento supondría un avance «hacia una Europa de la defensa más capaz de proteger a los ciudadanos europeos» (eso dicen), de «proteger y promover sus intereses y valores compartidos».

Y añaden: «en un contexto internacional caracterizado por la competencia geopolítica y el retorno de la guerra en Europa» (generado por sus políticas), la Brújula transformaría a Europa en un actor responsable capaz de cooperar en la construcción de la seguridad internacional y la del continente europeo. Sería importante y oportuno porque indica una serie de acciones concretas (inversiones, ejercicios, fuerzas de intervención rápida, etc.), gracias a las cuales se puede reforzar la política europea común de seguridad y defensa de aquí a 2030. Entre otras cosas, el documento prevé la creación, de aquí a 2025, de «una Capacidad de Despliegue Rápido (PDR) de la UE compuesta por 5.000 unidades capaces de operar incluso en entornos no permisivos (…) en regiones de interés para la UE». Este instrumento debería considerarse como «un primer paso hacia una mayor capacidad de intervención militar europea».

A la luz de esta rápida información, podemos comprender bien la necesidad de la mencionada enmienda, ya que esta dirección política puede perseguirse con la posesión de armas cada vez más sofisticadas, aunque muchos no lo consideren factible debido a las divisiones internas de la élite tecnocrática. De hecho, hay que subrayar que no todos los líderes europeos están de acuerdo con la hipótesis de la autonomía estratégica; la propia Von der Leyen, en uno de sus discursos, afirmó que los europeos nunca podrán sustituir a Estados Unidos a la hora de garantizar la seguridad internacional. Y Von der Leyen aboga de nuevo por una UE capaz de construir una política autónoma de abastecimiento energético, procurándose las materias primas indispensables para el avance verde allí donde sea necesario; lo que presagia también una renovada capacidad militar a desplegar en defensa de los intereses de la UE.

Pero, ¿qué relación establecería con la OTAN una Europa armada, capaz de defenderse y atacarse a sí misma? La respuesta está ahí y residiría en el «justo equilibrio entre europeísmo y atlantismo», pero no sabemos hasta qué punto sería factible: «La UE y la OTAN serían complementarias y sinérgicas», y la Europa de la defensa sería el pilar europeo de la Alianza Atlántica, «con el objetivo último de promover la paz, la estabilidad, la seguridad y la cooperación en todas partes». Como ha sucedido en el pasado y está sucediendo hoy, basta pensar en el Fondo Europeo para la Paz que ha destinado fondos a alimentar la guerra en Ucrania.

Naturalmente, los gobiernos italianos, básicamente homogéneos en muchos aspectos, aprecian el Compass, porque contribuiría al «desarrollo tecnológico e industrial del sector aeroespacial, de seguridad y defensa -incluida la dimensión cibernética-, con repercusiones positivas en toda la economía» (véase la enmienda anterior), en un contexto que siempre pretende ser «competitivo».

Los críticos del documento señalan que fue redactado antes de la famosa «operación especial» de Putin y que, por tanto, ya estaría desfasado por los hechos y los cambios geopolíticos de los últimos años. Además, señalan, dado el ineliminable vínculo de subordinación de Europa a EEUU, que debe entenderse esencialmente como una delegación de este último a sus súbditos para vigilar el continente, al igual que Israel fue creado para tener el mismo papel en Oriente Medio. Además, la propia UE es una creación de EEUU, que al final de la Segunda Guerra Mundial ocupó gran parte del continente y decidió no volver a casa, salpicando los distintos países europeos de bases militares para garantizar la «opción occidental» de sus ciudadanos.

El siempre imaginativo Joseph Borrell, rebautizado como el jardinero europeo, justificó su deseo de participar directamente en la competencia mundial afirmando que «no se puede ser herbívoro en un mundo de carnívoros». No se cansa de presentar a la Unión como un modelo para el resto del mundo, quizá convencido de que los ciudadanos europeos están de acuerdo con él, cuando por todas partes se observan signos de desafección, aunque todavía no se hayan convertido en fuertes movilizaciones que ahora son tanto más deseables, si no queremos entregar a las derechas extremas y populistas sentimientos antieuropeos generalizados y probables protestas sociales. Que están estrechamente alineadas con la OTAN y ofrecen apoyo a Ucrania e Israel.

Sobre este punto, hay un interesante artículo que analiza la Brújula Estratégica, refiriéndose al famoso texto El Arte de la Guerra atribuido a Sun Tzu (544 a.C.-496 a.C.), quien afirmaba que «Todo el arte de la guerra se basa en el engaño». Según los autores, quienes redactaron el documento se engañan a sí mismos, cuando se declaran convencidos de que la seguridad debe garantizarse de acuerdo con EE.UU., cuando -como es bastante evidente hoy en día- EE.UU. tiene objetivos diferentes de los de Europa y en la historia nunca ha tenido aliados, sino súbditos. Sin embargo, los mismos autores no excluyen la posibilidad más convincente de que la élite de Bruselas pretenda engañar en cambio a los pueblos de Europa, haciéndoles creer que con la Brújula estarán mejor protegidos.

*Federico Giusti, delegado del CUB en el sector público, colabora con los periódicos Cumpanis, La Città futuro, Lotta Continua y participa activamente en cuestiones de derecho laboral, anticapitalismo y antimilitarismo.

**Alessandra Ciattini, antropóloga.

Artículo publicado originalmente en giuliochinappi.com.

Foto de portada: extraída de giuliochinappi.com.

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