El Primer Ministro (PM), Abiy Ahmed, respondió el martes a las preguntas de los legisladores, incluidas aquellas relativas a la búsqueda de su país para negociar su propio puerto en un país vecino. Reiteró algunos de los puntos que planteó durante su discurso de casi una hora de duración el mes pasado, que puede verse con subtítulos en inglés aquí, y reafirmó que esto se logrará por medios pacíficos. Contrariamente a lo que se piensa, ésta no es una política controvertida. He aquí por qué es legal, racional y pragmático:
* Estados Unidos y China ya alquilan sus propios puertos en Yibuti
Lo que Etiopía quiere no es diferente de lo que Estados Unidos y China ya han obtenido en Yibuti, es decir, un arrendamiento a largo plazo de su propio puerto allí. Esos dos son rivales de la Nueva Guerra Fría y están ubicados lejos de la región, pero aún así negociaron exitosamente acuerdos de este tipo con Djibouti. Por lo tanto, se sienta el precedente de que Etiopía haga lo mismo. A diferencia de Estados Unidos y China, no es protagonista de la Nueva Guerra Fría y también es vecino de Djibouti, lo que debería convertir a Etiopía en un socio atractivo.
* Esos dos países pagan a Yibuti mucho menos por las bases militares que Etiopía por el acceso a puertos comerciales.
Estados Unidos acordó en 2014 pagar a Yibuti 63 millones de dólares al año para arrendar su base durante los próximos diez años con la opción de extenderlo por otra década, mientras que el Global Times de China, financiado con fondos públicos, citó un informe de un medio extranjero en 2016 para afirmar que su país paga 100 millones de dólares al año para su propia base. Aunque otros informes citan cifras diferentes sobre la renta de China, el punto es que ni China ni Estados Unidos pagan ni cerca de los 2 mil millones de dólares anuales en tarifas portuarias comerciales que Etiopía paga según el reciente informe de Addis Standard.
* Las estadísticas oficiales demuestran que el actual acuerdo entre Djibouti y Etiopía es desequilibrado y oneroso
El FMI estima que el PIB de Yibuti en 2023 será de 3.870 millones de dólares, mientras que el de Etiopía será de 155.800 millones de dólares. En consecuencia, esto significa que los 2.000 millones de dólares que Etiopía paga anualmente a Djibouti en concepto de derechos portuarios comerciales constituyen más de la mitad del PIB de ese país y cuestan alrededor del 1,2% del suyo propio. Sin embargo, si a la ecuación se le suma el presupuesto oficial de Etiopía para 2023/2024, de alrededor de 14.700 millones de dólares, entonces un enorme 13,6% se destina a tarifas portuarias de Djibouti. Esto es oneroso y podría sentar las bases para renegociar estos términos desiguales.
* Los problemas de deuda de Etiopía hacen imperativo aliviar la onerosa presión financiera relacionada con los puertos
Etiopía solía presumir de tener una de las tasas de crecimiento más rápidas del mundo antes de la COVID-19, pero la pandemia, el conflicto del Norte de 2020-2022 y la guerra de poder entre la OTAN y Rusia se combinaron para compensar esta impresionante trayectoria. China y otros acreedores han acordado suspender los pagos de su deuda, pero Etiopía corre el riesgo de caer en una crisis financiera interminable con todo lo que eso implica para la estabilidad interna a menos que se restablezca la tasa de crecimiento anterior, lo cual es difícil sin aliviar primero los onerosos pagos portuarios presiones financieras relacionadas.
* Su explosión demográfica podría provocar agitación regional si no se resuelve esta crisis financiera
La demografía de Etiopía está explotando después de que el Primer Ministro Abiy recordara a todos que la población de su país pasó de 46 millones hace apenas 30 años a 120 millones en la actualidad y está en camino de alcanzar los 150 millones en 2030. Si su crisis financiera no se resuelve, por ejemplo mediante la propuesta media para negociar con éxito su propio puerto en Djibouti con condiciones mucho mejores que las actualmente onerosas, entonces la esperada salida de inmigrantes irregulares que se marchan por razones económicas obvias podría provocar agitación regional.
* Etiopía seguirá siendo siempre vulnerable a los juegos de las grandes potencias a menos que se restablezca su fuerza naval
La Nueva Guerra Fría y los conflictos de poder relacionados entre sus protagonistas, en particular los que se libran alrededor del Mar Rojo, podrían alterar la logística marítima de la que depende la economía de Etiopía debido a su dependencia de las importaciones de fertilizantes y combustibles. La seguridad de los países costeros está relacionada con la estabilidad de Etiopía, pero ésta seguirá siempre en riesgo de ser perturbada por los juegos de las grandes potencias, de ahí que se sirva a sus intereses facilitar la defensa de estos salvavidas logísticos mediante la reactivación de la Armada etíope.
* Etiopía puede aliviar la carga financiera que pesa sobre los países costeros por defender estos salvavidas
El PIB de Etiopía es mucho mayor que el de los países costeros, por lo que la reactivación de su marina aliviaría gran parte de la carga financiera que actualmente pesa sobre ellos para defender estos salvavidas logísticos de los que depende directamente su seguridad, como se explicó anteriormente. En lugar de seguir invirtiendo recursos presupuestarios limitados en el mantenimiento de sus propias fuerzas navales para este fin, podrían depender más de las propias inversiones de Etiopía y luego redirigir algunos de estos recursos hacia su desarrollo económico interno.
* El rápido crecimiento económico de Etiopía provocado por su propio puerto en el Mar Rojo beneficiaría a la región
Los países costeros también se beneficiarían económicamente si Etiopía restableciera su tasa de crecimiento anterior a 2020, lo que podría suceder de manera más realista si obtuviera la propiedad directa de un puerto del Mar Rojo como medio para resolver su crisis financiera, como se argumentó. El Cuerno de África no puede cosechar plenamente los frutos de los procesos de integración regional como lo hace actualmente el resto del mundo hasta que la estabilidad económica de su núcleo etíope ya no sea rehén de los juegos de las grandes potencias, lo que sólo es posible mediante la reactivación de su armada.
* La renegociación del actual acuerdo entre Djibouti y Etiopía está totalmente en consonancia con el derecho internacional
El acuerdo existente entre Djibouti y Etiopía podría renegociarse en pos de este objetivo mutuamente beneficioso, pero algunos han afirmado que hacerlo con el objetivo de obtener acceso comercial y militar irrestricto al Mar Rojo es contrario al derecho internacional. Sin embargo, o están inocentemente mal informados o difunden deliberadamente información errónea, ya que Djibouti tiene el derecho soberano de negociar cualesquiera términos y condiciones con quien quiera, exactamente como ya lo hizo con Estados Unidos, China y otros.
* Los intereses de ningún tercer país tampoco se verían amenazados por un acuerdo renegociado de este tipo
Si bien es cierto que todos los estados tienen los derechos de negociación antes mencionados, la moralidad de los acuerdos que podrían alcanzar se vuelve turbia si amenazan con infringir los intereses legítimos de terceros países, como lo hizo Estados Unidos con Ucrania frente a Rusia. Ese no sería el caso de cualquier acuerdo renegociado entre Djibouti y Etiopía, cuyos contornos se propusieron aquí, ya que esto resolvería dilemas de seguridad y evitaría conflictos, a diferencia de cómo los acuerdos entre Estados Unidos y Ucrania exacerbaron tales dilemas y provocaron un conflicto.
Teniendo en cuenta los argumentos expuestos en este análisis, el intento de Etiopía de negociar su propio puerto en un país vecino -cuya mejor opción es Djibouti- es legal, racional, pragmático y redunda en interés de la región, no ilegal, ilógico e idealista y suma cero como afirman los críticos. Si no tiene éxito, entonces el Cuerno de África seguirá siendo rehén de los juegos de las grandes potencias que amenazan su seguridad al poner en peligro la estabilidad económica de Etiopía, lo que impone límites claros al verdadero nivel de soberanía de cada país.
*Andrew Korybko, analista político estadounidense radicado en Moscú y especializado en la transición sistémica global hacia la multipolaridad.
Artículo publicado originalmente en el blog del autor