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El doble rasero de Occidente hacia Israel y Ucrania lo desacredita en el Sur Global

Por Andrew Korybko*- Incluso el observador más casual de los asuntos exteriores sabe ahora que a los aliados occidentales como Israel se les permite violar impunemente la dimensión humanitaria del llamado «orden basado en reglas» de ese bloque, mientras que aquellos de sus rivales como Rusia que sólo son acusados de hacerlo se arriesgan a enfrentarse a su ira como respuesta.

El pasado miércoles, el Financial Times informaba de que «Las prisas de Occidente por respaldar a Israel erosionan el apoyo de los países en desarrollo a Ucrania», en el que citaba a diplomáticos y funcionarios que llamaban la atención sobre cómo el doble rasero de su bloque respecto a estos dos conflictos lo desacreditaba en el Sur Global. Evaluaron con precisión que esta postura hipócrita le costó a su bando todo lo que había ganado en los últimos 20 meses en la conquista de algunos corazones y mentes entre la Mayoría Global del mundo en desarrollo.

Incluso el observador más casual de asuntos exteriores sabe ahora que a aliados occidentales como Israel se les permite violar impunemente la dimensión humanitaria del llamado «orden basado en normas» de ese bloque, mientras que aquellos de sus rivales como Rusia a los que sólo se acusa de hacerlo se arriesgan a enfrentarse a su ira como respuesta. A diferencia de la reacción de Occidente ante la operación especial de Rusia, ni un solo responsable político habla de imponer sanciones a Israel o de armar a Hamás para librar una guerra por poderes contra él en Gaza.

El doble discurso de este bloque es atribuible a que sus estrategas han llegado a la conclusión de que su bando tiene más que ganar en el sentido geopolítico apoyando a Israel y Ucrania incluso a costa de desacreditarse a sí mismo. A pesar de algunos serios desacuerdos con Netanyahu, Occidente sigue considerando a Israel como su «portaaviones insumergible» en Asia Occidental al que siempre hay que apoyar a toda costa, mientras que Ucrania se considera su plataforma nacional para contener y luego balcanizar a Rusia.

Estos intereses tangibles tienen prioridad en sus cálculos políticos sobre la óptica y la retórica relacionadas con el «orden basado en reglas», cuyo concepto no es más que un medio para manipular las percepciones populares sobre la rectitud de sus mencionadas causas geopolíticas. Las «reglas» sólo se aplican arbitrariamente cuando los estrategas creen que ello beneficia a Occidente, mientras que la vista gorda que hacen ante las violaciones de sus aliados siempre se explica de alguna manera.

En este ejemplo, la operación especial de Rusia se presenta como una violación sin precedentes de las fronteras europeas en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial que ha causado más sufrimiento civil que cualquier otro conflicto continental desde entonces. También se presenta como no provocada al restar importancia a los legítimos intereses de seguridad de Rusia. Por el contrario, la integridad de las fronteras palestinas se ignora alegando que los legítimos intereses de seguridad de Israel justifican su violación, y este mismo razonamiento se utiliza también para encubrir las víctimas civiles.

Para que quede claro, hay algunas diferencias muy significativas entre estos dos ejemplos, pero la simplificación excesiva anterior de sus puntos en común pretende demostrar cómo los observadores casuales de los asuntos exteriores en el Sur Global los ven y así explicar por qué ya no confían en la retórica de Occidente. Los dobles raseros que se exhiben son simplemente demasiado pronunciados para que los ignoren y, en la mente de muchas de esas mismas personas, dan credibilidad a las críticas constantes de Rusia a la hipocresía occidental.

El efecto final es que la reputación de Occidente sigue erosionándose a pesar de los acercamientos que algunos de sus funcionarios han hecho al Sur Global en los últimos 20 meses, lo que es atribuible a que los estrategas de este bloque priorizan los intereses geopolíticos de su bando sobre los de su poder blando. A diferencia del enfoque equilibrado de Rusia hacia Israel y Hamás, Occidente decidió apoyar al primero a costa del segundo, lo que puso de manifiesto la falacia de su concepto de «orden basado en reglas» y le hizo perder la confianza del Sur Global.

*Andrew Korybko, analista político estadounidense.

Artículo publicado originalmente en el blog del autor.

Foto de portada: Extraída de ámbito financiero.

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