México es uno de los países más importantes del continente. En los últimos años, el arribo de un gobierno con ciertos tintes progresistas llenaba de esperanza los corazones de millones de mexicanos y mexicanas por su apuesta popular y soberana, algo que a un año de que se celebren elecciones presidenciales es puesto en duda por muchos analistas. Desde el portal de análisis internacional PIA Global entrevistamos a la economista y especialista en geopolítica Ana Esther Ceceña, quien nos brinda una lectura sobre las características del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su vínculo con las Fuerzas Armadas y con el vecino Estados Unidos.
PIA Global: ¿Cuál es el nivel de penetración que hay en México de los acuerdos, ya sean comerciales, productivos, militares, en diferentes aspectos con Estados Unidos y en qué dimensión eso se puede apreciar?
Ana Esther Ceceña: Cuando uno quiere analizar México, no puede prescindir de las consideraciones que tienen que ver con la relación con Estados Unidos. Es parte de nosotros mismos desde mucho tiempo atrás. La industrialización en México se construyó a partir de la relación con Estados Unidos. Eran las empresas estadounidenses las que por un lado arruinaron la pequeña producción que había en el país y por el otro, las que impulsaron la industrialización propiamente dicha. Entonces tenemos una larga, muy larga historia, pero también una historia que no es sólo económica, es cultural. Es muy fuerte la influencia de Estados Unidos en México, que bueno, eso es pues la conquista de mentes, no de visiones de mundo. En el terreno de la seguridad tenemos también una larga historia de presencia de un cuerpo entre legal, ilegal, no formal e informal, de personaje, relacionados con las agencias de seguridad en Estados Unidos. En México tenemos oficinas de la CIA, tenemos al FBI, tenemos todas las agencias de seguridad de Estados Unidos muy presentes, pero además existe un vínculo muy fuerte también de las Fuerzas Armadas, tanto la el Ejército como la Marina con Estados Unidos. Las políticas gubernamentales en el país, pues como en muchos de los países de América Latina, están sometidas a criterios y presiones de la política estadounidense, a veces a través de organismos internacionales, a veces directamente de parte del gobierno de Estados Unidos. La frontera y la cuestión migratoria funcionan incluso como elementos de chantaje. En el terreno monetario también, de repente si quiere presionar para que se adopte alguna medida y para ello se adopta una medida que termina generando que el peso mexicano se devalúe. Depende del tipo de gobierno, a veces se aceptan con entusiasmo, pero que en términos generales estas nunca son benéficas para México.
PIA Global: Usted mencionó a las Fuerzas Armadas y el nivel de penetración que en ellas existe de los intereses de Estados Unidos. ¿Se puede hablar de una “pentagonización” de las Fuerzas Armadas mexicanas?
Ana Esther Ceceña: Yo diría que las Fuerzas Armadas de México tienen por un lado ese vínculo y por otro lado un vínculo muy fuerte con el crimen organizado. Desde que empezó este crecimiento tan fuerte de la producción y tráfico de drogas aquí en México, lo cual es relativamente reciente, desde ese momento el ejército trabaja muy de cerca con los cárteles de la droga y yo diría con el crimen organizado en general. Para nosotros el crimen organizado no está vinculado solamente a las drogas, también existe el tráfico de personas, de armas. O sea, es un poco más amplio porque está metido el FBI, la CIA, la DEA, no sólo el Pentágono.
PIA Global: Pensando en este vínculo tanto con los intereses estadounidenses, concretamente con el crimen organizado, que usted planteaba que no se trata solamente de cárteles de droga, sino como de una red bastante más amplia, ¿cuál es su lectura del protagonismo que adquieren las Fuerzas Armadas en este sexenio de López Obrador?
Ana Esther Ceceña: Hay varias explicaciones. Cuando llegó el gobierno de López Obrador, ya con un compromiso con las Fuerzas Armadas, compromiso previo que se le impone, porque las Fuerzas Armadas son uno de los grandes poderes de este país. No se puede gobernar un país por encima de aquellos que son más poderosos que el propio gobierno. Ese fue un punto de partida que ha ido creciendo. Los militares se han ido comiendo al gobierno, se han adueñado de partes de la gestión gubernamental, de la gestión pública. Hoy gran parte de la gestión pública está en manos del Ejército. Otra explicación de este vínculo tan estrecho sería una cierta debilidad del gobierno frente a estos grupos del crimen organizado. Ahí el Ejército actúa como una especie de mediador para permitir gobernar. Algo que también explica este vínculo son algunos de los proyectos gubernamentales que en realidad no son compartidos por la población. Hay en particular algunos proyectos que han puesto en riesgo a la población indígena, particularmente porque ocupan sus territorios, porque son devastadores, porque modifican modos de vida, porque no se hacen las consultas previas como para llevar las siglas de los proyectos con un consenso adecuado. Hay estos dos megaproyectos de infraestructura en el sureste, el del tren maya y el del Corredor Interoceánico. En realidad, el del Corredor Interoceánico es un viejo proyecto. Se ha venido queriendo impulsar desde hace mucho y siempre un rechazo bárbaro de la población. Entonces también la acción del ejército se ha dirigido mucho a poner orden, a disciplinar estos territorios. Es curioso, porque parte de la explicación del gobierno es que el Ejército empezó como salvaguarda de las obras del tren, un poco como desde fuera. Luego se le asignaron tramos de esas obras para la construcción. Ahora se ha dicho que ellos van a ser los administradores de esos trenes y también se les ha dado el beneficio de la renta que se produzca a través de los de los trenes del proyecto en su conjunto. Hay una invasión paulatina de todo lo que son los grandes proyectos del Gobierno por parte de los militares. ¿Eso es reversible? No, no mucho. Ese es el problema. ¿Cómo saca uno a los militares después de que ya tomaron posesión del territorio?
PIA Global: ¿Cuál es el nivel de aceptación que hay hacia adentro de México, de esa idea que implementa el Gobierno sobre lo que es el gobierno en sí, sobre un gobierno autónomo que defiende su soberanía?
Ana Esther Ceceña: Yo diría que en una alta proporción la gente ni le cree cuando hace declaraciones de ese tipo. Hay otra parte de la gente que todavía le quiere creer, en parte porque es esta gente que ha estado vinculada a los procesos electorales, que tiene algún puestecito o que ha sido beneficiada por algunos programas sociales. Esa gente todavía dice que si el presidente lo dice, por ser este es un presidente que apoya al pueblo, entonces ha de estar bien. Hay muchísima gente que se pone contenta, que le aplaude, porque claro que es algo muy sentido en este país. Cuando tú vas a analizar bien qué es lo que realmente está detrás de esto, es bien complicado porque se dice eso en el discurso, pero por otro lado estamos rogándo que vengan a invertir en el Istmo de Tehuantepec, ahí en el corredor interoceánico, que traiga sus capitales. Hay como muchas señales que no necesariamente el sentido común las percibe, pero que son contradictorias, que van, van en otro sentido de lo que a veces está diciendo el presidente en sus discursos. Yo entiendo que visto desde fuera, visto desde América Latina, la percepción es otra, pues el gobierno de México ha sido importante de repente como soporte, como barrera incluso para la intervención tan brutal de Estados Unidos en América Latina, o para pedir el respeto a los procesos de autodeterminación. Esa política externa siempre la ha tenido México. Tal vez la perdió un poquito en el en el periodo del neoliberalismo. Pero cuando uno ve las cosas desde dentro, le afectan de otra manera y si puede reconocer un acierto en esa política exterior. Pero también hay que reconocer, pues, las fallas que tiene la política que está llevando adelante en el país.
PIA Global: ¿Qué es lo que cree que puede llegar a esperarse de una administración de Marcelo Ebrard en caso de que sea él el candidato de Morena y pensando también en esta figura como alguien que ha podido llevar adelante una relación interesante con los Estados Unidos?
Ana Esther Ceceña: Ahí el primer punto sería si realmente puede ser el candidato de Morena. Eso no está para nada asegurado. Hay una lucha interna muy fuerte porque se disputa con Claudia Sheinbaum, que es la candidata del presidente. No estoy muy segura que va a resultar en que Morena apoye a Ebrard, sino que tal vez él está intentándolo, pero está también abriendo la puerta para jugar por otro lado, o sea, para jugar con una candidatura externa a Morena. Si él saliera por Morena, pues sí, podría ganar. Si sale por una alternativa, quién sabe si pueda ganar porque la oposición está débil, dividida y deslegitimada. Es cierto que es un candidato que tiene buenas relaciones con Estados Unidos, buenas relaciones con América Latina. No tiene posiciones fuertes, aunque más bien creo que habría agrado con quien fuera el candidato. Internamente es conocido por el trabajo que hizo cuando fue gobernador de la Ciudad de México. Sí creo que está entre él y Claudia que los otros candidatos están solamente ahí, un poco para hacer el juego del relleno. ¿Cómo se va a poner ahí la pelea? No está muy claro, porque buena parte de Morena sí apoya a Marcelo, pero la parte que se va a inclinar por la opción del presidente, apoya a Claudia.
PIA Global: Pensando no concretamente en una figura, pero sí en este proyecto político, ¿se puede hablar entonces de una continuidad de lo que es el protagonismo de las Fuerzas Armadas en el Gobierno, de proyectos de infraestructura hacia dentro de territorios reservados y de la continuidad de este proyecto más allá de López Obrador, independientemente de quien lo encabece?
Ana Esther Ceceña: En el caso de Claudia, creo que sí habrá mucha más continuidad. En el caso de Ebrard, seguramente hay muchas cosas que se van a modificar aunque no está claro cuales, pero sí creo que habrá modificaciones importantes. Ahora, la presencia de los militares va a ser muy difícil echarla atrás. Yo creo en este momento, en este país, esa es la primera reflexión. Lo otro es la cuestión del crimen organizado. ¿Qué tipo de relación se va a establecer? Todo el mundo dice que el gobierno no negocia con ellos ni tiene relaciones con ellos, pero si no las tuvieran no podrían ser gobierno. O sea, es claro que hay tres sectores de poder en este país, que son las Fuerzas Armadas, el crimen organizado y los empresarios, con los cuales todo gobierno debe sentarse a negociar. Esos son los que van a definir qué pasa en este país en adelante. El proyecto de la Cuarta Transformación no es muy querido por ninguno de estos. Si bien durante estos años han logrado un equilibrio, no es que les guste mucho lo que se está haciendo. Entonces yo creo que ese proyecto quizá poco a poco se va a ir diluyendo.
*Ana Laura Dagorret es analista de política internacional, coautora del Manual breve de geopolítica y parte dell equipo de PIA Global.
FOTO DE PORTADA: Instituto Tricontinental.