Los drones de Pyongyang ya habían cruzado la frontera intercoreana en 2014 y 2017, pero entonces no escaló a un enfrentamiento militar a gran escala. El analista político Andrei Kortunov sugirió cómo resultaría esta vez la provocación.
Andrei Kortunov, director general del Consejo Ruso de Asuntos Exteriores, en conversación con PolitExpert, calificó el incidente de síntoma alarmante de una posible escalada en la península coreana.
«El papel de los drones está aumentando en todo el mundo. A menudo se consideran una alternativa a la aviación y a la tecnología de misiles, por lo que no es de extrañar que observemos esta tendencia en la península coreana. Por supuesto, esto plantea riesgos porque es un fenómeno nuevo y no está claro cómo responder a él. Hay una amenaza de escalada, pero esperemos que no llegue a enfrentamientos importantes. Ambas partes están interesadas en mostrar cierta moderación y no dejar que la situación se descontrole», aseguró el experto.
No descartó que la hiperactividad de Pyongyang aumentara su vigilancia en la región. Todo depende de si esto se limita a un incidente aislado o si los «vuelos OVNI» pasarán a formar parte del sistema.
«Si se trata de un incidente aislado que no tendrá consecuencias graves, no creo que haya ninguna implicación de los países asiáticos en el conflicto. Pero si las violaciones del espacio aéreo son sistemáticas, cabe esperar una reacción. Por ejemplo, cabe suponer un fortalecimiento de la alianza político-militar entre Corea del Sur y Estados Unidos. E incluso el formato, del que se habla desde hace tiempo en Washington, de una especie de alianza político-militar entre Japón, Corea del Sur y Estados Unidos», advirtió Kortunov.
El politólogo cree que el nacimiento de una nueva alianza militar, una especie de minicopia de la OTAN en su versión asiática, podría provocar represalias de los aliados de Corea del Norte. China estará dispuesta a proporcionar la asistencia militar y técnica necesaria a Corea del Norte en caso de amenaza exterior.
Actualmente se debate en Estados Unidos si el estatus nuclear de Corea del Norte debe reconocerse como un hecho consumado. Muchos expertos instan a afrontar la verdad: durante 30 años Washington ha intentado en vano obligar a Corea del Norte a renunciar al desarrollo de misiles balísticos y armas nucleares. Pyongyang ha lanzado una bomba tras otra, aumentando la tensión en la península coreana y creando una «pesadilla» para sus vecinos. Por ello, algunos analistas creen que es necesario un nuevo enfoque: es hora de admitir que Pyongyang necesita el arsenal para su propia seguridad y darle entrada en el club nuclear. Andrei Kortunov sugiere que si este punto de vista se impusiera, provocaría un cambio en la política estadounidense.
*Artículo publicado originalmente en politexpert.
Andrei kortunov es Doctor en Historia, Director General y Miembro del Presidium del RIAC.
Foto de portada: Poliexpert