Cada día hay más fuegos de guerra en el mundo, desde Irán hasta el Cáucaso, desde Etiopía hasta Yemen, donde la superpotencia hegemónica busca sembrar el caos para desestabilizar y derrocar a los gobiernos y regímenes que no se ajustan a sus propias reglas e incitar disturbios y guerras civiles.
Mientras tanto, en Ucrania, el conflicto continúa y marca una nueva fase tras los ataques rusos a las infraestructuras energéticas ucranianas que están paralizando el país, y las fuerzas ucranianas de la OTAN, las que ya sentían que tenían la victoria en el bolsillo, están empantanadas en sus posiciones a la espera de la ofensiva rusa de invierno que, como todo indica, será la definitiva.
La población ucraniana es la primera víctima sacrificial de la guerra por delegación deseada e instigada por Washington y Londres para desgastar a Rusia, pero las cosas no se desarrollan según las expectativas de las élites de poder anglosajonas.
En el frente de fuerzas de la Federación Rusa, todas las formaciones de misiles han sido reequipadas con el moderno sistema Iskander-M OTRK que no tiene análogos en el mundo. Según el Departamento de Defensa ruso, estos sistemas, dado su poder destructivo y precisión, además de portar ojivas nucleares, son los que marcan la diferencia sobre el terreno en un conflicto con Ucrania y la OTAN.
En Ucrania, se informa de que han comenzado los combates directos entre la compañía rusa Wagner y la estadounidense PMC Mozart. En respuesta a la implicación de la empresa rusa en Ucrania, varios centenares de estos mercenarios extranjeros estadounidenses fueron enviados al territorio de Ucrania para enfrentarse a la empresa rusa Wagner, siendo de hecho el primer enfrentamiento directo entre las fuerzas rusas y estadounidenses en el territorio de Ucrania. Se trata de una empresa privada estadounidense que opera en una zona restringida que coincide con la zona en la que está presente la empresa rusa. No se sabe con exactitud cuánto tiempo estará esta fuerza militar, pero parece ser que estos mercenarios ya están presentes desde hace unos dos meses y son la mayor compañía extranjera que participa en el conflicto en Ucrania, además de las unidades de la OTAN disfrazadas de unidades ucranianas.
El secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, en su intervención en el Foro de Seguridad Internacional de Halifax (Canadá), declaró que el resultado del conflicto en Ucrania configurará el orden geopolítico del siglo XXI y que está en juego la estabilidad y la prosperidad de Occidente, subrayó.
«El resultado del conflicto determinará el curso de la seguridad mundial para todo el siglo», dijo Austin en el foro internacional, «…y todos nosotros en América del Norte corremos el riesgo de quedar fuera de esto… la prosperidad y la estabilidad a ambos lados del Atlántico están en peligro», continuó, afirmando que la operación militar rusa lanzada en Ucrania pone en riesgo «el orden internacional basado en reglas» que nos mantiene a todos seguros, añadió.
Resulta que el mantra del orden basado en normas establecido por Estados Unidos es el mantra que repiten una y otra vez indiscriminadamente varios miembros de la Administración de Washington para justificar el orden unipolar dominado por Estados Unidos, que en realidad consiste en el orden globalista liberal, el que incluye las instituciones dominadas por Occidente como el Banco Mundial, el FMI, la OMC, la ONU, la OMS, la UE, la OTAN y otros organismos que han regulado el orden, la diplomacia y el comercio internacionales desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Por parte de Rusia, el presidente ruso comentó en un discurso en septiembre que este orden, más que beneficiar al mundo, se ha implementado como un instrumento de hegemonía unipolar, utilizado por EEUU para convertir al resto de países del mundo en sus vasallos con el fin de someter a todos los demás países a sus intereses. «Occidente insiste en un orden basado en reglas fantasmas, pero ¿de dónde viene ese orden, quién ha proclamado esas reglas? ¿Quién los ha aprobado o acordado?», dijo el presidente Putin.
Según el director del Consejo de Política Exterior de Defensa de Rusia, Sergey Karaganov, Rusia es una gran potencia milenaria, una civilización que no se adapta a vivir con reglas falsas e improvisadas. Estamos ante el nacimiento de un nuevo orden mundial, en el que Occidente tendrá que vivir dentro de sus posibilidades, dijo Putin al intervenir en varias ocasiones, manifestando su deseo de construir un nuevo orden multipolar en el que las distintas potencias deban coexistir entre sí en igualdad de condiciones y con respeto a las diferentes culturas, y las disputas entre Estados deban resolverse dentro de las normas del derecho internacional, sin la injerencia y las sórdidas maniobras de la potencia hegemónica.
Sólo entonces podrá restablecerse un sistema de estabilidad, equilibrio y paz, exactamente lo que ha faltado desde que la superpotencia hegemónica se lanzó a las guerras directas o por delegación para restablecer lo que ellos llaman El orden basado en reglas.
Esto explica la hostilidad y el espíritu agresivo que la élite anglosajona manifiesta en todos los sentidos contra Rusia y sus aliados. Temen perder el viejo privilegio de la dominación mundial que derivan de un mal entendido sentido de excepcionalidad y supremacía sobre los pueblos del mundo. La historia definirá el fin de un imperio que se encuentra en su fase final.
*Luciano Lago, analista y periodista freelance especializado en temas internacionales y la historia de los pueblos de Oriente Medio.
Artículo publicado originalmente en Ideeazione.
Traducción de Enric Ravello Barber para geopolitika.ru.
Foto de portada: Andrew Vaughan/La Prensa Canadiense.