El presidente de Somalia, Hassan Sheij Mohamud, confirmó la muerte de 100 personas mientras otras 300 resultaron heridas por la explosión casi simultánea de dos bombas en la capital, Mogadiscio, justo antes de que hombres armados protagonizaran un asalto contra la sede del Ministerio de Educación en la ciudad; un ataque reivindicado por la organización Al Shabaab.
«Hasta ahora, las personas que murieron han alcanzado las 100 y 300 están heridas. Y el número de muertos y de heridos sigue aumentando», afirmó el presidente en una declaración a primera hora del domingo tras visitar el lugar del ataque.
Según las autoridades, todo apunta a que las explosiones fueron provocadas por dos coches bomba ubicados cerca de la sede del Ministerio en un ataque que comenzó en torno a las 14.00. La segunda explosión ocurrió cuando los servicios de emergencia y la población comenzaban a atender a los heridos de la primera detonación.
El ataque tenía como objetivo el Ministerio de Educación. Además, tuvo lugar cuando se estaba celebrando una reunión nacional entre el Gobierno central y los presidentes de los cinco estados federales de Somalia con el objetivo de fomentar la coexistencia pacífica y discutir sobre la amenaza yihadista.
«Nuestra gente que fue masacrada, incluidos madres con sus hijos en brazos, padres que padecían afecciones médicas, estudiantes que fueron enviados a estudiar, empresarios que luchaban por la vida de sus familias», señaló el presidente somali Mohamud.
En un mensaje publicado en su cuenta de la red social Twitter antes de acudir al lugar del atentado, el jefe de Estado culpó del «ataque terrorista cruel y cobarde» al grupo Al Shabab, afiliado desde 2012 a la red terrorista Al Qaeda.
Como esperaban las autoridades, el grupo, vinculado a Al Qaeda, terminó reivindicando los atentados a través de su emisora y canal de propaganda, Al Andalus. Al Shahab surgió como el ala radical joven del extinto Unión de Tribunales Islámicos de Somalia y sus combatientes han intentado durante 15 años derrocar al gobierno somalí. Expulsados de la capital en 2011 por fuerzas de la Unión Africana, el grupo continúa controlando extensiones de territorio rural y realiza ataques mortales contra civiles y militares.
La masacre «no puede desanimarnos, sino que fortalecerá aún más nuestra determinación de derrotarlos de una vez por todas. Nuestro Gobierno y nuestro pueblo valiente seguirán defendiendo a Somalia contra el mal», subrayó Mohamud, quien pidió a sus compatriotas que donen sangre en los hospitales para ayudar a los heridos
Según fuentes policiales citadas por los medios locales, entre los fallecidos se encuentran un comandante de Policía y un reconocido periodista somalí. «Estamos conmocionados y entristecidos por el asesinato de nuestro colega, Mohamed Isse Koonaa, quien estaba informando hoy para Universal TV sobre los atentados con dos coches bomba de Mogadiscio», reaccionó en su cuenta de Twitter el Sindicato de Periodistas Somalíes (SJS). Otros compañeros de profesión han resultado heridos: el reportero Abdul Qadir, de Voice of America y el fotorreportero Faisal Omar, de la agencia Reuters, que se encontraba comiendo en un restaurante cercano alcanzado por el ataque.
«Todavía estamos terminando de recopilar las pérdidas totales del brutal ataque han lanzado estas bestias pero reiteramos que las fuerzas de seguridad y el Gobierno de Somalia siguen comprometidos en la lucha para eliminar a este enemigo», ha asegurado el portavoz policial Sadik Dodishe.
El presidente de Somalia, Hassan Sheikh Mohamud, declaró el pasado 23 de agosto una «guerra total» para «eliminar» a Al-Shabab, cuyos terroristas tomaron días antes un conocido hotel de Mogadiscio durante treinta horas y mataron a 21 personas.
Desde entonces, se han efectuado varias operaciones militares apoyadas por Estados Unidos contra los fundamentalistas, que el pasado septiembre acabaron con «más de cien miembros» del grupo yihadista, según el Gobierno somalí.
La ONU y la UE condenan el ataque
La misión de la ONU en Somalia condenó en Twitter «enérgicamente el despiadado ataque de Al Shabab» del sábado, envió sus condolencias a las familias de las víctimas y se solidarizó con «todos los somalíes contra el terrorismo».
La embajada de Estados Unidos en Mogadiscio también reprobó en esa red social el «cobarde» ataque y reafirmó su apoyo al pueblo y Gobierno de Somalia. «Mientras Al Shabab pierde en el campo de batalla, continúa atacando a ciudadanos somalíes inocentes», agregó la legación estadounidense.
Por su parte, el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha condenado «firmemente» el atentado terrorista. «La Unión Europea condena firmemente el último ataque por parte del grupo terrorista Al Shabab en Mogadiscio ayer. Estos ataques sin sentido contra civiles inocentes, incluidos mujeres y niños, sólo sirven para recordarnos la barbarie del grupo hacia su propia gente y revelan la verdadera hipocresía de su intención», ha afirmado en un comunicado.
Borrell subrayó que la «resolución y determinación para luchar contra el terrorismo y derrotar a Al Shabab es más alta que nunca» y ha expresado la intención de la UE de que «los responsables de estos ataques cobardes y asesinos rindan cuentas», expresó.
Somalia, en estado de guerra y caos desde 1991
La intersección de Zobe donde este sábado se ha producido el atentado fue el mismo lugar donde el 14 de octubre de 2017 se produjo un ataque con dos camiones bomba, que mató a más de 500 personas e hirió a más de 300 en el peor ataque terrorista de la historia de Somalia.
En diciembre de 2019, al menos 92 personas murieron y 128 resultaron heridas tras la explosión de un vehículo bomba en la misma intersección, siendo uno de los peores atentados que recuerda la capital somalí.
Al-Shabab, grupo afiliado desde 2012 a la red Al Qaeda, perpetra a menudo ataques terroristas en la capital somalí, Mogadiscio, y otros puntos de Somalia para derrocar al Gobierno central (respaldado por la comunidad internacional) e instaurar por la fuerza un Estado islámico de corte wahabí (ultraconservador).
El grupo yihadista controla zonas rurales del centro y sur de Somalia y ataca también a países vecinos como Kenia y Etiopía.
Somalia vive en un estado de guerra y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barre, lo que dejó al país sin Gobierno efectivo y en manos de milicias islamistas y señores de la guerra. Además de la insurrección de Al- Shabab, Somalia se encuentra amenazada por una hambruna inminente, provocada por la mayor sequía registrada en el país desde hace más de 40 años. En todo este país, 7,8 millones de personas –es decir, la mitad de la población– están afectada por la sequía, y 213.000 están en peligro de gran hambruna, según la ONU.