Desde principios de este año he intercambiado comunicaciones con el primer comandante del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Antonio García, un guerrillero de 66 años, asumió la comandancia del ELN en mayo de 2021 cuando Nicolas Rodríguez Bautista, “Gabino”, se retiró por quebrantos de salud y se quedó en Cuba junto a la delegación de paz de esa insurgencia que viajó esta semana a Caracas para encontrarse con voceros del primer gobierno de izquierda en Colombia: el de Gustavo Petro. Ayer fue el anuncio: se reanudan los diálogos a principios de noviembre en Cuba, Venezuela y Noruega. Lo hizo el propio García desde la capital venezolana, a quien entrevisté mientras estaba en el basto nudo de montañas que conforman la cordillera de los Andes en el Catatumbo.
¿Quién es Antonio García y cómo llega a ser primer comandante del ELN?
En otras oportunidades he manifestado que Antonio García es solo un nombre que protegía la identidad de un luchador común y corriente que inició vinculándose a las luchas estudiantiles con el permiso y autorización de la Iglesia Católica a través del sacerdote redentorista Julio Roberto Murillo, quien en 1974 era rector del colegio Pio XII en Mocoa, Putumayo. Me dio permiso para poder ayudarle a solucionar las necesidades de los estudiantes del colegio, y de la población del pueblo y de la región; así me vinculé al paro cívico del Putumayo en mayo del mismo año. Terminamos ganando todas las reivindicaciones de campesinos, juntas de acción comunal y estudiantiles en una negociación con el gobierno regional; claro, luego de ser detenido por la policía y presionado por su comandante para que desistiera de la lucha, tuvieron que liberarme, pude participar en la lucha y ayudar a organizar que se culminara en una negociación exitosa. El martes 21 de mayo, día siguiente al paro, luego del medio día me le presenté al rector para entregarle lo conseguido en esa jornada de lucha. Luego viajé a Bucaramanga a estudiar en la Universidad Industrial de Santander donde al poco tiempo tuve que vincularme a la lucha clandestina con el ELN luego de que la inteligencia militar me acusara públicamente de estar dando capacitación en explosivos a mis compañeros estudiantes, cosa que era falsa. Con el tiempo fui asumiendo responsabilidades dentro de las estructuras urbanas en la ciudad y para 1979 integraba una de las direcciones de las dos columnas que existían en Bucaramanga.
Estando dentro de la guerrilla, ¿cómo fue su camino para llegar a ser el máximo comandante del ELN?
La persecución de la inteligencia militar de la Quinta Brigada contra el ELN fue intensa contra ambas columnas. Varios compañeros debimos abandonar la ciudad para protegernos y continuar la lucha en otros territorios y ciudades. En el año 1982 soy elegido o seleccionado en la Tercera Reunión Nacional de Responsables para integrar el Equipo Auxiliar de la Dirección Nacional que iniciaría liderando el comandante Manuel Pérez en el proceso de reconstrucción del ELN. Luego en la siguiente Reunión Nacional de 1983 fui elegido en la nueva Dirección Nacional, de la cual hago parte hasta la actualidad. En 1986 fui elegido en el primer Comando Central. Luego cuando muere el comandante Manuel Pérez, en 1998, Nicolás Rodríguez fue designado como primer comandante y yo fui elegido en la segunda comandancia como responsable militar; en dicha responsabilidad estuve hasta el año pasado cuando me designan en la primera comandancia.
¿Qué va a pasar con la lucha armada del ELN ahora que Antonio García es el nuevo comandante del ELN?
Cualquiera que sea el primer comandante el ELN recibe una orientación en el Congreso, máximo evento democrático que define las directrices ideológicas, programáticas, estratégicas y tácticas esenciales. Además tiene unos organismos reguladores como son la Dirección Nacional y el Comando Central que son cuerpos colegiados que mantienen los consensos internos y también le llevan el pulso a la realidad del país. En la parte militar hay unas directrices definidas por el Quinto Congreso y la Segunda Conferencia Nacional Militar y se guía por una doctrina militar en correspondencia con las directrices políticas. Yo debo regirme por dichas definiciones y trabajar junto con la Dirección Nacional y el Comando Central en una labor que se hace en el día a día.
El viraje que está dando Latinoamérica a la izquierda involucra a México, Bolivia, Perú, Venezuela, Cuba, Honduras, Salvador, Nicaragua, Argentina, Chile y ahora Colombia. ¿Qué significa esto para una guerrilla de ideología socialista?
Son procesos donde se intentan transiciones políticas y sociales por la vía electoral, luego de haberse agotado gobiernos neoliberales que dejaron grandes lastres sociales y donde en varios de ellos se pudo evidenciar la necesidad de un cambio luego de grandes estallidos sociales. Pero son procesos que siguen quedando atrapados en las trampas de las instituciones del Estado capitalista, donde impera la democracia representativa y sigue negando las verdaderas dinámicas de una democracia directa y participativa. Este nuevo tipo de democracia viene siendo una dinámica que está siendo creada en las grandes jornadas de movilización en todos los países del mundo, sean de Europa, Asia o América. Podemos decir que los estallidos sociales en todo el mundo evidencian la necesidad de un cambio social, económico, político y cultural. Y esos gobiernos de corte progresista son un intento, pero hay que ir más allá; más allá del capitalismo y de su democracia representativa.
Desde Caracas se reanudan los diálogos de paz oficialmente entre nuestro gobierno y el ELN, junto a los paises garantes de Venezuela, Cuba y Noruega.
Este año se cumplen seis años de la firma del acuerdo de La Habana. ¿Cómo ve el ELN ese acuerdo y la implementación hasta la fecha?
El gobierno colombiano [de Juan Manuel Santos] de manera maniquea retrasó el inicio de las conversaciones con el ELN para condicionarnos e incluso para presionarnos y sacar algo más barato. Así se perdieron de entrada 15 meses sin ninguna justificación, por eso cuando el gobierno quería presionarnos con el tiempo le recordábamos que el culpable había sido el mismo gobierno. Una vez iniciamos las conversaciones les dijimos que el ELN sólo asumía lo que se acordara en su propia mesa. Cuando ya existían acuerdos con las FARC alguna gente se imaginó que era innecesaria la mesa con el ELN y que debíamos aceptarlos; luego con el paso de los años esa misma gente nos dice que fue acertado lo que hicimos. No estamos de acuerdo con la visión con que se trabajó en dicha negociación, ni con lo esencial de lo acordado ni en la ausencia de participación de la sociedad. En este sentido menos podemos opinar por el cumplimiento o no, de lo que no hemos compartido.
Tras del acuerdo de paz de las FARC, ¿cómo se transformó la guerra para la única guerrilla marxista-leninista que queda en América Latina?
Desde luego, para el ELN se introdujo un cambio sustancial. Lo que sucedió con la desmovilización de FARC no fue cualquier cosa, y apenas la reflexión comienza. Es lo que tanto ellos y los que quieren continuar la lucha y nosotros debemos comprender a plenitud, esto apenas lo estamos digiriendo. Esa negociación, que llegó a una desmovilización, produjo una gran afección a la lucha revolucionaria y es fundamental comprenderla de esa manera en todo el campo revolucionario colombiano. Desde luego que gran parte de las tropas gubernamentales pudieron centrarse más para combatir a las estructuras de la guerrilla, por eso daban por seguro la extinción del ELN en 2018; pero no ha sido tan fácil, desde luego que ha sido duro y complejo resistir y remontar los planes del Estado. Hoy ya no estamos en el pos-conflicto, sino en un conflicto mucho más complejo, pero ya no sólo para el ELN sino también para el Estado, pues ya no creemos sus cuentos y sus trampas.
Durante el gobierno de Iván Duque la guerra con el ELN se intensificó en la frontera colombo-venezolana. Ustedes hacen presencia en esta región. ¿Qué otros actores están presentes? ¿Quiénes son sus enemigos en ese territorio?
Las organizaciones rebeldes e insurgentes no buscamos o escogemos a los enemigos, ellos se encuentran ya en la realidad, en la estructura social y de poder que defiende el orden de cosas imperante o que los colocaron para que ayuden a defender eso. Por ejemplo, los paramilitares como existen hoy en día, no existían cuando surgió el ELN, han sido creados y los han hecho evolucionar de acuerdo a las necesidades y circunstancias. Igual sucede con las fronteras. En 1970 el Estado colombiano tenía muchos frentes de conflicto fronterizo que no había solucionado, y aún tiene algunos pendientes. En correspondencia con esas realidades el ELN se mueve por todo el territorio, pero con la particularidad de que somos ilegales, tanto en el país como en otros países, y nos movemos teniendo en cuenta esa realidad. Es un asunto que a veces se olvida, no tenemos ni podemos pedirle permiso a nadie, pues nadie nos va a dar ese permiso, pues somos una fuerza ilegal para el gobierno colombiano y por tanto va a reclamar a cualquier gobierno, puede ser Brasil, Ecuador, Perú, Panamá o Venezuela. Así que ni nos van a dar permiso ni nosotros lo solicitamos, es una realidad concreta.
En esas fronteras hay de todo: fuerzas estatales como Fuerzas Militares y de Policía; paramilitares de todas las expresiones, nuevas, viejas e institucionales; delincuencia con sus respectivas bandas; narcotráfico; contrabando. Cada Estado tiene sus políticas y manera de abordar esta realidad, y nosotros la nuestra.
¿Qué ha representado hasta ahora el ELN para la revolución bolivariana?
Es al contrario, no solo para el ELN, sino que los colombianos no podemos desconocer lo que Venezuela ha representado, ha sido el país del mundo que más le ha apostado a la paz de Colombia. De los gobiernos de antes de Chávez sólo uno, Carlos Andrés Pérez, ayudó con unos pocos meses en un diálogo; pero luego han sido varios los procesos donde Venezuela ha dado muestras de generosidad en esa búsqueda. El ELN tiene su misión y sus objetivos enfocados en buscar la transformación de Colombia, que sea realmente democrática, incluyente, equitativa, justa y que redunde en la felicidad de las mayorías.
Otro tema de la mesa de negociación sin duda será el paramilitarismo ¿Qué piensa el ELN de los paramilitares? En La Habana se dijo que se desmantelarían pero eso no ha sucedido.
El proyecto paramilitar es uno solo, es una fuerza para-estatal que se encarga de realizar las operaciones encubiertas del Estado, que unas veces se hace con fuerza institucional con tropas o unidades del Ejército disfrazadas de «Águilas Negras» o se hace con estructuras con una careta que se presenta con un discurso político como ha sido AUC, «Gaitanistas» u otros. La esencia del paramilitarismo radica en su funcionalidad a los planes contrainsurgentes de los Estados, sea Colombia o Estados Unidos. La modalidad impulsada por Estados Unidos es la autonomía que le da a estas expresiones en su autofinanciación desde el narcotráfico, como se vio en el caso Irán-Contras en la década del 80 del siglo pasado o como fue el caso con los Talibanes en Afganistán. Los gringos son pragmáticos, cuando se implementó el Plan Colombia se justificó su financiación para luchar contra el narcotráfico en el sur del país, mientras que en el norte hicieron contrainsurgencia con los paramilitares de las AUC dándoles patente de corso para que se financiaran con el narcotráfico. El paramilitarismo es parte integral de los planes contrainsurgentes, así funcionan en todo el país, su acción se realiza contra las organizaciones sociales y sus dirigentes. En la frontera con Venezuela ha actuado como fuerza de agresión y se han visto las relaciones con la oposición como fue el caso de Guaidó, como quedó plenamente documentada dicha relación. Se conoce que han hecho planes para jugar en el propósito de intervenir militarmente en Venezuela en alianza con otras fuerzas del continente y Estados Unidos, eso no es secreto para nadie.
¿Cuál es el papel de la guerrilla del ELN en el narcotráfico, la minería de oro y coltán y el petróleo?
El ELN no tiene nada que ver con el narcotráfico, lo único que cobramos es un impuesto a los compradores en las regiones donde tenemos presencia, es un impuesto que se cobra como lo hacemos a otras actividades económicas; pero no tenemos ningún cultivo, menos laboratorios, tampoco rutas de exportación o envío de nada. Hay una propuesta de conformar una comisión internacional para confirmar que esto es verdad.
¿Y cómo se podría materializar esa propuesta?
Verificar es ir a los sitios donde se dice existen cocinas del ELN o laboratorios, como también rutas y demás asuntos que sean necesarios; desde luego deben ser personas serias quienes participen en dicha Comisión de Verificación Internacional. Las personas que la integren deben ser certificadas por organismos internacionales que debemos establecer, pues será un trabajo documentado y base para realizar un debate nacional e internacional. En las regiones se sabe de quiénes son los laboratorios, incluso la misma DEA y las autoridades lo saben, pues cuando no van en sociedad con ellos, les pagan impuestos.
Desde luego que no vamos a ser sapos de nadie, sino que estaremos abiertos para que vengan a verificar lo que dicen que tenemos, como eso lo dice la inteligencia militar y de policía de Colombia, con base en ella se podría empezar. Así miramos quien tiene la razón.
Pero la Fuerza Pública dice que ustedes son narcotraficantes.
Los carteles son otros: la DEA, la CIA y el FBI, quienes entregan el dinero a los carteles mexicanos para que compren la droga en los territorios. Esto está documentado y nos podemos llevar sorpresas, pues las acciones que estas agencias realizan han ido dejando muchas huellas que son demasiado evidentes. Las personas que han sido extraditadas a los Estados Unidos nada tienen que ver con las estructuras del ELN y deben revisarse sus casos. Nosotros no vamos a defenderlos pues nada tienen que ver con el ELN, pero muy seguramente sus familias estarán documentado sus casos y los gringos pasarán su fiasco.
Ahora, si de manera seria se piensa reflexionar sobre el narcotráfico y la relación de los Estados con este fenómeno, podemos empezar a estudiar la Guerra del Opio adelantada por Inglaterra en Asia, o lo realizado por Estados Unidos en Afganistán. Pero a nosotros no nos van a intimidar haciéndonos ver como narcotraficantes, pues es un tema sobre el que tenemos mucho de qué hablar.
Es más, la Fuerza Pública constantemente entrega noticias de que quemaron laboratorios que pertenecían a esta guerrilla.
Es una matriz mediática, y ellos lo saben pues hay suficiente información que confirma que no es como lo dice el gobierno. Las Fuerzas Militares y de Policía están mintiendo de manera deliberada; hay que analizar más a fondo las razones de por qué lo hacen. Es posible que nos quieran llevar hacia allá, pues de verdad hay otros que se benefician de ese lucrativo negocio. Las agencias gringas son las que están recogiendo todas las utilidades de este gran negocio. Por ejemplo, gran parte de los cargamentos salen como «embarques controlados» enviados por la DEA, supuestamente para comprometer a un «incauto comprador-exportador» que ellos mismos indujeron, para luego capturarlo sobre la ruta y llevarse la mercancía. También entregan millones de dólares a los operadores de los carteles mexicanos para que compren droga en las regiones y ellos mismos preparan las rutas para que todo salga sin problemas y evitando los controles visibles. Luego cuando capturan un capo lo llevan a Estados Unidos y negocian con él, así se quedan con la mayor parte de la fortuna del narcotraficante; ese dinero de origen «pecaminoso» se recibe como «bendito» en la economía norteamericana. Todo esto, ¿no huele mal?
¿Y cuál es la relación del ELN con el oro y el coltán?
Sobre el oro, tenemos unas políticas al igual que con el petróleo de proteger los recursos naturales, usarlos de manera racional para beneficiar a la nación y no al capital transnacional, evitar el extractivismo depredador. En ambos casos aplicamos políticas tributarias a quienes se benefician de su explotación. No realizamos instalaciones de refinerías artesanales, pero las regulamos a los particulares que las tienen y deben pagar impuestos. En el coltán no hemos incursionado.
Una de las propuestas bandera del gobierno del actual presidente Gustavo Petro es revolucionaria frente al ambiente, ha dicho que durante su gobierno se frenará la exploración petrolera como una forma de iniciar la transición energética ante el adverso panorama que vive el planeta ¿El ELN dejará de atacar los oleoductos de las refinerías que quedarán hasta que terminen los contratos?
La exploración es una de las fases de la industria y producción de combustibles que no es suficiente para modificar sustancialmente una política en el asunto como se requiere para una seguridad energética dentro de una visión ecológica y en armonía con los ecosistemas, que a la vez tenga en cuenta el interés nacional. El ELN tiene disposición de conversar sobre el tema, de construir una agenda con la sociedad, no solo desde el ELN, pues no consideramos que tengamos la verdad sobre este asunto, pero que los temas estratégicos y de interés nacional deben ser consultados con la sociedad. Podemos hacer un diálogo nacional sobre el tema petrolero o energético y en ese contexto estaríamos dispuestos a generar un ambiente propicio para dialogar y buscar salidas como lo hemos expresado en múltiples oportunidades.
¿Cómo lograr una paz definitiva para los colombianos que permita poner fin a la máquina de víctimas si por medio de la guerra y los diálogos se ha fracasado?
Siempre habrá conflictos como forma de romper los estados de dominación, de imposición, de injusticia por regímenes políticos. El conflicto no es malo, por el contrario, es la forma de cambiar y transformar esas formas de dominación para bien de la sociedad. Lo equivocado es la forma como se tramitan los conflictos, los gobiernos no escuchan a la sociedad y consideran que por medio de la represión o la imposición autoritaria la sociedad tiene que aguantarse; y todo aquel que busque el cambio es considerado delincuente y por tanto perseguido, reprimido y judicializado. Para que en una sociedad los conflictos no evolucionen a la rebelión y al alzamiento armado se requiere la existencia de sociedades dialogantes, donde los gobernantes sean parte de la sociedad, no sean algo distinto y separado de ella, sino que se sientan parte de ella y actúen en función del bien de toda la sociedad y no sólo a favor de una élite. La paz jamás podrá ser la ausencia de conflicto, las sociedades jamás serán sumisas. Todo diálogo que busque imponer decisiones o condiciones a la sociedad, fracasará.
Notas:
Fuente: revistaraya.com/