Análisis del equipo de PIA Global Elecciones 2022 Europa

«Enésimo papelón italiano»

Escrito Por Micaela Constantini

PIA Global entrevistó a Federico Larsen* para comprender la crisis italiana que llevó a la renuncia del primer ministro Mario Draghi. También nos brindó su análisis acerca de las condiciones de las coaliciones políticos de cara a las elecciones del 25 de septiembre, y una lectura sobre las implicancias de las renuncias de Draghi y Jonhson en el contexto europeo actual.

Hace exactamente una semana, el 21 de julio, el presidente italiano, Sergio Matarella, aceptó definitivamente la renuncia presentada por el primer ministro Mario Draghi. Matarella había rechazado la primera propuesta de dimisión de Draghi una semana antes, exigiendo a la coalición de gobierno que busquen una solución en el Parlamento, pero no funcionó. Italia tendrá elecciones anticipadas el 25 de septiembre.

El periodista, docente y miembro del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP – Argentina), Federico Larsen, nos explicó que la idea de Matarella de proponer a Mario Draghi como primer ministro consistía en unificar las fuerzas políticas dentro del Parlamento, detrás de un único jefe de gobierno para llevar adelante un programa muy claro, que era el de la salida de la pandemia desde el punto de vista sanitario (como el proceso de vacunación), y por otro lado, lo más importante, llevar adelante las reformas necesarias para obtener por parte de la Unión Europea los más de 200 mil millones de euros que se comprometió Bruselas, justamente para financiar la salida de Italia de la situación de crisis en la que había quedado luego de la pandemia”.

Mario Draghi, un técnico, economista, ex presidente del Banco Central Europeo, que no pertenece a ningún partido político, visto como ‘el salvador del Euro’ por varios europeos, “representó durante un periodo muy largo la esperanza, en un sector muy amplio del pueblo italiano, de que finalmente se había encontrado algún tipo de estabilidad en la política italiana. Todos estaban de acuerdo, todos votaban a favor (el único partido que estaba por fuera era Fratelli d’Italia, un partido de extrema derecha) se había mostrado un intento de armonía que en Italia no existía desde hacía muchísimos años, de consenso interno en la política”. 

No obstante, el gobierno de Draghi comenzó a atravesar una serie de situaciones que, como explica Larsen, “desde lo político, no desde lo técnico, no desde lo burocrático, sino desde lo político, fueron desgastando a los partidos políticos que sostenían a Draghi”. 

Larsen detalla dos momentos claves para comprender ese desgaste. El primero, en febrero del año pasado durante las elecciones a presidente de la República, “hubo claramente un enorme desacople entre las diferentes fuerzas políticas que sostenían al gobierno de Mario Draghi. No hubo acuerdo político. Tampoco hubo acuerdo político sobre una segunda candidatura de consenso entre los diferentes partidos políticos”.

Pese a que “se esperaba que con Draghi, Italia se encaminaba a una legislatura normal, esa elección mostró fracturas internas muy, pero muy importantes en el ejecutivo de Mario Draghi”.

El segundo momento se dio en las elecciones locales a nivel provincial, regional y municipal, dice Larsen. “Mostraron una fotografía política, sobre todo por parte de la opinión pública, muy diferente a la que los partidos estaban tratando de sostener, en especial en el caso de dos partidos: la Lega (Matteo Salvini) y el Movimento 5 Stelle (Giuseppe Conte).

La Lega, un partido xenófobo de extrema derecha que hasta el año 2019 era el primer partido en términos de consensos y de sondeo, estaba rondando el 35% de la intención de voto (que para Italia es altísimo), recibió un batacazo en las urnas llegando al 12% de votos. Matteo Salvini se vio ante la necesidad de desmarcarse de Mario Draghi, de retomar la confianza con su propio electorado, de levantar la voz sin salirse de la coalición, o sea, manteniéndose dentro del gobierno, pero tratando de marcar una agenda propia, que con el pasar del tiempo terminó completamente desvinculada de la agenda de Mario Draghi.

Matteo Salvini, Lega.

El Movimiento Cinco Estrellas es un partido que nació a principios de los 2000 y por la iniciativa de un cómico Beppe Grillo y que surge como movimiento antisistema, representante del hartazgo del ciudadano común, muy entre comillas, frente a la casta (…) con un discurso muy antipolítico, muy de principios de los 2000, muy de moda inclusive en otras latitudes. En 2018, el Movimiento Cinco Estrellas terminó siendo el partido más votado en las elecciones parlamentarias, es decir, es el partido con la mayor representación parlamentaria en el año 2018. Cualquier gobierno para poder formarse necesita sí o sí tener el Movimiento cinco estrellas adentro para poder obtener la mayoría parlamentaria que es condición sine qua non, para lograr un gobierno en Italia. Movimiento Cinco Estrellas se fue fracturando en mil pedazos desde 2018 hasta hoy. Perdió el 54% de sus diputados y el 46% de sus senadores, es decir, más de la mitad de los diputados electos se fueron o a otros partidos o a fundar sus partidos propios, y se fue cayendo completamente el consenso alrededor del Movimiento Cinco Estrellas.

El líder actual del Movimiento Cinco Estrellas se llama Giuseppe Conte, que fue primer ministro durante dos períodos desde 2018 hasta el año 2020, y él también se vio en la necesidad de desmarcarse de Mario Draghi.

Giuseppe Conte, Movimento 5 Stelle.

Salvini fue quien arrancó la crisis, el que le quitó el voto de confianza, el que se salió de la mayoría que sostenía a Draghi, de este gran gobierno de Alianza Nacional y que precipitó la crisis. 

Esto obligó a Draghi a tratar de ver si los demás partidos efectivamente seguían manteniendo la confianza en su programa y les impuso una condición para poder seguir: ‘O están conmigo y están de acuerdo con los veinte puntos de programa político (que él presentó hace unos días), o yo me voy’. Y efectivamente, ahí fue cuando Salvini y, el otro personaje muy conocido de la política italiana, Silvio Berlusconi, decidieron abandonar la mayoría de gobierno. Y así es como se dio efectivamente la crisis de gobierno”.

Aquella esperanza de estabilidad que representaba Draghi se desvaneció y la política italiana demostró ante el electorado un “enésimo papelón”. 

Se demostró que ese consenso era completamente falso. Claramente estaba todo armado y nuevamente los partidos tradicionales hicieron un papelón muy grande. Y por otro lado, lo que se nota también, es un déficit muy pero muy grande, de consenso, de creatividad o de capacidad política por parte de la izquierda política. 

En Italia la izquierda política perdió por completo su iniciativa. Y esa iniciativa la tomó justamente la derecha, que hoy es el sector que se encamina muy fácilmente a ganar, y por goleada, las próximas elecciones”.

Las coaliciones en las próximas elecciones 

El 25 de septiembre se estarán llevando adelante las elecciones anticipadas en donde los votantes elegirán a los diputados y senadores para conformar el Parlamento. Luego, en función de las coaliciones internas en el Parlamento que formen mayoría se decidirá quién ocupará el cargo de primer ministro. Es decir, se necesita el consenso de otras fuerzas políticas para poder llegar efectivamente a cubrir el lugar de primer ministro. (ver minuto 12:47 de la entrevista, Larsen explica el sistema parlamentario italiano).

Larsen explica que hay tres grandes grupos que son los que tienen mayor actividad en este momento de cara a las elecciones. 

“El que claramente tiene más chances de ganar es la derecha. La derecha comprende tres partidos: Fratelli d’Italia con Georgia Meloni como líder, la Lega de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi.

Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia) es la heredera directa del Partido Nacional Fascista de Mussolini. (Hubo muchas cosas en el medio, luego del 46 fue el Movimiento Social Italiano, luego fue Alianza Nacional y ahora Fratelli d’Italia). Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, hoy es el primer partido en términos de intención de voto. 

Luego está la Lega de Matteo Salvini, también derecha extrema, xenófoba, pero con una relación mucho más fuerte con los sectores de las pymes y los sectores medios del centro norte especialmente, (Fratelli d’Italia está más arraigado en el sur).

Y Berlusconi, con Forza Italia, conforman los tres partidos que representan la derecha y que ya están coalicionados. O sea, el gran problema ahora es quién de los tres lidera esa coalición. Esa coalición toda junta suma aproximadamente, entre el 46% al 50% de los votos; que es una novedad extraordinaria que haya alguien que logre quedarse probablemente con una mayoría absoluta.

Giorgia Meloni (Fratelli d’Italia), Silvio Berlusconi (Forza Italia) y Matteo Salvini (Lega).

Y lo más importante es que con esos números tendrían la posibilidad hasta de modificar la Constitución. Por ejemplo, Giorgia Meloni dijo en su momento que quería modificar la Constitución para eliminar el delito de tortura, porque para ella tipificar el delito de tortura de esa manera impide a las fuerzas de policía poder hacer su trabajo. Ese es el nivel de discusión que estamos teniendo desde el punto de vista político social. 

Que fuerzas de este tipo logren tener una mayoría tal que les permita modificar la Constitución, es uno de los temas de debate.

El otro gran polo que se está armando en este momento es el del centro. En el centro, hay de todo, hay ex Berlusconianos, ex centro izquierda, ex Movimiento Cinco Estrellas, ex democristianos, hay toda una serie de grandes líderes que con el pasar de los últimos años han quedado huérfanos.

Cada uno eligió, o fundar su partido, o sumarse a otro. Como resultado quedaron muchos partidos pequeños, pero con una capacidad territorial muy fuerte y, que además, llegado el momento, van a tener esos tres o cuatro diputados o senadores que pueden modificar el rumbo de una coalición política. 

Entonces, en función de cómo se dan las elecciones, te encontrás con un partidito muy chiquitito que con sus seis diputados puede elegir si va a gobernar Georgia Meloni o si va a gobernar el centro izquierda.

Y luego está el centro izquierda, el Partido Democrático, fundamentalmente. Hoy es el segundo partido detrás de Georgia Meloni. En términos de sondeos, tiene capacidad efectivamente de modificar de alguna manera el rumbo de esta campaña electoral, pero la verdad es que le está haciendo muy mal. El Partido Democrático, es el reaseguro que tiene la fuerza sobre todo europea, de la continuidad de la política euroatlántica de Italia”.

¿Un cambio de gobierno significa un cambio de régimen?

Ante esta pregunta, Larsen explica en principio la importancia geoestratégica de Italia. 

“Italia tiene una cultura política desde los años 80, ligada justamente a unos axiomas políticos que se pueden resumir de alguna manera con su euroatlantismo. 

¿Qué significa? Por un lado, la adhesión de alguna manera a la idea de la Unión Europea, la idea de una Europa fuerte, de una Europa más o menos federal, una Europa como un sujeto político único. Y por el otro lado, la alianza con los Estados Unidos, representada fundamentalmente con la participación dentro de la OTAN. En Italia hay bases militares de los Estados Unidos. 

Italia es, desde el punto de vista geoestratégico, un espacio muy relevante, es como si fuera un portaaviones sobre el Mediterráneo. Es un punto de conexión entre los Balcanes, el norte de África y Europa Occidental. Es decir, es muy relevante desde el punto de vista geopolítico. 

Fuente: Google Maps.

Entonces Italia claramente ha tenido históricamente una cultura política (euroatlantista) que se ha plasmado en la enorme mayoría de los partidos políticos italianos, sobre todo los más liberales.

Ese euroatlantistismo ha sido puesto en discusión, especialmente hasta ahora, por el Movimiento Cinco Estrellas y la Lega, dos fuerzas políticas que gobernaron juntas entre 2018 y 2019, momento en el cual, por ejemplo, Italia se convierte en el primer país de Europa en entrar a The Belt and Road Initiative (la Iniciativa de la Franja y la Ruta – BRI) de China, en firmar este acuerdo de cooperación con Rusia, en salirse de la senda euroatlántica que había planteado Washington y Bruselas… de alguna manera siempre impulsada por fuerzas conservadoras, fuerzas reaccionarias… no estamos hablando de algo que cuestione el sistema desde sus bases. 

Esas dos fuerzas políticas son las que hoy también están más en crisis, son las que hoy han perdido mucha de su base electoral y que están intentando reinventarse de alguna manera. Eso se ve muy claro en la Lega, ya que Salvini fue un aliado de acero de Rusia Unida, del partido de Vladimir Putin. Hasta recibió dinero por parte de Gazprom para financiar su campaña electoral hacia  las últimas elecciones europeas y, cuando arrancó la guerra en Ucrania quedó claramente en outside. Cambió de posición muchísimas veces con respecto a la cooperación militar que Italia tiene con Ucrania, cambió de posición desde el punto de vista hasta retórico, acerca de la visión sobre Putin, la visión sobre Rusia, con lo cual ese es un punto muy débil que tiene hoy para para poder llegar a fuerte a las próximas elecciones. De hecho, la campaña de la Lega es puramente anti-inmigración. Se lanzaron con todo en contra de la inmigración clandestina porque saben que en el tema de política exterior, tienen todas las de perder.

La que en cambio tiene una política muy pero muy clara en términos de política exterior es Georgia Meloni, que es una de las representantes de uno de los pocos partidos de la extrema derecha europea que sostienen el euroatlantismo y que sostienen efectivamente la oposición a la guerra en Ucrania, que sostienen la idea de venderle armas a Ucrania y sostener al gobierno de Zelensky en contra de la invasión de la invasión rusa…

Entonces, ¿puede haber un cambio de régimen? En el caso de que la derecha efectivamente llegue al poder, lo veo muy difícil. 

Es decir, puede haber un cambio de régimen en algunas cuestiones, puede haber un mayor acercamiento hacia China o Rusia en términos comerciales, pero lo veo muy, pero muy difícil, porque la derecha italiana es una derecha que en términos de política exterior es muy trumpiana, es muy anti China, es muy anti Rusia, es una derecha, muy nacionalista; pero que sí tiene un cuestionamiento muy fuerte hacia las políticas de la Unión Europea defendiendo esta idea identitaria, de que la Unión Europea quiere imponer normas por sobre la voluntad nacional de Italia. En eso sí, muy probablemente la Unión Europea la va a tener difícil, pero en términos más geopolíticos no creo que vaya a haber un cambio de régimen en el caso de que efectivamente gane la derecha, como todo indica”.

Renuncias en Europa y posibles relaciones 

Respecto a este punto, Larsen aclaró que creería muy “forzado” encontrar relación entre las renuncias del caso italiano de Mario Draghi, y el caso británico de Boris Johnson, incluso comentó que esa narrativa de intentar “encontrarle una motivación común se está construyendo tanto desde China como desde Rusia”. “Aunque el marco en las que suceden estas renuncias claramente es el mismo, y el marco más macro claramente presiona sobre las situaciones domésticas”. 

No obstante, proporcionó el siguiente análisis. 

“La renuncia de Johnson y la renuncia de Draghi claramente fueron vistas como un problema para Estados Unidos en ambos casos, y quizás una oportunidad para Rusia y China. ¿Por qué? Porque claramente para Estados Unidos, para la OTAN, no importa tanto la dirección política que puede llegar a tomar Johnson o Draghi, lo que en este momento más le importa es la estabilidad de determinadas economías y determinados aliados. Que mantengan una política a mediano o largo plazo.

En medio de la inestabilidad que se está viviendo en Europa, a nivel más general, claramente los dos caen por cuestiones exclusivamente domésticas, con una presión externa importante”.

En el caso de Italia, la presión externa que más pesa es la de la crisis energética, remarca Larsen.  

“Italia particularmente tiene un rol importante, así como decíamos que desde el punto de vista geoestratégico es un portaviones sobre el Mediterráneo, también es la puerta de entrada del gas que proviene de Argelia. Draghi, 24/48hs antes de renunciar, estaba en Argelia negociando justamente un aumento de la cantidad de gas que llega hacia Italia y de ahí hacia el resto del sur de Europa.

También hay otro gasoducto que proviene de El Cáucaso, que a través de los Balcanes llega efectivamente al sur de Italia. 

Fuente: El Orden Mundial.

Por eso, la inestabilidad política en Italia tiene graves repercusiones también sobre la estabilidad energética europea. Eso es muy importante. 

En el caso del Reino Unido, una de las principales potencias dentro de la OTAN, la inestabilidad política repercute directamente sobre las políticas de la Organización del Tratado Atlántico”.

Larsen mencionó también el caso de otros países europeos en la que sus líderes se encuentran en crisis ‘domésticas’, internas, afectados en líneas generales por la presión externa de las múltiples crisis que atraviesa la región, como por ejemplo Alemania y Francia.

“Entonces tenés las tres principales potencias europeas: Alemania, Francia e Italia, las tres primeras economías de la Unión Europea que claramente no tienen el rol de tracción que uno esperaría en una situación como la que se está viviendo. Ahí es donde efectivamente el bache lo están tratando de llenar las instituciones europeas”.

Salida por derecha

Ante la pregunta de ¿hasta cuándo, o cuánto más aguantaría la población europea la crisis? -mencionando las múltiples crisis (energética, económica, financiera, del euro, refugiados, alimentaria, desabastecimiento, climática, internas dentro de la UE…) que atraviesa la región, y también las distintas movilizaciones y medidas de lucha de trabajadores y trabajadoras, desempleados, ecologistas, antimilitaristas, refugiados y antiinmigración…varias también reprimidas como respuestas de ciertos gobiernos- Federico Larsen explicó que hay que atender dos cuestiones. 

“La primera es que, todo intento de generar una plataforma europea de cuestionamiento al orden instituido prácticamente desde los años 80 hasta hoy, a esta cultura política, que antes mencionaba sobre Italia, euroatlantista – neoliberal ha fracasado.

Todas las expresiones de las cuales vos estabas hablando (las movilizaciones) terminan siendo en muchos casos expresiones domésticas, locales y nacionales.

Es muy difícil encontrar una expresión genuina y masivamente europea por fuera del mantenimiento del status quo de la Unión Europea. 

La segunda parte, es que históricamente,la Unión Europea, Europa inclusive antes de la Unión Europea, ha tenido amortiguadores sociales muy, pero muy fuertes para evitar que justamente todo tipo de cuestionamiento pudiera encontrar asidero en la mayoría de la población que mantuvo un estatus desde el punto de vista económico social aceptable. Sí, con quejas, con reivindicaciones. Pero nunca se llegó a este: ‘no aguanto más, no puedo más’. 

Ese es un poco la política de la Unión Europea en términos sociales, evitar el ‘no aguanto más’. Y eso lo sigue sosteniendo.

Ahora hay una serie de condicionalidades externas, como por ejemplo la gestión del gas, que puede empezar a generar algún tipo de hartazgo, algún tipo de protesta generalizada en la población europea. 

Ahora, si esa estabilidad socioeconómica en Europa, de alguna manera se rompe a causa de la guerra en Ucrania, a causa de las múltiples crisis que está viviendo Europa, no creo que suceda, pero pongámosle que suceda… la salida no va a ser por izquierda. La salida a eso hoy es por derecha. Entonces la izquierda se encuentra hoy en ese enorme brete, de tener que sostener el orden neoliberal con tal de que no se desmadre.

Todo eso es lo que está sucediendo en Italia, en la campaña electoral en este momento”.

*Federico Larsen, periodista, docente y miembro del Instituto de Relaciones Internacionales de la UNLP – Argentina.

Constantini Micaela, periodista y parte del equipo de PIA Global.

Foto de portada: foto de Mario Draghi: AFP. Logos de los partidos políticos italianos nombrados. Diseño por PIA Global.

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.

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