Este lunes 14 de marzo se cumple un nuevo aniversario de la ejecución de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco. Ese día del año 2018, Marielle participaba de un ciclo de charlas en la Casa das Pretas, en el barrio de Lapa, zona central de la ciudad carioca. Al salir del lugar, Marielle se subió a su vehículo junto con su chofer Anderson Gomes y una asesora para emprender el regreso a su hogar cuando, tras algunos minutos de viaje, un auto se aproximó y efectuó trece disparos de fusil, asesinando a Marielle y a su chofer.
El crimen generó conmoción no sólo en la ciudad de Río de Janeiro sino en todo el país y en varios otros países del mundo, por tratarse de una mujer negra, homosexual y originaria de la Favela da Maré, una comunidad de la ciudad carioca.
Sin embargo, a pesar de las reacciones, la justicia y las fuerzas de seguridad hasta el momento no han podido establecer cual fue el motivo de la ejecución. Casi un año después del hecho, el 12 de marzo de 2019, la policía detuvo a los primeros sospechosos de haber participado. Se trata del sargento retirado de la Policía Militar Ronnie Lessa, de 48 años, y Élcio Vieira de Queiroz, que ya había sido expulsado de la Policía Militar de Río de Janeiro.
Según la denuncia del Ministerio Público que investiga el crimen y que actuó conjuntamente con la policía, Lessa fue el autor de los disparos que mataron a Marielle y Queiroz era el conductor del vehículo utilizado. El Ministerio Público afirma también que el crimen había sido meticulosamente planeado, con tres meses de antelación, debido a las pistas que fueron recolectadas.
Sin embargo, las idas y vueltas en torno de la investigación dejaron en evidencia que el crimen habría tenido motivaciones políticas. El área de actuación y militancia de Marielle en Río de Janeiro era una zona dominada por grupos paramilitares denominados milicias, con vínculos estrechos tanto con las policías como con el poder político local.
Los dos imputados en el crimen hasta el momento son apuntados como integrantes del Escritorio del Crimen, un grupo de asesinos de alquiler que actúa bajo el mando de la milicia en la zona oeste de la ciudad carioca.
A cuatro años del crimen, Marielle se transformó en una figura de la lucha por los derechos humanos de mujeres negras y personas LGTB en todo el mundo debido a su militancia en la Favela da Maré, donde creció y vivió la cotidianeidad del maltrato por parte de las fuerzas de seguridad y la ausencia del Estado. En todos los rincones donde se levanta la bandera con el nombre de la concejala, se exige que las autoridades determinen quién mandó a matar a Marielle Franco y por qué.