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Gramsci y la vigencia del análisis dialéctico

Por Alberto Pinzón Sánchez* Especial para PIA Global

Los hechos que todo el mundo ve suceder ante su atónita mirada, han puesto en evidencia el hecho histórico, no solo que el destino del Homo sapiens es el mismo que el de la Naturaleza, de la cual siempre ha formado parte y con la que se ha relacionado dialécticamente y ha conocido mediante su práctica transformadora; sino que como nunca en la Historia se había hecho tan claro e indiscutible un momento como en el que estamos:

En el cual, el proceso de la globalización capitalista (en su forma neoliberal) se ha concluido en el orbe, sacando a flote varios y nuevos poderosos Estados capitalistas rivales y antagónicos, contrarios al Hegemón unilateral dominante establecido después de la 2° guerra mundial, inaugurando así una nueva etapa histórica que puede definirse como “el paso del Unilateralismo al Multilateralismo” en la geografía universal.

El paso del Unilateralismo al Multilateralismo

Asistimos pues al hecho nuevo de que todos los problemas de la naturaleza y del homo sapiens que forma parte de ella, sin excepción, se han tornado GLOBALES, y que, para aprehenderlos correctamente y superarlos es necesario volver a la dialéctica establecida por el marxismo revolucionario (como llamaba Lenin a los comunistas de su época) y del cual formó parte esencial Antonio Gramsci.

Ya no es posible analizar una realidad social o un país, cualquiera que sea o donde quiera que se encuentre geográficamente, obviando (o pasando por alto) el complejo sistema de contradicciones sociales, es decir históricas, que lo sobredeterminan, mueven en su desarrollo y precipitan su superación, como hasta ahora lo venían haciendo escolásticos y metafísicos interesados de todo el mundo. Ya no hay posibilidad de evitar el retorno al pensamiento dialéctico marxista.

¿Por qué invoco la ayuda de Gramsci?

A riesgo de incurrir en una liviandad con el profundo y rico pensamiento gramsciano esparcido en toda su obra y en toda su praxis, pretendo poner un acento en la forma dual, opuesta y sintética como Gramsci utilizó en sus análisis y escritos como un hilo rojo conductor, la dialéctica legada por Marx y Engels (superación-conservada de la filosofía de Hegel y la filosofía clásica europea):

Uno, como Método, como técnica del conocimiento filosófico y político.

Dos, como una nueva manera de pensar, como una nueva filosofía que se vuelve política y a la vez una política que se transforma en filosofía, unidad y lucha de contrarios cuya novedosa síntesis superadora es “la Filosofía de la Praxis”.

No es solo en sus debates escritos con Croce, con Gentile, o con el stalinista Bujarin (tal y como los revisionistas y reformistas de derecha y de izquierda han pretendido mostrar para quitarle su esencia de marxista revolucionario), sino en casi toda su obra y sus potentes conceptos trascendidos, en donde se puede palpar el movimiento de su atormentado pensamiento por encontrar los contrarios unidos en lucha que van a generar ese salto y una transformación hacia una nueva calidad, hacia un nuevo concepto síntesis, abarcador del fenómeno analizado en su desarrollo histórico y práctico.

Tal es el caso de los novedosos conceptos de la Historia como Devenir, como proceso social sin límites y siempre abierto; como el concepto de Estado, bien sea en el momento de la lucha y Coacción o en el momento del Consenso y Hegemonía; o en el complejo concepto e Reforma Pasiva o “revolución-restauración” con el que aborda la comprensión del fenómeno fascista en Italia.

Gramsci como Marx y Engels, lo mismo que Lenin, no prioriza el momento de la unidad de los contrarios (lo que sí es fundamental para los reformistas y su práctica conciliadora- asimilatoria), sino que siempre destaca el momento de la lucha, de la antítesis preñada de superación destructora y transformadora, es decir llena de potencial revolucionario que conducirá a la síntesis, al “Aufheben” hegeliano, a la superación-conservando del nudo contradictorio en cuestión.

La novedad que me interesa destacar en este intento; es cómo Gramsci, basado en su experiencia negativa en el Movimiento de los Consejos en el norte de Italia o bienio rojo 1919-20, y en su concepción materialista, abierta y dialéctica de la Historia; llama la atención sobre la síntesis transformadora, que si bien puede ser revolucionaria también puede ser regresiva y recuperar en el “Aufheben” elementos reaccionarios y negativos contenidos en la contradicción.

Lo negativo del pasado que se ha conservado en el proceso dialéctico de unidad, lucha de contrarios y superación (la tesis, antítesis y síntesis de los lógicos formales) advierte Gramsci, es y será abierto: “no puede ser determinado a priori, sino que resultará del proceso mismo”. Es la base para su concepto de revolución pasiva y su aporte a la concepción de la dialéctica marxista:

El que la Superación dialéctica puede tener dos soluciones: Una, revolucionaria y Otra regresiva. Este resultado estará determinado por el proceso de la lucha de los contrarios.

Trayendo estas ideas a los hechos que el mundo actual nos está poniendo en evidencia (mencionados en el primer párrafo), es indudable la importancia que reviste la advertencia de Gramsci: El paso histórico del Unilateralismo dominante al Multilateralismo en el que nos encontramos, es y será un proceso dialéctico complejo y difícil.

El Hegemón imperialista, su Troika y sus Estados lacayos, ofrecerá una inmensa y vigorosa resistencia a ser desplazado del escenario Natural donde se desarrolla la Historia humana, y el fin de este gran proceso dialéctico no está determinado de antemano como alegremente han expresado algunos idealistas eufóricos (posiblemente bien intencionados) que han confundido algunos signos de decadencia en el Imperialismo agravados por la confluencia de las múltiples crisis que ha generado el Covid 19 (crisis ecológica, económica, demográfica, sanitaria, financiera, racial, geoestratégica, civilizatoria, etc), y quienes pensando con el deseo, perciben un colapso Imperial inminente, casi que para ya. Lo que no pasa de ser una peligrosa subestimación de la Potencia Imperialista que puede tener efectos negativos dentro de los Pueblos y Países que se encuentran en lucha definitiva por ocupar el lugar que les corresponde en la Historia real y material y sacar de la escena al Hegemón. ¿Lo lograrán?

Es esta pequeña advertencia de Gramsci, donde se puede apreciar la profundidad y grandeza futurista de su pensamiento, es decir su actualidad. Y esa ha sido la pretensión de este escrito.

Nota:

*Médico, antropólogo y ensayista colombiano, exiliado político y colaborador de PIA Global

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