Un día como hoy pero hace 46 años era proclamada la independencia de Angola. Un proceso que había comenzado mucho tiempo antes, en 1961 y quizás sea recordado como el más largo en tierras africanas. Los angoleños decidían poner fin al autoritarismo del Imperio Colonial Portugués, encabezado por ese entonces por el Estado Novo.
Gracias a las movilizaciones populares y a la lucha de estas por lograr la independencia, el MPLA conquistó el poder. Pero tuvo que enfrentar una guerra civil de más de 16 años para derrotar a las demás organizaciones guerrilleras que recibían apoyo del imperialismo, fundamentalmente. Tales organizaciones contaban con el soporte norteamericano y del gobierno del apartheid, del África del Sur.
Angola, la presea que Europa deseaba
Angola se transformó en un lugar estratégico para los europeos para cuando los portugueses pusieron pies en sus costas. Punto clave en la circulación marítima entre África y la India. Estos primeros asentamientos portugueses fueron utilizados como punta de lanza imperial por Lisboa durante la Conferencia de Berlín para obtener las colonias de Angola y Mozambique.
La Gran Guerra podría cambiar los planes imperiales portugueses. Los territorios africanos serían moneda de triunfo para los vencedores de la Primera Guerra Mundial. Portugal entró en el conflicto del lado de la Triple Entente y conservó sus posiciones en África, en cambio Alemania las perdería luego del Tratado de Versalles.
Los movimientos independentistas
Una vez finalizada la guerra en Europa, la tensión en Angola se traslada a las divisiones internas. El nacimiento de algunos grupos independentistas 1922 y 1935 agitan la historia angoleña. Tras la Segunda Guerra Mundial estos grupos anticolonialistas se organizaron en “movimientos”, que a la postre sería los dueños del destino de la Angola poscolonial. En 1956 se fundó el Movimiento Popular de Liberación de Angola o MPLA en torno a Agostinho Neto, de raíz marxista. En 1957 Holden Roberto dirige la Uniäo das Populaçoes de Angola o UPA que más adelante se convertiría en el Frente Nacional para la Liberación de Angola o FNLA también nacionalista, pero de derechas, y en algunas ocasiones colaborador de los portugueses. En sus filas estaba Jonás Savimbi un hombre de talento y al mismo tiempo de los peores de Angola.
Entre 1961 y 1974 los grupos pro independencia entablan una lucha en varios frentes de batalla. El MPLA como principal bastión antimperialista es quien lleva el proceso más radical. Otros movimientos se irán sumando y otros cruzaran de vereda y apoyarán la causa lusitana. Será en 1974, luego de la Revolución de los Claveles que Angola se liberaría de la dictadura imperial portuguesa.
Independencia colonial y guerra civil
Tras la caída del régimen del Estado Novo portugués, el 25 de abril de 1974, y se produjese un obligado alto al fuego, las hostilidades finalizaron. Portugal, en su huida, debió reconocer la independencia de Angola. Ese 11 de noviembre de 1975, a través de la firma del Tratado de Alvor.
La victoria política y territorial de la guerrilla independentista, sumada al proceso “exitoso” de descolonización, no alcanzaron para asegurar la paz entre los angoleños. Con el retiro de la fuerza usurpadora de Portugal, más la expulsión de los ejércitos aliados (estratégicos) de Sudáfrica, Zaire y las fuerzas contrarrevolucionarias de Angola quedó una república sumida en una guerra civil entre las diferentes facciones triunfantes. A pesar de ello el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), el 11 de septiembre de 1975 proclamó la independencia de la República Popular de Angola.
Ese día estaba previsto poner fin a la dominación colonial portuguesa, tras la retirada de las autoridades y las últimas tropas de ese país, sin que se haya impulsado algún modelo o proyecto para un traspaso formal del poder a las fuerzas triunfante del MPLA, que había surgido en 1956 a partir de la fusión de muchas organizaciones políticas que peleaban contra el colonialismo portugués. Agostinho Neto, líder del MPLA se convirtió en el primer presidente de Angola el 11 de noviembre de 1975.
Cuba, actor fundamental en la independencia angoleña
En el proceso revolucionario angoleño hubo una participación preponderante y decisiva que apoyó el proceso aun estando muy lejos de las fronteras africanas. El líder del MPLA, acudió a la ayuda de Cuba en su lucha por lograr la independencia, así fue que el Comandante Fidel Castro ordena la Operación Carlota en la que participaron las fuerzas cubanas que ya estaban en el país, que junto a las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (FAPLA) detuvieron el avance enemigo por el norte, en la Batalla de Quifangondo, muy cerca de Luanda, el 10 de noviembre de 1975.
Esa fecha quedará marcada en la historia congoleña como el triunfo clave en la lucha por la liberación del país. Aquel día fue derrotado el contrarrevolucionario Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA) que además contaba con el apoyo de mercenarios, que sumados a columnas del ejército de Zaire y la artillería sudafricana defendían la posición estratégica que comandaba el otrora agente relacionado directamente con la CIA. La participación de la artillería cubana fue decisiva en la Batalla de Quifangondo.
Reconocimiento internacional pero la lucha continuaría
En 1976 la ONU reconoció al gobierno del MPLA como legítima representación de Angola. Sin embargo, continuaron los ataques sudafricanos desde Namibia, en apoyo a la UNITA, lo cual llevó a prolongar la guerra que se extendería hasta 1991.
La guerra civil congoleña se libraba entre las fuerzas triunfantes del proceso de liberación, el MPLA, contra tropas de Sudáfrica, Zaire, del FNLA y finalmente con las de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) que se mantenían fuertes en partes del territorio angoleño.
Angola se convirtió en uno de los principales escenarios de la Guerra Fría ya que el MPLA (apoyado por Cuba y la URSS) se enfrentaba al FNLA y la UNITA (respaldados por Sudáfrica, Estados Unidos, Gran Bretaña, y Zaire), esta situación puso al joven país independiente en el ojo del mudo. El tablero se dividía entre capitalismo y comunismo, izquierdas y derechas, fascismo y populismo.
Las autoridades angoleñas, encabezadas por el presidente José Eduardo Do Santos, sucesor del fallecido Agostinho Neto, anunciaron en Lisboa, en 1990, la reanudación de conversaciones con los antirrevolucionarios de UNITA, con idea de restablecer un alto al fuego definitivo en el país. En ese momento el líder histórico el movimiento, Jonas Savimbi reconoció oficialmente a José Eduardo dos Santos como jefe del Estado.
En 1992 Angola pareció que finalmente fortalecería y afirmaría el triunfo de la independencia, en un acto eleccionario en el que participaron 18 partidos políticos, aunque claramente la pugna y los modelos en juego estaban centrados el MPLA y UNITA. El MPLA ganó la mayoría parlamentaria, así como las elecciones presidenciales, pero el líder derrotado de UNITA se negó a aceptar el resultado alegando fraude generalizado. Un nuevo capítulo de la larga guerra civil angoleña comenzaba.
Recién en 2002, luego de la muerte de Savimbi, entraría en vigor un acuerdo firmado en 1994. Nelson Mandela colaboró en el proceso de paz y firma los Acuerdos de Lusaka. Estos acuerdos, pusieron fin a la guerra y acabaron en la celebración de unas nuevas elecciones, en septiembre de 2008, donde resultó reelecto Eduardo Dos Santos como presidente de Angola.
46 años de historia, 46 años sin paz
Actualmente, el MPLA conserva el poder en Angola y a través del Estado lleva adelante un proceso de tinte “antidemocrático” para muchos de sus detractores, incluso intervino al principal partido opositor (históricamente) UNITA, en un intento para de esta manera evitar que el representante de esta fuerza pueda concurrir a las elecciones presidenciales de 2022, y tenga la posibilidad de ganarlas. El grado de insatisfacción del pueblo con el gobierno de João Lourenço es muy grande.
Hoy, muchos jóvenes r están yendo a las calles contra el gobierno del MPLA, indignados por décadas de represión y persecución. En este momento, están particularmente indignados con la maniobra y el golpe que el gobierno de João Lourenço está dando en la democracia cuando interviene en la UNITA y saca a su presidente, Adalberto Costa Júnior, el principal dirigente de la oposición. La UNITA es el segundo mayor partido del país, se presenta como oposición, pero está totalmente adaptado al régimen y en verdad es socia del MPLA, se opone al MPLA de fachada, pues se beneficia del actual régimen dictatorial, recibiendo una porción de la “torta” y lo que quiere es ganar una porción mayor, y para eso apuesta a una victoria en las elecciones de 2022.
Un camino sinuoso el que ha atravesado Angola en sus jóvenes 46 años de luchas, primero una antimperialista por la independencia y la descolonización; luego una larga guerra civil por quien debía llevar la riendas del país y hoy por como sostener el proceso democrático sin perder el poder, cuestión que muchas veces se asemeja a un sistema cuasi dictatorial. El 2022 será una buena oportunidad para reafirmar o cambiar el modelo, quizás el nuevo aniversario de la independencia angoleña traiga un nuevo futuro para el país.
*Beto Cremonte es periodista, Comunicador Social y docente en la Facultad de Comunicación Social de La Plata (U.N.L.P), estudiante avanzado de la Tecnicatura Universitaria en Comunicación Pública y Política de la Universidad Nacional de La Plata (U.N.L.P)