A mitad de este año, la atención y tensión geopolítica y militar estaban puestas en el Mar Negro. Se llevaron adelante los ejercicios de guerra naval, submarina, anfibia, terrestre y aérea denominados Sea Breeze en la que participaron 32 países de 6 continentes que participan con 5000 militares, 18 escuadrones de fuerzas especiales, 32 navíos y 40 aviones de guerra; países miembros de la OTAN, y varios países “socios”, principalmente Ucrania, Georgia, Moldavia, Suecia e Israel; enviaron fuerzas militares al Mar Negro Australia, Japón, Corea del Sur, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Marruecos, Senegal y Brasil. Días previos a que comenzara el Sea Breeze, el navío de guerra británico HMS Defender, penetró en las aguas territoriales de Rusia, frente a la península de Crimea. Este, fue considerado un acto provocador y reivindicado por Boris Johnson, quien no reconoce la “anexión de la Crimea ucraniana por parte de Rusia”. Los ejercicios militares, simulacros aéreos, vigilias, visitas armadas entre países, maniobras militares, incluso intromisión en espacio aéreo o marítimo que debieron ser escoltados entre las partes, han sido numerosos, y sería una larga lista.
Los argumentos para realizar esos ejercicios militares se deben, según la OTAN, «al movimiento y aumento militar de Rusia cerca de las fronteras de Ucrania y por la anexión de Crimea en 2014».
La región ‘entre mares’, es decir, los países que se encuentran entre los mares Báltico, Negro y Adriático, aunque también podríamos incluir el Mar Mediterráneo, son considerados estratégicos para los intereses occidentales. El grupo de aliados denominados “Bucarest 9 que incluye a los miembros del Visegrado (República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia); el trío báltico (Estonia, Letonia y Lituania); y dos vecinos del Mar Negro (Bulgaria y Rumanía), Ucrania, no está, al menos no todavía”, supone alianzas estratégicas que Washington no está dispuesto a ceder, ni a permitir que sean ocupados por sus principales ‘enemigos’: Rusia y China.
A mitad de año se realizó una Cumbre virtual de los Nueve de Bucarest, en la que participó Biden y el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien desarrolló el plan de la Organización para 2030, la defensa y la disuasión en el bando oriental. La reunión estuvo enfocada en la seguridad en la región del Mar Negro y Ucrania. Desde la Casa Blanca, comunicaron que EEUU, Lituania, Letonia y Estonia «se comprometieron a fortalecer aún más su colaboración política, militar y económica, incluyendo el trabajo dentro de la OTAN para abordar los desafíos que suponen Rusia y China».
A pesar de que la estrategia geopolítica de EEUU se haya redireccionado hacia el Indo-pacífico eso no significa que Washington haya abandonado su estrategia en Europa, mucho menos su interés en Europa Oriental, y lugar desde donde disputar la región euroasiática contra China y Rusia. También, tener presencia en el Mar Negro supone una proximidad estratética, para varios actores internacionales, a la región Área Área Islámica y Los Balcanes.
Hace unos meses analizaba la importancia del Mar Negro como una importante fuente de recursos energéticos como petróleo y gas natural. También es el corredor de tránsito de los recursos energéticos del Mar Caspio hacia Europa. En esta ruta de comercio y tránsito convergen diversas culturas, religiones y pueblos que han protagonizado confrontaciones en la región a lo largo de toda la historia. El gasoducto Blue Stream atraviesa el Mar Negro para llevar gas natural desde Rusia a Turquía. Rumania y Bulgaria, dos países con salida al Mar Negro y miembros de la OTAN, poseen bases estadounidenses y realizan ejercicios militares anuales, brindan apoyo y entrenamiento a países aliados.
La OTAN ha declarado al Mar Negro como zona estratégica y han utilizado a Ucrania como excusa para aumentar su presencia militar en la zona. El Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg dijo: “hemos visto un aumento significativo de Rusia en el Mar Negro, sobre todo con la anexión ilegal de Crimea, y también con más presencia naval en el año”. Además, el primer ministro ucraniano anunció que tienen planeado “construir dos bases navales, una en el Mar Negro y otra en el Mar de Azov” con ayuda financiera de Reino Unido.
Además desde la alianza transatlántica se busca desmantelar la Convención de Montreux y lograr tener una mayor presencia militar estratégica en la región.
De los seis países que tienen costa en el Mar Negro, tres son miembros plenos de derecho en la OTAN: Turquía, Rumania y Bulgaria; dos son socios cercanos de la Alianza y opositores a Rusia: Ucrania y Georgia; el último país es Rusia. Además, la OTAN y EEUU cuentan con el apoyo total del Reino Unido en la región, y la presencia de fuerzas militares de países como Australia o Brasil para realizar ejercicios militares.
La OTAN sigue siendo el perro guardián de EEUU en la región europea. Y, si bien al interior de la UE existen proyectos de autonomía estratégica y de un ejército europeo, los jefes de la OTAN, que en principio confrontaron con estas ideas, han escuchado y tomado un camino estratégico para que esas ideas no se concreten, han trazado una reunión cumbre para debatir y definir la nueva estratégia de cara a los nuevos desafíos.
Sí, EEUU ha dejado a la UE, a sus supuestos aliados fuera de su gran estrategia en el Indo-pacífico y en su enfrentamiento con China, e incluso le ha costado caro en sus relaciones con las principales potencias de Europa Occidental (especialmente con Francia) pero no tiene intenciones de dejar sus intereses geoestratégicos de la región de Europa del Este. Al interior de la UE se provocan las fisuras y las ideas europeístas ganan terreno, pero eso no significa que EEUU vaya a permitir que Rusia o China tomen ventaja y avancen sobre Europa, aunque eso ya está en marcha…
Han intentado frenar el avance ruso pero se vuelve cada vez más difícil. Uno de los principales motivos se debe a la enorme dependencia energética europea en la cual, Rusia es su principal proveedor de gas natural, de petróleo y carbón…. Y si bien la UE tiene actitudes de confrontación hacia Rusia como hemos visto a partir de la imposición de sanciones, las exigencias de Bruselas hacia Moscú sobre el Ártico, acusaciones de que la escasez de energía en la región es culpa de Moscú o de hostilidad diplomática, o la reciente expulsión de de varios diplomáticos de la Misión Permanente de la Federación Rusa ante la OTAN; Rusia seguirá siendo un país fronterizo con el cual Europa debe relacionarse obligatoriamente, especialmente si la UE busca consolidarse como actor geopolítico de peso en un mundo multipolar. Ya existen varios países de la UE que consideran que las relaciones con Rusia (incluso con China) deben mejorar ya que eso ayudará al crecimiento de la Comunidad, pero para otros países supone un conflicto geopolítico. En junio, Merkel y Macron propusieron a la UE reactivar las relaciones bilaterales con Rusia, que desde 2014 se encuentran paralizadas, pero la idea fue contundentemente rechazada, particularmente por Polonia, Holanda y los países bálticos, entre otros.
Todo esto demuestra que la OTAN y EEUU están lejos de abandonar su retórica de la amenaza rusa, y que posiblemente Rusia sea el tema central para la nueva estratégia que trazarán en la próxima cumbre de la Alianza en 2022.
Lo sucedido esta semana con Turquía demuestra que EEUU y sus aliados europeos no están en condiciones de seguir perdiendo influencia en la región. Canadá, Holanda, Francia, Finlandia, Noruega, Nueva Zelanda, Alemania, Suecia, Estados Unidos y Dinamarca realizaron una declaración conjunta exigiendo a Turquía la liberación de Osman Kavala, al que consideran un ‘preso político’. Erdogan respondió este fin de semana declarando a los diez embajadores occidentales persona non grata. Inmediatamente, las embajadas de los 10 países dieron un paso atrás al publicar que reafirmaban su política oficial de no interferir en los asuntos internos de Turquía. En otras oportunidades, como con Rusia o China, hemos visto que las respuestas ante tales acciones han sido imponer sanciones y no permitir el ingreso del personal a suelo europeo. Sin embargo, en este caso han decidido no sólo no escalar las tensiones, sino retirar la declaración conjunta y comunicar el respeto a los asuntos internos del país. La UE tampoco está en condiciones de aumentar las tensiones con este país con quien tienen acuerdos de contención de migrantes
EEUU pierde terreno frente al crecimiento de la influencia del bloque Rusia-China en la región euroasiática, por lo que podríamos suponer que intentará mantener sus relaciones con la UE, fortalecer los vínculos con los países del este europeo y conformar un frente de confrontación y cercamiento contra Rusia y China desde el atlántico, sumado a la estratégia desde el pacífico.
Las instituciones europeas continúan sin solucionar las principales problemáticas geoestratégicas del presente y sin tener una clara proyección para los nuevos desafíos que se presentan en este nuevo tablero geopolítico internacional.
*Micaela Constantini, periodista, parte del equipo de PIA Global.
Foto de portada: Buques de guerra de la OTAN patrullan en las aguas del mar Negro.
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