Devoluciones en caliente. Falta de rendición de cuentas. Opacidad. Creciente militarización. Descontrol. La Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex) arrastra todas estas sombras desde hace años. Para esclarecer las posibles vulneraciones de la agencia europea que más financiación comunitaria recibe, el Parlamento Europeo puso en marcha en febrero una comisión de Investigación hacia el organismo que dirige Fabrice Leggeri desde 2015 y cuya gestión no ha estado exenta de críticas, escándalos y polémicas.
La eurodiputada de Izquierda Unida Sira Rego ha presentado este jueves las principales conclusiones de estos cuatro meses y ocho reuniones de pesquisas. Pero se han saldado con unos resultados «poco satisfactorios» por el bloqueo, explica, de la derecha y la extrema derecha a permitir una investigación exhaustiva y en profundidad de posibles violaciones de derechos humanos de la agencia. Diferentes medios de comunicación y ONG presentes en el Mediterráneo han denunciado de forma sistemática omisión de rescate en unas ocasiones y participación activa de puskbacks en otras. Javier Moreno del PSOE y Jorge Buxadé de Vox son los otros españoles que forman parte de esta comisión.
«Ha sido imposible contar con el testimonio de las ONG que tienen documentación que acredita la violación de derechos humanos y la involucración de Frontex en devoluciones en caliente. La baza de la extrema derecha será que todo queda en grado de presunción», detalla Rego en rueda de prensa. Organizaciones humanitarias como SeaWatch con buques en el Mediterráneo han denunciado la participación activa de sus miembros en las ilegales devoluciones en caliente en la frontera marítima entre Turquía y Grecia. Según datos de la ONU que recoge The Guardian, alrededor de 2.000 migrantes y refugiados han muerto en el mar con motivo de estas prácticas de expulsión sumaria de personas migrantes en las fronteras internacionales en tierra y mar, también conocidas como pushbacks.
El grupo comenzará ahora la redacción del informe definitivo, que espera ser sometido a debate en la comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE) antes del verano. A expensas de lo que ocurra en esta comisión de la Eurocámara, la izquierda europea contempla todas las opciones a nivel político o legal para que la agencia asuma todas sus responsabilidades.
Por lo pronto, a pesar de las resistencias para recabar más pruebas, Rego adelanta que el trabajo realizado estos meses evidencia que Frontex participa y colabora en devoluciones en caliente, que no cuenta con monitores especializados en derechos humanos en el Mediterráneo Central y que es una agencia «fuera de control» que no responde a sus obligaciones en materia de transparencia. Las filas de Socialdemócratas y Renovar Europa están divididas al respecto.
La eurodiputada afea que existe un bloqueo en la derecha y la extrema derecha que «apuestan por mantener la inmunidad de Leggeri y de la agencia«. «Si Leggeri tuviera un mínimo de decencia debería dimitir. No está haciendo bien su trabajo. Pero no sabemos lo que va a hacer. Está convencido de que todo es transparente, democrático y de que está en orden», sentencia la eurodiputada de Izquierda Unida. El puesto del francés pende de un hilo, pero nadie se atreve a anticipar si todos los escándalos que carga a sus espaldas como máximo responsable de la agencia serán suficientes para verlo caer. En una entrevista exclusiva a este periódico, su antecesor en el cargo reconocía que su gestión ha provocado la deriva definitiva del organismo con un cambio de Gobierno más hacia adentro.
Riesgo de colapso
A las críticas externas, también se están uniendo las internas. Frontex es una agencia independiente, pero rinde cuentas ante la Comisión Europea, que es la encargada de su financiación. La responsable de Interior, la socialdemócrata Ylva Johansson, está cada vez más inquieta con la deriva de la agencia, cuya mala prensa estos últimos años ha sido incontestable. Además, el Tribunal de Cuentas europeo reveló recientemente que la agencia con sede en Varsovia corre un riesgo real de colapso ante su crecimiento vertiginoso en muy poco tiempo. Su gestión migratoria «no es suficientemente eficaz«, sentenció el auditor, en un tono inusualmente firme. Cuando se creó, la agencia contaba con 45 agentes. La ambición es que para 2027 la compongan 10.000.
También Corporate Europe Observatory, la ONG líder en transparencia europea, alertó en un informe de la opacidad en las reuniones entre miembros de Frontex y las empresas armamentísticas. La mayoría de ellas no constaban en el registro de transparencia europeo. En paralelo, ha salido a la luz una cena de más de 400.000 euros en un hotel de lujo pagada con las arcas de Frontex, que se ha negado a esclarecer el motivo de esta factura.
La agencia europea que más ha crecido en los últimos años y la llamada a ser la más potente en términos de personal y financiación se encuentra a una crisis existencial en su momento de máxima explosión. El cúmulo de escándalos se antoja para muchos insostenible. Pero Leggeri de momento se aferra a su sillón con el mantra que le ha acompañado durante este lustro al frente: «Todo está bien».
*María G. Zornoza, periodista.
Artículo publicado en Público.
Foto de portada: Refugiados de Afganistán llegan en un bote a una playa cerca de la isla de Lesbos, el 28 de febrero de 2020. —Angelos Tzortzinis/EP.