Área Árabe Islámica Palestina

El acuerdo del nuevo gobierno sionista y la resistencia palestina

Por Sayid Marco Tenorio*- La alternancia en el mando sionista no aportará ningún beneficio al pueblo palestino.

Según los medios de comunicación internacionales, se espera que el jefe del partido derechista Yamina, Naftali Bennett, asuma el cargo de primer ministro de la entidad sionista, derrotando a Benjamín Netanyahu, el premier que ha permanecido al frente del gobierno israelí desde 2009, sin interrupción en el cargo. Sin embargo, el nuevo gabinete no se anunciará hasta el próximo miércoles (9), cuando la Knesset, el Parlamento israelí, celebrará una votación para aprobar el nuevo gabinete.

A pesar de los pronósticos sobre la elección de Bennett, Netanyahu sigue buscando una última oportunidad, intentando provocar unas nuevas elecciones, que podrían cambiar la composición actual de la Knesset para seguir al frente del gobierno de ocupación. Permanecer en el poder significa para Netanyahu no tener que responder a las acusaciones de soborno, fraude y abuso de confianza que podrían, en caso de ser condenado, llevarle a cumplir hasta 10 años de prisión.

El líder del bloque de la oposición en la Knesset, Yair Lapid, anunció en los últimos minutos del plazo este acuerdo para formar el nuevo gobierno con una coalición de ocho partidos. El esfuerzo del bloque será unificar a los partidos de la derecha sionista y del centro-derecha, que superan el apoyo de 61 diputados, para la formación del gobierno que incluirá a la Yamina y a Yesh Atid, pero también al Azul y Blanco, dirigido por Benny Gantz; Yisrael Beytenu, dirigido por Avigdor Lieberman; Nueva Esperanza, dirigido por Gideon Saar; el Partido Laborista, dirigido por Marav Michaeli; Meretz, dirigido por Nitzan Horowitz; y el Ra’am, o Lista Árabe Unida, dirigido por Mansur Abbas.

Un hecho que llamó la atención fue el anuncio de que los «árabes» apoyarían la nueva composición política que gobernará la ocupación sionista. La Lista Árabe Unida (Ra’am), también conocida como Movimiento Islámico, es un partido árabe religioso que eligió cuatro diputados en las últimas elecciones y formó parte de la Lista Conjunta, una coalición de partidos «árabes» que incluía a los partidos Balad, Hadash y Taal. Su plataforma política se centra en gran medida en cuestiones socioeconómicas para los ciudadanos palestinos, pero sin cuestionar la ocupación, las violaciones diarias de Israel contra los palestinos, incluso los que viven en los territorios de 1948.

A pesar de lo que afirman algunos analistas e incluso medios de comunicación, la Lista Árabe y su líder Mansour Abbas, aunque se considera una organización islámica en la configuración política israelí, no mantiene ningún nivel de relación directa con el Movimiento de Resistencia Islámica – Hamas o la Yihad Islámica Palestina. Hamás rechaza enérgicamente la participación política en la Knesset y no apoya ninguna iniciativa para componer un gobierno.

En un comunicado de prensa emitido en la noche del miércoles 2 de junio, el miembro del Buró Político de Hamás Izzat al-Rishq declaró que el pueblo palestino no apoya a ningún gobierno sionista y que sólo alberga esperanzas en «nuestra valiente resistencia, para liberar todas nuestras tierras palestinas ocupadas».

La narrativa de que la Lista Árabe y sus miembros están vinculados a Hamás, más allá de la deshonestidad intelectual, pretende confundir tanto a la opinión pública israelí como al movimiento global de solidaridad pro-palestina. Al asociarse a este proceso de formación de un nuevo gobierno de derechas, la Lista Árabe actúa con el objetivo de obtener beneficios para sus miembros y no para los árabes israelíes, que seguirán siendo tratados como ciudadanos de segunda clase por los gobiernos sionistas de ocupación.

Hamás no ha hecho ninguna declaración o posición oficial sobre la composición del nuevo gobierno de la entidad sionista. Sencillamente, porque la coalición que se está formando para hacerse con el gobierno está compuesta por partidos de la derecha sionista y del centro-derecha, incluido Ra’am. El posible nuevo primer ministro, Naftali Bennett, es tan o más radicalmente de derechas que Benjamin Netanyahu cuando se trata del derecho de los palestinos a su Estado nacional soberano.

Se entiende que esta alternancia en el mando sionista no aportará ningún beneficio al pueblo palestino. Es más de lo mismo. La resistencia seguirá con el dedo en el gatillo, porque en cualquier momento, ya sea Bennett o Netanyahu, la entidad sionista desatará nuevas agresiones destinadas a ampliar la ocupación y a negar los derechos del pueblo palestino a su Estado y al retorno de los refugiados. Por lo tanto, Hamás y las demás fuerzas de la resistencia palestina seguirán luchando por los derechos del pueblo, la conservación de los lugares sagrados, la liberación de los presos políticos y el fin de la ocupación en todos los territorios palestinos.

Otro punto de coincidencia entre Netanyahu y Bennett, que causa preocupación, se refiere a la posición respecto a los aliados externos de la resistencia palestina, entre ellos Hezbolá, Irán y Siria. Ambos son capaces de emprender una aventura contra Irán, por ejemplo, con el único objetivo de movilizar a los israelíes en torno a sus objetivos de consagrar el proyecto colonial y el apartheid en Palestina.

Incluso sin vislumbrar un cambio en la composición del gobierno sionista, nos gustaría señalar algunos cambios en el escenario interno y externo de Israel y de la Palestina ocupada que pueden señalar cambios principalmente en la imagen de «buenas maneras» y en la anticuada narrativa del «legítimo derecho a la defensa» que Israel ha sostenido durante siete décadas de ocupación del territorio palestino.

El evidente fracaso militar y de inteligencia de la entidad sionista en la reciente agresión militar contra Gaza, la creciente impopularidad de Israel en todo el mundo, el hecho de que la Corte Penal Internacional haya iniciado una investigación sobre los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos contra la Franja de Gaza desde 2014, se suman a la reciente decisión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que aprobó la apertura de una investigación sobre los abusos de Israel en los territorios palestinos ocupados, tras los episodios criminales de mayo de este año. Estos hechos demuestran que es poco probable que Israel gane batallas contra los palestinos en cualquier terreno.

Estamos asistiendo a los esfuerzos de los políticos sionistas de derecha y centro-derecha, donde la incapacidad de firmar un acuerdo para componer el gobierno de ocupación, demuestra la inviabilidad histórica y civilizatoria del estado judío, esta aberración creada tras la ilegal e injusta partición de la Palestina histórica en 1947. Por otro lado, es notorio el crecimiento mundial del sentimiento de que el pueblo palestino tiene un derecho legítimo a existir y a resistir el apartheid y la limpieza étnica con todas las medidas y métodos posibles, incluyendo los misiles de resistencia

*Sayid Marcos Tenório es historiador, vicepresidente del Instituto Brasil-Palestina (Ibraspal) y autor del libro Palestina: del mito de la tierra prometida a la tierra de la resistencia (Anita Garibaldi/Ibraspal, 2019). Correo electrónico: sayid.tenorio@uol.com.br – Twitter: @HajjSayid

Este artículo fue publicado por Desacato. Traducido por PIA Noticias.

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