Algunos árabes del Golfo intentan vincular el cambio en el proceder estadounidense con el factor iraní, preguntándose algunos si Irán había alcanzado un nivel que la hiciera más fuerte que Estados Unidos en el entorno regional, a la luz de lo que Teherán ha obtenido en los últimos diez años de cartas estratégicas de trascendencia, que impulsaron a las administraciones de Trump y Biden a apurar los pasos tras la misma para convencerla de que acepte negociar cualquiera que fuese la formulación.
Además del antagonismo tradicional que sienten algunos líderes del Golfo hacia Irán, ha aflorado entre algunos de ellos un temor más agudo y este se expresa a través del planteamiento de la posibilidad de que Estados Unidos se retire de la región del Golfo, similar a la desaparición de la influencia británica de la región a principios de los años setenta del siglo pasado.
Si alguien se pregunta: ¿Es Irán más fuerte que Estados Unidos? A primera vista da la impresión de que es una pregunta ingenua, si observamos la magnitud de la influencia mundial de Estados Unidos y su gran economía, así como su impacto en la toma de decisión a nivel mundial, tomando en cuenta también su influencia sobre decenas de países que giran en la órbita occidental; pero esta pregunta se plantea con fuerza cuando el mundo observa la prisa que tiene Estados Unidos para negociar con Teherán, aunque sea a través de un intermediario, presentándole ofertas para resolver la crisis del acuerdo nuclear.
Entonces ¡¿Cómo puede Irán ser más fuerte que Estados Unidos?!
Comencemos a buscar la respuesta dentro de Irán, el Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas Conjuntas de Irán, general de división Muhammad Hussein Bagheri, dice: Estados Unidos ha perdido la opción de ejercer una acción militar armada contra Irán… y desde hace años ha adoptado el método de las guerras blandas e indirectas a causa de su incapacidad de librar una guerra armada directa debido al largo periodo durante el cual Irán ha mostrado firmeza y ha activado sus fuentes de poder.
En este contexto, el comandante de la Guardia Revolucionaria, el general de división Hussein Salami, que es una figura iraní educada, ávida lectora de libros y quien domina con fluidez varios idiomas, continúa hablando del fin de las guerras militares en el occidente de Asia y que Estados Unidos ha perdido los medios para amenazar y amedrentar con la fuerza armada y que su arsenal militar se ha descartado de la cuenta de los elementos estratégicos del equilibrio de poder en cuanto a los pueblos libres.
Para no ser exagerado, el doctor Hussein Salami se refiere a experiencias de más de medio siglo de conflictos estadounidenses con pueblos y regímenes, como Corea del Norte, China, Venezuela, Cuba y Bolivia además de Irán y menciona cómo es que Estados Unidos a pesar de su poderío, no logró someter ni derrotar a esos pueblos.
Asimismo, analizando su reciente serie de conferencias, notamos que este comandante militar ha disminuido en sus conversaciones la referencia al nombre de Estados Unidos, América o Washington, como principal oponente, mientras que menciona con frecuencia los pilares de fortaleza y de victoria sobre los que Irán se erigirá en los próximos cuarenta años de la era de la revolución, y quizás lo que más destaca en las posiciones del señor Salami para la siguiente etapa, es su llamado a establecer una cultura revolucionaria, ideológica y política en la que se tache cualquier mención al poder estadounidense o la influencia de Estados Unidos en el mundo.
Irán y las cifras de fuerza
Es cierto que revisamos las conversaciones y puntos de vista de los comandantes militares iraníes, pero de hecho la fortaleza de Irán no reside solo en el aumento de su arsenal de guerra, sino también en el progreso científico y tecnológico logrado y que la ha colocado entre las filas de los países desarrollados y he aquí los números: Irán es séptimo en el mundo en nanotecnología, es el séptimo en industrias nucleares, es quinto en la industria de reactores e Irán ha producido en los últimos tres años catorce mil investigaciones científicas relacionadas con las ciencias aplicadas, también es el primero en Asia y el Medio Oriente en la tasa de crecimiento del conocimiento en centros de investigación y universidades y el decimosexto en la combinación de economía y conocimiento, así como ha logrado modernizar sus armas introduciéndole la tecnología digital y el más reciente alcance es la tecnología de guiar misiles y cambiar sus recorridos y elevaciones a través de botones de precisión en el centro de comando de batalla.
Económicamente, resumimos señalando que Irán ha disminuido su dependencia de los recursos petroleros del 65% en 2005 a solo el 18% el año pasado, ya que sus exportaciones totales de productos no petroleros ascendieron a alrededor de setenta millardos de dólares.
Indicadores de cambio en las ecuaciones regionales
Desde hace semanas, nuestra región ha sido testigo de intensos contactos entre grandes países y encabeza estas variantes, el acercamiento de Turquía con Egipto, en un cambio que implica una temprana percepción por parte de los líderes turcos de las perspectivas de la situación en Medio Oriente, específicamente en la región del oriente árabe.
Ese cambio en la política turca es profundo y no puede ser visto como resultado de exhibicionismo y consignas hecho que agrada mucho al presidente Erdoğan; dicen personas cercanas a la presidencia turca: que la importancia y significado del cambio en la postura turca es que revela que están conscientes de la realidad de los hechos y que los líderes de Ankara deben replegarse abandonando sus aspiraciones de liderazgo islámico y de la reconstrucción de un imperio, por lo tanto avanzar en el establecimiento de nexos, relaciones y coordinación con los países de la región, siendo esto una prioridad imperiosa, esto se basa en una lectura precisa de las perspectivas de la situación en la región a la luz de la creciente competencia y conflicto entre los polos mundiales.
Además de la firma por parte de Irán del acuerdo de cooperación estratégica con China, las relaciones tripartitas turco-ruso-iraníes representaron un gran paso adelante, abriendo horizontes para las asociaciones de grandes potencias, debido a la necesidad que existe de coordinar en el ámbito de la seguridad, la política y la economía, y aquí nos referimos al desacato en muchos de sus aspectos por parte de Moscú y Ankara a los paquetes de sanciones estadounidenses impuestos a Teherán, sin que se produjera ninguna reacción de parte de Estados Unidos.
Arabia Saudita y su percepción del cambio estadounidense
El liderazgo saudí es el que está más consciente de los cambios por venir en la región, a la luz de lo que se cree que es un cambio en los intereses y prioridades estadounidenses que comenzaron durante la administración Trump, y está claro que continuarán durante la administración demócrata de la Casa Blanca; Estados Unidos decepcionó a Arabia Saudita durante la gestión del presidente Donald Trump, quien se centró en mantener a Arabia Saudita débil para que page más por su seguridad y también con el fin de favorecer las políticas y ambiciones del príncipe heredero Mohammed Ben Salman; además, la administración Biden, desde el primer día, exigió una especie de rendición de cuentas a los líderes saudíes por sus acciones en los ámbitos de los derechos humanos y el expediente de terrorismo, así como en la guerra contra Yemen.
La iniciativa saudita para detener los combates con Yemen es una clara indicación de parte príncipe Mohammed Ben Salman de que Estados Unidos quiere calmar o poner fin a las crisis en el Medio Oriente, incluida la guerra en Yemen; ya sea durante la administración Trump o en la administración Biden; se ha comprobado el fracaso de la apuesta del liderazgo saudí de invocar la posición de Estados Unidos hacia las fuentes de energía mundiales, ya que después de que las fuerzas de Sanaa atacaran instalaciones petroleras y campos petroleros sauditas estratégicos, esto condujo a una reducción de la producción petrolera y un aumento de sus precios.
De hecho, el liderazgo saudí intuyó las perspectivas de un cambio en la posición estadounidense hace unos dos años, eso fue cuando concluyó una serie de contratos comerciales, militares y nucleares con Francia, Rusia y China, y también en aquel entonces inició un diálogo informal con Irán, cuyos detalles presentaremos en una lectura que pospondremos por ahora.
El factor chino en la desintegración del liderazgo estadounidense
En el último número de la revista Foreign Policy del año dos mil, la exsecretaria de Estado estadounidense Condoleezza Rice escribió un artículo en el que decía que: la estrategia estadounidense en el siglo XXI se basará en garantizar la seguridad de los intereses estadounidenses a lo largo del camino que se extiende desde el sudeste de Asia, al círculo euroasiático hasta Europa del Este…
Los institutos de estudios estadounidenses a menudo han interpretado (el círculo de Eurasia) en un sentido hostil y han aclarado que lo que se quiere decir es el perímetro de la creciente influencia tanto de China como de Rusia en la parte oriental y nororiental del globo y su extensión hacia el corazón de Asia y el este de Europa.
El expresidente Donald Trump fue el primero en advertir, en una frase directa y clara, sobre la realidad de la competitividad china y acusó a Pekín de intentar desmantelar el liderazgo unilateral estadounidense en el mundo, en ese momento Trump amplió el alcance de su batalla diplomática y económica contra Beijing y emitió una serie de resoluciones cuyo fin es colocar barreras a la expansión económica y política de china a nivel mundial; también se vio obligado a apaciguar a Rusia y calmar al presidente Vladimir Putin con la esperanza de dejar solo al dragón chino en la arena.
En la era de la nueva administración demócrata, los desafíos de China y China junto con Rusia se han convertido en una prioridad imperiosa y desde el primer día, la marejada de posiciones agresivas de parte de Estados Unidos dirigido contra China en particular no se ha detenido.
Dado que al presidente Biden demostró claramente que es un presidente combinado mitad Obama y mitad Trump, no dudó en adoptar la misma política que siguió el expresidente Trump contra China; más bien, se cree que su administración se centrará más en China a cambio de reducir las prioridades con respecto a los intereses en otras regiones, incluido el Medio Oriente.
Si el presidente Trump había anunciado explícitamente el inicio de la retirada del Medio Oriente, incluida la retirada de las fuerzas militares, se espera que la administración demócrata sea más seria en este expediente en cuanto a sus preocupaciones por el verdadero desafío chino y también en cuanto a términos de la ideología demócrata estadounidense que se basa en la gestión de las crisis y no en tratar de resolver las mismas.
Para concluir, resumimos lo que hemos expuesto sobre los motivos del creciente poder de Irán frente a Estados Unidos, ya que se deduce que Irán, sabiamente ha aprovechado sus factores nacionalistas y el éxito de su revolución del conocimiento, así como el de haber permanecido firme durante más de cuatro décadas frente a sus enemigos, hecho que provocó que se cayeran las cartas de manos de sus adversarios, incluida la carta de la fuerza militar y la de la conspiración interna y sumado a los factores nacionalistas, también han soplado vientos de cambio mundiales y regionales que han favorecido a las embarcaciones iraníes, como lo es el ascenso del gigante chino; asimismo, Irán ha obtenido el reconocimiento de países grandes como Rusia y países regionales que la consideran una fuerza necesaria que garantiza la protección, los intereses y la estabilidad de los pueblos de la región, después de su notable y generoso papel en la confrontación de la ola de terrorismo que afectó al oriente árabe hace cinco años.
Entendemos por la insistencia estadounidense de apaciguar a Irán, el motivo por el que los estadounidenses han decepcionado a sus aliados en el Golfo, aliados que han defraudado las expectativas de occidente de hacer frente al modelo iraní durante más de cuatro décadas, lo cual significa que Teherán está cerca de obtener otro reconocimiento estadounidense, occidental e internacional de que es una fuerza real y natural en la región y que es una gran potencia, al menos en esta región.
Notas:
*Especialista en asuntos iraníes.
Fuente: Al Mayadeen