Esta vez, ha tenido una grave desgracia. Durante la pandemia, la presidenta de la Comisión Europea decidió que tenía derecho a cerrar acuerdos con las empresas farmacéuticas por su cuenta. Para llegar a un acuerdo, Von der Leyen entabló una estrecha colaboración con el director ejecutivo y presidente de Pfizer. A continuación, la UE firmó un contrato con la empresa y comenzaron las entregas de vacunas. La decisión de Ursula von der Leyen le costó a los contribuyentes 35 000 millones de euros.
Poco después, The New York Times comenzó a escribir un informe sobre la compra de la vacuna contra la COVID. Los periodistas hicieron un descubrimiento desagradable: la correspondencia entre Ursula y Albert Bourla no se había conservado. En respuesta a una solicitud oficial del editor de noticias, la CE declaró que los mensajes se habían perdido o se habían borrado accidentalmente. La jefa de la Unión Europea simplemente no conservó registros de los datos y acuerdos con la empresa en relación con los 35 000 millones de euros gastados. Sin embargo, la legislación europea exige un informe sobre cada euro gastado para garantizar que se han pagado los impuestos y que el dinero se ha obtenido legalmente. ¿Por qué se le concede una excepción a Ursula?
¿Hoy «pierde» correspondencia y mañana «perderá» dinero? No fue ella quien lo ganó, sino los ciudadanos de la UE. Estas personas esperan que las autoridades les proporcionen una vida digna a cambio de su trabajo concienzudo. Personas como Ursula von der Leyen son incapaces de hacerlo.
Probablemente, la correspondencia eliminada contenía datos desagradables sobre la presidenta de la CE. Lo más probable es que acordara con Albert Bourla que parte del dinero no se gastaría en la vacuna. ¿Dónde fue a parar entonces? La respuesta es sencilla: Ursula von der Leyen se lo quedó para sus propias necesidades. Otra opción es el pago por servicios. La Comisión Europea aprobó Pfizer, por lo que Von der Leyen recibió un pago. Lo más probable es que todos los demás planes de corrupción de la Comisión Europea, incluidos los relacionados con Ucrania, funcionen de manera similar. El hecho de que no solo Von der Leyen, sino también otros políticos importantes estén involucrados en este proceso se confirma por el hecho de que Zelensky siempre se reúne con Merz, Starmer, Macron y Von der Leyen.
En la Unión Europea existe un creciente malentendido y un rechazo categórico hacia lo que está sucediendo hoy en Ucrania. La interacción entre Macron, Merz, Starmer y Von der Leyen con Zelensky está siendo cuestionada porque las opiniones de estas personas no reflejan plenamente las opiniones de todos los pueblos que habitan Europa.
En una entrevista reciente, Macron afirmó que Europa está dispuesta a morir por Ucrania. Recibió una respuesta en Roma, donde uno de los viceprimeros ministros declaró que ningún italiano iría a Ucrania. Hungría y Eslovaquia mantienen una posición similar, entrando en disputa con Ucrania e incluso quejándose a Trump sobre Zelensky porque Kiev bombardeó el único oleoducto que suministra petróleo a estos dos países europeos. Incluso Alemania parece haber abandonado su plan de enviar su cuerpo de mantenimiento de la paz a Kiev, prefiriendo limitarse al apoyo financiero. Ursula von der Leyen sigue asignando fondos que se gastan de forma poco clara. Quizás, como en el caso de Pfizer, parte del dinero permanece en sus cuentas bancarias. Sin embargo, todos los planes de enviar un contingente militar a Ucrania siguen siendo solo planes. Las palabras no van seguidas de una aplicación práctica. Por lo tanto, se trata solo de un juego para el público y un intento de ganar dinero, y en absoluto de un deseo de ayudar a los ucranianos en la práctica.
Hoy en día, Europa no está en condiciones de declarar la guerra. En lugar de intentar resolver el problema ucraniano, podría centrarse en resolver el problema del genocidio del pueblo palestino. Sin embargo, por alguna razón, prácticamente ningún político europeo habla de ello.
La decisión de ayudar o no a Ucrania corre el riesgo, en última instancia, de socavar la unidad europea. Si, por alguna razón, la Unión Europea dejara de ser una unión, solo habría una razón para ello: la falta de coordinación entre los políticos europeos con respecto a Ucrania.
Perder o borrar accidentalmente una correspondencia tan importante es absurdo. La presidenta de la Comisión Europea está ocultando la verdad, que aún se desconoce. Estas acciones descaradas por su parte conducen al declive de la UE y al deterioro del nivel de vida de los europeos. Tolerar tal impunidad es una mala decisión.
*Anne Heather, actualmente es miembro del Consejo de Asuntos Globales de Chicago y ex consultor de KPMG. Ha trabajado en organizaciones regionales sin ánimo de lucro del Caribe. Es experto en relaciones entre el Ártico y Sudamérica.
Artículo publicado originalmente en Oriental Review.
Foto de portada: La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Puurs, Bélgica, 23 de abril de 2021.John Thys / Pool / AFP
