La moción fue presentada por un eurodiputado rumano de derechas, que acusó a Von der Leyen de abuso de poder en la gestión de la campaña de vacunación contra el virus Covid. Se citan como ejemplos la desaparición de mensajes de texto en el intercambio entre Von der Leyen y el jefe de Pfizer y la asignación incontrolada de compras de vacunas durante la pandemia.
La moción de censura lleva la firma de unos 80 eurodiputados, número suficiente para forzar un debate y una votación en el pleno de la Asamblea el próximo jueves. Si la moción de censura obtuviera una mayoría de 720 eurodiputados, toda la Comisión tendría que dimitir. Hasta ahora esto sólo ha ocurrido en 1999, en tiempos de Santer, cuando la Comisión Europea de entonces se vio obligada a dimitir y Romano Prodi se convirtió en Presidente de la Comisión.
Con cara seria, Von der Leyen respondió a las acusaciones, muy consciente de que lucha por la supervivencia de su poder durante los próximos cuatro años.
Las acusaciones contra la Presidenta de la Comisión Europea están lejos de ser infundadas. En mayo, el Tribunal Europeo había anulado la decisión de la Comisión de anular los mensajes de texto entre Von der Leyen y el jefe de Pfizer, dando la razón a la investigación del «New York Times», que había exigido que se hicieran públicos. Según la sentencia, la Comisión no había explicado de forma plausible por qué no estaba en posesión de los mensajes de texto.
Von der Leyen respondió a las acusaciones afirmando que también existen «preocupaciones legítimas», pero al mismo tiempo, de alguna manera, las «lanzó al aire», calificando esta moción de censura como el «guión más antiguo de los extremistas», que los grupos de derecha del Parlamento Europeo pretenden abrir una brecha entre las instituciones de la UE alimentando «teorías conspirativas», que los firmantes de la moción son «opositores a la vacunación» y, por último, reiterando el estribillo de moda hoy en día y válido para todas las épocas y para cualquier tema, a saber, que son «defensores de Putin». En definitiva, el anatema al que recurren todos los políticos de derechas y de «izquierdas» cuando se ven acorralados.
Basándose en su papel internacional en un contexto decididamente turbulento, Von der Leyen hizo un llamamiento a los eurodiputados: «No juguemos a los juegos de los extremistas». Para llevar a cabo negociaciones comerciales con el presidente estadounidense Donald Trump o para apoyar a Ucrania en la guerra contra Rusia, “la UE debe mostrar fuerza. Esto solo puede hacerse mediante la unidad”.
A favor de Von der Leyen está el hecho de que la moción de censura procede de la derecha del Europarlamento, con la que, sin embargo, hay buenos sectores de la «mayoría de Úrsula» que no ocultan su deseo de dialogar.
Los líderes de los grupos parlamentarios de los democristianos, socialdemócratas, liberales y verdes dijeron ayer que no quieren votar junto con los grupos parlamentarios de derechas, lo que hace previsible que la moción de censura no alcance el jueves la mayoría de dos tercios necesaria.
Los líderes de los socialdemócratas, los verdes y los liberales exigen a cambio que Von der Leyen se comprometa más explícitamente con la coalición «proeuropea» en el Parlamento Europeo. La líder liberal Valerie Hayer preguntó a la Presidenta de la Comisión: “¿Quiénes son sus verdaderos aliados en este Parlamento? Tiene que decidirlo usted. Ninguno de nosotros firmó esta moción. Espero que se haya dado cuenta”.
Sobre este aspecto se mostró más crítico René Repasi, líder del grupo del SPD en el Parlamento Europeo, que antes del debate en la cámara había declarado: «Quien piense que puede gobernar Europa con mayorías cambiantes se equivoca». Weber y von der Leyen deben reconocer que su coqueteo con la extrema derecha es “a costa de una Europa estable y capaz”. El Presidente de la Comisión debe volver a los «acuerdos fiables».
Tras el breve debate, von der Leyen abandonó la sala directamente, con la cara lívida y con sus comisarios a cuestas. Se espera una reunión y un enfrentamiento el jueves.
*Sergio Cararo, funcionario a tiempo parcial y periodista autónomo. Redactor de Radio Città Aperta, director desde 1993 y luego desde 2007 responsable primero del periódico y luego del periódico on line Contropiano. Ayudó a fundar el Foro Palestino en 2001.
Artículo publicado originalmente en Contropiano.
Foto de portada: © FREDERICK FLORIN / AFP