Asia - Asia Pacifico

Visita de Vance a la India, refuerza su alineamiento con EE.UU

Por PIA Global* En una jugada que confirma la doble agenda geopolítica del gobierno de Narendra Modi, India continúa estrechando sus vínculos estratégicos con Estados Unidos.

El reciente encuentro entre el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, y el primer ministro indio en Nueva Delhi dejó en claro que la relación indo-estadounidense atraviesa una etapa de consolidación estructural, especialmente en materia comercial y de seguridad en Asia-Pacífico.

En un comunicado oficial emitido tras la reunión, se confirmó que ambos países celebran “avances significativos” en la elaboración de un nuevo acuerdo de comercio bilateral, que sentará las bases para una mayor integración de las cadenas de suministro y fortalecerá los lazos económicos en un contexto global marcado por la guerra comercial entre Washington y Beijing.

Una alianza que se proyecta más allá del comercio

La cooperación entre India y Estados Unidos no se limita al ámbito económico. La reunión también abordó —aunque sin brindar detalles al público— temas regionales y globales de “interés común”.

Este tipo de lenguaje diplomático suele esconder una creciente confluencia en temas de seguridad, proyección militar y contención estratégica de China, particularmente en el Indo-Pacífico.

En este sentido, el rol de India en el QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral, integrado por EE.UU., India, Japón y Australia) cobra una nueva relevancia. La plataforma, que muchos analistas consideran un intento de la OTANizar la región Asia-Pacífico, ha sido impulsada por Washington para frenar la expansión de la influencia china en los mares del sur y este de Asia, así como para consolidar un eje de contención desde el flanco oriental del continente euroasiático.

Modi, lejos de rechazar esa lógica de bloques, ha optado por capitalizar la disputa entre EE.UU. y China para mejorar su posición relativa, accediendo a tecnología, inversiones y apoyo político por parte de Occidente, mientras mantiene una ambigua cercanía con Rusia en el contexto del BRICS.

Silencios frente a Gaza y China: señales del alineamiento

La política exterior india ha venido mostrando claros indicios de alineamiento con las prioridades de la agenda estadounidense, especialmente desde el inicio de la ofensiva israelí contra Gaza.

Lejos de condenar la brutalidad del ataque sionista, Modi fue uno de los primeros líderes en expresar apoyo incondicional a Tel Aviv, en abierta contradicción con la posición de Irán, otro miembro clave del BRICS, que ha denunciado sistemáticamente el genocidio palestino.

Asimismo, la cautela de Modi frente a la guerra comercial de EE.UU. contra China refleja una estrategia oportunista: India no solo evita condenar el bloqueo económico contra Pekín, sino que busca activamente llenar los vacíos industriales y tecnológicos que deja China, intentando atraer fábricas, capitales y producción hacia su propio territorio.

Este posicionamiento funcional al hegemon occidental plantea serias dudas sobre la coherencia interna del BRICS como bloque geopolítico alternativo. La ambivalencia india alimenta sospechas sobre la posibilidad de que Nueva Delhi utilice su membresía en el BRICS como un simple mecanismo de presión táctica, sin comprometerse genuinamente con los principios multipolares que la organización defiende.

Una visita simbólica, pero cargada de contenido estratégico

La visita de J.D. Vance —republicano, trumpista, y casado con una mujer indio-estadounidense— no fue solo protocolar. Se trató de una señal clara de continuidad en la estrategia estadounidense hacia India, independientemente de si en noviembre el poder en Washington quede en manos de los demócratas o republicanos. India es hoy una pieza clave en el tablero indo-pacífico, y Estados Unidos no está dispuesto a perderla.

Modi, por su parte, ha demostrado una notable capacidad para navegar entre las aguas del multilateralismo emergente y el poder atlántico decadente, aunque cada vez más su barca parece girar hacia las costas de Occidente.

El caso de India refleja los límites reales del multipolarismo cuando no se acompaña de coherencia geopolítica. Mientras China, Rusia e Irán apuestan por una transformación radical del orden mundial, India parece optar por un “pragmatismo asimétrico”, que le permite extraer beneficios de todos los bandos sin comprometerse plenamente con ninguno.

La pregunta de fondo es si esta estrategia puede sostenerse a largo plazo, o si —ante una intensificación de la confrontación global— Modi tendrá que abandonar la ambigüedad y tomar partido de manera definitiva.

Por ahora, todo indica que India prefiere seguir bailando al ritmo de Washington, aun a costa de erosionar el proyecto del BRICS y su promesa de un mundo verdaderamente multipolar.

Foto de la portada: AP

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