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Venezuela: Samuel Moncada en la ONU y las agresiones gringas

Por Omar Hassaan Fariñas. Especial para PIA Global. –
Recientemente, el mundo fue informado sobre la señora “venezolana” que recibió la última versión del premio Nobel de la paz. Evidentemente, el verdadero “comité” que otorgó el premio, fue el famoso “Pequeño Marco”, el Secretario de Estado estadounidense Marco Rubio.

Al enfrentar la imposibilidad de que se le otorgue el premio a su jefe, el gobierno estadounidense decidió “hacerle una oferta que no pueda rechazar” al comité noruego, en el mejor estilo de Vito Corleone: o entregas el premio a la Señora, o se imponen 100% de aranceles, para su país.  

En el 2015, el premio fue otorgado al Presidente colombiano Manuel Santos, durante un periodo en el cual cesó parte de la prolongada guerra civil en Colombia. En el 2020, el premio fue otorgado al Programa Mundial de Alimentos, por sus esfuerzos para combatir el hambre. En el 2021, se les otorgó a organizaciones de la llamada sociedad civil como “Memorial” y el “Centro para las Libertades Civiles”, por supuestos “esfuerzos extraordinarios para documentar crímenes de guerra y abusos de los derechos humanos”. ¿Se sabe de acciones semejantes que haya realizado la Señora que recibió el premio del 2025?

En el 2025, existen una multiplicidad de candidatos que son perfectamente idóneos para este premio, particularmente en el contexto del Genocidio en Gaza, el evento que más ha movilizado a la totalidad de la humanidad, a favor del pueblo palestino. Tenemos a los periodistas asesinados y/o heridos, a los funcionarios de rescate y de ambulancias, los médicos, las organizaciones internacionales que documentaron el genocidio, y las que lucharon por un pueblo bajo el proceso de exterminio, como la señora Francesca Albanese, la relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados. Los ejemplos son casi infinitos.   

En lugar de todo esto, y con el fin de proteger al sionismo genocida, el premio fue reducido a otro capricho de la geopolítica estadounidense. La figura “ganadora” es prácticamente moribunda en la política domestica venezolana. Esta persona, lejos de ser una “figura unificadora de la oposición venezolana” – como el comité noruego alega – ha laborado de manera dedicada a dividir la oposición de su país, y penalizar los distintos actores políticos de esta, condenando y amenazando a todos los sectores opositores que se atrevieron a participar en los procesos electorales del año 2025. Es la misma persona que busca una transición política de carácter violento y destructivo, desde la democracia existente en Venezuela, a una dictadura que se desea imponer, por parte de ciertas potencias foráneas. Esta figura, al estar desgastada políticamente en Venezuela, insiste en arrebatar el poder a través del uso de los instrumentos de guerra de Estados Unidos, y por encima de los cuerpos asesinados de los venezolanos. En el Estados Unidos del Trumpismo, ya hubiera sido imputada, juzgada y condenada, por traición a la Patria, entre otros delitos.   

No obstante, este fugaz asunto del premio Nobel, será la “moda” del debate durante los próximos días, y pasará a segundo plano. Aunque despierte el interés de ciertos actores internacionales que tienen sus problemas internos y prefieren distraer a sus poblaciones con agresiones contra Venezuela, la verdadera relevancia y capacidad política de un actor político – en cualquier parte del mundo – siempre se medirá por su posición nacional y doméstica, y todos los “premios” Nobel no cambiarán las realidades nacionales y las dinámicas domesticas de esta señora.

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Ahora bien, lo que sí es relevante para los venezolanos, es el uso de esta figura y su “premio”, como un “Caballo de Troya” para emprender una agresión militar contra el país suramericano, por parte de Estados Unidos. La motivación se simple, como suelen ser las cosas con los gringos: El Pequeño Marco desea “heredar” el manto del “Trumpismo”, al finalizar este oscuro periodo de la política estadounidense, y considera que la única manera en la cual puede ser “ungido” como el sucesor del actual “Mesías” del fascismo estadounidense, es derrocando al Gobierno Bolivariano – sobre los cuerpos de los venezolanos, naturalmente – y ofrecer esto como un sacrificio para la comunidad “mayamera”, con el fin de ser postulado como el “delfín” del trumpismo, en recompensa por sus servicios.

Lo que sí nos debe importar, son las acciones del pueblo venezolano para enfrentar este terrible proceso de reconquista imperial y recolonización que se encuentra en marcha. Lo que es fundamental para los venezolanos, es la firma de un tratado de alianza estratégica con la Federación de Rusia, como también la preparación de la Fuerza Armada Bolivariana y las milicias para enfrentar a la agresión. Lo crucial es la “Operación Independencia 200”, una acción que demuestra que la unidad entre el pueblo venezolano, su fuerza armada y su Presidente, es objeto de intensa envidia, por parte de la sangriente administración política en Washington, que tiene su sociedad más dividida y enfrentada que nunca. La derecha que hace “política” en este país, habla de que sería una “locura” resistirse a la invasión gringa, pero estos mismos serían los primeros en exigir el combate, si la invasión fuera de chinos o rusos. No obstante, el pueblo venezolano está consciente de que las invasiones se resisten, sea quien sea el invasor.

Lo que debe inspirar al pueblo venezolano, son las palabras del Embajador Samuel Moncada, en defensa de la Patria, durante la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, el 10 de octubre de 2025: “¿Quién puede creer que esta escalada militar de gran magnitud en el Caribe tiene como fin el narcotráfico? Estados Unidos está desesperado por controlar todas las fuentes de petróleo del mundo y cree que el petróleo de Venezuela les pertenece. Si Venezuela no tuviera petróleo, la amenaza militar que está a punto de ejecutarse no existiría…Alertamos al mundo que, si los Estados Unidos llegase a atacar a Venezuela y a su pueblo, si llegase a profanar nuestro territorio, tenemos el sagrado deber de defender lo que es nuestro”.

Por eso, hago un llamado a todos los venezolanos: la tragicomedia del premio Nobel es un asunto tan efímero como la misma señora que lo recibió. Nos debe importar solo el enemigo principal del pueblo venezolano: el gobierno estadounidense, en este momento bajo la influencia del mezquino “Pequeño Marco”. La prioridad de nuestro pueblo es responder a la amenaza de la reconquista gringa, la que desea transformar a Caracas y el resto del país en una Bagdad, Trípoli, Beirut o Kandahar de América Latina, solo para reestablecer su colonia anterior, y para que un miserable sujeto pueda ser el heredero del trono en un país que ya muy claramente abandonó toda pretensión de democracia, y se encuentra en el proceso de  instaurar un régimen fascista, asunto que no alega el autor de este artículo, sino el propio pueblo gringo.   

Recuérdense de las palabras del Comandante Chávez: “Águila no caza mosca”.

Omar José Hassaan Fariñas* Internacionalista y Profesor de relaciones internacionales en la Universidad Bolivariana de Venezuela. Colaborador de PIA Global

Foto de portada: Telesur

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