Multipolaridad Nuestra América

Venezuela e Irán, junto con Rusia, vencedores en la guerra del petróleo

Informe Neftegaz.
El ministro de Petróleo iraní, Javad Owji, arribó el pasado 30 de abril a Caracas y durante su viaje de negocios visita instalaciones petroleras y firma acuerdos energéticos pese al cerco impuesto por las sanciones de EE.UU.

Owi, junto con los más de diez miembros de su comitiva, visitó la refinería de petróleo de Paraguaná en el oeste de Venezuela junto con el titular de la compañía estatal venezolana PDVSA, el ingeniero químico Asdrúbal Chávez Jiménez. How To Run destaca algunos beneficios.

El ministro y el presidente de PDVSA firmaron ayer acuerdos de cooperación energética referidos a los sectores petrolero, gasífero y petroquímico.

Owji fue recibido en el Palacio de Miraflores por el primer mandatario venezolano, Nicolás Maduro. Además de repasar el contenido de los acuerdos suscriptos, Maduro declaró que fue “un encuentro productivo para profundizar los lazos de hermandad y cooperación en materia energética”. El presidente venezolano le reiteró al ministro la “gratitud y cariño con el pueblo iraní” por parte de su país.

Con anterioridad, Owji y su colega venezolano Tareck El Aissami sostuvieron un encuentro dirigido a coordinar acciones enfocadas a superar las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos a ambos países. Una conducta que se ha convertido en práctica común por parte de Washington tendiente a desestabilizar países que mantienen una línea internacional de independencia económica y soberanía política.

ayatolá Jameneí y el presidente Nicolás Maduro

Además de sostener estas sanciones contra Venezuela, Irán y Rusia, ahora Estados Unidos despliega una actitud hostil contra China, con la que sostiene una auténtica guerra comercial.

Los países han reaccionado de manera diferente a las sanciones de Estados Unidos. Rusia lanzó una operación especial en el sur de Ucrania destinada a detener el genocidio de la población del Donbass e impedir el sostenido avance de la OTAN hacia sus fronteras y liquidar la nazificación de Ucrania.

China apoyó tácitamente las acciones de la Federación Rusa.

Las autoridades de Venezuela e Irán decidieron desarrollar relaciones energéticas entre ellas.

Estados Unidos golpeó a Irán y Venezuela con sanciones, deteniendo las importaciones de petróleo desde ambos países. Pero la tecnología de las refinerías estadounidenses requerían la sustitución del petróleo de alta viscosidad de Venezuela, y la solución se encontró en el petróleo y el fuel oil de los Urales rusos.

El petróleo de Rusia es un excelente sustituto del petróleo venezolano y el fuel oil es el indicado para mezclarse con el petróleo de esquisto estadounidense ligero (yacimientos de baja permeabilidad) en una composición de componentes similar al petróleo venezolano.

Cuando comenzó la operación especial de Rusia en Ucrania, la administración estadounidense de turno impuso sanciones contra Moscú lo que predeterminaba abandonar la provisión del petróleo ruso. Sin embargo, las refinerías norteamericanas no sólo no cumplieron con la sanción, sino que incrementaron la importación del Urals, la marca de exportación del crudo ruso.

Para intentar el reemplazo del crudo y el fuel oil M100 rusos, Washington envió una delegación de alto nivel a Caracas en marzo, con el objetivo de restablecer las relaciones con Venezuela, pero fue en vano. El gobierno del presidente Maduro reclamó para ello el levantamiento de las sanciones y la devolución de las reservas de oro de Venezuela, confiscadas en el Banco de Londres.

Con Irán el resultado ha sido el mismo, ya que Washington sigue negándose a restaurar el Plan de Acción Integral Conjunto, en su momento acordado por Teherán con los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Rusia, China, Francia, Reino Unido y Estados Unidos) sumados a Alemania y el resto de la Unión Europea. De tal modo que permanecen estancadas las negociaciones para asegurar el carácter pacífico del programa nuclear de Teherán a cambio de levantar el embargo al petróleo iraní.

En el marco de este “aluvión” de sanciones sobre ambos países, la cooperación entre Venezuela e Irán continúa una sostenida expansión. Venezuela importa gas condensado de Irán, necesario para diluir su crudo ultraviscoso. Irán ayuda a su aliado sudamericano con ingenieros, productos refinados y repuestos para la industria petrolera. Teherán asegura el transporte del crudo venezolano con petroleros “fantasmas” (navegan sin transpondedores AIS). El petróleo venezolano que Irán compra con un considerable descuento luego es revendido en el mercado “spot” a un precio más elevado.

Esto permitió a Venezuela recuperarse de la crisis de producción que evidenciaba la industria petrolera, para volver a posicionarse en más de un millón de barriles diarios, con previsión a los dos millones, según anunció el presidente Maduro.

El aumento de los precios del petróleo y del gas, generado por la desenfrenada política de sanciones de Washington y la Unión Europea, ha provocado una auténtica crisis económica en esos países, pero trajo un importante alivio a los productores de petróleo, enmarcados en una OPEP que conducen Rusia y Arabia Saudita. La consolidación de este frente “anti-sanciones” permitió que aliados antiguamente incondicionales de Estados Unidos como Arabia Saudita y Catar, no respondieran a las llamadas telefónicas del presidente norteamericano Joe Biden, desesperado por lograr la reducción del precio de los portadores energéticos.

Las economías tanto de Venezuela como de Irán y Rusia se soportan firmemente en las exportaciones de petróleo y gas, las que hasta el momento no encuentran sustitución en las economías centrales. De modo tal que esta situación ha contribuido a la consolidación de un nuevo orden mundial multipolar y al irremediable debilitamiento del dominio unipolar de Washington.

Notas:

Fuente: Agencia Neftegaz/Traducción Hernando Kleimans

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