Allá lejos y hace tiempo, antes del comienzo de la Guerra en Ucrania, se celebraban en Beijing los Juegos Olímpicos de Invierno a los que algunos países occidentales y aliados (Estados Unidos, Canadá, Australia, Reino Unido, Lituania, Nueva Zelanda y Kosovo) le hicieron un boicot diplomático. Lo que consistió en que en las delegaciones participaran deportistas pero no figuras gubernamentales.
En ese momento, la administración de Joe Biden reclamó por la situación de la provincia de Xinjiang, de mayoría musulmana, donde la prensa occidental denuncia violaciones a los derechos humanos del gobierno chino. Aunque no es el único reclamo de la administración norteamericana: también incluyen a Taiwán, Hong Kong, y el conflicto en el Mar Meridional.
La respuesta de Beijing llegó a través del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian: “Si los países forman una clase, Estados Unidos no es para nada el alumno sobresaliente en el curso de democracia, y menos aún está en condiciones de ser profeta”.
Lo más importante de los JJOO no fue el boicot ni las competencias deportivas, sino el encuentro y la siguiente declaración conjunta entre Xi Jinping y Vladimir Putin. Entre sus páginas, sostienen que “algunos actores, que no representan más que una minoría a escala internacional, siguen propugnando enfoques unilaterales para abordar las cuestiones internacionales y recurren a la fuerza; se inmiscuyen en los asuntos internos de otros Estados, vulnerando sus derechos e intereses legítimos, e incitan a las contradicciones, las diferencias y los enfrentamientos, obstaculizando así el desarrollo y el progreso de la humanidad, contra la oposición de la comunidad internacional”.
Una relación que luego de la guerra en Ucrania, muchos analistas han puesto en duda. Sin embargo, volviendo a la declaración se sigue sosteniendo hasta la actualidad. Es preciso entender la lógica de ambas potencias, que si bien tienen diferencias, Rusia y China se proponen ser un dúo fuerte en la región y en el mundo.
Biden y Corea del Sur
Así como el enfoque estratégico se da entre Rusia y China, Estados Unidos también hace lo propio con los países de la región. En mayo, luego de las elecciones presidenciales en Corea del Sur visitó la península coreana y también Japón. Los históricos aliados van a ser clave para el futuro regional. Aunque con las dificultades que se encuentran los aliados en materia de seguridad con Washington, que también son aliados económicos de China.
Desde el comienzo de la guerra de Ucrania, Washington cargó contra China por negarse a condenar a Rusia y amenazó con sanciones económicas a Beijing por supuestamente querer “invadir Taiwán”, olvidando que la isla es parte ancestral del territorio chino.
Las conversaciones de Biden con el recién elegido presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, han puesto en evidencia el propósito del viaje: reiniciar importantes ejercicios militares conjuntos, impulsar las capacidades militares de Corea del Sur, y consolidar las cadenas de suministro claves, como los semiconductores, para restringir cualquier dependencia económica de China en caso de conflicto.
Utilizando la “amenaza norcoreana” como pretexto, Biden busca consolidar sus alianzas contra China. Tanto Corea del Sur como Japón alberga bases y sistemas de misiles antibalísticos vitales para los planes del Pentágono. Las discusiones llevadas a cabo durante la gira presidencial apuntan al estacionamiento de los nuevos misiles nucleares estadounidenses de mediano alcance.
Pelosi en Taiwán
Unos meses más adelante va a llegar el momento más conflictivo de la zona cuando la presidenta de la Cámara de Representantes norteamericana, Nancy Pelosi, llegó a la isla de Taiwán.
Aunque Pelosi sólo estuvo durante 14 horas en la isla, quien no tomó bien la llegada de la funcionaria fue el gobierno chino. Para Beijing significó que Estados Unidos violó su soberanía y que rompió con un acuerdo formalizado entre ambos países, en el que los estadounidenses aceptaron no entrar en la cuestión interna entre China y Taiwán.
Incluso el mismo Joe Biden puso en duda públicamente la conveniencia de la visita de Pelosi a Taiwán al sugerir que el Pentágono la consideraba demasiado arriesgada. «Los militares piensan que no es una buena idea en este momento», había dicho Biden en julio.
El mismo día la República Popular de China comunicó que iba a realizar ejercicios militares en el Mar Meridional de China, del 2 al 6 de agosto. Por otro lado, anunciaron que del 1 al 4 de agosto realizaron un simulacro con fuego real en parte del mar Bohai, que fue lo que terminó ocurriendo. Los simulacros continuaron durante unos meses más.
El Congreso del Partido Comunista de China
Este año el gigante asiático celebró su 20° Congreso del PCCh, donde Xi Jinping fue elegido para un tercer mandato, el primer presidente en hacerlo desde Mao Zedong. Los delegados fueron elegidos bajo la guía del pensamiento de Xi de «socialismo con características chinas para una nueva era». Les compartimos un análisis sobre las funciones del partido, el liderazgo de Xi y el futuro de China:
La importancia de ASEAN
El tercer bloque para tener en cuenta es el de los países del Sudeste asiático, este año el protagonismo fue para Indonesia debido a la cumbre del G20. El gobierno indonesio esperaba tener un poco más de voz a la hora de los problemas económicos mundiales y la guerra en Ucrania, sin embargo eso no fue posible. La tarea de visibilizar su país fue correcta, pero no alcanzó para introducir una agenda propia.
Los países integrantes de la OTAN terminaron por incluir en la declaración final al conflicto en Ucrania como un tema principal. A pesar de que para los países asiáticos -incluido Indonesia- su preocupación principal era la emergencia alimentaria. Aún así, no lograron colocar la agenda de los países en desarrollo y concluyeron en el comunicado final que condenaban la guerra, ya que era la causa de la crisis (alimentaria y energética) actual.
Por su parte, el país anfitrión fue el encargado de abrir la Cumbre, que a toda costa intentó que las tensiones entre países no sean un problema. En el foro participó el Ministro de Relaciones Exteriores Ruso, Serguéi Lavrov, lo que generó cierta presión hacia el presidente indonesio, Joko Widodo, para que el funcionario ruso se fuera del evento. Lavrov terminó retirándose luego de la cena de gala sin presenciar la firma del comunicado final de los países.
Este último hecho evidencia que es más difícil sostener mecanismos internacionales en los que participe Occidente con intereses geopolíticos propios, sin escuchar las necesidades de los países más desfavorecidos con las decisiones de las principales potencias. La autocrítica no existe.
Una disputa que va desde lo discursivo a lo militar
Por último, consideramos importante entender que cómo llamar a la región de Asia Pacífico también está siendo un espacio de disputa. El exministro chino, Wang Yi afirma que la estrategia ‘Indo-Pacífico’ “no solo pretende borrar el nombre de Asia-Pacífico y el marco de cooperación regional eficaz en la región de Asia-Pacífico, sino que también pretende borrar los logros y el impulso de paz y desarrollo impulsados por los países de la región con esfuerzo conjunto durante décadas”. Continúa afirmando que Estados Unidos se está «agrupando contra otros bajo el lema de ‘libertad y apertura’… La estrategia apunta a contener a China e intenta convertir a los países de Asia-Pacífico en ‘peones’ de la hegemonía estadounidense».
Lo discursivo pasa a la cuestión militar, a los ejercicios conjuntos entre países y los mecanismos de seguridad. La paz en la región es cada vez más compleja y los “bandos” empiezan a tomar forma. Lo cierto es que no hay un sólo camino para sobrevivir al conflicto, quedará en sus protagonistas observar las decisiones que tomarán en el futuro.
*Erika Gimenez es Licenciada en Comunicación, escribe en PIA Global y ARG Medios.
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