Europa

UE Y SANCIONES II: HERRAMIENTA POLÍTICA PARA EL POSICIONAMIENTO INTERNACIONAL

Escrito Por Micaela Constantini

Por Micaela Constantini
La estrategia de la UE hasta el momento es frágil y dubitativa, y sus acciones desequilibradas generan desconfianza frente a actores claves para la Comunidad.

Como anticipé en el artículo anterior, las sanciones internacionales, muchas veces, no persiguen los mismos objetivos e intereses que los que se declaran en público, o se tiene una suerte de mirada selectiva a la hora de sancionar la violación de derechos humanos, el terrorismo, la utilización de armas químicas o los ataques cibernéticos.

En el caso de las sanciones europeas, la selectividad e intenciones han mostrado el posicionamiento geopolítico del bloque detrás de la política exterior de occidente. Sin embargo, en las últimas sanciones aplicadas se perfilan algunos puntos claves a analizar, que ponen en duda la construcción de una política exterior y de seguridad común sólida, como también el seguimiento ciego al camino planteado desde occidente.

Fuente: Mapa Interactivo https://www.sanctionsmap.eu/#/main

Y si bien Ursula von der Leyen prometió una Comisión Europea geopolítica unida y poderosa, la divergencia de los intereses nacionales en las políticas exteriores de cada país miembro, representa una gran impedimento. Los mecanismos sancionadores reflejan estas dificultades para ponerse de acuerdo entre los países miembros, pero también deja entrever el giro geopolítico del bloque, dubitativo.

Vladimir Putin – Xi Jinping – Hasán Rohaní.

RUSIA

La Unión Europea no posee un enfoque común estratégico para relacionarse políticamente con Rusia, y esto le está costando más que tiempo. Los puntos que generaron tensión estos últimos meses son el gasoducto Nord Stream II, el opositor ruso Alekséi Navalni y el conflicto (con escalada bélica) en Ucrania y Donbás.

La imposibilidad que supone el acuerdo común sobre el tipo de relación que la UE quiere tener con Rusia es una muestra de fragilidad para la construcción de una Política Exterior y de Seguridad Común fuerte. Especialmente mientras EEUU está detrás de cada paso que toma la Comunidad respecto a Rusia.

Las sanciones aplicadas por la UE a personas de altos cargos de Rusia por el encarcelamiento de Navalni son las que han mostrado mayor unidad, ya que fueron aprobadas por unanimidad, y fueron las primeras sanciones aplicadas con el nuevo régimen global de sanciones contra las violaciones de derechos humanos.

Estados Unidos quería incluir en el paquete de sanciones la construcción del Nord Stream II, a lo que la canciller alemana, Ángela Merkel rechazó con firmeza y remarcó que “nuestra posición sobre Nord Stream II no ha cambiado”, se trata de un “proyecto económico privado”. Por lo tanto no fue incorporado a las medidas sancionadoras, pese a las fuertes presiones que viene recibiendo por parte de EEUU, que considera al Nord Stream II como una amenaza directa ya que no dependerían más del petróleo estadounidense, y Rusia tendría mayor posición para ejercer presión sobre los países de la Comunidad. También se oponen al proyecto del gasoducto Nord Stream II, países europeos, aliados de EEUU como Polonia y Ucrania. 

Con la llegada de Biden a la presidencia estadounidense, y su promesa de volver a una alianza fuerte con la Unión Europea, las presiones de EEUU sobre la Comunidad se volvieron más exigentes para impedir una relación eficiente tanto con Rusia como con China.

Estados Unidos pretende volver a tomar el timón de las decisiones en Política Exterior de la Unión Europea. Sin embargo, reforzado por la política de Trump hacia la UE en los últimos años, parte de la Comunidad ha tomado distancia buscando cierta autonomía de la influencia occidental. Otra parte de la Unión Europea continúa los pasos para reforzar la alianza con EEUU y sus aliados. 

Esto también ha demostrado cierta debilidad exhibiendo disputas internas dentro de la UE, a la hora de tomar decisiones estratégicas. 

El lunes 19 de abril, la Unión Europea descartó nuevas sanciones contra Rusia por Navalni o Ucrania. Si bien demostraron preocupación por la salud del opositor ruso, y por el despliegue militar en las fronteras rusas decidieron no imponer nuevas sanciones, esperando que la presión diplomática sea suficiente. Incluso frente a las presiones sumadas por Polonia, o más recientemente, la expulsión de diplomáticos rusos en República Checa. 

No obstante, aún están vigentes las sanciones a Rusia por ‘la anexión ilegal de Crimea y Sebastopol’, que se impusieron en 2014 y vencen en junio de este año. Y aunque hayan dado un reconocimiento público de apoyo a Ucrania, no está dentro de sus planes incluirla a la UE o a la OTAN. Sin embargo, Zelenski se esfuerza por llamar la atención de EEUU y la OTAN rompiendo el alto el fuego y bombardeando Donetsk y Lugansk, provocando a Rusia quien ya ha demostrado toda su fuerza desplegando en pocos días su ejército por las fronteras y volviendo a desplegarlas.

No es casual que EEUU de Biden vuelva a mirar hacia Ucrania, luego del desinterés de Trump. Los pedidos desesperados de Zelenski se vienen dando desde hace unos años. Sin embargo, es con Biden que se refuerza la influencia y presencia militar de EEUU en territorio europeo. Biden nombró a Antony Blinken, de origen ucraniano, como secretario de Estado. Fue Blinken, mientras era consejero adjunto de seguridad nacional en la administración Obama (con Biden de vicepresidente), junto a Victoria Nuland, hoy nombrada vicesecretaria de Estado, los principales organizadores del putsch de la plaza Maidán en Kiev, financiada por EEUU con 5000 millones de dólares, que finalizó con un centenar de muertos y el derrocamiento de la presidencia de Viktor Yanukovych.

A EEUU, no sólo le sirve aumentar la tensión en Ucrania para beneficio de su industria militar, sino para mantener el discurso de que Europa necesita ser defendida y la UE sola no puede hacerse responsable de áreas claves de la región que no pertenecen a los países miembros de la Comunidad, como señaló el Secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

Otra muestra de intento de la UE para desprenderse de la dependencia de EEUU en Política Exterior fue el rechazo público de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a la invitación para participar del próximo aniversario de la celebración de la independencia de Ucrania de la Unión Soviética. Este rechazo fue un escándalo diplomático, sobre todo cuando Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, decide aceptar la invitación. 

No sólo se observa un desprendimiento de los intereses estadounidenses, sino también las internas dentro de los altos representantes de la UE, que ya venían del ‘sofagate’. 

¿Será que existe un intento real de autonomía de la Política Exterior y de Seguridad de la UE frente a EEUU? ¿Hasta qué punto EEUU presionará para que la UE o sus miembros no sólo no mantengan relaciones diplomáticas, económicas y políticas con Rusia en forma conjunta o bilateral, sino que quieren que la UE demuestre una actitud de confrontación hacia Rusia?

¿La UE está dispuesta a ser el territorio de guerra? 

Como señala Mira Milosevich-Juaristi, investigadora principal para Rusia & Eurasia, “cualquier proyecto de política exterior de la UE hacia Rusia chocará con la dificultad de reconciliar la estrategia económica de Alemania, la idea geopolítica de Francia (según la cual, necesitamos a Rusia como un contrapeso a China) y la experiencia histórica de los países Bálticos y Polonia”. 

Rusia es su vecino, y seguirán compartiendo frontera con Europa, por lo tanto la urgencia de establecer una estrategia de política común frente a Rusia es geopolíticamente necesaria. 

CHINA

Las relaciones entre la Unión Europea y China, sufren una cierta similitud con las de Rusia. No fue hasta el cambio de presidencia estadounidense que las tensiones volvieron a aparecer arriba de la mesa. Hasta diciembre del año pasado la Unión Europea y China impulsaron un eje de cooperación y proyecto común en materia de política comercial, inversión y climática a partir del Acuerdo Integral de Inversión UE-China. Momento en el que la Comunidad estaba devastada por las consecuencias de la pandemia y coordinaba el plan de recuperación económica Next Generation UE. Ambos proyectos, aún no están en funcionamiento. 

Este acercamiento de la UE hacia la región asiática, constituye un esfuerzo de construcción de Política Exterior sólida, soberana y autonómica. Incluso, la Perspectiva estratégica UE-China elaborada en 2019 define a China simultáneamente como un socio de cooperación, un competidor económico y un rival sistémico, sin permitir que una faceta de la relación domine a las demás.

El borrador del Acuerdo Integral de Inversión UE-China es coherente con esa posición. Por un lado genera un marco de cooperación futura y nivela la competencia comercial sin muchas condiciones, incluso apenas se hace referencia a las preocupaciones sobre el trabajo forzado.

En marzo de este año, la visión europea pareció dar un giro cuando la Comunidad decide sancionar a China por primera vez en más de tres décadas, utilizando el nuevo régimen de sanciones contra las violaciones de derechos humanos. Apoyaron esta decisión EEUU,  Canadá y Reino Unido, también aplicando sanciones al país asiático. Las medidas punitivas son respuesta a las presuntas detenciones masivas de uigures en la región de Xinjiang. El año pasado, Washington ya había impuesto sanciones contra el máximo funcionario en Xinjiang, Chen Quanguo. 

A primera vista se observa a la UE a la cabeza de las imposiciones, y el resto sigue sus pasos. Pero, ¿por qué la Comunidad decide aplicar sanciones a quien, en 2020, se convirtió en su principal socio comercial, con una balanza comercial positiva de 181.000 millones de euros? ¿Será que la mirada de Joe Biden sobre Europa pesa lo suficiente como para tirar por la borda un acuerdo comercial estratégico con su principal socio? 

Sin dudas que EEUU busca tener una mayor influencia y presencia en Europa, como bien lo confirmo Biden en su discurso en la Conferencia Virtual de Seguridad de Múnich, el 19 de febrero de 2021, especialmente luego de que el intercambio comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos, se redujera drásticamente: las exportaciones europeas 13,2% y las importaciones 8,2%, y China superará a Estados Unidos como socio comercial de la UE.

Las sanciones impuestas a Xinjiang significan que el acuerdo de inversión entre China y la UE está congelado, y si no se reconsideran, marcan el inicio de una dinámica de confrontación hacia China.

Luego de que Pekín respondiera con el doble de sanciones, el jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell confirmó que dichas represalias crearon «una nueva atmósfera» y una «nueva situación» para las relaciones UE-China.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Heiko Maas, declaró que ‘el desacoplamiento con Beijing es el camino equivocado’, y que por el contrario la UE necesita construir canales de comunicación sólidos y sostenibles con el país asiático.

IRÁN

El año pasado, Francia, Alemania y Reino Unido se opusieron a la iniciativa presentada por Estados Unidos ante la ONU reclamando el restablecimiento de las sanciones internacionales contra Irán, acusado de haber violado el acuerdo nuclear.

Hace dos semanas, el Consejo de la UE, prorrogó hasta abril del 2022 sus medidas restrictivas “en respuesta a las graves violaciones de derechos humanos cometidas en Irán”, según el comunicado de prensa oficial.

Esta represalia coincidió además con la nueva negociación en Viena entre las potencias europeas, Rusia, China e Irán para intentar revivir el acuerdo nuclear, paralizado desde hace más de dos años, cuando el entonces presidente Donald Trump decidió abandonarlo y volver a imponer duras sanciones a Teherán.

Irán decidió suspender el diálogo y la cooperación con la Unión Europea, en quien no ve un posible aliado sólido para sus intereses, especialmente frente al eje de EEUU-Israel-Arabia Saudita.

“Los  gobiernos  europeos  fueron  capaces  de  superar  tiempo  atrás  la  crisis  nuclear  al  desarrollar  un  rol  mediador,  que  les  permitió  equilibrar  su posición  en  la  compleja  relación  triangular.  No  obstante,  el  alto  grado  de polarización alcanzado les ha situado frente a un dilema estratégico. El coste de  formar  parte  del  bloque  sancionador  o  del  frente  proiraní  supondría  el debilitamiento de ciertos objetivos internacionales. La decisión final puede desembocar en una pérdida grave del vínculo con su aliado estadounidense, o bien, erosionar más su posición en Oriente Medio y las sinergias con Irán. Una difícil disyuntiva que deberá dilucidar en el corto plazo para preservar su estatus protagonista”, explica la profesora de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales (UCM), Paloma González del Miño y el doctor en Relaciones Internacionales (UCM), David Hernández Martínez.

Los miembros de la Comunidad Europea, se debaten entre continuar su subordinación a EEUU o construir una política exterior y de seguridad en cooperación con China y Rusia, y así comenzar a trazar el camino hacia una autonomía estratégica europea. Durante la presidencia de Trump, el camino se perfilaba hacia ésta última opción, sin embargo, con Biden en EEUU las presiones e intereses de algunos países europeos buscan reforzar las relaciones euroatlánticas.

La estrategia de la UE hasta el momento es frágil y dubitativa. Mientras los acontecimientos mundiales se siguen desarrollando, las acciones desequilibradas de la UE no generan confianza frente a actores claves, quienes no necesitan estratégicamente a la UE, pero la UE sí necesita de ellos.

Queda trabajar urgentemente la construcción de una Comisión Europea geopolítica unida a partir de su Política Exterior y de Seguridad común.

 El tablero de las relaciones internacionales y la geopolítica está en pugna entre el desarrollo mundial del unilateralismo o la multipolaridad. 

¿Está preparada la Unión Europea para este cambio estratégico?

Foto de portada: © AP Photo / Virginia Mayo.

Acerca del autor

Micaela Constantini

Comunicadora Social, periodista. Miembro del equipo de investigación de PIA Global. Investigando cibergeopolítica y virtualidad. Feminista, antiimperialista y autodidacta. Nuestra americana Trabajo con redes sociales, edición de video y comunicación digital.