Europa

Ucrania. Una sangrienta derrota en aras del favor de occidente

Por Vladímir Kornílov*
Las pérdidas de Ucrania en el curso de la ampliamente publicitada «contraofensiva en Jersón» han alcanzado tales proporciones que ya es difícil ocultarlas a la prensa occidental, la que con sus servicios informativos brinda apoyo al régimen de Kíev.

Esto se evidencia tanto por los informes individuales de la escena como por la naturaleza misma de la cobertura de las hostilidades.

Recordemos que nunca ha habido una operación militar más abierta y pública en la historia. En cualquier caso, en la etapa de su elaboración. Durante varias semanas, distintos funcionarios y políticos ucranianos anunciaron y pintaron con todo detalle la «contraofensiva». Comenzó el 29 de agosto de manera igualmente ruidosa y abierta, con una declaración de la secretaria de prensa del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Natalya Gumenyuk, que fue felizmente recogida por todos los medios ucranianos y occidentales.

La emoción en torno a la «contraofensiva» en Ucrania fue increíble. El jefe de la administración regional de Jmelnitsky, Serguei Gamaly, incluso anunció con jactancia que había reservado un hotel en Jersón para el viernes 2 de septiembre, preguntando a su audiencia: «¿Cuáles son sus planes para el fin de semana?» Es cierto que luego, por alguna razón, «se olvidó» de su reserva y nunca más volvió a sus planes de descansar en la ciudad del sur, que obviamente no lo estaba esperando.

Al final del primer día de la operación, quedó claro para Kíev que algo andaba mal. Por lo tanto, la misma Gumenyuk comenzó a llamar a los periodistas a «silenciar» y reprocharles lo mismo que ella misma hizo. De repente, la operación militar más pública se ha convertido en la más secreta. En el segundo día de la «contraofensiva», Kíev prohibió el trabajo de los corresponsales militares y ordenó a su prensa que distribuyera sólo informes oficiales. Luego fue aún más lejos, prohibiendo dar los nombres de los poblados que las Fuerzas Armadas de Ucrania «liberan heroicamente» durante la ofensiva.

La explicación fue completamente ridícula. La propia Gumenyuk dijo: «No divulgamos los poblados liberados precisamente con fines humanitarios, porque dichos poblados se encuentran inmediatamente bajo ataques aéreos y de artillería enemigos». Es decir, según el comando ucraniano, el Estado Mayor ruso ni siquiera sospecha qué aldeas controla. Sólo los informes de las Fuerzas Armadas de Ucrania determinan la situación en el frente.

Después de eso, los mensajes informativos de Vladimir Zelensky brillaron con nuevos colores. Ahora, sin una pizca de conciencia, comenzó a hablar sobre cuántos poblados fueron «liberados» por el ejército ucraniano. No importa que ni siquiera el Estado Mayor ucraniano sepa nada de estas victorias. Por ahora no se pueden dar los nombres de los pueblos «liberados». ¿Por qué no aprovechar esta conveniente situación?

Aún más curioso es el hecho de que todos los medios de comunicación ucranianos y occidentales literalmente explotaron de felicidad cuando los funcionarios de Kíev publicaron una foto del izamiento de la bandera ucraniana en uno de los edificios ubicados en las afueras occidentales de la aldea de Vysokopole en la región de Jersón. ¡El gozo es simplemente indescriptible! El Bild alemán dedicó toda una noticia a este evento, comparando este encuadre con la famosa foto «Levantando la bandera estadounidense sobre Iwo Jima».

En su frenesí, los propagandistas incluso olvidaron que los poblados «liberados» no deberían llamarse así. Es decir, es posible si estamos hablando de un pueblo real, que en él, de una forma u otra, al menos por un tiempo, se hayan abierto paso grupos de sabotaje ucranianos. Con este ejemplo, uno puede juzgar el valor de todos estos informes de bravura sobre las aldeas ocupadas por efectivos de las Fuerzas Armadas de Ucrania, cuyo número ya debería ser de decenas.

Al mismo tiempo, los medios occidentales, replicando historias ucranianas, ignoraron cuidadosamente los informes del Ministerio de Defensa ruso sobre las grandes pérdidas de las Fuerzas Armadas de Ucrania durante esta aventura, así como las imágenes que confirman este hecho. Pero incluso si esto no llegó a las páginas de las publicaciones de los periódicos, en sus redes sociales, incluso propagandistas antirrusos tan notorios como el corresponsal de Bild, Julian Repke, se vieron obligados a admitir lo obvio. Demostrando los cuadros de video antes mencionados, Repke escribió: «Videos terribles de la región de Jersón … Parece que la contraofensiva ha fallado».

Para eso se necesitaba la imagen de Vysokopolye, para tranquilizar al menos un poco a los curadores occidentales. En rigor de verdad, nadie realmente ocultó el hecho de que la operación fallida fue inicialmente supervisada por extranjeros. Incluso los medios ucranianos, citando fuentes en la oficina del presidente de Ucrania, admiten: «La contraofensiva fue elaborada por el ejército británico, que no tuvo en cuenta todos los factores. El plan se desarrolló maravillosamente … Todo comenzó a colapsar cuando nuestras unidades se encontraron dentro de un bolsón de fuego y no había forma de ayudarlas, por lo que el Estado Mayor se vio obligado a abandonar el plan británico y centrarse en la captura de Vysokopolye para justificar las enormes pérdidas y el fracaso de la estrategia original de la contraofensiva”. Más que elocuente reconocimiento de la verdadera situación en el frente.

Los pocos corresponsales occidentales que todavía están relativamente cerca de la línea de contacto, a pesar de las severas restricciones de censura impuestas por Kíev, admiten grandes pérdidas. Así, el corresponsal del británico The Times pudo hablar con los soldados de las Fuerzas Armadas de Ucrania, heridos durante la aventura de Jersón. Caracterizan directamente la situación en el frente: «el infierno más terrible de la guerra». Al describir sus heridas, los soldados confirman completamente la información de los medios rusos sobre las tácticas de cerco que utilizan nuestros militares, atrayendo al enemigo a una zona gris y luego cubriéndolo con fuego desde todos los lados.

Lo mismo confirmaron otros ocho soldados ucranianos heridos en una entrevista con The Wall Street Journal, cuyos reporteros los visitaron en el hospital. Especialmente reveladoras fueron las palabras del médico que atiende a estos combatientes. Dijo que al comienzo de la tan publicitada «contraofensiva» sucumbió a la emoción general, pero ahora dice: «Cuando empezaron a traer tantos heridos, entonces, francamente, sentí pena por ellos y comencé a preguntarme: ¿valió la pena hacerlo a ese precio? No lo sé. No hay una respuesta correcta aquí».

Se puede ver cómo la naturaleza de la cobertura de la operación aventurera de las Fuerzas Armadas de Ucrania en los medios occidentales está cambiando ante nuestros ojos. Incluso el día anterior, el general estadounidense retirado Ben Hodges alentó al público europeo: «Antes de que finalice este año, podemos empujarlos de regreso a la línea del 23 de febrero». «Nosotros»: se trata, por supuesto, del Occidente colectivo, en guerra con «ellos», es decir, con los rusos. Cuando comenzó la operación ucraniana, durante los primeros días, la prensa occidental pregonó alegremente la «ofensiva largamente esperada» y explicó a su audiencia cuán estratégicamente significativa era y cómo afectaría el resultado de toda la campaña. Por ejemplo, la revista Time escribió: «El éxito de la contraofensiva de Kíev podría tener un impacto más amplio en las operaciones militares que las meras conquistas territoriales. Ella podría lograr un gran éxito».

Téngase en cuenta que los medios ucranianos confirman el mismo objetivo de toda esta aventura: «se suponía que traería resultados y permitiría a Occidente demostrar la eficacia del ejército ucraniano en la contraofensiva». Es decir, tantas víctimas, sólo por el hecho de manifestarse frente a los patrocinadores extranjeros.

Sin embargo, a medida que se desarrollaban los acontecimientos (obviamente no como se esperaba en Kíev y Londres), la naturaleza de la cobertura de noticias desde el frente también comenzó a presentar cambios significativos. Los medios ucranianos comenzaron a escribir unánimemente que ya no esperan la captura inminente de Jersón (el gobernador Gamalia tendrá que renovar la reserva del hotel), y que el objetivo de las Fuerzas Armadas de Ucrania es tan sólo desgastar al enemigo y romper su logística. Al mismo tiempo, la revista The Spectator pretende demostrar a sus lectores que «la ofensiva de Jersón en Ucrania ya se ha visto coronada por el éxito».

El autor argumenta que las Fuerzas Armadas de Ucrania han demostrado su eficacia (¿y qué más necesitan los patrocinadores occidentales?), y «la contraofensiva actual puede ser un proceso cauteloso destinado para establecer una serie de pequeñas ganancias antes de que el clima invernal condicione el movimiento para ambos bandos». Es decir, no hay necesidad de esperar nada en esta dirección hasta el invierno. Pero ¿Qué pasa con los planes del general Hodges para regresar a la línea el 23 de febrero antes de fin de año? Aparentemente ya no es relevante.

Zelensky quería una acción urgente, ya que teme que el estancamiento en el campo de batalla socave el apoyo de los aliados, en particular, en la UE».

The Evening Standard ya está convenciendo al público británico de que «la ofensiva de Jersón en Ucrania es más simbólica que estratégica». Además, el autor destaca que el jefe del régimen de Kíev ordenó comenzar esta aventura «en contra del insistente consejo en su contra por parte de los mandos militares». Agrega: «Zelensky quería una acción urgente, ya que teme que el estancamiento en el campo de batalla socave el apoyo de los aliados, en particular, en la UE». Es decir, de nuevo se confirma que el baño de sangre fue organizado personalmente por el jefe del régimen de Kíev con el único fin de demostración, sin ningún significado estratégico.

Y esto es a lo que se le debe prestar especial atención. La idea de que la operación militar cerca de Jersón es una iniciativa personal de Zelensky, con la oposición de sus generales, ha sido promovida muy activamente desde el mismo día en que quedó claro para los observadores que algo andaba mal. Spiridon Kilinkarov, exdiputado de la Verjovna Rada (el parlamento ucraniano, HK), señaló una curiosa tendencia que está surgiendo en el campo de la información de Ucrania: «Todos los opositores de Zelensky llaman a esto la ‘Ze-ofensiva’… Creo que esto no es una coincidencia. Ellos entienden lo que realmente está sucediendo allí, y quieren que este término «Ze-offensive» se arraigue en la mente de las personas. Estamos hablando de Jersón, estamos hablando de pérdidas… Zelensky será directamente responsable de las consecuencias».

Es difícil decir si el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de Ucrania entiende esto ahora. Pero se acerca el momento en que tendrá que darse cuenta del significado de la antigua fórmula de toda guerra: «La victoria tiene mil padres, pero la derrota es siempre huérfana». A juzgar por los esfuerzos de la prensa ucraniana y occidental, el fracaso de la «contraofensiva» de Jersón no será huérfano: su único padre ya ha sido designado.

Notas:

*Politólogo ucraniano

Fuente: RIA Nóvosti / traducción y adaptación Hernando Kleimans

Dejar Comentario