La guerra de alta intensidad desatada en Gaza desde que tuvieron lugar los ataques terroristas de Hamás en territorio israelí el 7 de octubre ha impactado al mundo. Los asesinatos de entonces junto con las vulneraciones sistemáticas del derecho internacional y del derecho internacional humanitario que desde hace años y ahora de manera especialmente cruenta realiza el Estado de Israel no deberían dejar a nadie indiferente.
En este contexto, ¿cómo puede afectar a la guerra en Ucrania lo que suceda en Gaza? En un mundo globalizado y sembrado de interdependencias pareciera que indefectiblemente también la guerra de Gaza tendrá efectos en el devenir de la guerra en Ucrania.
El primero de todos ellos sin duda afecta a la parte militar y material. En función de si el conflicto en Palestina es largo o corto, o si se queda focalizado en Gaza o escala regionalmente así será también el efecto colateral que se visualizará en Ucrania. De este modo, parece claro que, si estamos ante una guerra corta, la cantidad de recursos destinados a Ucrania no se verá afectada. Si, por el contrario, fuera larga, el destino de armas y munición no será exclusivamente Ucrania. Si además la guerra escalara regionalmente involucrando a Hezbollah, Irán y Siria esto haría que importantes recursos se desviarán hacia esa región en detrimento de Ucrania. Obviamente, no sólo Ucrania se vería afectada por esta escalada. También lo haría Rusia, que se vería afectada en términos de cooperación militar dado su cercanía con Teheran.
El deseo de Joe Biden de mostrar al mundo que EEUU aún es poderoso se sostiene casi sobre su propia subjetividad y desde luego no es suficiente. Así, la propuesta del presidente norteamericano de aprobar un paquete conjunto de ayudas económicas y militares a Ucrania, Israel, Taiwán e incluso el muro con México de los que la parte del león tendría como destino Kyiv. Sin embargo, en un escenario de prolongación del conflicto en Oriente Medio, en un año electoral con Trump acechando en el horizonte, no está tan claro que este tipo de ayudas pudiera continuar al mismo ritmo que hasta ahora. Todo dependerá, de nuevo, de la duración de la guerra en Gaza y de los desarrollos sobre el terreno de la guerra en Ucrania. La cuestión en este caso tendría más que ver con la capacidad de la UE de sustituir a Washington en estas tareas y aquí los argumentos tienen más que ver con la demostración del compromiso real o no de Bruselas en relación con Ucrania.
El segundo efecto que está teniendo ya esta guerra tiene que ver con la credibilidad de occidente. Tras las costuras de la doble moral occidental, Vladimir Putin se infiltra y aprovecha la ocasión para lanzar las acusaciones formuladas en su contra, a menudo citando el derecho internacional y crímenes contra civiles y así dejar en evidencia ante el resto del mundo la incoherencia e intereses ocultos tras las reacciones occidentales en función de dónde y entre qué actores tenga lugar el conflicto. Simplemente tanto EEUU como la UE regalan sus contradicciones a Moscú.
Los países occidentales, EEUU y la UE, reaccionaron de manera categórica durante las primeras horas tras los ataques de Hamas, poniendo por delante de cualquier otra consideración el «derecho de Israel a defenderse». Esto es a todas luces lo prioritario. Poco importan las llamadas al respeto de la legislación internacional que todavía retumban en las paredes de la Comisión Europea, de Consejo, la Casa Blanca o del Parlamento Europeo cuando el objeto de estos mensajes era Moscú. La quiebra del artículo 2. 4 de la Carta de Naciones Unidas que prohíbe el uso de la fuerza entre Estados era el artículo que junto con el 51 sobre el derecho a la legítima defensa de un Estado frente a otro eran las apelaciones de entonces. Hoy todo queda limitado y condicionado al derecho de Israel no a su defensa, sino a su venganza. Y esta incoherencia es una bendición para Rusia ya que le permite ponerle frente a su espejo de cara al Sur Global.
Y esto me lleva al tercero de los efectos que la guerra en Oriente Medio tendrá en la política desarrollada hasta ahora por occidente contra Rusia. Todos los esfuerzos realizados con el objetivo de aislar a Moscú del resto del mundo y por intentar demostrar que seguimos habitando un mundo gobernado por reglas, el Derecho Internacional, se han tirado a la basura, tanto entre las opiniones públicas como entre los gobiernos de Oriente Medio, África, Asia y América Latina. Ahora el que parece que se encuentra más aislado y enrocado que nunca en sus posiciones es occidente. La brutalidad de las represalias de Israel y el apoyo occidental al mismo han dejado en una situación poco fiable el discurso occidental sobre Ucrania que se sostenían sobre el respeto al derecho internacional y los crímenes de guerra cometidos por el ejército ruso. La hipocresía occidental queda una vez más al descubierto en relación con el conflicto palestino-israelí. Se hace casi imposible no comparar el trato dado a los bombardeos rusos de la infraestructura energética ucraniana durante el invierno de 2023 y la decisión de Israel de cortar la electricidad a Gaza. En uno de los casos se trataba de legítima defensa, en el otro de crímenes de lesa humanidad ¿adivinan cuál es cuál? Este tipo de cuestiones, sin duda, favorecen el esfuerzo ruso de debilitar el apoyo hacia Ucrania.
El cuarto de los efectos de la guerra de Gaza tiene que ver directamente con Ucrania y la búsqueda desesperada por parte de Zelensky de plantear la guerra en términos de defensa de la democracia y alejada de un mero conflicto post-imperial ruso. Cualquier distracción de la opinión pública global que introduzca matices a una división de blancos y negros en el mundo no es algo que favorezca su posición, a lo que habría que añadir, que es algo que favorece de manera directa a Moscú, puesto que le permite situarse en un escenario en el que se encuentra cómodo, la guerra de desgaste.
En definitiva, una nueva guerra en la vecindad europea tendrá sin duda efectos en Ucrania, también en Rusia, pero también en la propia UE y su imagen y credibilidad y en EEUU y en sus deseos de continuar siendo el gran hegemón. De cómo se resuelvan ambos conflictos, y de la coherencia con la que lo hagan dependerá buen parte del nuevo orden global al que parece que estamos abocados a transitar.
*Ruth Ferrero-Turrión, Profesora de Ciencia Política y Estudios Europeos en la UCM.
Artículo publicado originalmente en Público.es
Un palestino frente a las ruinas causadas por un misil israelí en Gaza. -MOHAMMAD ABU / Europa Press