Difasi Amooti Kisembo, de 30 años, es uno de los manifestantes cerca de las oficinas de la delegación de la Unión Europea (UE) en la capital de Uganda. Él y un puñado de personas viajaron desde la región de Albertine, rica en petróleo y gas, para expresar su rechazo al Parlamento Europeo por oponerse a la construcción del oleoducto de África oriental.
“UE para el neocolonialismo y el imperialismo en los proyectos petroleros de Uganda», reza la pancarta que sostiene Kisembo. Junto a él está Lucas Eikiriza con otro enfático mensaje: “Nuestro oleoducto es seguro, UE hazte a un lado”.
El Poder Legislativo del bloque europeo se opone a la prevista construcción de un oleoducto de 1443 kilómetros desde Uganda hasta la vecina Tanzania y a los proyectos petroleros de Tilenga y Kingfisher en este país del este país africano sin salida al mar pero rico en lagos.
Durante la protesta, Kisembo dijo que lleva 16 años esperando pacientemente a ver fluir el petróleo desde esta parte de Uganda, en el oeste del país, antes dormida y remota.
“No he visto el petróleo con mis ojos, pero ya estoy viendo los beneficios. Las carreteras son muy buenas ahora, había chozas de paja por toda mi aldea, pero han sido reemplazadas por otras viviendas con techo de hierro gracias al petróleo que se descubrió en Bunyoro”, dijo Kisembo.
Por eso, añadió, “cuando escuché que los europeos quieren que el gobierno detenga los proyectos, dije que nosotros, los jóvenes banyoro, deberíamos oponernos a esa tontería como nuestros antepasados lucharon contra los colonialistas británicos”, de los que Uganda se independizó en 1962.
Megaproyecto petrolífero
El grupo transnacional francés TotalEnergies y su socio China National Offshore Oil Corporation (Cnooc) anunciaron en febrero la inversión de más de 10 000 millones de dólares para desarrollar dos campos petroleros en las riberas del lago Alberto, junto con el Oleoducto de África Oriental (Eacop, en inglés).
El paisaje de los distritos de Buliisa y Hoima, en el oeste ugandés, ha cambiado drásticamente, ya que se están construyendo varias infraestructuras necesarias, como la Instalación Central de Procesamiento, un aeropuerto internacional, además de plataformas de pozos.
Allí se desarrollarán los campos petrolíferos de Tilenga y Kingfisher. El primero será operado por Total y el segundo por Cnocc, y su producción conjunta sería de 230 000 barriles diarios, con los que Uganda se estrenará como exportador petrolero y mejorará marcadamente sus ingresos.
“Todo el mundo va a ganar. Estoy seguro de que todo el mundo va a disfrutar de este petróleo y de los desarrollos que están llegando», dijo el agente de bienes raíces Peter Mayanja, propietario de Farm Bridge Investments.
El presidente ugandés Yoweri Museveni dijo en febrero: “Este proyecto es muy importante para esta región. Este dinero impulsará nuestra economía”, en un país con 46,2 millones de personas y que actualmente depende mayormente de su actividad agrícola.
El rechazo del Parlamento Europeo
El Parlamento Europeo adoptó el 14 de septiembre una resolución en la que denunció los megaproyectos del lago Alberto y el oleoducto de las dos transnacionales petroleras, respaldados por los gobiernos de Uganda y Tanzania.
“Pongan fin a las actividades extractivas en ecosistemas protegidos y sensibles, incluidas las orillas del lago Alberto”, reza parte de la resolución. Sostuvieron que, para tener la oportunidad de limitar el calentamiento global a 1,5°C, no debería desarrollarse ningún nuevo proyecto de extracción de petróleo.
El Parlamento Europeo pidió una moratoria de un año para la construcción de oleoducto, que transportaría el crudo ugandés hasta el puerto tanzano de Tanga, en el océano Índico.
La resolución ha suscitado críticas por parte de los dos gobiernos involucrados, así como de defensores de los proyectos energéticos en otras partes de África, que creen que el continente debería poder aprovechar sus descubrimientos de petróleo y gas para desarrollar sus economías durante la transición a las fuentes de energía renovables.
Reacción ugandesa
La vicepresidenta de Uganda, Jessica Alupo, llevó el asunto a la sesión de alto nivel de la 77 Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Allí afirmo que es hipócrita que los países que han concentrado la contaminación climática le digan a aquellos que han soportado el impacto de esas violaciones medioambientales cómo actuar responsablemente. “Nuestra opinión es que el desarrollo debe ser respetuoso con el medioambiente, inclusivo y beneficioso para todos; no debe dejar a nadie atrás”, dijo Alupo.
El ministro de Relaciones Internacionales de Uganda, Henry Okello Oryem, dijo: “¿Así que los europeos no quieren que África desarrolle sus recursos naturales? Y, sin embargo, es la única manera de resolver nuestros problemas. Nuestra gente sigue cortando árboles como la fuente de combustible más barata. Si no les proporcionamos alternativas como el gas, ¿quién lo hará?”
Por otro lado, Proscovia Nabbanja, director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Uganda (Unoc), socias en el proyecto del Eacop, dijo que “es injusta” la demanda de las naciones más ricas a África y otros países del Sur en desarrollo de dejar su petróleo y gas bajo tierra.
“Aunque entiendo las preocupaciones relacionadas con el cambio climático, no quiero ignorar el valor que los proyectos aportan para aliviar la pobreza energética, que es un problema crítico en Uganda, mejorar la economía y también impulsar a nuestro país a la industrialización”, dijo Nabbanja.
Uganda espera crear 160 000 puestos de trabajo con los proyectos situados en el Albertine Graben, en la frontera con la República Democrática del Congo (RDC). Se espera que el oleoducto de Eacop cree 5000 puestos de trabajo durante su construcción.
NJ Ayuk, presidente ejecutivo de la Cámara Africana de la Energía, que aglutina a empresarios del sector, dijo a que la resolución del Parlamento Europeo formaba parte del movimiento general para bloquear la extracción de petróleo y gas en África.
Añadió que además del caso de Uganda, hay intentos similares de bloquear el proyecto de gas natural licuado en Lindi, que estaría destinado a comercializar unos 50 billones (millones de millones) de pies cúbicos de gas en Tanzania.
Ayuk dijo que algunas de las campañas contra el desarrollo de los hidrocarburos en África están siendo financiadas por grupos de presión de Occidente y sus organizaciones de la sociedad civil, con sedes en países que tienen vastos recursos de petróleo y gas.
En África se han descubierto importantes depósitos de petróleo y gas en Uganda, Namibia, Costa de Marfil, Kenia, Ghana, Angola, RDC y Sudán del Sur, entre otros.
“Quiero que la sociedad civil defienda firmemente el medioambiente para que no haya ningún tipo de riesgo medioambiental. Pero es importante que no difundan información errónea”, dijo Ayuk.
Subrayó que eso “es muy importante porque esa desinformación va en detrimento de los jóvenes que necesitan trabajo. Va en detrimento de un país que necesita inversiones, que quiere crecer. Que quiere sobrevivir con sus recursos sin tener que recurrir a la ayuda internacional”.
Dijo que el impulso contra la inversión en combustibles fósiles en África es una posición ideológica de los países occidentales contra los descubrimientos de petróleo y gas en África. “Los africanos se preguntan por qué debemos pagar el precio y el castigo de los países occidentales que han tomado nuestros recursos, han invertido y desarrollado sus economías, y ahora que es nuestro momento, nos dicen que no podemos porque va a dañar el medioambiente”, planteó Ayuk.
Luego planteó: “Cuando ellos lo hicieron, ¿no pensaron que iba a perjudicar al medio ambiente?”
Modestus Martin Lumato, director general de la tanzana Autoridad Reguladora de los Servicios de Energía y Agua (Ewura, en inglés), que recientemente visitó Uganda, dijo a que 70 % de la generación de energía del vecino país proviene del gas natural y que abandonarlo tan rápido tendría un impacto muy dañino en el país.
“Sesenta de nuestras industrias funcionan con gas natural. En 2010 descubrimos un enorme yacimiento de gas natural en las profundidades del mar. Tanzania está deseando exportarlo. Esperamos que las empresas petroleras y de gas inviertan más de 30 000 millones de dólares en un proyecto previsto para producir 10 millones de toneladas al año”, afirmó al ser consultado.
Se asegura que las reservas de gas natural de Tanzania equivalen a un ingreso de 150 000 millones de dólares, es decir, seis veces el producto interno bruto (PIB) actual del país.
En la COP27 África hablará con firmeza
Se han celebrado varias reuniones en África para preparar la 27 Conferencia de las Partes (COP27) sobre cambio climático de las Naciones Unidas, que se celebrará en Egipto del 7 al 18 de noviembre. En julio, un comité técnico de la Unión Africana (UA) adoptó la «Posición común africana sobre el acceso a la energía y la transición justa».
En ella se estipula que África seguirá desplegando todas las formas de sus abundantes recursos energéticos, incluidos los no renovables y los renovables, para hacer frente a la crisis energética del continente.
Esa posición común se debatió en la cuarta Conferencia sobre el Clima de África, celebrada en Maputo, la capital de Mozambique, así como en la Semana Africana del Clima, realizada en Lomé, la capital de Togo.
Linus Mafor, un alto funcionario de asuntos ambientales que dirige el trabajo sobre energía, infraestructura y cambio climático en la Política Climática Africana de la UA, dijo que la posición de África estaba dirigida a lograr una energía sostenible para el continente.
En diálogo con los medios, recordó que África representa 17 % de la población mundial y contribuye a menos de 4 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, los que recalientan el planeta. Además, es la región menos energizada del mundo. “África es el hogar de 78 % de las personas que no tienen electricidad; al mismo tiempo, necesita industrializarse, necesita cerrar la brecha de desarrollo para cumplir con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Así que debería haber una situación en la que todos salgan ganando. Dejemos que África utilice su gas natural como combustible de transición hacia las energías renovables”, dijo Mafor.
A su juicio, la pobreza energética impide el desarrollo del continente. “África dispone de una rica fuente de energía, ya sea fósil o renovable. La demanda está ahí, pero el suministro no está ahí; no podemos avanzar en los ODS o en la Agenda 2063 de la Unión Africana si no se aborda un enorme problema de acceso a la energía», dijo.
La Unión Africana, que agrupa a 56 Estados del continente, a través de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (Cepa), ha indicado que en los últimos diez años, menos de 2 % de la inversión pública en energía limpia a nivel mundial se destinó a África.
Esta conclusión se ve reforzada por el «Cuadro de mando de costes de capital» de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), publicado este mismo mes. En él se observa que las economías emergentes y en desarrollo, excluyendo a China, representan menos de una quinta parte de la inversión mundial en energía limpia.
Uno de los principales obstáculos, según la AIE, es el elevado coste del capital, que refleja algunos riesgos reales y percibidos de la inversión en estas economías
En la COP26, celebrada en la ciudad escocesa de Glasgow en noviembre de 2021, se lamentó que las Estados partes de los países industrializados no hubieran alcanzado el objetivo de aportar 100 mil millones de dólares anuales para que el Sur en desarrollo para adaptarse y mitigar el cambio climático.
En la COP27, que se celebrará en la ciudad balnearia egipcia de Sharm El-Sheikh, el Grupo Africano quiere que los países desarrollados se comprometan a cumplir esa promesa, con medidas específicas.
El presidente designado de la COP27, el diplomático egipcio Wael Aboulmagd, ha insistido en que los países del Norte industrial dejen de incumplir su compromiso de los 100 mil millones de dólares anuales.
“Nunca se ha cumplido… Pero de lo que no se habla es de que si tuviéramos los 100 mil millones de dólares, ¿estaríamos mucho mejor? La cifra es arbitraria y se ha sacado de la manga ya que no tiene ninguna realidad sobre el terreno”, observó.
A su juicio, “como ciudadanos responsables del mundo, dijimos que íbamos a venir si entendíamos que habría una financiación adecuada. Así que esta confianza se ha roto al no cumplirse el compromiso año tras año”.
Según Aboulmagd, en la actualidad, solo 2 % de las inversiones en energías renovables del sector privado se destinan a África. “Con más de 600 millones de personas en África que carecen de acceso a la electricidad básica, el acceso universal a la energía es una prioridad”, dijo.
De vuelta a Uganda y Tanzania, Ayuk, de la Cámara Africana de Enegía, dijo que ciudadanos como los que llegaron estos días a Kampala desde la región petrolera de Albertine tienen razones para estar preocupados por las campañas que intentan bloquear proyectos como los del desarrollo petrolero del lago Alberto y el oleoducto. “Deberían estar preocupados porque hay un movimiento muy fuerte que dice que el dinero no debe entrar en el petróleo y el gas africanos. Creo que tenemos que reunir la financiación africana para estos proyectos”, concluyó.
Artículo publicado en IPS Noticas, editado por el equipo de PIA Global