Este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador, cientos de miles de personas han vuelto a salir a la calle en Francia para seguir protestando contra la reforma de las pensiones del presidente, Emmanuel Macron, promulgada el pasado 15 de abril.
Los líderes de las centrales sindicales, que volvieron a desfilar juntos (algo que no ocurría en un 1 de mayo desde 2009), calificaron de «histórica» esta movilización, aunque una parte del protagonismo informativo lo volvieron a capitalizar los grupos violentos.
La Confederación General del Trabajo (CGT) indicó que hubo 2,3 millones de manifestantes en todo el país , unos 550.000 en París, lo que según su propia contabilidad sería el segundo día con mayor participación desde que empezó el 19 de enero el movimiento contra la reforma de las pensiones.
En cambio, el Ministerio del Interior contabilizó 782.000 manifestantes en todo el país y 112.000 en la capital.
Los sindicatos se reunieron en la mañana del martes 2 de mayo y han llegado a un acuerdo sobre una próxima fecha de actuación. El 6 de junio, dos días antes de la presentación del proyecto de ley del grupo Liot a la Asamblea Nacional para derogar el texto.
“Hacemos un llamado a nuestras organizaciones como una unidad para ir a reunirnos con los diputados en todas partes para llamarlos a votar este proyecto de ley”, explica la intersindical en un comunicado de prensa.
A medio plazo, los sindicatos ponen más esperanzas en la discusión en la Asamblea Nacional, el 8 de junio, de un proyecto de ley del grupo Liot destinado a derogar la reforma. Para la jefa de la CGT, Sophie Binet, que recuerda que la moción de censura fracasó «por sólo nueve votos» tras el uso del 49,3, los diputados tienen «en sus manos la salida del conflicto».
Con esta decisión, que inicialmente iba a anunciarse el miércoles, la intersindical desmiente también los rumores de escisión que han circulado en los últimos días. La CFDT, la CGT, la FO y los demás siguen mostrando un rostro unido. Los ocho no se pronuncian explícitamente sobre cómo responderán a las futuras convocatorias que sin duda lanzará el Gobierno, «sin que el objeto ni el marco estén fijados con precisión», dicen. Sin embargo, subrayan que recordarán, si es necesario, «su rechazo a la reforma de las pensiones». Y tienen la intención de formular propuestas «que impliquen a los empresarios para que se tengan finalmente en cuenta las preocupaciones de los trabajadores» en materia de salarios, condiciones de trabajo, democracia social e igualdad de género, entre otras. Esta es una señal tangible de que la intersindical ya no pretende limitarse al tema de las pensiones. «El diálogo sólo podrá restablecerse si el Gobierno demuestra su voluntad de tener por fin en cuenta las propuestas de los sindicatos», advirtió para concluir.
Los manifestantes, por su parte, en cualquier caso no han digerido la reforma. «Los franceses no han pasado página», afirma Anaïs, empleada del INSEE, que «espera que los sindicatos sigan movilizándose». Sin prohibirse necesariamente hablar de otros temas que no sean las pensiones. Desde el principio del movimiento, las personas movilizadas sólo han hablado de salarios y condiciones de trabajo. Por tanto, muchos de ellos sólo ven como algo «táctico» que el gobierno se interese de repente por ellos.
En la capital, las escaramuzas fueron continuas a lo largo de todo el recorrido de la manifestación entre la plaza de la República y la de la Nación entre las fuerzas del orden y grupos radicales, que reventaron escaparates y vitrinas de comercios o entidades financieras y quemaron contenedores y todo tipo de mobiliario urbano. Un total de 12.000 policías habían sido desplegados en todo el país por el Ministerio del Interior, 5.000 de ellos en París.
La policía replicó con cargas, gases lacrimógenos y el uso al final de la marcha de camiones con cañones de agua a presión para dispersar a los alborotadores y también para extinguir un incendio en los bajos de un edificio en la plaza de la Nación.
Las fuerzas del orden utilizaron drones para supervisar los desfiles, una cuestión que generó polémica en los días anteriores y que dio lugar a recursos judiciales para evitarlo, con el argumento de que esos dispositivos iban a cercenar las libertades públicas.
Según la Prefectura (delegación del Gobierno) del departamento de Ródano, el recurso a los drones permitió la detención de una treintena de personas causantes de incidentes en Lyon.
Casi 300 manifestantes fueron arrestados durante las manifestaciones masivas del Día del Trabajo en Francia contra las controvertidas reformas de las pensiones el lunes. Más de 100 policías resultaron heridos durante los disturbios, según las autoridades locales.
El ministro del Interior francés, Gerald Darmanin, dijo el lunes que la policía había detenido a un total de 291 personas en todo el país, 111 de las cuales fueron arrestadas en París. Señaló que al menos 108 oficiales resultaron heridos, una cifra que describió como “extremadamente rara” para una protesta el 1 de mayo.
Fuentes y partes de artículos publicados en: EFE, Público, Francetvinfo, Liberation, elDiario.es, RT.
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Foto de portada: La Policía detiene a un manifestante en París durante la marcha del 1 de mayo. —CHRISTOPHE PETIT TESSON (EFE).