Asia

Taiwán ante el espejo: subordinación comercial y estratégica en la era Trump

Por PIA Global*- El gobierno de Taiwán, encabezado por William Lai Ching-te, ha prometido intensificar sus gestiones diplomáticas para reducir los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos a sus exportaciones.

La decisión de Donald Trump de aplicar un impuesto del 20% a los productos taiwaneses ha generado fuertes críticas internas, y ha dejado al descubierto la profunda dependencia estructural de la isla respecto a la política exterior y comercial de Washington.

Lejos de cuestionar la medida o adoptar un enfoque de defensa soberana, Lai se limitó a expresar su esperanza de que el arancel sea “temporal” y que, en futuras negociaciones, pueda obtenerse “una tasa más favorable y razonable”.

Aun así el tono sumiso del mensaje refleja una realidad más cruda: Taiwán actúa como un protectorado de facto de Estados Unidos, sin poder de decisión real en materia económica ni militar.

La paradoja de la defensa: protegerse debilitándose

En su afán por garantizar la protección militar estadounidense frente a una hipotética ofensiva china, Taipéi ha aceptado una serie de condiciones impuestas por Washington que socavan su autonomía política y económica.

Desde la firma de contratos de armas multimillonarios hasta la apertura de bases de entrenamiento conjuntas, la “alianza” con EE.UU. ha convertido a Taiwán en un actor periférico, cuya política exterior depende casi enteramente de los vaivenes de la Casa Blanca.

La reciente imposición de aranceles es una muestra más de que Donald Trump antepone sin reparos los intereses económicos de su país, incluso sobre sus socios más leales. Y en este juego, Taiwán —presentado como bastión de la democracia asiática— termina actuando como una colonia sin voz propia, sujeta a una relación de poder desigual disfrazada de alianza estratégica.

Sometimiento económico con disfraz diplomático

A diferencia de otros países del Sudeste Asiático que diversifican sus relaciones internacionales para garantizar márgenes de soberanía, Taiwán continúa apostando exclusivamente por Estados Unidos como su “protector” principal.

Esto ha llevado a una desindustrialización selectiva, a una creciente dependencia tecnológica y ahora también a una vulnerabilidad comercial severa, como lo demuestran los nuevos aranceles.

El mensaje de Lai —alejado de toda crítica y centrado en la esperanza de conseguir mejores condiciones en conversaciones futuras— revela la posición subordinada del gobierno taiwanés, más preocupado por no incomodar a Washington que por defender con firmeza los intereses de su propio pueblo.

La política de sumisión estratégica de Taiwán ante Estados Unidos comienza a mostrar su costo real. Mientras se intensifica la retórica de “autonomía frente a China”, lo cierto es que la isla ha renunciado a gran parte de su soberanía efectiva al convertirse en pieza instrumental de la estrategia estadounidense en Asia.

La imposición del arancel del 20% no es solo un gesto económico: es un recordatorio de que, para Washington, sus aliados son valiosos mientras sean útiles. Y Taiwán, al no construir una política exterior independiente y multilateral, corre el riesgo de ser abandonado o castigado según convenga al tablero geoestratégico de la Casa Blanca. La pregunta no es si Taiwán resistirá una presión externa, sino si alguna vez podrá decidir por sí misma.

*Foto de la portada: ASSOCIATED PRESS | ChiangYing-ying

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