El gobierno sirio está evacuando a cientos de familias beduinas atrapadas en la ciudad sureña de Suwayda, donde se mantiene un frágil alto el fuego después de que combatientes drusos y beduinos lucharan durante una semana.
Las primeras familias beduinas partieron el lunes en autobuses y camiones, acompañadas por vehículos de la Media Luna Roja Árabe Siria y ambulancias. Fueron trasladadas a la cercana Daraa, donde el gobierno planea evacuar a 1.500 personas.
Los enfrentamientos entre la minoría drusa y los clanes beduinos, que comenzaron el 13 de julio, causaron la muerte de casi 260 personas y amenazaron con desbaratar la transición posbélica de Siria. La violencia también desplazó a 128.571 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones de las Naciones Unidas.
Israel lanzó ataques aéreos contra los edificios del Ministerio de Defensa sirio en el corazón de Damasco. Las fuerzas israelíes también atacaron a las fuerzas del gobierno sirio en la provincia de Suwayda, alegando que protegían a los drusos, a quienes llama sus “hermanos”.
Sin embargo, la lógica sionista activó sus movimiento luego de que Ejército Sirio pudiera avanzar y tomar posiciones en la región sur, zona ocupada ilegalmente por la entidad de ocupación.
“Hay siete distritos de Suwayda que están habitados en parte o… mayoritariamente por beduinos árabes, y todos están amenazados, o se sienten amenazados, y algunos de ellos están dispuestos a irse [por su cuenta]”, declaró un corresponsal de Al Jazeera, Mohamed Vall
El ministro del Interior sirio, Ahmad al-Dalati, dijo a la agencia de noticias SANA que el proceso de evacuación también permitirá que los civiles desplazados de Suwayda regresen mientras se realizan esfuerzos para un alto el fuego completo.
“Hemos impuesto un cordón de seguridad en las inmediaciones de Suwayda para garantizar su seguridad y detener los combates”, declaró al-Dalati a la agencia. “Esto preservará el camino que conducirá a la reconciliación y la estabilidad en la provincia”.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en el Reino Unido, que monitorea la guerra, el alto el fuego acordado el sábado contempla tres fases. La primera, ya en marcha, incluye el cese de los combates y la retirada de los combatientes. La segunda, busca brindar ayuda e intercambiar detenidos entre las partes en un plazo de 48 horas, como medida de confianza mutua. La tercera, aún en preparación, exige el despliegue completo de las fuerzas de seguridad sirias en toda la provincia, con el objetivo declarado de reintegrar a algunos combatientes locales al aparato estatal.
Después de que las negociaciones para un intercambio de cautivos fracasaran el domingo por la noche, el observatorio y grupos activistas en Suwayda informaron haber escuchado lo que dijeron eran ataques aéreos y helicópteros israelíes sobre aldeas donde tuvieron lugar algunos enfrentamientos entre los beduinos y los drusos.
Mientras tanto, un convoy inicial de la Media Luna Roja Árabe Siria entró en Suwayda el domingo, transportando asistencia humanitaria de la ONU, incluidos alimentos, agua, suministros médicos y combustible, dijo la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
El presidente de facto sirio, Ahmed al-Sharaa, ha intentado apelar a la comunidad drusa, criticando duramente a las facciones leales al líder espiritual, el jeque Hikmat al-Hijri, implicadas en los enfrentamientos. Prometió exigir responsabilidades a los autores de ataques selectivos y otras violaciones.
Pero al-Hijri, que tuvo cierta lealtad al depuesto presidente Bashar al-Assad en el pasado y sus partidarios, han adoptado una actitud más confrontativa con al-Sharaa, contrariamente a la mayoría de las otras figuras drusas influyentes.
