Análisis del equipo de PIA Global Nuestra América Nuevas derechas

Segunda vuelta electoral en Chile: ¿El fin de una ilusión?

Escrito Por Hector Bernardo

Por Héctor Bernardo* – El posible triunfo del ultraderechista José Antonio Kast en el balotaje del domingo 14 de diciembre, cerraría una etapa que comenzó con el estallido social de 2019 y que un año después tuvo uno de los puntos más altos en la aprobación de la creación de una Convención Constituyente que pondría fin a la Carta Magna impuesta por la dictadura pinochetista.

Este domingo 14 de diciembre de 2025, Chile celebrará la segunda vuelta para la elección presidencial. Se enfrentarán, el ultraderechista José Antonio Kast, del Partido Republicano, y la candidata oficialista Jeannette Jara, de la coalición Unidad por Chile.

Las encuestas muestran como favorito para esta segunda vuelta a José Antonio Kast, quien fue derrotado en el balotaje de 2021 por el actual mandatario, Gabriel Boric.

En la primera vuelta electoral llevada adelante el 16 de noviembre, Jara obtuvo el primer lugar con el 26,82% y Kast el segundo, a menos de tres puntos, con el 23,97%.

Detrás quedaron Franco Parisi, en tercer lugar con el 19,7%; Johannes Kaiser, en cuarto lugar con el 13,9%, y Evelyn Matthei, en quinto lugar con 12,5%. Si se considera que sus posturas coincidían mucho más con Kast que con las de Jara, es lógico pensar que en el balotaje sus electorados se encontrarían más atraídos a votar por el candidato de extrema derecha (de hecho, tanto Kaiser como Matthei ya dieron su apoyo explícito al líder del Partido Republicano).

El cierre de una etapa

El estallido social de 2019 en Chile ilusionó a gran parte de la región. “Chile despertó”, era la consigna que se enarbolaba dentro y fuera del país. La masiva movilización ciudadana hizo pensar que Chile ingresaba en un proceso de transformación estructural, capaz de socavar las bases del modelo heredado de la dictadura.

Como continuidad de aquel estallido, en 2020, en una contundente votación el pueblo chileno aprobó la propuesta para que se redactase una nueva Constitución y que los encargados fueran miembros de una Convención Constitucional elegida democráticamente.

Un año más tarde, en 2021, Gabriel Boric llegó a la presidencia del país, lo que algunos analistas leyeron como parte de la misma oleada, otros lo vieron como el primer paso para comenzar a desactivarla.

Sin embargo, en 2022, el texto constitucional propuesto por la Convención fue rechazado contundentemente.

En 2023, la derecha obtuvo el control del nuevo órgano encargado de redactar una segunda Constitución, pero ese texto —de orientación claramente conservadora— también fue rechazado en plebiscito.

El ciclo iniciado en 2019 fue perdiendo impulso y dirección. Hoy, ante la posibilidad concreta de un triunfo de José Antonio Kast, ese ciclo podría cerrarse definitivamente, marcando el fin de una ilusión transformadora que, durante algunos años, parecía posible.

José Antonio Kast y Jeannette Jara – Foto: la Tercera- Dragomir Yankovic /Aton Chile

La Constitución de Pinochet

Las raíces del modelo social, político y económico de Chile provienen de la dictadura pinochetista. Tras el golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende (golpe promovido y financiado por el Departamento de Estado de Estados Unidos, encabezado por la figura de Henry Kissinger, con participación directa de la Agencia Central de Inteligencia – CIA – y con el apoyo de las élites económicas locales), la dictadura de Augusto Pinochet desató una brutal represión que dejó miles de muertos, desaparecidos, presos y exiliados. La mayoría de ellos, dirigentes políticos, sindicales, sociales, estudiantiles, referentes de derechos humanos, artistas y periodistas, lo que diezmó la capacidad del pueblo chileno para organizarse y dar pelea frente a la profunda transformación que se avecinaba.

El modelo económico neoliberal instalado por la dictadura tuvo como impulsores y referentes al economista norteamericano Milton Friedman y a sus discípulos, conocidos como los «Chicago Boys».

En Chile se privatizaron todos los servicios. Se privatizó la educación, la salud y las jubilaciones. Se privatizó hasta el agua.

Se precarizaron todas las condiciones de trabajo de la mayoría de los chilenos. Se generó un enorme nivel de pobreza. Se profundizaron las diferencias sociales hasta transformarlo, según el coeficiente de Gini, en uno de los diez países más desiguales del mundo.

El costo de vida en Chile se volvió equiparable al de Europa, pero con un promedio salarial muy por debajo de ese margen.

Toda la ingeniería social y económica creada por la dictadura chilena quedó consolidada con la Constitución instaurada por Pinochet en 1980.

Los gobiernos democráticos que ocuparon la Casa de la Moneda (la Casa de Gobierno chilena) desde el fin de la dictadura, en 1990, no hicieron modificaciones de fondo en la Constitución ni la estructura económica.

El estallido social de 2019 comenzó por el rechazo al aumento de 30 centavos en el precio del metro (subte), a ese reclamo luego se le sumaron otros pedidos históricos: educación universitaria pública gratuita, salud pública y gratuita, el fin del sistema privado de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) y muchos más. Todo ello tomó forma en un solo reclamo: Una nueva Constitución que reemplazara a la creada por la dictadura pinochetista.

Seis años más tarde, no solo no se cambió la Constitución sino que un candidato con afinidad con la dictadura se consolida como el favorito para ganar las elecciones.

Marco Rubio y José Antonio Kast – Foto: BiobioChile.cl

Una pieza más en el rompecabezas del imperio

Si bien, en varios aspectos de su política internacional, el gobierno de Gabriel Boric fue funcional a los intereses de Washington en la región, la llegada de José Antonio Kast a la Casa de la Moneda sería muy bien vista por Donald Trump.

El magnate norteamericano ya tiene varios mandatarios que responden a su proyecto neocolonizador en gran parte del Cono Sur: en Argentina a Javier Milei, en Paraguay a Santiago Peña, en Bolivia a Rodrigo Paz Pereira, en Perú a José Jeri; en Ecuador a Daniel Noboa. Grupo al que se sumaría el ultraderechista chileno lo que ayudaría para tratar de aislar al Lula da Silva (Brasil) y a Gustavo Petro (Colombia), gobiernos que, además, deberán enfrentar procesos electorales el 2026, y también para seguir con su proyecto de agresión contra Venezuela.

Pero, más allá del posible triunfo de Kast, la intención de Trump de frenar la influencia de China en la región, no le será fácil de llevar adelante. El gigante asiático se transformó en el principal socio comercial de Chile. Alrededor del 38% de las exportaciones de Chile tienen como destino China, mientras que, si bien es también un socio comercial muy importante, solo alrededor del 17% de las exportaciones chilenas van a Estados Unidos (datos de 2024). Incluso, en 2019, durante el gobierno del derechista Sebastián Piñera, se actualizó el Tratado de libre comercio entre Chile y China, que había sido firmado durante el gobierno de Ricardo Lago en 2005.

Héctor Bernardo* – Periodista, escritor y profesor de Introducción al Pensamiento Social y Político Contemporáneo – Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP. Miembro del equipo de PIA Global.

Foto de portada: CIMA

Acerca del autor

Hector Bernardo

Periodista, escritor y profesor de Introducción al Pensamiento Social y Político Contemporáneo – Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP.

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