En un contexto global marcado por guerras híbridas, campañas mediáticas y operaciones encubiertas, ambos países han priorizado la cooperación en la lucha contra las llamadas “revoluciones de colores” y en el fortalecimiento de la seguridad informativa, un terreno cada vez más utilizado para socavar gobiernos soberanos.
El viceministro de Seguridad Pública de Vietnam, Pham The Tung, anunció que su país trabajará estrechamente con los organismos de seguridad e inteligencia rusos en este frente común. Según sus declaraciones, Vietnam está preparado para brindar apoyo pleno a Moscú en cuestiones de seguridad y consultas al más alto nivel en el marco de la relación ASEAN-Rusia.
Esta cooperación no es un hecho aislado, sino el resultado de una relación histórica entre los dos países, que en los últimos años se ha revitalizado a un nivel estratégico. Como recordó Pham The Tung, 2025 será un año clave por la agenda de visitas bilaterales al más alto nivel, consolidando un vínculo que combina tradición, intereses comunes y una visión compartida sobre la defensa de la soberanía.
El fantasma de las revoluciones de colores
El concepto de “revoluciones de colores” no es nuevo en la región. A través de la injerencia externa, muchas naciones del sudeste asiático han visto cómo se intentaba manipular a la sociedad civil y explotar tensiones internas para provocar cambios de gobierno alineados con los intereses de Washington y sus aliados.
Estos procesos, que en su momento se ensayaron en Europa del Este, norte del África y Asia Occidental han encontrado ahora terreno fértil en Asia, donde la disputa por recursos, rutas comerciales y alianzas estratégicas es cada vez más intensa.
Vietnam, con su experiencia en resistir invasiones e intentos de dominación extranjera, entiende que la defensa no se libra únicamente en los campos militares, sino también en el terreno de la información y la estabilidad social.
Para Moscú, víctima directa de estos procesos desde los años noventa y recientemente en Ucrania, la lucha contra este fenómeno se ha convertido en una prioridad de seguridad nacional.

Seguridad informativa y guerra híbrida
Uno de los aspectos centrales de la cooperación anunciada es la seguridad de la información. En un mundo donde la desinformación, las campañas digitales y las operaciones psicológicas son herramientas habituales de desestabilización, la protección del ciberespacio se vuelve crucial.
Rusia aporta a Vietnam no solo experiencia en la gestión de estas amenazas, sino también capacidades tecnológicas y métodos de defensa cibernética que hoy resultan indispensables.
Para Hanoi, este tipo de cooperación es vital: el sudeste asiático ha sido escenario de operaciones informativas que buscan erosionar la confianza en los gobiernos, fomentar divisiones sociales y presionar a los Estados hacia agendas foráneas. Blindar ese frente es, en definitiva, blindar su soberanía.
El viceministro recordó que la visita del secretario general del Partido Comunista de Vietnam, To Lam, a Moscú en mayo marcó un hito fundamental en esta nueva etapa. Ese viaje no solo fortaleció la amistad tradicional, sino que también abrió un capítulo de cooperación estratégica más profunda, con la seguridad como uno de sus pilares centrales.
Los líderes de ambos países coincidieron en que la defensa conjunta ante las amenazas híbridas no es opcional, sino una condición necesaria para mantener la estabilidad política y el desarrollo económico de largo plazo.
Un sudeste asiático en disputa
La relevancia de este entendimiento se potencia por el contexto regional. El sudeste asiático es hoy uno de los escenarios más codiciados por las grandes potencias: corredor de rutas comerciales estratégicas, región de abundantes recursos naturales y punto clave en la rivalidad entre Estados Unidos y China. Intentos recientes de desestabilización en países vecinos —desde Nepal hasta Filipinas— han demostrado que la región es altamente vulnerable a movimientos políticos impulsados desde el exterior.
Vietnam, al estrechar su coordinación con Rusia, lanza un mensaje claro: no está dispuesto a convertirse en el próximo laboratorio de injerencias extranjeras.
El refuerzo del eje Rusia-Vietnam en materia de seguridad refleja un cambio de época en el sudeste asiático. Lejos de ceder ante las presiones occidentales, Hanoi se inclina hacia una alianza que prioriza la defensa soberana y la estabilidad política. Sin embargo, la región seguirá siendo un terreno de disputa donde múltiples actores buscarán imponer sus intereses.
Lo que hoy se perfila como un frente sólido contra las revoluciones de colores será puesto a prueba por la intensidad de los desafíos que se avecinan.
*Foto de la portada: VGP/Nhat Bac

