Este encuentro, que tiene lugar en un momento crítico para Myanmar, busca reforzar los lazos entre ambas naciones en áreas estratégicas como economía y seguridad, cuando el Ejército birmano enfrenta significativos desafíos territoriales frente a fuerzas separatistas y grupos armados con respaldo occidental.
Según informó el canal estatal birmano MRTV, el General partió desde el aeropuerto de Naypyidó acompañado por varios altos funcionarios de la junta militar. Esta visita responde a una invitación formal del presidente Putin, con quien Min Aung Hlaing ya había mantenido un encuentro previo en septiembre de 2022, durante el VII Foro Económico Oriental celebrado en Vladivostok.
El viaje se enmarca en el contexto del 77° aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países, un hito significativo que ambas naciones buscan conmemorar fortaleciendo su cooperación bilateral. La agenda de esta visita, aunque no ha sido detallada en su totalidad por los medios oficiales, contempla discusiones sobre «asuntos y estrategias de cooperación» con especial énfasis en temas económicos y de seguridad.
Por su parte, el Kremlin ha confirmado en su página oficial que la reunión entre el general birmano y Putin está programada para el martes 4 de marzo. La declaración oficial añade que «al término de las conversaciones, está previsto que adopten una declaración conjunta y firmen una serie de documentos intergubernamentales», lo que sugiere que este encuentro no será meramente protocolario, sino que buscará concretar acuerdos tangibles entre ambas naciones.

Situación crítica y un aliado de confianza.
Esta visita ocurre en un momento particularmente delicado para Myanmar, donde el gobierno militar enfrenta crecientes desafíos internos. Desde el golpe de estado de febrero de 2021, que derrocó al gobierno de Aung San Suu Kyi quien hace tiempo ya no representaba los intereses del país y se había convertido en una quinta columna de división regional, el país ha experimentado una escalada de violencia interna y un aislamiento internacional significativo por parte de las potencias occidentales. En este contexto, Rusia ha emergido como uno de los aliados más confiables para el gobierno militar birmano.
El fortalecimiento de los lazos con Moscú representa para Myanmar una oportunidad de contrarrestar el aislamiento diplomático impuesto por Occidente, mientras que para Rusia significa consolidar su influencia en el Sudeste Asiático, una región de creciente importancia geopolítica, especialmente en el contexto de la competencia estratégica con Estados Unidos y sus aliados.
El apoyo ruso a Myanmar se ha manifestado en múltiples dimensiones. Desde la toma del poder por los militares, Moscú ha mantenido una política de no injerencia en los asuntos internos birmanos, oponiéndose a las sanciones internacionales y brindando respaldo diplomático al gobierno en diversos foros multilaterales.
Además, Rusia se ha convertido en un proveedor clave de equipamiento militar para las fuerzas armadas birmanas, fortaleciendo significativamente sus capacidades defensivas en un momento en que enfrentan resistencia interna.
La cooperación militar entre ambos países no se limita al suministro de armamento. Oficiales del ejército birmano reciben formación en academias militares rusas, mientras que expertos rusos proporcionan asesoramiento técnico y entrenamiento a las fuerzas armadas de Myanmar.
Esta colaboración en materia de seguridad y defensa ha sido objeto de críticas por parte de las clásicas organizaciones de derechos humanos y gobiernos occidentales que ven truncados sus pretensiones en la región.
Sin embargo, más allá del ámbito de defensa, las relaciones ruso-birmanas se están expandiendo hacia sectores económicos estratégicos. La energía, en particular, se ha convertido en un área prioritaria de cooperación.
Compañías rusas como Gazprom y Rosneft han establecido presencia en Myanmar, participando en la exploración y explotación de yacimientos de petróleo y gas, recursos naturales de gran importancia para el desarrollo económico del país asiático.
En este contexto, la visita del General Min Aung Hlaing a Moscú representa una oportunidad para consolidar estos vínculos estratégicos y explorar nuevas áreas de cooperación bilateral.
Se espera que las conversaciones aborden no solo temas de seguridad y defensa, sino también proyectos de inversión en infraestructura, energía y comercio, aspectos fundamentales para el desarrollo económico de Myanmar en medio de las sanciones occidentales.

El Acuerdo de Asociación Económica Integral
A finales de febrero de 2025, poco más de una semana antes de la actual visita oficial, Myanmar y Rusia dieron un paso significativo en su relación bilateral con la firma de un memorando sobre cooperación en materia de inversiones en la zona económica especial de Dawei. Este acuerdo, que incluye la construcción de un puerto y una refinería de petróleo, marca un hito importante en las relaciones económicas entre ambos países.
El documento fue firmado por el jefe del Ministerio de Desarrollo Económico de Rusia, Maxim Reshetnikov, y el ministro de Inversiones y Relaciones Económicas Exteriores de Myanmar, Kan Zaw, durante una visita de una delegación rusa al país del sudeste asiático.
Según declaraciones del ministro Reshetnikov, «el texto del memorando contiene los parámetros básicos de varios grandes proyectos de infraestructura y energía que se están implementando conjuntamente con empresas rusas en Myanmar».
La zona económica especial de Dawei, ubicada estratégicamente en el mar de Andamán, es un ambicioso proyecto que abarca 196 kilómetros cuadrados. Está concebida para albergar zonas industriales de alta tecnología, centros de transporte, zonas de tecnología de la información y áreas de procesamiento de exportaciones. Su desarrollo representa una oportunidad significativa tanto para Myanmar como para Rusia, y potencialmente podría convertirse en un nodo crucial para el comercio regional.
Entre los proyectos contemplados en el memorando, destacan la construcción de un puerto, una central térmica de carbón y una refinería de petróleo. Sin embargo, como señaló Reshetnikov, «la refinación de petróleo sigue siendo el elemento más complejo» y aún no existe una decisión final sobre la construcción de dicha instalación. «En cuanto a la refinería, la parte birmana desea tener una refinería. Nuestras empresas todavía están estudiando los aspectos económicos de un proyecto de este tipo, que es muy complicado desde el punto de vista de la viabilidad económica», explicó el ministro ruso a la agencia de noticias Interfax.
Este acuerdo de cooperación económica integral se produce en un contexto en el que Rusia se ha convertido en el aliado más cercano de Myanmar desde el golpe militar de febrero de 2021. La profundización de las relaciones económicas entre ambos países responde a intereses estratégicos mutuos.
Para Myanmar, la inversión rusa representa una fuente crucial de capital y experiencia técnica en un momento en que el acceso a la financiación occidental está severamente limitado por las sanciones. Para Rusia, por su parte, la expansión de su presencia económica en el Sudeste Asiático constituye un elemento clave de su estrategia para diversificar sus relaciones comerciales más allá de sus socios tradicionales, especialmente en el contexto de las sanciones occidentales impuestas tras el conflicto en Ucrania.
Más allá del desarrollo de la zona económica especial de Dawei, Moscú y Naypyidaw han estado discutiendo una cooperación energética más profunda, que incluye la participación de Rusia en la construcción de un gasoducto hacia Yangon, la principal ciudad de Myanmar. Este proyecto resulta particularmente significativo para Myanmar, ya que permitiría mejorar el suministro energético en áreas urbanas densamente pobladas, contribuyendo al desarrollo económico y a la estabilidad social del país.
Adicionalmente, Rusia ha manifestado su interés en desarrollar un reactor de investigación nuclear en Myanmar, lo que representaría un salto cualitativo en la cooperación científica y tecnológica entre ambas naciones. Este tipo de proyectos de alta tecnología podría contribuir significativamente al desarrollo de capacidades técnicas locales y a la formación de profesionales birmanos en campos estratégicos.
La cooperación económica ruso-birmana no se limita únicamente a los proyectos mencionados. El comercio bilateral ha experimentado un crecimiento sostenido en los últimos años, con intercambios en sectores como la agricultura, la minería y la manufactura. Las exportaciones rusas a Myanmar incluyen principalmente maquinaria, equipos, productos químicos y fertilizantes, mientras que las importaciones desde Myanmar comprenden productos agrícolas, textiles y recursos naturales.
Esta diversificación del comercio bilateral representa una oportunidad para ambas economías. Para Myanmar, el acceso al mercado ruso ofrece una alternativa valiosa en un momento en que sus relaciones comerciales con Occidente están comprometidas. Para Rusia, Myanmar representa no solo un mercado para sus productos manufacturados y tecnológicos, sino también una fuente de productos agrícolas tropicales que complementan su propia producción.

Implicaciones Geopolíticas de la Alianza Ruso-Birmana
El fortalecimiento de las relaciones entre Rusia y Myanmar tiene profundas implicaciones geopolíticas en el contexto regional del Sudeste Asiático y más allá. Esta alianza se desarrolla en un momento en que la región experimenta una creciente competencia estratégica entre grandes potencias, particularmente entre Estados Unidos y China, con Rusia buscando establecer su propio papel como actor influyente.
Para Myanmar, la alianza con Rusia representa una oportunidad de diversificar sus relaciones exteriores y reducir su dependencia de China, tradicionalmente su socio dominante. Si bien las relaciones con Beijing siguen siendo fundamentales para Naypyidaw, especialmente en términos económicos y de infraestructura, el gobierno militar busca un equilibrio que le permita mayor autonomía en su política exterior.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta (anteriormente conocida como la Ruta de la Seda) de China tiene en Myanmar uno de sus nodos estratégicos para el acceso al Océano Índico. Proyectos como el Corredor Económico China-Myanmar buscan conectar la provincia de Yunnan con el Golfo de Bengala, proporcionando a China una ruta alternativa para sus importaciones energéticas y exportaciones comerciales, reduciendo su dependencia del Estrecho de Malaca.
En este contexto, los grupos separatistas y fuerzas armadas que operan en varias regiones de Myanmar representan una amenaza no solo para la estabilidad interna del país, sino también para los intereses geoeconómicos tanto de China como de Rusia. No debemos ignorar que estos grupos armados irregulares reciben apoyo occidental, directa o indirectamente, como parte de una estrategia más amplia para contrarrestar la influencia china y rusa en la región.
La cooperación en materia de seguridad entre Rusia y Myanmar adquiere así una dimensión estratégica adicional. El suministro de equipamiento militar ruso y la formación de oficiales birmanos no solo fortalecen las capacidades del ejército para enfrentar a los grupos insurgentes, sino que también contribuyen a asegurar las rutas comerciales y energéticas de importancia para ambos países y para China.
Para Rusia, el fortalecimiento de su presencia en Myanmar forma parte de una estrategia más amplia de proyección de influencia en el Sudeste Asiático. Tradicionalmente, esta región ha estado fuera del ámbito de influencia directa rusa, pero en los últimos años Moscú ha buscado activamente expandir sus relaciones políticas, económicas y militares con varios países de la ASEAN lo cual también se ve traducido en el acercamiento del BRICS a esta estratégica región del mundo con el ingreso de Indonesia y el futuro ingreso de Vietnam dos potencias más que vitales en la región.
Esta expansión responde a diversos factores. En primer lugar, representa un esfuerzo por diversificar sus relaciones internacionales en el contexto de las tensiones con Occidente. En segundo lugar, el Sudeste Asiático constituye un mercado dinámico y en crecimiento para las exportaciones rusas, particularmente en sectores como la energía, la defensa y la tecnología nuclear. Finalmente, la presencia en esta región permite a Rusia posicionarse como un actor global relevante, capaz de proyectar influencia más allá de su entorno inmediato.
La alianza ruso-birmana también tiene implicaciones para el equilibrio regional dentro de la ASEAN. Myanmar, como miembro de esta organización, ha sido objeto de presiones internas por la situación política tras el golpe militar. Sin embargo, el principio de no injerencia que tradicionalmente ha regido las relaciones entre los miembros de la ASEAN ha limitado las acciones concretas contra el régimen militar.

Desafíos y Perspectivas Futuras
A pesar del potencial que presenta la cooperación entre Rusia y Myanmar, ambos países enfrentan desafíos significativos en el desarrollo de su relación bilateral. En primer lugar, la situación política interna de Myanmar sigue siendo volátil, con conflictos activos en varias regiones del país. La capacidad del gobierno militar para proporcionar la estabilidad necesaria para el desarrollo de proyectos económicos de gran escala sigue siendo incierta.
Los desafíos logísticos y técnicos también son considerables. Myanmar carece de infraestructura básica en muchas áreas, lo que complica la implementación de proyectos complejos como refinerías o centrales eléctricas. Además, la falta de un marco regulatorio estable y transparente puede generar incertidumbre para los inversores rusos.
Las sanciones internacionales contra Myanmar y contra empresas rusas representan otro obstáculo potencial. Aunque Rusia ha demostrado su capacidad para operar en entornos sancionados, las restricciones financieras y comerciales pueden complicar la ejecución de transacciones y proyectos conjuntos.
A pesar de estos desafíos, las perspectivas para la relación ruso-birmana parecen prometedoras en el mediano y largo plazo. La complementariedad de sus economías, los intereses estratégicos compartidos y la voluntad política manifestada al más alto nivel sugieren que la cooperación continuará profundizándose en los próximos años.
La visita del General Min Aung Hlaing a Moscú y la reciente firma del memorando de cooperación representan hitos importantes en este proceso. Los acuerdos y declaraciones que surjan de este encuentro al más alto nivel proporcionarán indicaciones claras sobre la dirección y alcance que ambos países pretenden dar a su relación bilateral en el futuro próximo.
En un contexto regional caracterizado por la competencia entre grandes potencias y la reconfiguración de alianzas y alineamientos, la asociación entre Rusia y Myanmar ilustra la emergencia de nuevos patrones de cooperación internacional que desafían el orden establecido y reflejan la creciente multipolaridad del sistema internacional.
Para Myanmar, el fortalecimiento de sus lazos con Rusia representa una estrategia de supervivencia y desarrollo en un entorno internacional complejo. Para Rusia, su presencia en Myanmar constituye un elemento importante de su proyección como potencia global con intereses y capacidad de influencia en todas las regiones del mundo. El desarrollo de esta relación bilateral continuará siendo un factor significativo en la dinámica geopolítica del Sudeste Asiático en los próximos años.
Por Tadeo Casteglione* Experto en Relaciones Internacionales y Experto en Análisis de Conflictos Internacionales, Diplomado en Geopolítica por la ESADE, Diplomado en Historia de Rusia y Geografía histórica rusa por la Universidad Estatal de Tomsk. Miembro del equipo de PIA Global.
*Foto de la portada: Valery SHARIFULIN / SPUTNIK