“Condenamos categóricamente tales acciones. Llamamos al respeto incondicional de la soberanía e integridad territorial de Siria”, dijo en su rueda de prensa semanal la portavoz de Exteriores, María Zajárova.
John Kirby, portavoz del Pentágono, reveló el 25 de febrero que el presidente, Joe Biden, ordeno a las fuerzas estadounidenses perpetrar ataques aéreos contra la infraestructura utilizada por las milicias proiraníes en el este de Siria.
“Condenamos categóricamente tales acciones. Llamamos al respeto incondicional de la soberanía e integridad territorial de Siria”, dijo en su rueda de prensa semanal la portavoz de Exteriores, María Zajárova.
La diplomática confirmó el “rechazo de cualquier intento de convertir el territorio sirio en un teatro para ajustes geopolíticos”.
Varios diputados y senadores rusos también se demostraron su rechazo ante la situación, enmarcando como “ilegítimo” el ataque aéreo y advirtieron que las relaciones entre Washington y Teherán podrían volverse más tensas, mientras en medio se discute el acuerdo nuclear.
En noviembre pasado el presidente ruso, Vladímir Putin, en el medio de una videoconferencia con su homólogo sirio apoyó los esfuerzos de Damasco para garantizar el retorno de los refugiados al país árabe.
Putin, que ordenó en 2015 la intervención militar en Siria para evitar el derrocamiento de Asad, cuenta con dos bases militares en el país.
Según informó el Observatorio de Derechos Humanos, al menos 22 combatientes de milicias proiraníes murieron este viernes en el bombardeo de la aviación estadounidense en la provincia de Deir al Zur, en el este de Siria.
El Pentágono justificó su accionar alegando que esta acción es la respuesta a recientes ataques contra tropas estadounidenses y de la coalición internacional en Irak, así como de “continuas amenazas” contra este personal, días después del último ataque contra su embajada en Bagdad.
